¡No puedo!, exclamó temblando Witold Gombrowicz, con su equipaje a cuestas. Y baja apresuradamente del transatlántico al que había diez minutos antes embarcado, ese que se aprestaba a zarpar de regreso hacia el puerto de origen en Polonia. Marian Witold Gombrowicz, así figuraba en la carta de porte, había arribado […]