Cinco de la madrugada. Noche sin luna. Del piloto sudafricano solo se aprecia la brasa de su cigarrillo en los márgenes de la pista. Huele a queroseno. Las últimas gotas de lluvia refrescan la noche del trópico y abrillantan el asfalto del aeródromo de Bangui. Antes, cuando no existía la […]