De los Días sin Abrazos
“Debería hablar de los textos que conforman este libro y no lo estoy haciendo.
Quizá porque espere que todos ellos hablen por sí mismos.
¿Por dónde íbamos?
La guerra.
Sí, la guerra ya es inevitable, pero no la que se refiere a la pandemia (esta pasará) (vendrán otras) sino aquella que debemos librar contra nosotros mismos como seres-en-el-mundo, también para no sentirnos culpables: es la guerra del corazón contra el egoísmo, la guerra de los abrazos contra el individualismo.
De ahí surge la idea de este libro, a sabiendas de que en estos días de confinamiento, con los teatros clausurados y los lugares de reunión prohibidos, somos como contrafuertes de la esperanza, aguardando el momento justo para salir de nuevo y batallar, de la misma forma que siempre hemos batallado: a campo abierto, con desnudez y con sinceridad, pero sobre todo con corazón.
De los días sin abrazos es un libro sincero, eso es lo único que se me ocurre añadir. No podía salir otra cosa, de todos modos.
Y ahora, vamos a apagar la luz de gas antes de que digan que todos los muertos fueron un accidente”.
Del prólogo de Julio Fernández.