Cazador de sonrisas

Cazador de sonrisas es un cómic de Agustín Ferrer que te seduce a primera vista. Está tan bien dibujado, tan bien coloreado, que da un tremendo vértigo empezar a leerlo. Esto es a causa de las malditas expectativas, ya saben. La experiencia nos dice que es muy difícil tropezarse con una portada por azar —vía Twitter para más inri— que te cautive y luego encontrar un guion sin fisuras capaz de emocionarnos.

Cazador de sonrisas lo consigue y de qué manera. La narración arranca con el clásico recurso del relato dentro de otro relato —piensen en Sherezade, no en Murakami, y los más audaces que lo hagan con la voz en off de El manuscrito encontrado en Zaragoza—. Es en este preámbulo, mientras dos doctores conversan sobre «la estética de los alambres y las placas que apresan las sonrisas» durante un congreso de odontología, cuando el lector cae dentro, completamente atrapado en la intriga que comienza. Quizá ya sepan que «Algunos estomatólogos disfrutan con la angustia de sus pacientes cada vez que pisan su consulta… ».

La trama principal cuenta historia del dentista Herbert F. Dunne —intuyo que Agustín Ferrer pertenece a la casa de los Atreides—, una persona amable con un pasado oscuro en la guerra de Corea y con unas parafilias extrañas para la american way of life de los sesenta, aunque muy comunes en estos tiempos posmodernos desde el éxito cinematográfico de Crash: le encantan las adolescentes con aparatos metálicos en la boca. Sin duda todo un mundo para explorar por los amantes del Hot pussy & hierritos oxidados de la secta secreta del Nido del Escorpión.

Su antagonista, Warren J. Edwards, es un militar en activo inspirado en el sargento Hartman de La chaqueta metálica que tiene completamente controladas a su mujer y a su hija adolescente, puño mediante, y que como imaginará el lector acuden a la consulta del doctor Dunne. Ambos hombres tendrán algún desencuentro que se pondrá de manifiesto a base de hostias.

El cómic apareció en septiembre y la primera impresión al verlo te conecta directamente con el gran maestro Miguelanxo Prado, y más concretamente con la luminosa Quotidiana Delirante. Esta conexión se da exclusivamente en el apartado visual, claro, porque mientras Quotidiana es un conjunto de historias autoconclusivas sobre la estupidez humana que nunca pasa de moda, Cazador de sonrisas es una novela gráfica en clave de thriller con una trama tan brillante que si hubiese tenido como protagonistas entes mitológicos atormentados viviendo en el planeta Oniris en lugar de la archiconocida típica familia americana, la podría haber firmado el mismísimo Neil Gaiman.

Grafito Editorial son los artífices de que tengamos este tesoro en el mercado. Se trata de una nueva editorial orientada, según dicen en su web, a un público que quiera disfrutar de una buena historia, un buen dibujo y una edición de calidad a buen precio… y si encuentra algo mejor, cómprelo. Desde luego Cazador de Sonrisas es el mejor comienzo que podían tener. Les deseo desde aquí toda la suerte del mundo. Pueden adquirir el cómic en su página web.

Agustín Ferrer, dibujante y guionista de esta historieta nouvelle vague de la nouvelle vague —un clásico— se define amante de la línea clara y de las historias oscura. Estudió arquitectura y hasta hace poco combinaba su trabajo en este sector tan cool con el cómic consiguiendo veintisiete premios. Como hijo de la generación de la Coca-Cola Light se atrevió a dejarlo todo para salir del trabajo antes que el jefe y Cazador de sonrisas es el resultado.