Algo empezó a torcerse desde el momento en el que la bandera de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo, allá por 1984, se izó conforme la habitual fanfarria trompetera. Se izó al revés, ay, por un descuido. Yugoslavia existía todavía, pero el nacionalismo, reprimido largos años bajo la anestesia […]