Cine de cómic alejado de los trajes ajustados de colores chillones y de esos vengadores con infancias traumáticas, gadgets imposibles, superpoderes adquiridos y una ética moral tan difusa como para ejercer toda justicia por su mano.
Continuación del repaso a las imágenes de la pantalla grande que nacieron en las páginas de los tebeos y cuya matriz primigenia la gente ha olvidado entre tanta armadura y complemento mainstream.
La familia Addams
Pese a que la gran mayoría había oído hablar de una la versión televisiva de melodía pegajosa y competencia directa de La Familia Monster o de una serie de dibujos animados setentera de Hanna-Barbera lo cierto es que el origen de la disfuncional familia Addams se remonta a unas macabras viñetas de humor publicadas con bastante éxito en The New Yorker desde 1938 hasta la muerte de su autor Charles Addams en 1988.
Barry Sonnenfeld dirige a principios de los noventa la adaptación a la gran pantalla, gags oscuros y un casting que reunía a Raul Julia, Anjelica Huston, Christopher Lloyd o una prepuber Christina Ricci en una comedia negra de excelente factura y una banda sonora capaz de fundir cerebros de adolescentes al combinar los bailoteos de Mc Hammer con Morticia Addams y compañía. Dos años después se generó una secuela (La Familia Addams: La tradición continua) con el mismo reparto y Sonnenfeld de nuevo batuta en mano, que resultó mucho más divertida.
Por último en el 98 surgió otra subespecie de film horroroso directo a vídeo con Tim Curry y Daryl Hannah (La familia Addams: La reunión) del que, gracias a dios, nadie se acuerda.
Dylan Dog
Sin fecha concreta para su estreno en España parece hallarse aún la adaptación americana a la gran pantalla de los comics del italiano Tiziano Sclavi. Casi que mejor porque la versión de celuloide dirigida por Kevin Munroe es una tontorrona comedieta de acción más cercana al cutrerio de Buffy cazavampiros que al sabor pulpero, carácter surrealista (con homenajes a Magritte entintados incluidos) y melancólico humor negro de la obra original que llevó a escritores como Umberto Eco a sentenciar “Puedo leer la biblia, a Homero o Dylan Dog durante días y días sin llegar a aburrirme”. Las historias de Sclavi lo presentaban como un detective bohemio enfrentado a todo tipo de amenaza sobrenatural y la reciente película lo convierte todo en una suerte de Scooby Doo eliminando a Groucho (en los tebeos un personaje que se cree Groucho Marx actúa como compañero de Dylan) por problemas de derechos y llevándose de regalo una merecida paliza por parte de la crítica.
Mucho más cercana a la obra original se encontraba Mi novia es un zombie (Dellamorte Dellamore en su título original) película italiana basada en un libro del mismo Sclavi protagonizada por un Rupert Everett (quién curiosamente había inspirado la imagen de Dylan Dog) dando vida a una especie de alter ego no oficial de Dylan y luciendo tanta similitud con el cómic (los enfrentamientos con lo paranormal o la referencia no disimulada a la pintura de Magritte) que de haber llevado el título del tebeo no habría desentonado en absoluto.
Ghost World
Daniel Clowes cultivó en las páginas un notorio status y una visión muy personal del mundo. En la serializada Ghost World presentaba al lector a dos jóvenes adolescentes bastante alienadas durante los principios de los noventa que vagaban por la ciudad criticando a la gente en general y la pop culture en particular. El éxito del libro entre los futuros pastagafas llevó a una adaptación a la gran pantalla de la mano de Terry Zwigoff quién ya había demostrado cierto cariño hacía el bocadillo de cómic al dirigir el film Crumb centrado en la vida y milagros del también mítico Robert Crumb. La película de Ghost World logró una nominación al Oscar por la adaptación del texto llevada a cabo por el propio Clowes y estaba protagonizada por Tora Birch y una Scarlett Johansson que aún no se había convertido en diana del onanismo de medio planeta.
300
Cómic de 1998 en el que Frank Miller ilustraba su particular versión de la batalla de las Termópilas (inspirado por la película El león de Esparta) con un ejército formado por los trescientos espartanos del título marchando eternamente cual excursión colegial y clavando espadas en todo lo que se les cruza por el campo de visión cual bestias pardas. El libro gozaba de esa estética tan de Miller alegrada por el coloreado de su entonces esposa Lynn Varley. De la adaptación se hizo cargo Zack Snyder filmando a un casting con más abdominales que los físicamente posibles sobre un croma para luego pasarlos por mil filtros de photoshop y meterles épicos planos en super slow motion hasta para atarse los cordones de las sandalias. El resultado es visualmente muy llamativo y bastante entretenido dentro de su simpleza, incluso con las licencias fantásticas en forma de bichejos y lo mucho que se presta todo (Xerxes y su látigo incluido) al chiste gay pride.
El pato Howard
Howard era un pato creados en el seno de Marvel cómics por el escritor Steve Gerber y el dibujante Val Mayerik. De carácter satírico y autodenominado por los autores como un cómic existencialista que se revolcaba en la meta-parodia dejó por el camino el rollo filosófico para convertirse en una película ochentera bastante mediocre producida por George Lucas con enano disfrazado de Howard animatrónico que marcó para bien o para mal a muchos adolescentes con la inquietante tensión sexual entre el pato y el personaje de Lea Thompson. Zoofilia palmípeda mass media.
María y Yo
Miguel Gallardo es un mítico de la escena underground patria puesto que es uno de los autores de Makoki personaje contracultural que adquirió especial notoriedad durante los años ochenta. Su obra más actual se decanta en cambio por el tono biográfico como demuestra la publicación de Maria y Yo, más que un cómic una especie de cuaderno de notas sobre cómo funciona la relación de Gallardo con su hija autista y la de esta con el mundo que la rodea. Félix Fernádez de Castro, galardonado realizador publicitario, decidió en 2010 convertir la obra de Gallardo en un documental sobre la relación de padre e hija. Una arriesgada propuesta cuyo mayor logro es agarrar una situación a priori cargada de drama y convertirla en un alegato del optimismo vital.
Virus
Dark Horse Comics publicó Virus en 1992, una historia sobre un alien aficionado al Mecano que Chuck Pfarrer escribió como guión de cine pero acabó vendiendo como historieta de cómic. Unos siete años más tarde una película basada en el tebeo y protagonizada por Jamie Lee Curtis, William Baldwin y Donald Shutterland vio la luz. La calidad de la misma la ha dejado clara recientemente la propia Jamie Lee Curtis en más de una entrevista: “Esa película es una mierda. Es increíblemente mala, de lo peor. [..] La única razón para estar en una cinta así es porque después cuando tus amigos dicen tener en su haber una película mala puedes decir, ‘Aaaah yo tengo la mejor de todas, yo tengo Virus’”.
Wanted
Wanted es una adaptación zorrona de un cómic del mismo nombre de Mark Millar y JG Jones, zorrona porque agarra muy poco del material original (en donde un protagonista pringadillo y amoral se dedica a sacarse la carrera de supervillano a balazos) y prefiere convertir el show en un desmadre hiperbólico donde pasarse de rosca en las acrobacia imposibles parece ser el motor vital. Dentro del género no escrito de las mindless action movies Wanted con sus balas disparadas con efecto y sus excesos en las secuencias de acción resultaba realmente divertida, incluso cuando todos los talibanes del tebeo se llevan aún las manos a la cabeza por el sacrilegio cometido.
Los Pitufos
El belga Peyo creó a los pitufos en 1958 y les concedió un año después una historia propia, popularizados tanto por los tebeos como por la serie de dibujos animados los azulados personajillos gozarían de dos aventuras animadas en el cine antes de llegar de nuevo en 2011 a las pantallas en forma de adaptación que mezcla CGI con actores reales. El encargado de dirigir el invento es Raja Gosnell, en cuyo curriculum figuran cosas como Beverly Hills Chihuahua, Nunca me han besado o las insufribles dos entregas de Scooby Doo con lo que lo vergonzoso y mongólico del resultado (que traslada a los pitufos a Nueva York a través de un portal mágico y los convierte coleguitas de Neil Patrick Harris) era de preveer. Hank Azaria también anda por ahí haciendo de Gargamel, y la excesiva campaña de promoción del film llegó a pintar por completo de color azul un pueblo de este lado del charco. Lo que hay que ver.
El Cuervo
Cómic de J.O Barr que gozó de bastante éxito y un pequeño culto en la escena underground de 1989. Protagonizado por un vengativo personaje llamado Eric que se pasaba las viñetas vengando la muerte de su novia tras ser resucitado por un cuervo y haciéndose cortes cual Emo aburrido un domingo por la tarde. La adaptación fílmica de 1994 realizada por Alex Proyas fue protagonizada por el malogrado hijo de Bruce Lee, Brandon Lee, quién falleció durante el rodaje debido a un impacto de bala en una de las secuencias, lo que llevó a crear todo tipo de especulaciones misteriosas sobre un asesinato concertado. La película fue completada añadiendo digitalmente el rostro de Lee al extra utilizado para rodar las secuencias pendientes y gozó de popularidad gótica y el beneplácito amable de crítica. Dio lugar a secuelas bastante lamentables (El Cuervo: Ciudad de ángeles, El Cuervo: Salvación y El Cuervo: La plegaria maldita) y a una serie de televisión llamada El Cuervo: Escalera al cielo protagonizada por Mark Dacascos.