La Quietud
La quietud cierra temáticamente la trilogía iniciada por Manuel García Pérez con Luz de los escombros y Las exploraciones. En cada uno de estos libros se manifiestan las obsesiones personales, las raíces propias, las experiencias fundantes de su poesía; la familia como ancla y brújula, la soledad como temple anímico, la muerte como horizonte y su voluntad de trascendencia. Pero más allá del exorcismo personal de la escritura como necesidad y tormento -que en Luz de escombros fue seña de identidad- o del repaso de la casuística del horror y los dramas colectivos de Las exploraciones - sesenta poemas desasosegantes, intensos, brutales, perturbadores y de una belleza inquietante y explosiva-, La quietud tiene una innegable vocación filosófica y está escrito desde la contención y la serenidad porque solo desde esa atalaya es posible el desvelamiento del Ser.