Disertar sobre la pureza (sic) de la vida cultural en un artículo que tiene como protagonista a Wilhelm Furtwängler (1886-1954) entraña numerosos riesgos que estoy dispuesto a asumir. Defender sus palabras no responde de ningún modo a una elección azarosa de carácter personal, sino a una exigencia kantiana, imperativa y […]