«Mr Crowley» de Ozzy Osbourne, «Shout at the Devil» de Mötley Crüe, «The Number of the Beast» de Iron Maiden o los pentagramas satánicos escaparateados por Slayer. En los ochenta, la edad de oro del heavy metal, la asociación con el mal venía de serie y, heredando aquella mística maligna de los primeros discos de Black Sabbath, prendía en no pocos adolescentes por aquello de la querencia intrínseca contra lo dictaminado por los padres.
En el mapamundi de la música popular, los ochenta fueron territorio federalizado, los estilos nítidamente separados por fronteras impermeables. Ello conllevó una fidelización del cliente que contemplaba cláusula de exclusividad. Esta compartimentación se reflejó fielmente en las calles y los conciertos a través de las tribus a las que uno se adhería con patente de autenticidad. Indudable e inevitablemente, algún soldado, algún warrior, era susceptible de gustar de alguna canción perteneciente a una tribu o género enemigo. Jamás lo confesaría y llevaría aquello en la más secreta intimidad. Si le gustaba más de una y más de dos y eso llevaba a una banda y la banda a todo un género, no quedaba otra que convertirse. Hacerse tránsfuga y cambiar de amigos como cuando se cambia de instituto.
En España el metal era el heavy como los Stones eran «los Rolin». No importaba que ninguna de las bandas que poblaban el panorama se refiriese al género en esos términos —bien se reivindicaban como bandas de rock o bien, entre algunas de las clásicas y entre los subgéneros que fueron extremando dureza y velocidad, invocaban al metal, incluso al metal verdadero—.
Desde fuera el heavy era observado con una simpleza que no se correspondía con la realidad de un multiverso de ortodoxos, innovadores, tradicionalistas, vanguardistas y aperturistas. El heavy eran las mallas, los chillidos y los punteos. y era un género de malotes. Menospreciado desde las corrientes del predominio sintético, poco valorado por un anarco-punk que renegaba del populismo, con su pequeña cuota en la radiofórmula y el Tocata poniendo un vídeo o actuación por semana, no llegó a ser mainstream como sí lo fue el hard rock en los Estados Unidos. La música popular no era aún un mercado único y superventas como Def Leppard apenas facturaron en España mil copias del exitoso Pyromania. O eso decían las crónicas. Con los años las discográficas transigieron un poco y a través de Los 40 los pijos asumieron sin traumas los pelotazos de Whitesnake, Bon Jovi, la melodía nórdica de Europe e incluso el boom del segundo disco de Poison (Open Up and Say….Ahh!, 1988). Para aquel entonces ya se había publicado por fin, aclamación popular, el debut de Guns N’ Roses, con meses y meses de retraso respecto a los EE. UU. La discográfica Geffen espabiló, introdujo a España en su mercado de preferentes y ya con Nirvana viviríamos el fenómeno superventas de forma simultánea al resto del mundo civilizado.
Como común denominador del eclecticismo heavy sobresalía, empero, esa etiqueta maléfica de lo marginal y antiacadémico. Las muñequeras de pinchos, el negro tizón y los diabólicos cuernos como santo y seña de la experiencia religiosa.
Entonces llegó Bon Jovi.
Lo de la malignidad del heavy y su influencia negativa entre los jóvenes, su condición amenazante sobre las buenas costumbres, pasó de lo anecdótico a lo reseñable cuando una serie de marujas jóvenes decidieron que había que poner freno. El sexo desordenado y salvaje, el nihilismo y el diablo entraban en cada póster, revista, estribillo y aullido. Ozzy arrancando la cabeza a una paloma de un mordisco, Blackie Lawless (W.A.S.P., acrónimo apócrifo que rezaba We Are Sexual Perverts) con una sierra radial en la entrepierna, tribunales juzgando si alguna letra había inspirado el suicidio de algún joven y así.
La asociación venía de antes, cuando los padres fundadores del género, léase Led Zeppelin y Black Sabbath, se vieron rodeados de controversia, los segundos por su impronta negra y los primeros por aquello de los presuntos mensajes satánicos que se percibían al poner sus vinilos marcha atrás. Esa leyenda se agrandó con el supuesto mal karma que habría envuelto a los Zep —la muerte de John Bonham y de Karac, el pequeño de Robert Plant— a propósito de las brujerías de Jimmy Page. En los ochenta la imaginería diabólica se expandiría de forma explícita con subgéneros tan bucólicos como el black metal, con los Venom (Cronos, Mantas y Abaddon) como creadores de la marca.
Y así, antes de que el rap escandalizara, el hard rock americano estuvo en la diana de las guardianas de las buenas costumbres. Tipper Gore, esposa de Al, entonces futuro vicepresidente, futuro aspirante fracasado a la presidencia, futuro apóstol de los peligros del cambio climático, sobresalió como cabeza visible de la cruzada para quemar los vinilos heavy en las plazas de los pueblos bajo relojes como el de Regreso al Futuro, donde Marty McFly enseñó a Europa, con su punteo famoso, que él mismo interpretara, que el heavy no era materia exclusiva de arrabal sino también sano frenesí para la clase media. El vehículo para semejante cruzada se llamó PMRC y en el tercer disco de Megadeth Dave Mustaine le dedicó la canción «Hook in Mouth». El PMRC (Parents….) abogó por la censura y publicó en 1985 la denominada filthy list, glosando las quince canciones más indignas en función de sus letras inductoras de sexo y masturbación, drogas y alcohol, ocultismo o violencia.
El clásico arranque de los videoclips de Twisted Sister para «I Wanna Rock» y «We’re not Gonna Take It» desafiaba, con el quinceañero como álter ego, los cánones de la sociedad yuppie y tecnificada, el reaganismo, que sucedía a la crisis del petróleo de los setenta. Esa rebeldía un tanto naíf se complementaba con la apología sexual que, coincidiendo con la irrupción del sida, emanaba de la Costa Oeste. Dos vídeos de Kiss, el directo de la gira Animalize (Live Uncensored) y el Exposed, lo resumen bien: Paul Stanley escenificando chistes verdes para presentar letras tan sutiles como la de «Fits like a Glove»: («’cause when I go through her / it’s just like a hot knife / a hot knife through butter») o la banda habitando una mansión Playboy con la rubia enlacada y tetona como actualización del perfil escultórico griego.
Funcionaba y no en vano las discográficas alentaron la especie de la banda festiva con cantante buenorro, una estirpe que había estrenado David Lee Roth en Van Halen y fue continuada por el David Coverdale (Whitesnake) oxigenado y una larga galería de frontmen rubios con Brett Michaels (Poison) como guaperas destacado. El prototipo de rubio musculado y pecho lobo aparejaba la banalización de la mujer como cañón sexual de revolcarse sobre el capó y con un currículo curtido de capitanías de cheerleader y concursos de camiseta mojada. Este contexto daba pie a portadas como Cherry Pie, el debut de Warrant. La tarta era eso.
Luego estaba la muerte. En el garaje, revivalizado durante la década, se hacía fanfarria de la ultratumba y la zombilandia, pero los heavys se ponían más serios A través de una constante apología, venga death por aquí y venga kill por allá, muerte y destrucción para todos. En los subgéneros del thrash y el speed, por ejemplo, no se era nadie sin un buen overkill en las credenciales.
Y por supuesto, el alcohol. Siendo el metal un género cuya parroquia era abrumadoramente menor de edad y siendo los Estados Unidos un territorio donde la edad legal para privar ascendía a los veintiún años, sobresaltaba a los puritanos la apología etílica de bandas como Metallica, con el seudónimo Alcoholica en el merchandising, cuyos miembros a veces parecían ir a comisión de marcas como Heineken. Y en el 87 aterrizaron Guns n’ Roses para hacerle a Jack Daniel’s la campaña internacional más fecunda de su historia.
Pero entre tanto océano de lujuria, herejía y borrachera, un puñado de almas blancas introdujeron en el heavy una amalgama de mensajes positivos, buenrollistas e incluso en sintonía con las alacenas de la clásica cocina americana según el modo de vida americano a lo Ronald Reagan.
Bon Jovi abrió la senda, dijimos, de un rock duro con yerno aceptable. Pinta sana, sonrisa Profidén y novia formal. En las antípodas, como Nueva Jersey de Los Ángeles, de la macarrería de unos Mötley Crüe que amenazaban con desvirgar a todas las jovencitas ideales del país. Tal como la portada de Invasion of your Privacy de Ratt:
Luego estuvieron White Lion, grupo liderado por Mike Tramp, un joven de origen danés —como Lars Ulrich, como el terrorífico King Diamond— que en los primeros ochenta había sido frontman mojabragas teen al frente de Mabel, una banda juvenil que tuvo su minuto de gloria de Superpop en España según da fe la grabación del programa Aplauso.
El de White Lion era un hard rock suave sustentado en la voz quejicosa de Tramp, muy a lo Manzanita, y en los arpegios constantes del formidable guitarrista Vito Bratta. Un bello león blanco en el disco de debut representaba el contrapunto a la retahíla de bichos, sangre o pibones tetudos que poblaban los álbumes de las bandas y solistas congéneres. Con hitazo en el debut, la bonita «Wait», un romántico canto al amor puro y verdadero, con la resistencia a la infidelidad como mensaje central, el segundo disco reforzaría esta premisa introduciendo clamores ecologistas («Little Liar») y alegatos contra el divorcio («Broken Home»).
El buen rollito en la Costa Oeste lo produjeron los Ennuf Z’Nuff. Con los Beatles supurándoles en cada melodía del verso, aderezado ese influjo con guitarras hard a lo Cheap Trick, estos también predicaron mensajes alegres con sonrisa, en este caso el pacifismo, siendo el símbolo de la paz logo del grupo y de la portada del espléndido debut.
Aunque para positivo, el cristianismo. Stryper, enfundados en equipaciones negriamarillas postularon sin disimulo los salmos al hacedor y su cruzada contra el diablo. To Hell with the Devil se llamó su debut, musicalmente un continente más del hard rock —a menudo irritantemente dulzón— que constituyó una de las fórmulas más exitosas de la época.
Cristianos también, favoritos de la prensa musical británica pero no tan vergonzantemente anclados a la estética de la época, King’s X sí representaron un matiz diferencial en la música, combinando beatlemanía con rock progresivo y soul negroide. Su tercer álbum, ya en los noventa, se tituló Faith, Hope, Love. Casi nada.
Y en términos radicalmente distintos pero con la misma lejanía respecto a las propuestas malotas, los rubios champú Timotei de Nelson surgieron como la versión blanca y lacia de Milli Vanilli o la respuesta melenuda y guitarrista a los ingleses Bros. Un producto cargado de yernismo.
Volviendo a la calidad que sí ofrecían unos King’s X, hubiera sido interesante cotejar en la década siguiente si el minoritario bien se conseguía imponer al estereotipado mal. Pero tal batalla no se lidiaría porque el género, tan millonario en ventas, se fue literalmente al carajo en un plis plas.
La mercantilización del mal denominado rock alternativo, la implosión del grunge, la popularización del techno como banda sonora del arrabal, la definitiva entronización del hip hop, el concepto de fusión como cajón de sastre para reciclajes y, en fin, la necesidad industrial de que una nueva moda se superponga a la anterior apestaron al heavy. El mercado del escándalo sería explotado en los primeros noventa por Madonna —una reincidente— y más adelante por Marilyn Manson.
Fue curioso contemplar a mediados de los fructíferos noventa un videoclip en el que Bon Jovi hacía burla indisimulada de algunos de los nuevos ídolos, de gente entonces prominente en el mundillo como Courtney Love (Hole), Eddie Vedder (Pearl Jam) o Trent Reznor (Nine Inch Nails). Pareció una osadía, pero lo cierto es que no mucho después esa gente cool había sido postergada al segundo, tercer o invisible plano en tanto que el bueno de Jon seguía sacando discos millonarios en ventas en virtud de la lealtad de una base de fans que creció en edad con la banda y sigue, a día de hoy, tan devota como siempre. Bon Jovi se beneficiaron de no pertenecer a ninguna cuadrilla concreta y ello permitiría a la banda navegar por un afluente paralelo a los ríos del mainstream, donde la moda de hoy será un periódico viejo y ya leído mañana.
No recuerdo si eran los gustos o la popularidad lo que tenían poco que ver con la calidad. El caso es que de los ochenta a los noventa, mientras las producciones derivaban hacia formatos bailables, las lacas y demás parafernalia glam dieron paso al rústico Seattle y los grupos de fusión como Red Hot Chili Peppers coparon las vacantes que el heavy dejaba en los áticos reservados a superventas. De golpe y porrazo, ser heavy era un anacronismo así que sigilosamente esa muchedumbre se vistió de franela y renegó radicalmente del símbolo de los cuernos. De repente todas las pirotecnias de lo que Kurt Cobain despreciaba como cock rock fueron desarticuladas. Y es que desde su nacimiento, invariablemente cocinado en despachos de las discográficas multinacionales, toda corriente está destinada a desembocar en el desierto. O así funcionó la cosa hasta las descargas.
Allí, en ese erial, yacen los esqueletos de pez de todo hype que se precie. El reflejo que alguno escupe de vez en cuando a un rayo de sol llega casualmente a un músico en ciernes que se tiñe de influencia. Y cuando esa influencia reverbera y cuaja entre una población significativa de intérpretes, tenemos un revival.
Ojalá un revival del hard rock buenista.
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No os podéis hacer a la idea el ascopena que me da oir cuando en emisoras tipo Rock FM te intentan vender como lo más de lo más del rock «auténtico» a los pijomoñas de Bon Jovi.
Que a ti no te guste Bon Jovi no les hace menos rockeros ni menos «auténticos». Keep the Faith o Livin’ on a Prayer son cancionazas. Que Jon Bon Jovi sea más guapo que cualquier One Direction y además buen vocalista, o que tenga canciones románticas, no le hace menos músico ni menos «auténtico». Si el tío quiere componer canciones románticas porque sigue con su novia del instituto, lo que sería falso y posturitas sería que se pusiera a cantar en pesimista, satánico y con voz Trash Metal.
Bon Jovi es Bon Jovi, con el estilo de Bon Jovi: rock optimista y alegre. Eso no les hace menos rockeros, ni peores compositores, ni convertirá en mal guitarrista a Richie Sambora. Todo el día no va a ser In Flames.
Bon Jovi no hacía heavy metal, hacía un sucedanio (no me gusta de todas formas). De todas formas me alegra que el heavy sea ahora un estilo medio muerto y que se arrastre; es una copia barata y degradada del hard rock. Pudriros hevarras!!!!
1. Sucedáneo no sucedanio. Pudríos no pudriros. «…de todas formas). De todas formas…» Esto se llama reiteración y es una muestra de falta de habilidad comunicativa.
2. Debe ser tu desconocimiento musical el que el habla al afirmar que el heavy es una «copia barata» del hard rock. Tal vez la palabra que buscabas es «derivado». Busca en el diccionario de la RAE, verás que no son lo mismo.
3. Supongo que tienes 15 años y has tropezado por casualidad con esta página. Si ves los comentarios tanto de este artículo como de otros comprobarás que no se suele faltar al respeto a los demás. Por supuesto no puedo llevarle la contraria a lo que quieres expresar en tu comentario ya que haces uso de tu libertad de expresión, sin embargo te recomendaría que no expusieras comentarios del tipo «Pudriros hevarras!!!!» en esta web y en su lugar accedieras a otras páginas donde el bajo nivel de tus comentarios no llame tanto la atención.
Por último, te pido perdón si alguna de mis palabras te ha molestado y por supuesto eres libre de no seguir el consejo que te acabo de dar y que en ningún momento has pedido.
«Moñas» es justo lo que siempre pienso cuando escucho a In Flames.
No sabes la lástima que me da cuando la gente que va de rockera es tan ciega.
1) Rock FM es una emisora de radio que esta cubriendo un nicho radiofonico que nadie cubre. Aunque no sea suficiemtemente rockera para ti la pones porque no hay nada ni parecido en el elenco de emisoras FM. Cuando era más rockera «pura» la escuchaba menos gente y no era viable economicamente. Hoy por hoy es el Kiss FM del rock, sí, pero la musica que ponen no es mala en absoluto, solo que los viejos rockeros la tenemos muy vista.
2) Bon Jovi, con todo el ascopena que te pueda dar es un músico, vive de vender discos y hasta se lo pasa bien haciendolos. A ti te molesta que sea un tio capaz de mantener el exito 30 años, pero ahí esta, llenando conciertos de rockeros, de sus hijas 15 añeras, de sus mujeres pijillas pero que no les molesta una guitarra electrica etc. No olvides que quien quiere vivir de la musica tiene que hacerla un negocio y adaptarse. De esa parte chapó por Bon Jovi. Y, aunque tambien te moleste, su musica pese a las letras edulcoradas, no es mala y es bastante pegadiza, cosa positiva en el negocio de la musica.
Se menos hater y aprende a tomar las cosas en contexto. Un saludo
Chapeu a tu comentario.
Hasta el hartazgo se ha acordado ya, por unanimidad que Zepp no eran heavy, sonaban alto pero no eran heavys, en dado caso Deep Purple tenían más méritos para hacerse del título.
La respuesta en EEUU a la ola británica de HM, léase Judas Priest-Iron Maiden-Motorhead y los agregados de ACDC, no fue otra que descafeinar el movimiento, surgiendo así esa pléyade de bandas jóvenes con cantantes prototipo de bañista californiano.
Pero al repetir hasta la saciedad los estereotipos se llegó a una saturación del mercado que dio al traste con ese HM, y que bien que pasó, era verdaderamente insoportable ya, escuchar cosas como Twisted Sister.
Hasta antes del álbum negro, Metallica y sus secuaces, Slayer-Sepultura-Megadeth-Antrhax, habían devuelto al Heavy algo de su esencia, al mismo tiempo, el género confinado a una eternidad de tinieblas,ahí donde debe estar.
Se me hace raro responder a tu mensaje para defender a Twisted Sister, ya que tampoco es que sean santo de mi devoción, pero no hay que perder de vista que el leitmotiv del glam era la diversión pura y dura y que , incluso siendo tan básicos como eran, consiguieron un par de himnos con los que muchos grupos considerados «serios» ni siquiera soñaron poder tocar. Ahora bien, los clips son de cárcel.
Si si, tienes razón en ese aspecto.
Me viene a la mente las palabras del mismísimo Debe Snider, en el sentido de que el ambiente en general ya era insoportable, con bandas surgiendo de todos lados y que no hacían sino fungir de lastre para el HM.
Él mismo se alegró enormemente cuando todo eso acabó.
Creo que ahora se dedica a ser locutor de radio.
Estoy de acuerdo. El glam rock murió de éxito.
Exacto. Led Zeppelin no eran metal, de hecho odian con todas sus fuerzas que se les tilde como tal. Eran Hard Rock, del de verdad, del bueno, del que tenía influencias de la música negra, y sin solos de guitarra que no venían a cuento.
Sin animo de ofender tu comentario denota un gran desconocimiento sobre lo que era Twisted Sister.
Pero es algo muy habitual, se les considera una banda de garrulos que tuvieron «suerte» con dos hits y listo, pero la historia detras de esta banda es muchisimo mas profunda.
Recomendaria el excelente libro de Dee Snider «Shut up and give me the mic» para un mayor detalle de lo que yo pueda decir, al margen de gustar o no la banda, es cojonudo.
Una historia de como llegaron a ser la banda mas popular de Nueva York sin tener un disco en el mercado llenando recientos de miles de personas con autopublicidad, de los mil y un pesares para firmar con una discografica, de los 2 discazos de hard rock que sacaron antes de «Stay Hungry» (el disco que les popularizó), de su actuación en Donington del 82 apadrinados por Lemmy al que dejaron apabullado (ese concierto está en youtube y es impresionante), de la historia detras de sus ya dos legendarios videoclips (uno de los mejores recuerdos de mi vida es hermanarme con otro grupo de tios en un bar con «we’re not gonna take it»), del historico discurso de Snider ante las chochas del PRMC (tambien en el youtube), de su ya historico comeback, etc.
No creo que vaya a convencer a nadie y no importa, pero esta banda es mucho mas que dos hits pasajeros…
Si no hace falta irse a los recuerdos de la abuelita: hace menos de tres meses daban un concierto en Barcelona y, como siempre, la petaron. No es una banda que haya cambiado la historia de la música, pero Snider da un espectáculo en directo que nunca defrauda – si luego sale Manowar a hacer uno de los peores conciertos de su carrera, todavía parecen mejores.
100% de acuerdo (aunque a mí el HM no me gusta nada y para mí fue una bendición la llegada del grunge) pero si no metes a Led Zeppelin tampoco metas a Motörhead en el saco, porque casi tienen más de punkarras que de jevis, aunque vayan de negro y no les importe meterse en círculo de esas bandas para ganarse la vida. Pero vamos, solamente hay que escucharles y leerles entrevistas para darse cuenta que de metal no tienen nada. A mí no me gusta el heavy pero sí me gusta Motörhead de hecho.
Los Deep Purple son la Piedra Rosetta del Heavy, donde el Hard Rock y el Heavy separan sus caminos (que luego se vuelven a cruzar contínuamente). Zepp heavy?… por dioxxxxx…
evidentemente este artículo es una broma. si lo leéis al revés podréis descifrar un encantamiento satánico para que la alopecia se enseñoree de la testuz del brasa de bon jovi.
quién le ha dejado las llaves del jotdown a mi cuñada?
j
«Fue curioso contemplar a mediados de los fructíferos noventa un videoclip en el que Bon Jovi hacía burla indisimulada de algunos de los nuevos ídolos, gente entonces prominente en el mundillo como Courtney Love (Hole), Eddie Vedder (Pearl Jam) o Trent Reznor (Nine Inch Nails). Pareció una osadía, pero lo cierto es que no mucho después esa gente cool había sido postergada al segundo, tercer o invisible plano [..]»
¿ Me dices en serio que Pearl Jam o Nine Inch Nails están en un segundo o tercer plano en USA? Háztelo mirar.
Cherry Pie es el segundo disco de Warrant no el debut, igual que Pride es también el segundo de White Lion, aparte de que no tienen ningún tema titulado Little Liar, es Little Fighter. Por último, To Hell With The Débil es el tercer disco de Stryper, tampoco es debut.
Posiblemente eso no sea para ti lo más importante de tu artículo, pero es muy fácil documentarse hoy en día antes de escribir.
Un saludo
Devil
Impagable el video de Muchachada Nui, «Soy Heavy»
http://youtu.be/SbXtrBjezU8
He disfrutado mucho con la lectura.
Sin ser ni mucho menos heavies, si hay un grupo con una influencia capital en diversos subgéneros metálicos ese es Motörhead. Que se repiten más que el ajo y llevan unos cuantos años viviendo de rentas, si, pero que han sido de largo una de las bandas que más ha influenciado al metal extremo, por ejemplo. Sin ir más lejos, Venom no dejaban (dejan) de ser una versión algo más cerda y acelerada de estos.
Ya Lemmy ha dejado claro a quien le quiera escuchar desde hace años que ellos hacen rock’n’roll. Y aunque se repitan, como los Ramones (que en paz descansen en sus tumbas), no dejan de ser unos de los mejores grupos de rock de todos los tiempos.
Por otro lado, para mi el primer grupo de heavy metal (antes de que se etiquetara este nombre) son los blue cheers, que ya en los 60 hacían una música acojonante.
El heavy metal a día de hoy ( en todas sus variantes) goza de muy buena salud. Que no esté en primera plana no significa que no sea un género que tenga su cuota de ventas. De hecho, no sé si fue el año pasado o el anterior, tanto Metallica como AC/DC (que tampoco serían heavy metal) fueron los que más recaudaron en conciertos. Por algo será
saludos
Y se me olvidaba añadir, ahora que lo he leído, que Bon Jovi en 2014 recaudaron más de un billón de dolares.
Sólo una puntualización: es imposible que BJ hayan ganado un billón ni de euros ni de dólares ni de nada. Que hayan ganado «1 billion dollars» está muy pero que muy bien pero eso no es un billón (1 seguido de 12 ceros: 1.000.000.000.000) sino mil millones (1 seguido de 9 ceros: 1.000.000.000). Sigue siendo un pastón de cojones en cualquier caso. Menos mal que no valen un carajo, a decir de algunos «sesudos» conocedores del género…
Ok. Si es verdad que no es lo mismo un billón en inglés que en español. No es traducible. Correcto. Fue una traducción rápida mientras lo leía. Aquí el enlace en donde lo leí.
http://aeroforce2.freeforums.net/thread/451/metallica-aerosmith-make-billboards-list
Saludos
Anhell, sin ánimo de parecer revisionista, antes de Blue Cheer ya otras bandas apuntaban modos que los situaban como precursoras de un sonido metalero, los primeros acordes de Purple Haze, pesadisimos. Y otras bandas que eclosionaron por la aparición de los Cheer como Iron Butterfly-Steppenwolf-VanillaFudge-etc. Teniendo como característica obras más de la época, un sonido propiamente blues-psicodelico.
Por si solo el término Heavy Metal siempre ha sido bizarro, hasta para las propias bandas,que según como quieran públicitarse, afirman o niegan su militancia.
El sonido de UFO-Budgie o CheapTrick ya entrados en los 70s por ejemplo, ya daba para todo. Aunque en sus álbumes siempre hubo canciones pop y blues.
En fin, no se si como tal, BlueCheer seria la primera banda de HM, yo preferiría a los Sabbath como referente original. Pero en dado caso tampoco nadie se equivocaría si prefiere a los primeros.
Saludos.
Hola. Hendrix creo que es un referente para muchas bandas y estilos, incluido el heavy. Yo decía lo de los blue cheers porque se formaron dos años antes que black sabbath (y por su sonido). Pero yo creo, que en general fueron precursores todos los grupos de la época (tanto los que tu comentas y en este caso incluyo a Led Zeppelin como precursores) de lo que sería después el Heavy Metal.
Era una época en la que se estaba formando el género que lleva más de 40 año s, con altibajos, pero en pleno rendimiento.
Saludos
Como viví todo lo que cuenta el artículo en rigurosísimo directo, no puedo evitar sonreírme con muchas de las cosas que aparecen.
De entrada, lo de las pintillas, pelos cardados y demás, en lo que llegué a caer, conste, produce vergüenza ajena. Menos mal que se me curó esa bobería.
Al margen de eso, no es por presumir de nada, pero ya en su día todo el circo montado en torno a Motley Crue, Wasp o los Twisted Sister, por mencionar sólo los casos más señeros, me pareció un pasteleo. Más allá de las pintas, lo que me interesaba, y me sigue interesando, es la música que hacen, cómo toca el solista o cómo canta el vocalista. Y para mí, seguro que no soy el único, los referentes estaban y siguen estando claros: Deep Purple, Van Halen, Black Sabbath en cualquiera de sus encarnaciones, AC/DC, Iron Maiden, Judas Priest… ¿Lo que haces aguanta la comparación con los grandes? Adelante. ¿Que no? Que te den. Y no falla.
El artículo dice, y con razón, que todo eso se fue al recarajo en los 90, con el grunge y demás gilipolleces. Pero ¿por qué se fue a la mierda? Porque no había nada detrás, además de los pelos y las poses. La prueba está en que cuando, por ejemplo, Europe han vuelto, sin renegar de lo que les hizo vender a patadas (no tienen por qué hacerlo), lo han hecho tocando como siempre supieron hacer, es decir, muy bien, Incluso los curiosos Stryper han vuelto y se les puede pegar una escuchada. Tienen por ahí un disco de versiones bastante aceptable donde, vaya por Dios, versionean a Black Sabbath, Scorpions, Maiden, etc… Algo tiene el agua cuando la bendicen, ¿no?
La pose de malotes, que tiene su aquél cuando tienes 18 años, que es cuando toca, que para eso uno tiene que empezar a rebelarse, al poco tiempo sólo produce risa (la foto de Venom es de antología: ya en su día me parecían una mierda pinchada en un palo pero para un colega de la banda en la que tocaba eran los putos amos… En fin…). Para eso la mejor anécdota la cuenta Alice Cooper, que de poses malotas podría escribir varias tesis: estando de gira con su banda hace unos pocos años, iban a tocar en un país nórdico, no sé si Noruega o Suecia, donde, como se sabe, lo de los grupos satánicos, el death metal, el doom metal y toda esa mierda tiene bastante predicamento. Bueno, estando de viaje, le dio por ponerse a curiosear revistas con sus colegas de la banda y se partían de risa: todos con las mismas pintillas, la mirada siniestra-que-te-cagas, el maquillaje todo-el-año-es-Halloween y todos ellos compitiendo por ver quién iba a amenizar como cabeza de cartel la próxima visita de Lucifer a la Tierra. Penoso… Bueno, la cosa es que el bueno de Alice llega a destino y antes de un concierto en no sé dónde se le acerca uno de los componentes de una de esas bandas que presumen de comer niños como tentempié y resulta que se le acerca todo educadito él, como un niño buenecito, y le dice: «Señor Cooper, mi madre es una gran fan de Ud. ¿Le apetecería venir a mi casa a tomar un te?» Ver a Cooper contándolo es de morirse de la risa y deja muy en claro hasta dónde llega toda esa bobería. En fin…
En cuanto a los que se siguen metiendo con Bon Jovi, coño, mano, déjenlo ya de una puta vez, que parece que se quedaron anclados en los 80 y de ahí no se han movido. Sin duda, no son la mejor banda de la historia, ni mucho menos, pero, vaya, que tienen un puñado de canciones buenas de cojones no hay quien se lo quite. Y no pasa nada por decirlo y disfrutarlas y luego vuelves a ponerte el «Screaming for Vengeance» hasta que te sangren los oídos… Tranquilo, hombre, hay margen para todo…
Por último, respecto a Pearl Jam, el coñazo insufrible de Nirvana y el resto de bobillos de los 90, me remito a lo que escribía al principio: la imagen me la suda, toda la bobería ecolojeta (que no deja de ser ecolojete, por lo que dan por sálvese la parte) me resbala y el nihilismo existencial está más visto que el TBO: Baudelaire da para lo que da con 18 años; seguir con esa chiquillada a los 40 es de frenopático. Lo que importa es la música que hacen. Eddie Vedder es un buen cantante y Pearl Jam tiene discos cojonudos. Y lo mismo vale para otras bandas de ese tipo. Y su impronta se ve en grupos de estos últimos años, caso de Black Stone Cherry y otros. Y al final eso es lo que importa, la calidad musical.
Lo que está bien hecho supera el paso del tiempo. En los últimos años hemos visto el caso de Heaven & Hell, el retorno de los Sabbath con Ozzy o el de Judas Priest, por poner sólo unos casos señeros: todos ellos llevan más de 40 años sobre los escenarios, las han visto de todos los colores, los han dado por muertos y enterrados desde los 40 Criminales ya ni se sabe la de veces y ahí siguen, dando lecciones de calidad y dejando con la boca abierta al personal.
Que la hiperinflación metalera de los 80 pasara a mejor vida me parece que es lo mejor que le ha podido pasar al género, así sea sólo por lo que implica de limpieza, de depuración, de separar la paja (la inmensa mayoría de las chorradas que se llegaron a hacer) del trigo (que lo hay, mucho y del bueno).
Y como decía el bueno de Malcom Young (salud, compañero) cuando le hablaban de si el rock estaba muerto, «el que se piense que el heavy está muerto, que se venga a mi casa»
Suscribo tu mensaje, Isaías, porque creo que eres ecuánime salvo cuando dices: «[…]Suecia, donde, como se sabe, lo de los grupos satánicos, el death metal, el doom metal y toda esa mierda tiene bastante predicamento». Sé de sobra por dónde vas, y a mí también me resultan bastante ridículas las poses de muchos grupos de black metal, pero te equivocas en dos cosas: es en Noruega, no en Suecia, donde ha calado el satanismo y el paganismo, y el doom o el death metal ni mucho menos tienen que ver con él, salvo en casos aislados. Por otro lado, lo que describe Alice Cooper está bien como anécdota, pero no pasa de ser eso, dado que entre los músicos de black metal hay desde gañanes que juegan a ser enfants terribles hasta tipos que se lo toman como un teatrillo, puro showbussiness -y no veo nada de malo en ello- hasta quienes no sólo parecen estar tarados, sino que lo son, y no invitan a tomar el té. Vaya, es una generalización como cualquier otra, y dentro del metal extremo hay tan buenos compositores e intérpretes como en cualquier otra rama del heavy metal; no voy a ser yo quien se ponga a mencionar nombres, porque intuyo que ni te va ni te viene, pero zanjas el asunto con una ligereza y un meter todo en el mismo saco que no viene a cuento -y, dicho sea de paso, al metal extremo hay que agradecerle la revitalización del género, tanto a finales de los 80 como en el nuevo siglo.
Un saludo.
Hola, ThrashJazzAssassin.
En cuanto a lo de la localización de los satanistas, verás que en mi comentario ya dejaba claro que no estaba seguro de si era Noruega (me sonaba muchísimo pero no quise meter la pata) o Suecia. ¿Que es Noruega? Pues muy bien. Por lo que conozco del asunto, parece que ahí el cristianismo no llegó hasta el año 1000 o así, cuando en el resto de Europa estaba más que arraigado desde hacía siglos, y por eso hay quien dice que la contestación al cristianismo, vía satanismo, tiene más raigambre. Podría ser pero no estamos hablando de eso…
Yo entiendo que la pose puede ser necesaria, dentro de un orden. Es decir, necesitas definirte frente al resto, hay un chorro de bandas con las que competir y en algo tienes que basarte. Entre otras cosas, en la imagen. Hasta ahí, nada que objetar. A Kiss la jugada le salió de maravilla y la imagen de un único componente de AC/DC quedará para la historia como una de las imágenes de marca más exitosas que se conocen, da igual que estemos hablando de música o de lo que sea. Insisto, chapeau.
El problema llega cuando sólo hay eso, imagen, pose. Del mismo modo que me parece ridículo lo de los pelos cardados o lo de ciertos maquillajes (me juego lo que quieras a que cuando alguno de ellos mire ciertas fotos de entonces tiene que darles un síncope), opino exacatamente igual de las pintas de los doom metal, los death metal, los black metal o los Manowar y su oda visual a los pañales pampers (tengo su discografía íntegra, salvo el último – menudo truño – y los he visto en directo, luego soy poco sospechoso de que no me gusten). ¿Por qué me descojono de todo eso? Porque, además, tienen el santo morro de pegarse el chicle con que ellos no van de pose, que ellos sí que son «auténticos» (el brasa de Joe DeMaio y su «true metal» de los cojones… qué tío más pesado), que lo que importa es su música y blablablá. Sí, ya, y mi abuela, QEPD, pilotaba cazas de combate.
¿Que mucha de esa gente juega de forma consciente con esa imagen sin ir más allá? Bueno, ¿y? Es que si se la ahorraran igual sería más fácil acercarse a ellos sin que me entrase la risa floja casi de entrada. En cuanto a los que están mal de la azotea de verdad, como acertadamente mencionas, mejor ni hablar.
¿Que no me interesan? Bueno, será como dices, pero puestos a escuchar riffs demoledores, ni uno solo de esos guitarristas puede hacer mejores riffs que Toni Iommi: ese listón no hay quien lo supere. O si se trata de tocar a una velocidad suicidao repartir fufa de la buena, no creo que ninguna de esas bandas mejore lo hecho por Metallica, Pantera, Megadeth o Slipknot. Incluso lo de esa forma de cantar súper gutural tiene un pase, siempre y cuando lo que acompañe a esa voz tenga algo de sustancia (de nuevo, Slipknot). Me quedo, de todas formas, con la cazalla del bueno de Lemmy Kilmister. ¿Que el trash y todos los derivados posteriores renovaron el panorama? Qué duda cabe, pero al margen de algunos nombres egregios, lo demás me suena todo igual. Sin duda, es que soy duro de oído o demasiado clásico, pero como me gusta aprender, estoy abierto a sugerencias sobre bandas o álbumes que merece la pena escuchar de todos esos subgéneros.
Los escucharé con atención. O, más bien, les daré una segunda oportunidad: de repente conozco más bandas de las que puedas pensar. Y si tienes razón, rectifico.
Sigue con salud.
Hola de nuevo, Isaías.
Es curioso, porque a mí, que no me atrajo la estética heavy ni siquiera cuando era adolescente y mi dieta musical se componía casi al completo por esa música (de hecho, ni siquiera llevaba camisetas negras por considerar que me quedaban mal), toda esa parafernalia me ha parecido y sigue pareciendo algo entrañable y divertido, incluso cuando se llega a extremos ridículos o casi ascopénicos. No sé, me parece que parte del encanto y la idiosincrasia de las tribus correspondientes a cada subgénero metalero se encuentra en esas decisiones estéticas tan discutibles, y no veo en ellas ningún problema, salvo que alguien se las tome demasiado en serio.
Como es obvio, esto va en gustos, y me parece natural que haya quienes consideren que es algo más bien infantil y va en detrimento de la música o que, como mínimo, nada añade a ella. Lo único que tengo que objetar es que, cuando dices «dentro de un orden», refiriéndote a la estética, entras en terreno muy resbaladizo, porque ese orden tuvo que acomodarse previamente a los pelánganos de los Beatles, a la sexualidad de Evis o la ambigüedad de Bowie, a las macarradas de Iggy, a los gapos de Vicious o a los mordiscos a bichos de Ozzy. Vaya, que no sé dónde está la frontera en la que empieza el desorden ;)
Los desmanes blackmetaleros fueron un episodio concreto que nada tiene que ver con el 99% de lo que se puede definir como “metal extremo”, y por eso quería hacerte ver que la anécdota de Cooper, aunque sea cachonda y hubiera disfrutado viéndola, apenas se aplica a la realidad. Yo también pienso que en esta vida sólo puedes confiar en ti mismo y los seis primeros discos de Black Sabbath, así que no, difícilmente vas a encontrar mejores riffs que los que hace Iommi, pero eso es como decir que p’a qué vas a escuchar más rock progresivo, si nadie va a superar a King Crimson, y que tras los Stooges todo es una mariconada. Entiéndeme: ningún grupo de death o black metal me gusta más que los que acabo de mencionar –ni que Metallica, ya puestos-, pero eso no es un argumento para dejar de escucharlos.
Yo te recomendaría tres discos que a mí me parecen estupendos para el escéptico: “The Sound of Perseverance”, de Death, “Unquestionable Presence”, de Atheist, y “Sons of Northern Darkness”, de Immortal, que para mi gusto son de lo mejorcito del género. Si te gustan Slipknot tan clasicote no serás –yo, de hecho, en su momento les cogí manía por culpa de los prejuicios contra el vilipendiado nu-metal, aunque tal vez ahora los viera con mejores ojos…
Pero bueno, esto ya es cuestión de gustos, y en cualquier caso es un placer discrepar cuando es con gente como tú.
Un saludo.
Hola de nuevo, ThrashJazzAssassin.
A ver, claro que no hay nada de malo en eso de las pintas. Ya te digo, yo mismo las he llevado y recuerdo todo eso con agrado y con humor. Todo tiene su tiempo y su lugar, luego uno evoluciona y lo que te parecía lo más normal del mundo ahora no lo harías ni harto a canutos. Y viceversa. Está bien y en eso consiste ir madurando.
Lo que nunca me convenció, ni antes ni ahora, es el uniforme. Es decir, el hecho de que uno tenga una y sólo una forma de vestirse y si se te ocurre cambiar de atuendo, como que estás traicionando no sé sabe muy bien qué. Yo he sido jevata de tribu, anda que no, y sigo teniendo en casa una tonga de camisetas heavies que me daría para ponerme una distinta cada día un buen par de semanas. Y cuando voy a los conciertos estoy encantado de ser parte de esa tribu. Pero que un día venga al trabajo con ese aspecto no me impide venir al día siguiente enchaquetado, zapatos chulos y toda la pesca y que otro día venga con cualquier otra pinta. Y sigo siendo el mismo, me siguen gustando las mismas cosas y no creo estar traicionando ninguna «esencia».
Y, ojo, que cuando que cuando hablo de uniformes no me refiero sólo a este caso de los heavies que tienen que llevar pinta heavy hasta en la ducha. Tan de uniforme son ésos como la gótica de turno que le abres el armario y te parece entrar en un cementario, el pijo que ni se plantea salir de casa si no lleva absolutamente todo «de marca» o el perroflauta que si no lleva las rastas convenientemente podridas y la kefía palestina «comme il faut», le salen ronchas. No sé, el mundo es demasiado amplio y variado como para encerrarme en una sola cosa.
¿Que dónde está el límite? Como bien dices, ésa es una especie de tierra de nadie, cada uno tendrá que irlo buscando, pero, ya digo, yo huyo de los uniformes todo lo que puedo. Bastante intentan uniformarte desde todos lados como para, encima, ponérselo a huevo.
Y sí, claro que uno no va a dejar de escuchar cosas nuevas por el simple hecho de que no sé quién ya lo hizo de narices en el año 4. Si fuéramos a llevar eso al extremo, no deberíamos salir de Johann Sebastian Bach: ahí ya está todo. En fin…
Te agradezco las recomendaciones. Les pegaré una escucha atenta.
Sigue con salud.
Claro, Isaías, no seré yo precisamente quien discrepe en esto. Pero bueno, sólo quería señalar que dentro del metal extremo los únicos que tienen algo así como un «uniforme» son, si acaso, los blackmetaleros, y ni siquiera esto se cumple a día de hoy. La mayoría de grupos de death metal se visten de forma neutra, más o menos como ocurre en el thrash, y en el doom hay más bien una mezcla heterogénea, aunque no es un subgénero al que haya dedicado demasiada atención.
En lo estrictamente musical, te concedo que la sensación de «ser todo lo mismo» tiene que ver con la relativa homogeneización de las voces y la intensidad o contundencia instrumental, que fomentan que al profano le provoque esa sensación cacofónica. Aunque, de nuevo, no deja de ser lo mismo que les ocurre a quienes se quedaron anclados en el hard rock primigenio -Zepp, Purple, Sabbath- y, si les hablas del heavy ochentero, te responderán que son una recua de calcomanías empeñadas en dar el agudo más alto y hacer el riff más veloz, sin ton ni son. Como todo, es una mera cuestión de perspectiva y de qué le haya tocado a uno mamar cuando era más receptivo a la música nueva.
De los tres discos que te he recomendado, creo que el que más puede gustarte es el de Death; como mínimo, tiene una versión estupenda del «Painkiller», jeje.
¡Un saludo, espero que te guste!
En el Doom Metal, de hecho, hay más afición hacia la imaginería cristiana que al satanismo. A los mismos Black Sabbath, de quienes bebe este estilo, les encantan los crucifijos y su estética diabólica respondía más a exigencias comerciales que a otra cosa. Si bien esto se utiliza como un mero recurso estético los pioneros Trouble eran explícitamente cristianos.
¿Dónde está pacomotorhead? We miss you, mate
Siendo mi primer comentario, primero felicito a Jot Down por los reportajes sobretodo los musicales pues me declaro un melómano. Por otro lado es un gusto leer comentarios y discusiones sin faltar al respeto ni nada parecido.
Con repecto al relato que nos ocupa, me declaro fan del «metal» desde muy joven, en realidad del rock en todas sus vertientes. Dentro del metal soy admirador sobretodo del metal extremo, principalmente Doom y Death metal, por esto y desde un punto de vista de alguien que tiene entre sus grupos favoritos Black Sabbath, Led Zeppelin, AcDc , Thin Lizzy, Pink Floyd entre otros me choca que sin profundizar en esos estilos, creo que son ninguneados grupos como Death, Emperor, Immortal, Entombed, Electric Wizard, Cathedral, Anathema, Kataronia, Opeth, Morbid Angel, Tiamat, Bolt Thrower, Dissection y un larguísimo etc… Que son unos grandes músicos e incluso muchos de ellos con unas evoluciones muy interesantes.
Juzgar los libros por su portada ss injusto y pese a que seguro que no son sonoridades fáciles, hay albumes dentro de estos géneros realmente increibles.
Pues eso no pongamos cercos al campo y abramos las mentes que será mucho mejor para nososotros.
Un saludo a todos.
Yo digo sí a todo lo que diga Amodo.
Creo que la compartimentalización de la que habla el artículo es un fenómeno exclusivamente spanish. Ya lo decía Freud cuando conoció a Dalí. «Es el prototipo de español: UN FANÁTICO». En España, si eras heavy significaba que ODIABAS todo lo demás, y así con cada estilo o tribu urbana posible. En 1990, viajé a Reino Unido para estudiar, y allí me di cuenta que esto no era así. Los chicos de allí, podían tener una estética u otra, y un estilo mas o menos favorito, pero la gente respetaba, reconocía, e incluso seguía otras cosas. A un fan de Ozzy Osbourne le podía gustar Depeche Mode sin problemas, lo cual, a mi me desconcertaba, pero pronto comprendí que, simplemente, los españoles somos unos fanáticos para todo
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No entiendo muy bien porque cuando se habla de heavy enseguida sale alguien para aclarar que los Zeppelin no lo son. Ni que fueran unos moñas. Es hard rock, sí, como lo son Deep Purple. Tampoco ACDC me parece que suenen muy diferente. Claro que Metallica, Judas Priest, Iron Maiden son todos heavy y a mi no me suenan ni parecido. Lo de las baladas heavy de White Snake y tal… Es difícil distinguirlas de Michael Bolton. Un secreto, Julio Iglesias usa guitarras eléctricas en sus conciertos y él no se considera heavy. El glam metal, frívolos en sus letras y aspecto pero técnicamente había buenas guitarras. De Bon Jovi es bueno agradecer que no cantaran en falsete. La edad les ha tratado mal, musicalmente. Demasiado piano. El disco Keep the faith era bueno pero no tenía nada que ver con lo anterior, salvo If I was your mother. Se la recomiendo a sus críticos. Saludos