Aquello no podía ser cierto. Sería la mirada emborronada de un domingo a las 7:30 de la mañana. O el insomnio, que llama más veces a la puerta de madrugada que el lechero de Churchill. Aquel engrudo color terracota que cubría los involtini di melanzane rellenos de mozzarella, y su […]