Zora Neale Hurston sabía que estaba inmersa en una etnografía, esa versión ralentizada, pacífica e intencionada del reporterismo, cuando por fin pudo viajar a entrevistarse con Kossola, un anciano reticente, muy herido y de peor memoria, que había vivido la peor de las historias y no iba a ponérselo fácil. […]