Primero cambió su nombre. Un pequeño anticipo de una profesión camaleónica y forzosamente impostora. «Ser Óscar Hernández en Miami es como ser John Smith en cualquier sitio. Hay quince páginas en el listín telefónico […]
Primero cambió su nombre. Un pequeño anticipo de una profesión camaleónica y forzosamente impostora. «Ser Óscar Hernández en Miami es como ser John Smith en cualquier sitio. Hay quince páginas en el listín telefónico […]