Destinos Ocio y Vicio

Y arde Madrid

Gran Vía de Madrid. Foto: José Luis Cernadas Iglesias (CC)
Gran Vía de Madrid. Foto: José Luis Cernadas Iglesias (CC)

Hace unos días, mientras caminaba de noche por la calle Montalbán, cerca del Retiro, una chica agarró del brazo a su amiga despistada. «¡Mira! ¡Se pueden ver las estrellas!». Y los que pasábamos por ahí levantamos la vista al cielo, algo extrañados. ¿Estrellas en Madrid? Qué cosas.

Esto es Madrid. Una ciudad donde se contemplan las estrellas con cierta extrañeza, como a ese pariente lejano al que solo ves en bautizos y comuniones.

Llevo diez años viviendo en Madrid. Conozco sus lunares, su olor, su luz, sus secretos y sus cambios de humor. Y hasta una vez vi a Victoria Beckham comiendo jamón. Y aun así hay veces en las que se me antoja como una completa desconocida. (Madrid, no Victoria Beckham). Como si acabara de poner el pie por primera vez en Gran Vía convencido de que a la vuelta de cualquier esquina me van a atracar.

La mejor época de Madrid empieza ahora, con la temporada de fresas, los días largos y las tardes con el cielo de color violáceo. Cuando se empieza a vivir más de noche que de día. El joven Pla, al llegar a Madrid, escribió que lo que más le había sorprendido había sido la ajetreada vida nocturna de la ciudad, hasta el punto de que tenía miedo de que cualquier día le citaran para una reunión de trabajo en el Café de Puerto Rico entre las tres y las cuatro de la mañana.

Una vez me dijeron que Madrid es como un cigarro que da placer, te va consumiendo poco a poco y no se apaga nunca.

Y creo que eso es lo más bonito que se puede decir de una ciudad.

Supongo que aún arde Madrid.

Ocho de la mañana

Despiértese pronto. No importan los excesos de la noche anterior. Madrid no tiene memoria. Quand on est jeune, on a les matins triomphants!

El amanecer en Madrid es un amanecer importante. Decía Luis Carandell que el amanecer de Madrid lo pintó Velázquez. Y el día, Goya. Las casas de los ricos, los jardines, los paseos, los edificios públicos y los bares elegantes son de Velázquez. El Rastro, los mercados, la Casa de Campo, los domingos, la Puerta del Sol, San Blas, el metro y las tascas, de Goya.

Madrid debe de ser la ciudad en la que se consume más litros de café con leche per cápita del mundo. Y a pesar de esto, suele dejar bastante que desear. Hay una cortina de humo en torno a este hecho. A los madrileños no les gusta que se metan con su café. Pero es la cruda realidad. Los italianos residentes en Madrid sufren verdaderas penurias por el nefasto café que les sirven, a pesar de sus detalladas explicaciones a los camareros, y viven en un estado de permanente agonía. «¿Café? ¡Aceite de motor!» suelen gritar indignados con una mueca de espanto al ver una piscina de café lechoso desbordando su taza.

Pero no arroje la toalla. El mejor café lo puede encontrar en la calle La Palma, en Toma Café. No caben más de diez personas, huele siempre a mañana recién estrenada y la luz y la música suelen estar perfectamente moduladas. Además, la calle La Palma es una de mis favoritas de Madrid. No es la más guapa del mundo pero juro que es más guapa que cualquiera. Siempre que voy, silbo una canción de McEnroe. Reflejos pavlianos, supongo.

Caminando junto a ti,
amanecía ya en Madrid
por la calle La Palma.

Once de la mañana

A cinco minutos andando de Toma Café puede dejarse caer por dos de las mejores librerías que podrá encontrar: Panta Rhei y Tipos Infames.

En Panta Rhei puede perderse entre los libros más originales, bonitos y difíciles de encontrar. El paraíso de los buscadores de perlas.

Tipos Infames es una librería y vinoteca en la que uno, si se descuida, tiende a pasar mucho tiempo. Tal vez demasiado. Mezclar libros y vino en la misma tienda. No sé cómo no se le había ocurrido antes a nadie esta genial idea.

Un recorrido rápido pero de calidad por el Thyssen merece mucho la pena. El libro de su director, Guillermo Solana, con los cuadros del museo explicados a ritmo de tuit, puede ser una buena guía.

Una del mediodía

La hora del aperitivo. Al igual que el viejo pirata retirado de Conrad, que se conformaba con ver los barcos desde su hamaca en el puerto mientras soñaba con aventuras que ya nunca viviría, en Madrid, a falta de mar, nos anclamos en las barras y vemos la vida pasar mientras pimplamos como viejos corsarios. Sí, somos animales de barra. Nos gusta ese ambiente, comer de pie, las barras metálicas y las servilletas por el suelo.

Un lugar de obligado peregrinaje es El Cangrejero, enfrente de la Plaza de las Comendadoras, donde dicen que se tira la mejor cerveza de Madrid. Lleva funcionando desde 1932 y para conocer la edad de su mobiliario habría que seccionarlos transversalmente para contar sus anillos o someterlos a la prueba del carbono 14. Antiguamente vendían cangrejos vivos y cucuruchos con quisquillas y gambas. Ahora tienen las mejores conservas de la ciudad (altamente recomendables sus mejillones, las anchoas con alcaparras o la melva canutera) y sirven un vermú estupendo.

Otro sitio estupendo en el que hace parada y fonda es el Cisne Azul. Su especialidad son las setas. Siempre suele estar abarrotado de gente pidiendo sus boletus con zamburiñas, los níscalos con gulas o un plato de trompetas de los muertos.

La mejor ensaladilla rusa, tema muy delicado este y siempre objeto de virulentas disputas, la podrá encontrar en Rafa, fantástica barra con un producto excelente. Sitio clásico, con camareros extraordinariamente eficientes y discretos, como mercenarios a sueldo, vestidos siempre con impoluta chaqueta blanca y corbata oscura, y mucha solemnidad a la hora de servir la ensaladilla rusa. No es para menos.

Si lo que le apetece es un bloody mary con el que combatir los efectos de la resaca, el mejor de la ciudad lo preparan en La Bomba Bistró. El truco está en la salsa diablo. Combínelo con unas ostras guillerdeau al natural si se ven con espíritu. La mejor mezcla del mundo.

Cuatro de la tarde

Elija el sitio preciso, la baldosa exacta, de la calle Alcalá, entre el Banco de España y el Círculo de Bellas Artes, desde donde se ve empezar la Gran Vía, como un costurón surcando la piel de Madrid. Y quédese un momento contemplándola.

Antonio López tardó en pintarla cinco veranos. Bien merece la pena dedicarle cinco minutos.

Seis de la tarde

Si el tiempo acompaña, darse una vuelta por El Retiro, rematando con un refrigerio en La Latina tras gastar suela, siempre es un plan imbatible. El Viajero y Juana la Loca son paradas fundamentales en La Latina para el pertinente avituallamiento y descanso del guerrero.

Anochecer en Madrid. Foto: Jorge Díaz (CC)
Anochecer en Madrid. Foto: Jorge Díaz (CC)

Nueve de la noche

Si el hambre aprieta, pueden ir a probar los tacos más auténticos en la Taquería Mi Ciudad. Esto me lo soplaron en el jardín del Celler de Can Roca, mientras esperaba a sentarme a comer un día de Navidad. Y ahí fui tan pronto como volví a Madrid. Y me enamoré. Se trata de un local diminuto, siempre abarrotado y extremadamente barato en el que los tacos van y vienen a un ritmo vertiginoso. La Taquería Mi Ciudad corre en dirección opuesta de palabras como refinamiento, comodidad o sofisticación pero sus tacos y sus margaritas hablan por sí solos.

Un sitio divertido y canalla. Un sitio de Madrid.

Medianoche

Lo más bonito que se ha escrito de un bar fue este haiku asonatado que Luis Alberto de Cuenca dedicó a Balmoral cuando cerró sus puertas.

Se nos salía
el amor por el borde
de nuestras copas.

Un trago rápido y letal. Como un dry martini. Como un cuchillo disuelto, que diría Alcántara.

Mientras los noctívagos guardan luto por el cierre de Balmoral y se santiguan al ver el Museo Chicote agonizando y el viejo Shuzo recién retirado, siguen en permanente búsqueda de nuevos guaridas y cuarteles generales en los que echar los tragos. La coctelería Santamaría nunca falla. Es un valor refugio. Estupendo su gin fizz con clara de huevo. Martínez es otro de los más frecuentados. El Cock, con ese aire a salón de club londinense y sus techos altísimos, es una de las paradas obligatorias. «El Cock es algo más que una búsqueda postrera del alma, es el último refugio espirituoso de Madrid» escribía Jorge Berlanga. El 1862 Dry Bar en la siempre fascinante, divertida y ruidosa calle Pez. Si quieren un sitio tranquilo, semiclandestino y en el que incluso poder comprar los mejores destilados blancos, vodka y ginebra, su sitio es Adam & Van Eekelen.

Las cuatro de la mañana

El Toni 2 es donde acaban todas las balas perdidas de la ciudad. Este piano bar tiene un toque decadente de Las Vegas, trazas de coctelería clásica y ciertas reminiscencias de karaoke, empapado todo en alcohol. Y por eso nos encanta. Sobra mucha luz en el local y el pianista no se sabe canciones de Loquillo. Pero es donde los que no llegamos a crooners jugamos a emular a Sinatra.

Las seis de la mañana

Silencio, luz difusa, despedidas, papeles, ceniza y polvo.

Subirse el cuello del abrigo, buscar las llaves y tiempo de batirse en retirada.

Y, si tiene suerte, de encontrar alguna estrella.

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42 Comentarios

  1. oskar dirlewanger

    Vaya mezcla del blog de Popy Blasco, la Guía del Ocio y el «mahousita convencido» de El Pais te has marcau.

  2. Miquel007

    El ombliguismo de los amigos de Madrid produce ya bostezo. Que si patatín, (bostezo) que si patatán (otro bostezo)…

    • Jimbojones

      No veo mucho ombliguismo en Madrid, si acaso présteme sus gafas de visión sesgada porque yo me he encontrado con una ciudad que no se masturba mirándose en el espejo.
      Quizá por ello me maraville ayer paseándome por el Madrid de toda la vida, y descubriendo una ciudad que esta muy lejos de las postales y muy cerca del cemento palpitante, que te da la sensación que tiene pulso, que esta vivo.
      Supongo que no se le puede reprochar mi buen Miquel, la critica, las opiniones son libres, pero, si tanto le aburre el ombliguismo de esta ciudad, no se que hace leyendo un articulo sobre ella, el martirio es algo muy español, pero deberíamos desterrarlo porque así de avinagrados estamos, sintiéndonos victimas y nunca verdugos.
      Vaya con Dios, y no se confunda, no todo en esta vida es fútbol.

    • Este Holden Caulfield se ve muy castizo. Por el apellido debe ser de Usera o de Chamberí. No se si usted pilla la ironía. Cada uno es libre de opinar lo que quiera, pero hagame un favor, argumente porque considera q Madrid se mira al ombligo constantemente. Igual me percato de algo que no he podido ver. Gracias.

    • Este Holden Caulfield con su nombre tomado del Guardian entre el Centeno, es santaderino, y a cada uno le gusta lo que le gusta, que le vamos a hacer.
      Porque de hecho veo a Madrid más amada por los que van –y a veces se quedan– que por los madrileños en sí.
      De todas formas, amemos más en general las cosas, y seamos ombliguistas de ciudades ¡claro que si!. Que así encontraremos cosas que amar en todas partes.

  3. Luismadrid1985

    Curiosamente el día que otros dicen que arderá Munich, arde Madrid

  4. Buen resumen de un día en Madrid. Yo os propongo pasear por el cielo de Madrid a través de un recorrido por el centro de la capital.
    http://lamaletadem.wordpress.com/2014/04/14/de-madrid-al-cielo/

  5. ¿Ombliguismo? soy de Madrid de varias generaciones y no me gusta hablar bien de mi ciudad. Creo que no es objetivo. Además leo todo lo que cae en mis manos y hasta ahora no he leído nunca un artículo que hable bien de Madrid.
    Y eso que tiene un montón de cosas buenas (en especial la actitud poco provinciana de sus habitantes) pero también muchísimas cosas muy malas, entre las que no incluiría el chovinismo.

  6. El articulo cojonudo por cierto.

  7. Camilo Sexto

    Un poco decepcionado. El artículo ha empezado de escándalo. Madrid me es indiferente y me estaba empezando a enamorar, pero luego has empezado a enumerar locales como si no hubiese mañana y he acabado empachado de bares y comida.

    Ha quedado raro. Casi le has dedicado más espacio al traje de unos camareros que a la visita del Thyssen.

    De todas formas, enhorabuena, sobre todo por el principio del artículo, que ha sido espectacular. Hasta el mediodía, un texto perfecto para promocionar Madrid.

  8. Me ha encantado el artículo. Hace unos meses que me he mudado a Madrid y reconozco que me tiene enamorada. Cada día descubro alguna calle, plaza, bar, restaurante, tienda o rincón con algo especial. Hoy ha sido una floristería llamada El jardín del Ángel (Huertas, 2), sin duda, un lugar muy particular. Ojalá me cruce en algún momento con usted, señor Caulfield, parece ser alguien muy singular también.

  9. PorComentar

    no se ha visto una estrella en madrid desde los años 20 mas o menos

  10. Miguel Cuesta

    En mi vida he pisado Madrid y tras leer esto se me quitaron las pocas ganas que alguna vez he podido tener.

    • Pues es usted un paleto, qué quiere que le diga. Si no quiere conocer una ciudad- cualquier ciudad- es usted bastante paleto. Y, encima, se congratula por ello. Las tonterías que uno ha de leer en los comentarios de Jot Down. Pero tranquilo. Lo suyo tiene cura fácil: viaje.

      • Simplemente perfecto su comentario. Y es que ya está bien de comentarios desde una pseudo-superioridad-de-no-se-sabe-qué. Aunque más que paleto, neopaleto…¿ilustrado?

    • Mario Lancia

      Completamente de acuerdo. Se puede vivir una vida plena y digna sin pisar jamás Madrid. Y cualquier otro sitio, dicho sea de paso…

      • Nadie ha dicho lo contrario. Otra cosa ya es vanagloriarse de no querer conocer Madrid (u otra ciudad) por prejuicios. Una posición ridícula e infantil. Pero qué sabré yo si nací en el Mediterráneo.

  11. Yo tengo la suerte de tener un amigo que se casó con una madrileña y se fue a vivir a allí. Y como me quieren,me invitan dos o tres veces al año a visitarles y pasar allí unos días. Y siempre encuentro algun cosa nueva o interesante. Y nunca podré agradecerles bastante los buenos ratos que he pasado en Madrid.
    Y efectivaente esa ciudad palpita y tiene alma.

  12. Se agradecen las recomendaciones. Habrá que darle otra oportunidad a Madrid, ya que siempre que he salido por allí me he encontrado un ambiente cutre, rancio y chabacano bastante insoportable. Especialmente en la lamentable y decadente movida nocturna, repleta de guiris cortos de mollera a punto de ser timados y de descerebrados que se las dan de castizos y que salen por inercia y aburrimiento a empaparse en garrafón y matarratas a precio de oro y a pasar la noche en vela porque no tienen nada más interesante que hacer con sus tristes vidas.

  13. Ah, y lo de tener suerte y encontrar una estrella, en Madrid, ha quedado muy bonito y tal pero mucho me temo que, con el carácter de las estrellas madrileñas, mucho más fiable es recurrir a las estrellas de pago y dejarse de dar tumbos por los bares a las seis de la madrugada.

  14. Lo que hay que leer… Lo digo por los comentarios tan desafortunados, ya que a este articulo no le falta un perejil, pues de museos y aspectos culturales, siempre tendremos las miticas guias… En fin, hay gente pa’to!

  15. Jaunzuria

    Vivo en Madrid y soy muy consciente de sus defectos y sus virtudes, de hecho no soy especialmente fan de esta ciudad. Lo que no deja de sorprenderme es qué tiene Madrid de especial que hace que tantísima gente que va de algo por la vida sienta la necesidad de denigrarla y despreciarla con argumentos normalmente algo peregrinos. Entre el que se enorgullece de no haberla ni pisado y el que trata de generalizar burdamente con una ciudad de 6 millones de personas, no sé con qué quedarme.
    Lo que sí diría a Saulo es que en Madrid hay docenas de ambientes nocturnos diferentes, y que si cada vez que sale se encuentra rodeado de «guiris cortos de mollera a punto de ser timados» y de «descerebrados paletos», a lo mejor es que él mismo se cuenta entre unos u otros, dada su facilidad para sumergirse en tales ambientes

    • Sólo una corrección, Jaunzuria: creo que Madrid no tiene 6 millones de habitantes, sino 4 como mucho.

      • Jaunzuria

        Depende de si cuentas sólo el municipio (4) o todo el área urbana (6), que a todos los efectos es parte de Madrid como tal (integración de transporte público, movilidad diaria, etc)

  16. Jaunzuria

    Acabo de releer mi propio comentario y creo que no venía a cuento la alusión agresiva a Saulo en el segundo párrafo, me pongo a criticar la tontería ajena realizando yo mismo un derroche de imbecilidad propia. Disculpas por anticipado, me pongo de cara a la pared un rato

    • El mero hecho de calificar como «tontería ajena» una opinión simplemente porque no la comparta, ya le define a usted bastante bien.

      A ver si ahora a mí me va a tener que gustar la movida nocturna madrileña, hortera y banal a más no poder, porque a usted le de la gana.

      De Madrid tenía que ser.

      • Jaunzuria

        Me temo que no es usted muy bueno aceptando excusas. En cambio incidir en la generalización más obtusa se le da bastante mejor, como deja claro su última frase (por cierto, errada, no soy de Madrid). Creo que de mi frase sobre la «tontería ajena» se interpreta perfectamente que creía sinceramente haberme pasado de listo en mi primer comentario, pero es usted muy libre de interpretarla de la peor forma posible. No le molesto más.

        • En primer lugar, le recomendaría que volviera a la escuela para aprender a redactar ya que alguna de sus frases sólo pueden darse por comprendidas a través de la condescendencia.

          En segundo lugar, si no acepta generalizaciones a la hora de comentar sobre el ambiente nocturno de una ciudad de 4 millones de habitantes, quizá debería predicar con el ejemplo y no llevarlas a cabo precisamente en su primer comentario sobre el tema («Lo que no deja de sorprenderme es qué tiene Madrid de especial que hace que tantísima gente que va de algo por la vida…»)

          ¿Tantísima gente? ¿es que la conoce usted a toda? Pues no generalice, hombre, no generalice, que está prohibido por la Santa Inquisición de la necedad argumental…

          Y, además, sigue insultando a aquel con quien no comparte punto de vista («obtuso»).

          Lo dicho: de Madrid tenía que ser.

    • Un aplauso por su paso atrás, Juanzuria.
      Y es usted un encanto, Saulo. Bravo por su empatía.

  17. jajaajajajajja Saulo eres un capullo que se las da de erudito! Vaya fantoche

  18. Pingback: The King in Yellow & La Casa de las Hojas | Una Simple Casualidad

  19. Pingback: Madrid se enciende

  20. Madremía cuánta impostura. Ni idea de Madrid.

  21. Carmelón

    (Off-topic;)

    Y por dios (en minúsculas;), que quiten esa cámara de vigilancia que se carga siempre el «Metrópolis» en las fotos!! XD

  22. Federico Bonansea Mogordoy

    Llevo 15 años en Madrid. O sea…soy madrileño. En ningún otro lugar de España podría hacer esta afirmación. Y eso es lo que en secreto fastidia a tanta gente, que este es un lugar realmente abierto y cálido. Y no me vengan con Barcelona, que es moderna y cateta, en el fondo provinciana a morir. Más allá de eso..el artículo es pobre y referido a lugares clásico y caros…muy caros (¿de la latina rescatas el Juana la Loca y El Viajero? Por favor). ahora vuelvo a lo importante. pones un pie aquí y ya eres de aquí. Eso es magia, amig@s, pura magia.

  23. Mi respuesta será breve. Siendo de Madrid, me he enamorado de su artículo, señor Caulfield.

  24. Debo ser de los pocos madrileños que ve más estrellas que chemtrails, no sé…
    ¡Ah, Madrid! Esa ciudad tan insufrible como insustituible, como dijo el bardo. Uno huye a de ella a la menor oportunidad y al regresar su cielo dibuja una pícara sonrisa en plan «ya sabía yo que volverías».
    Sin ánimo de esconder la extensa nómina de cosas manifiestamente mejorables (y odiosas, qué cojones) Madrid encandila a aquellos que pueden apreciar bellezas no necesariamente obvias: uno se enamora de Madrid pateando sus calles y perdiéndose por ellas.

  25. Los de Madrid (nacidos en o residentes en) no necesitamos que nadie hable bien ni mal de nosotros ni de nuestra ciudad. Solamente que nos dejen en paz.

  26. Roger Sterling

    Por curiosidad, ¿Lo de los cuchillos líquidos cómo metáfora del dry martino no es de Garci?

  27. NiperasNilimones

    Tras 6 años viviendo en Madrid y haber regresado a mi ciudad natal.. Leer esto hace q una se emocione. Como he leído por aquí, pones un pie aquí y ya eres de aquí. Verdaderamente no hay una ciudad que te acoja con más calidez, y no tiene ese regusto paleto de las que necesitan venderse continuamente como ciudad europea, Madrid no necesita eso. Está claro que los sitios que recomendó son muy mejorables pero la esencia del post es una maravilla. Esto lo escribió el autor del libro La chica de los planetas?

  28. Dos años de visita diaria al Toma Café y de constantes rostros de incredulidad aburrida al oírme decir que era el mejor café de Madrid. Por fin un «argumento de autoridad» que sacar ante semejantes respuestas.
    Siempre diré que me resulta inevitable enamorarme en cierto grado de aquellas personas a las que puedo seguir conociendo mucho tiempo después de haber conocido por primera vez, y no hay más claro ejemplo de ello que esta ciudad.

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