En los poemas de Robert Frost, los árboles aparecen a menudo azotados por el viento y la lluvia, y mientras los troncos permanecen casi impasibles, las ramas se doblan y acaban perdiendo su rigidez, inclinándose para sobrevivir, como si supieran que de no hacerlo la naturaleza les quebraría. Resulta difícil no ver […]