Vaya por delante que aquí hay spoilers. No hablamos de cositas sueltas, hablamos de spoilers a gogó. De un campo de minas en forma de spoilers. Así que evitemos hacer de los comentarios un muro de las lamentaciones.
El estreno de la primera temporada de 24 en Estados Unidos fue pospuesto después del 11-S. Quizá ese es el mejor resumen de lo que ha sido la serie que protagoniza Kiefer Sutherland: un producto de su era, la de la administración de George W. Bush. Jack Bauer, o cómo acabar con el eje del mal con un solo soldado. El sueño de cualquier republicano de bien. Si Jack Bauer fuese real, no habría necesidad de ejércitos privados como Blackwater.
Después de una primera temporada que acabó con el mejor season finale ever —este es un buen momento para ponernos de acuerdo en que anteponer a Nina Myers frente a la sosa de Terry Bauer fue la mejor decisión de la serie—, 24 mantuvo un buen ritmo de crucero durante sus primeros cuatro años, siempre encontrando una amenaza mayor, un nuevo día miserable para el pobre Jack Bauer. A partir de la quinta la cosa decayó, y las últimas temporadas, explosión nuclear en Los Ángeles incluida, demostraron que la cuchara rascaba el fondo del yogur de 24. Los momentos más bajos, por cierto, coinciden en el tiempo con la llegada de Obama al poder, que como los fans de 24 sabemos bien no fue el primer presidente negro de la historia de EE. UU.
Después de cuatro años de parón y muchos rumores sobre un largometraje, en 2013 Fox anunciaba una novena temporada de 24… con solo doce capítulos. 24, la serie en la que cada episodio es una hora en la vida de Jack Bauer pasaba a tener solo doce y dejaba de suceder en tiempo real. Aquello sonaba a focus group por cortesía de los responsables de marketing de la Fox: ¿importaba a los consumidores de 2014 la vida de Jack Bauer? Hagamos solo doce capítulos y probemos. Al fin y al cabo, la serie había vivido una lenta hemorragia de espectadores a lo largo de sus ultimas temporadas sin llegar nunca a desplomarse lo suficiente como para enterrarla.
La premiere del día nueve (absurdamente subtitulado «Live Another Day» / «Vive Otro Día») quitó la razón a los escépticos: ocho millones de espectadores la siguieron en EE. UU. (la cifra más baja de una premiere de 24, cierto, pero una cifra respetable al fin y al cabo). El primer episodio planteaba una historia que era casi una caricatura del 24 de antaño: Jack Bauer reaparecía para salvar el mundo una vez más, James Heller era el presidente, la novia psicópata de Dexter jugaba a Jack Bauer y Chloe O’Brian era la prima de Lisbeth Salander. Todo eso, en ese Londres de postal con estaciones de metro, pubs y autobuses rojos a cada paso. Una cuarta parte de los espectadores no volvieron la siguiente semana. Sin embargo, los apenas seis millones que vieron el segundo episodio decidieron quedarse el resto de la temporada. Los pretorianos de Jack Bauer eran seis millones de norteamericanos y un buen puñado de piratas.
El día nueve languideció a lo largo de media temporada entre unas subtramas vacías, una malvada sin peso y unos efectos especiales de serie B que incluían una explosión en Wembley creada con esa apli de iPhone llamada AR Missile. La cosa iba en picado hasta que Jack Bauer tiró literalmente la trama por la ventana. La caída de Margot marcó de la manera menos sutil posible el punto de inflexión de la temporada. A partir de ahí, 24 hizo lo que mejor sabe hacer: recuperar hilos sueltos de temporadas anteriores y hacer un traje nuevo a partir de ellos. Audrey, los rusos, Cheng… todos fueron entrando en escena con un solo objetivo: amargar la vida a Jack una vez más.
Y es aquí cuando admito la mayor: el season finale me pareció a la altura del mejor 24. William Devane está sensacional en su monólogo sobre la memoria frente al ataúd de su hija. Una muerte de Audrey que, si bien un poco gratuita en la ejecución, nos permitió vivir la mejor escena de Kiefer Sutherland en la piel del antiguo agente de la CTU; Bauer sujetando el teléfono, mudo, por primera vez tan cercano a la cincuentena como el actor que lo interpreta, pasando del dolor a la frustración, del suicidio al homicidio para acabar perdiendo la cabeza él en sentido figurado, Cheng en sentido literal.
La novena temporada de 24 demuestra que Estados Unidos no han cambiado tanto: las tropas siguen al sol en Afganistán e Irak, la paranoia sigue dominando los aeropuertos y las innovaciones tecnológicas siguen teniendo aplicación militar antes de ponerse a la venta en Amazon. 24 sigue teniendo sentido, y la prueba de eso es que este season finale nos deja a Chloe con vida, a Kate Morgan con ganas de revancha y a Jack en una cárcel rusa. Suficientemente satisfactorio como cierre, sobradamente tentador como punto de partida para un décimo día, esté quien esté en el despacho oval de la Casa Blanca.
Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Quizá en muchos momentos flojee si lo comparamos con la mejor 24, pero no por ello a los amantes de la serie nos ha dejado de gustar, la verdad. Es una serie que te da justo lo que la pides. Acción, y de calidad.
Además también estoy de acuerdo en cuanto a lo que la serie refleja, especialmente en lo que se refiere al aislamiento de EEUU y su política de drones que no gusta a nadie.
Pues yo, siendo consciente de que no le llega a la suela de los zapatos a maravillas del tipo Fargo o True Detective, he de reconocer que era, de lejos, el capítulo que más ansiaba semana tras semana.
Me ofrecen justo lo que pido. Si hacen una décima temporada, ahí estaré. Y si hacen una vigésima, con la misma fórmula, ahí seguiré.
Al fin y al cabo, si aguanté hasta el último capítulo de Dexter, malo será que la jodan más.
Long life to 24. Long (and miserable) life to Jack Bauer!.
«William Devane está sensacional en su monólogo sobre la memoria frente al ataúd de su hija»
Totalmente de acuerdo.
Del resto, sencillamente, discrepo. Jack Bauer debería haber muerto. Debería haber muerto al final de la octava temporada – en mi opinión la mejor finale de todas, incluso superior a la primera – pero querían ganar un poquito más de dinero.
Hemos aguantado como fanboys y hemos visto esperanzados esta novena, pero no le han matado. De nuevo. Nunca más volveré a ver 24 – porque habrá más. Por respeto a la serie y por respeto al personaje.
Gracias por el post, no obstante :-)
pues de acuerdo en la apreciacion del ritmo de esta temporada, empieza aburrida y sosa y toma vuelo después la muerte (ejecucion extrajudicial repugnante) de margot. De todas formas, a pesar de esa sensacion de mejora, me parece que el producto ya está agotado, y otra cosa que me molestó mucho es la bajada de linea hiper fascista, con esa naturalidad con que se muestra el espacio aereo del mundo invadido de drones asesinos, y el palo bastante directo a julian assange y wikileaks. Cuanta caca tienen en la cabeza los guionistas de 24.
A menos, claro, que la haya interpretado al reves
Vi esta última temporada. Decepción. Mucho querer acabar pronto dejando preguntas sin resolver y haciendo que el guión, se cayese. Por qué si, creo que al margen de disparos, trolas a cascoporro e inmortalidad de Jack, las tramas de la serie en sus varias temporadas, eran muy buenas. Giros de guión, varias tramas enlazadas a la vez, sorpresas… Claro que habrá nueva temporada. Mientras mantengan vivo a Jack, seguirán habiendo temporadas. Han metido a Yvonne (tras verla en chuck, confieso que siento debilidad por este pibon), y sobre todo, chloe anda suelta.
¡Qué poco carisma tiene el actor negro que sustituye a Benjamin Bratt al mano de la unidad!
Siempre con el ceño fruncido, como si no tomara suficiente fibra en su dieta.
Con sus rangos expresivos me recordaba a 50 Cent: Cara de malote y cara de malote que huele raro.