El primer día que asistí a un concierto del barítono alemán Thomas Quasthoff tardé un cuarto de hora en poder oírle. Como la mosca en la telaraña, mis ojos habían quedado atrapados en su cuerpo, de tal forma que quedó anulada mi capacidad auditiva. Víctima de aquella maldita talidomida, Quasthoff […]