Mi primer acceso a lo distópico fue el videojuego Myst. Lo concibieron en 1993 dos hermanos, Rand y Robyn Miller. Aficionados desde niños a la invención de mundos y a rolear en ellos, quisieron programarlos. Renderizarlos. Hacer visible en pantalla lo imaginado. Entonces no existía todavía un canon del videojuego, […]