Disfrutaba tensando las costuras de sus adversarios hasta descoserlos. Arrancaba con aperturas consistentes y ganada la iniciativa, les torturaba sin descanso. Bailaba a su alrededor, entrando y saliendo en su distancia, como Muhammad Ali. O desataba ataques virulentos dignos de Bobby Fischer. Pasada la cuarta hora era raro que se […]