A Gunvor Galtung Haavik, discreta empleada del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego, le atormentaba un pensamiento en vísperas de jubilarse: ¿Cómo podía llevar casi treinta años espiando para los soviéticos sin haber sido nunca comunista? Hubo que rescatar su confesión entre un mar de lágrimas. La suya había sido una […]