(Viene de la primera parte) ¡Cuán solitaria yace Jerusalén, antaño tan repleta de gente! Ella, que fue grande entre las naciones, es ahora como una viuda. (…) Recuerda, ¡Oh, Señor!, lo que nos ha sucedido. ¡Míranos y contempla nuestra desgracia! Nuestras herencias han sido entregadas a extraños, nuestras casas a […]