Qué espectáculo lamentable damos los adictos a Thomas Bernhard, cada vez que nos ofrecen unas nuevas migajitas póstumas. Nuestro autor murió en 1989 y hace tiempo que solo quedan retales. Los editores saben de qué somos capaces, hasta dónde estamos dispuestos a rebajarnos, a transigir, y abusan. Lo que viene […]