Los Hombres y las Moléculas
Según Primo Levi, «destilar es hermoso; es una tarea lenta, filosófica y silenciosa». La destilación extrae las esencias de una mezcla, liberándola tanto de las sustancias más volátiles como de las más plomizas. Eso hace la poesía de Roald Hoffmann con la materia prima de su polifacética vida: sus primeros años en una zona cambiante y convulsa de Europa en la que ser judío fue sinónimo de miedo, clandestinidad y pérdida, el éxodo a través de la Europa de posguerra, la llegada en barco a Nueva York, los años de estudio interdisciplinar y de iniciación en la investigación científica...Todo ello calentado a fuego lento en el alambique de más de medio siglo de espléndido magisterio como uno de los químicos más destacados de estos tiempos, ingeniero de puentes entre ramas de la ciencia o entre ciencia y arte, ensayista, filósofo, iconoclasta del estilo científico, divulgador, viajero de mil leguas y esponja de mil culturas. En esta antología resuenan los ecos de su hablar pausado y su dicción esmerada, las frases bien hilvanadas que fluyen sin tropiezos ni circunloquios a través de los estrechos senderos de su sintaxis. La traducción de Luisa Pastor es una meticulosa redestilación, empeñada en no adulterar los aceites esenciales ni el significado preciso, sin desmochar tampoco las ambigüedades inherentes al lenguaje poético. He aquí la prueba, retomando a Levi, de que «reconocer o crear una simetría, colocar algo en su exacto sitio, es una aventura mental común al poeta y al científico».