Los matemáticos somos gente dada al entusiasmo. Quizá no se nos vea por las facultades o las empresas gritando como energúmenos, dando saltos o abrazando al primero que nos encontramos, pero esto es porque nuestro entusiasmo no necesita en general de expansiones públicas ni juerga vocinglera. Es un entusiasmo íntimo. […]