La mirada de Francis Halzen es directa y serena. Con los brazos cruzados en torno al pecho y una sonrisa casi irónica bailándole en los labios, su pose es relajada y cordial como corresponde a un científico de su talla. Pero hay algo más en este respetadísimo físico teórico, que también es el director del experimento más interesante del momento, el gigantesco telescopio de neutrinos ICE CUBE, sito en la Antártida. Necesito unos instantes para entender de qué se trata, pero cuando caigo en la cuenta, no puede ser más obvio. Este afable caballero es un tipo peligroso. Pertenece a una clase especial de científicos, los depredadores, que nunca abandonan la caza hasta que consiguen que la propia naturaleza se rinda ante ellos. De hecho, nada me cuesta imaginármelo presentándose a sí mismo así: «Me llamo Halzen. Francis Halzen». Claro. El agente 007 de la física.
Recientemente ha saltado a la fama por el descubrimiento de neutrinos extraterrestres (posiblemente extragalácticos). Francis, por favor, dinos cuándo y cómo se te ocurrió la idea de construir un detector de neutrinos en el Polo Sur.
Si la memoria no me falla, la idea surge mezclando dos ingredientes principales. El primero era que tenía conocimiento del proyecto DUMAND, que había definido la idea de construir un gran detector de neutrinos, basado en el efecto Cherenkov, empleando un gran volumen natural de agua. El concepto surgió en Rusia en los años noventa, pero el primer intento serio de realizar un experimento similar tuvo lugar en Hawái, donde querían situar un detector (denominado DUMAND) cerca de cuatro kilómetros bajo el nivel del mar, al lado de la costa de la principal isla de Hawái. Aunque nunca participé en ese proyecto, lo sabía todo acerca de él porque trabajé con teóricos en Hawái, y a menudo iba a desayunar con gente que trabajaba en el proyecto DUMAND. El segundo ingrediente era que estaba trabajando en la detección de neutrinos en el hielo con el físico español Enrique Zas…
¿Con nuestro Enrique Zas, de la Universidad de Santiago de Compostela?
¡Efectivamente! Entonces él era estudiante de doctorado en Madison, y estábamos trabajando en la idea de detectar emisiones de radio de neutrinos en el hielo. Cuando el neutrino interactúa, de hecho emite radiación Cherenkov en la banda de gigaherzios. El físico ruso Askaryan había sugerido el concepto en 1963, pero los artículos originales no habían mostrado cuál era la potencia de la señal, en apariencia debido a que, por aquel entonces, los rusos no tenían suficiente potencia computacional. En realidad se trataba de un problema difícil de resolver, y Enrique lo solucionó de forma brillante. Pero de otro lado, conocía DUMAND, y combinando ambas ideas surgió la posibilidad de construir un detector de neutrinos en el hielo.
El primer artículo que escribí sobre el tema lo hice en colaboración con John Learned, porque él conocía todas las técnicas de detección, de forma que si analizas el módulo óptico de ICE CUBE verás que se parece mucho a uno de DUMAND, esta gente fueron pioneros a la hora de descubrir la mayoría de este material. Así que no hubo chispazo, más bien la noción surgió de forma gradual. También hay que decir que, por suerte, yo era bastante ingenuo y no había leído todos los libros que teóricamente debía conocer antes de hacer esa propuesta. Por ejemplo, no había leído el texto de referencia de la época, titulado La óptica del agua y el hielo, lo cual fue bastante afortunado, ya que si lo hubiera hecho jamás habría comenzado el experimento.
Interesante.
¡Sí! De hecho, desde entonces siempre aconsejo a mis alumnos que no lean demasiados libros, que hagan cosas. La verdad es que, pese a que entonces ya tenía unos cincuenta años, también era un recién llegado al campo y por consiguiente ingenuo e ignorante… ¡lo que resultó ser una gran ventaja! De repente era como si tuviera nuevamente veinte años, porque estaba trabajando en un tema del que no sabía nada, y es por eso que la gente joven tiene éxito. Cuando te haces mayor y crees que lo sabes todo acerca de tu especialidad, entonces tu reacción a un problema difícil es ir a confirmar en un libro que el asunto es intratable y generalmente te convences de que ese es el caso. De hecho, el libro al que me refiero habría confirmado que la propagación de la luz en el hielo era tan mala que no podría hacer el experimento de ninguna manera. Si lo hubiera leído me habría convencido a mí mismo de que todo el concepto era imposible. Pero afortunadamente no lo hice, porque luego resultó que varios conceptos claves en el libro eran erróneos.
¿De verdad?
El libro afirmaba que la longitud de absorción de la luz de Cherenkov en el hielo era aproximadamente de ocho metros. Esto significa que la luz producida por una partícula a través del hielo se habría extinguido totalmente tras unos treinta metros. De ser así, ICE CUBE habría sido imposible, ya que para cubrir el enorme volumen del detector necesitaríamos separar los fotomultiplicadores por centenares de metros. Pero lo cierto es que la metodología de los experimentos que habían establecido estos parámetros era incorrecta y en consecuencia los resultados resultaron ser falsos. En realidad, la longitud de absorción de la luz de Cherenkov en el hielo de la Antártida es de unos cien metros y en el fondo del detector de más de doscientos metros, mucho más transparente que el agua, por ejemplo.
¿Cómo descubriste que todos los demás estaban equivocados?
Bien, cuando desplegamos las primeras líneas de AMANDA (el precursor de ICE CUBE), una de mis investigadores postdoctorales de entonces, Serap Tilav, entró un día en mi oficina y me dijo «puedo encajar todos los datos cuando cambio la velocidad de la luz». Pero cambiar la velocidad de la luz, era equivalente a cambiar la longitud de absorción, así que ajustamos los datos y encontramos un número muy elevado, de doscientos setenta metros… Eventualmente dimos con la receta final que no puede ser más sencilla. Cuanto más pura es el agua, más transparente y por tanto mayor resulta la longitud de absorción. Pero el hielo que forma ICE CUBE proviene de nieve que cayó en la Antártida hace cien mil años y se ha compactado en hielo purísimo.
¡Brillante!
Sí, esas fueron las buenas noticias, pero posiblemente también recuerdes las malas. La longitud de absorción no es el único parámetro relevante aquí, también descubrimos una longitud de dispersión de únicamente cuarenta centímetros que habría hecho inviable el experimento, ya que, aunque la luz no es absorbida por el hielo, se dispersa totalmente… La razón de esta corta longitud de dispersión era la existencia de burbujas de aire en el hielo y los libros de texto decían que no podían existir burbujas por debajo de cuatrocientos metros… ¡Se equivocabam! Hicimos un modelo y descubrimos que las burbujas deberían desaparecer a mil cuatrocientos metros, y decidimos construir AMANDA por debajo de mil quinientos metros. Eso era bastante osado por nuestra parte, y para colmo decidimos publicar nuestra predicción en Science. Luego, cuando instalamos la primera línea de AMANDA demostramos que, efectivamente, a esa profundidad no había burbujas y teníamos un experimento que funcionaba.
Así que existe esta combinación de suerte, oportunidad y salirse un poco del camino trillado para obtener algo tan grande, ¿no? ¿Cuándo publicasteis los primeros artículos?
El primer artículo lo escribí a partir de una charla que di en una conferencia a la que me habían invitado para hablar sobre algo diferente: presenté una ponencia sobre QCD y física de partículas en las interacciones de rayos cósmicos, y luego había una sesión paralela sobre nuevas técnicas de detección y me arriesgué a contar nuestras ideas sobre AMANDA y cuando vi que nadie se reía de mí, escribí un artículo junto a John Learned. Eso sucedió en el 87.
Hace veinticinco años.
Así que desde ese artículo hasta los neutrinos cósmicos hicieron falta veinticinco años, pero eso es lo normal en la física de partículas, ¿no?
Es como un viaje de Ulises, lo mides en una duración de veinte años.
Efectivamente. Así que lo hicimos bien.
¿Que sucede con los rusos y su detector en Baikal? En algún momento llegaron a ser protagonistas importantes, ¿no?
Sí, Baikal fue el primer telescopio que detectó neutrinos en un medio natural (el detector se instaló en las muy claras aguas del lago Baikal). Por la época el proyecto no tenía suficiente financiación pero parece que los rusos quieren construir ahora un gran detector en el Lago Baikal.
También perdieron una oportunidad.
Efectivamente y lo cierto es que estaban por delante de nosotros, como DUMAND. A veces, llegar demasiado pronto es una maldición.
¿Cómo financiasteis ICE CUBE?
Teníamos algo de dinero de una fundación privada de Wisconsin que apoya la investigación. Ellos habían aportado un millón de dólares, y luego la NSF [la Fundación Nacional de la Ciencia, una gran agencia de financiación de los EE. UU.] igualó esa aportación. Afortunadamente para nosotros, entonces la NSF tenía la política de apoyar proyectos arriesgados, su idea era que no tenían suficiente dinero para apoyar megaproyectos como hacen el DOE (Departamento de Energía) o la NASA, pero sin embargo sí para ayudar a experimentos que pudieran lograr un gran impacto. Ken Lane era entonces el director de la NSF, y él apoyó mucho el planteamiento de que la gran ciencia podía necesitar apostar un poco. Así que arriesgaron su dinero y construimos en primer lugar AMANDA, y luego ICE CUBE.
Así que simplemente te entregan el dinero, sin necesidad de grandes comités o grupos de evaluación.
Sí, esta es una de las grandes cosas acerca de la Fundación Nacional de la Ciencia. No tienen un sistema, a diferencia del Departamento de Energía que ha delimitado cada una de sus áreas. A la NSF le puedes proponer cualquier cosa, ¡cualquiera! La aceptarán o no, pero si te financian no te dicen lo que tienes que hacer, como hace el DOE.
No existe microdirección.
El problema con la microdirección es que acabas por no atreverte a correr riesgos y puedes terminar realizando experimentos demasiado predecibles. Tiendes a hacer eso porque, desgraciadamente, tales experimentos son los que se aprueban más fácilmente.
Recuerdo que me dijiste, para mi sorpresa, que en realidad nunca has estado en persona en la Antártida. ¿Por qué? ¿No te gustaría ir? Por cierto, si decides ir, ¿puedes llevarnos contigo?
Si existiera un motivo para ir me encantaría hacerlo, pero la verdad es que no existe ninguno. Debes comprender cómo se trabaja en la Antártida, cuando estaban construyendo el emplazamiento para un nuevo telescopio y para ICE CUBE, había mucha gente con cometidos esenciales en la estación Scott-Amundsen, ingenieros, electricistas, constructores, todo tipo de técnicos. La mayor limitación a la hora de hacer ciencia en el Polo Sur es el número de camas disponible. La manera en que funciona el sistema es que vas allí a hacer tu trabajo y sales por piernas cuando has acabado. Muchos de nosotros no teníamos un motivo real para ir, así que no fuimos. No quería sentar un mal precedente visitando el experimento como turista (aunque me habría gustado hacerlo). Además, en el Polo Sur no hay nada que ver que no haya visto ya, quiero decir que cada pieza de equipo destinada a ir al interior del hielo salió del laboratorio de ciencias físicas quince kilómetros al sur de Madison.
Danos un ejemplo de ese equipo.
El mejor es sin duda las perforadoras de agua caliente. Probablemente eran la parte del experimento que planteaba más desafíos, y fueron inventadas mediante una colaboración increíble entre ingenieros y físicos, incluyendo a estudiantes de doctorado… era un bonito proyecto, basado en un principio tan simple como una columna de agua a alta presión y alta temperatura, para fundir el hielo y perforar un agujero de dos kilómetros y medio en su interior. Esa era la idea básica de ICE CUBE, perforar agujeros profundos e insertar en su interior líneas de acero a las que se fijaban los fotomultiplicadores. Los sensores cubrían una columna de un kilómetro, pero solamente podían empezar a colocarse a una profundidad de un kilómetro y medio, para evitar las burbujas en el hielo. Teníamos que fundir una nueva columna de dos kilómetros y medio de hielo en menos de dos días. Para lograrlo, necesitábamos aproximadamente cinco megavatios. Se trata de una potencia enorme, construir esas mangueras fue todo un logro, nunca se había hecho antes.
Reconocerás que tuviste suerte en más de una ocasión.
Sin duda. Pero a menos que te atrevas no puedes tener suerte.
Siguiendo con esta cuestión, la señal del neutrino que ICE CUBE ha establecido no se corresponde del todo con las predicciones de la teoría. ¿Crees que entendemos lo que está siendo observado? ¿existe ahí realmente una nueva ventana?
Sabemos que existe una señal, sabemos que algunos de los neutrinos no provienen de nuestra propia galaxia, porque no señalan hacia el plano galáctico, pero no estamos seguros de dónde vienen y qué los produce. Existen actualmente más de cien artículos en la red sobre esta cuestión, algunos de los cuales sostienen que estamos viendo materia oscura; yo no apostaría mi cartera a que eso sea así, pero es posible, por lo que la clave es encontrar más eventos…
De todas formas, has encontrado la aguja en el pajar.
Pero no había ninguna aguja en el pajar, el detector funcionaba como un reloj suizo, en buena medida gracias a Dave Nygren y su grupo de Berkeley, y pudimos medir la energía extremadamente bien por lo que hallar los eventos una vez refinamos nuestros métodos de detección fue de hecho sencillo.
En todo caso hemos dado con un nuevo paradigma.
Sí… todo el mundo pregunta cuánto tiempo nos hará falta para comprender el origen y la naturaleza de las fuentes que producen estos neutrinos. Y la verdad es que podría ser mañana o podría llevar veinte años, pero por otra parte el detector está pensado para funcionar bien durante al menos dos décadas. Queda mucho trabajo por hacer; y dependiendo de cuál sea la respuesta, esta podría llegar pronto… o no.
Ahora que tenemos ICE CUBE, esta ventana y estos acontecimientos, ¿crees que vale la pena buscar su equivalente en el hemisferio norte?
La verdad, no estoy seguro. Depende de si tener dos detectores resulta útil. Podría optarse por eso, pero uno podría también intentar hacer ICE CUBE tan grande como sea posible. El hecho es que ahora tenemos un gran telescopio para detectar neutrinos en el hielo, pero todavía no uno en el mar, y construirlo no va a ser fácil. Así que una buena alternativa podría ser unir recursos y ampliar ICE CUBE.
Por otra parte el hemisferio septentrional permitiría explorar una región diferente de la galaxia.
Sí. Este es el mérito de la opción de los dos detectores. Así que la cuestión clave es cuánto tiempo y dinero se necesita para construir un gran telescopio bajo el mar comparado con la opción de hacer ICE CUBE más grande.
Una pregunta relacionada: ¿tiene sentido expandir ICE CUBE a un tamaño diez veces mayor?
Eso sería genial, pero costaría mucho dinero… por otra parte si me das otro juego de líneas probablemente pueda hacer un ICE CUBE cinco veces mayor.
¿Crees que el bosón de Higgs fue el descubrimiento garantizado y los neutrinos de ICE CUBE el inesperado?
Lo cierto es que he ganado bastante dinero gracias al bosón de Higgs. Sabes, hubo un tiempo en el que la gente pensaba que el Higgs no llegaría a ser descubierto, y finalmente empezó a mostrar alguna evidencia estadística débil. Y durante esa época gané muchas apuestas contra gente que creyó que se trataría de una mera fluctuación.
¿Qué hace un teórico como tú en un experimento como este?
En realidad se trata de algo bastante simple, pero para explicártelo necesito primero hacerte una confesión. Verás, los teóricos escriben dos tipos de artículos. Un tipo para explorar la física en la que realmente creen, y otro tipo solo para mostrar lo listos que son. [Risas] Y los artículos sobre los neutrinos que escribí inicialmente se encontraban ciertamente en la segunda categoría. Nunca tuve la menor intención de acabar haciendo esto, pero luego las cosas se salieron de madre. Un día recibí una llamada telefónica de alguien de la NSF del que nunca había oído hablar, el tipo era el director de los programas Polares, y me dijo «Sabes, tenemos dos tipos en la Antártida haciendo un experimento que nunca ha sido aprobado, y eso es ilegal. Y todo el mundo me dice que tú les metiste en esto». Y yo dije: «¿Quiénes son?», y la respuesta fue: «Dos estudiantes de potgrado de Berkeley, Steve Barwick y otro tipo llamado Lauder». Y yo dije: «Nunca he oído hablar de ellos», lo que era cierto..
¿Qué estaban haciendo esos tipos en la Antártida?
Habían leído los artículos y se las compusieron para que les contrataran como perforadores en una cuadrilla de CALTECH (el Instituto de Tecnología de California), y tras terminar la perforación, intentaron colocar de tapadillo algunos fotomultiplicadores en el hielo. Los pillaron y por supuesto los interrogaron. El oficial de la NSF no podía creer que esos graduados locos estaban actuando por iniciativa propia, así que me llamó, supongo que esperando que confesaría ser el instigador de la hazaña.
¿Estaban intentando colar fotomultiplicadores dentro de un agujero en el hielo?
Lo hicieron, y el tipo de la NSF me llamó después de que confesaran y me dijo: «Tú los motivaste a hacer algo totalmente ilegal e irresponsable». Así que intenté explicarme, y al cabo de unos diez minutos mi interlocutor se había olvidado de su enfado y me dice «Oye, la idea es muy interesante». Su nombre era Zimmerman, y para cuando me quise dar cuenta ya estaba en su oficina con los funcionarios del programa Polar discutiendo cómo poner esto en práctica.
Es una historia muy bonita.
¡Ciertamente! Tras nuestra discusión inicial pregunté si debía formular una propuesta y él me respondió: «No, esto es algo totalmente loco, si presentas una propuesta nunca se aprobará, así que mejor te daremos algo de dinero aparte».
¿Dinero aparte? ¿Entregándolo dentro de un sobre, o algo parecido?
Casi. Ellos tenían, y aún tienen, algo llamado Beca Especial para Investigación Explorativa, [SGER de sus siglas en inglés]. No asciende a mucho, yo recibí unos cincuenta mil dólares, pero eso fue suficiente para empezar.
De forma discreta.
Esta era la idea. La NSF tiene este gran modo de dejar a los científicos que hagan su ciencia. Luego, recibí otros ochenta mil, y después de un tiempo, estábamos en marcha.
Qué sucedió con los dos «guerrilleros», ¿siguen todavía en ICE CUBE?
Uno de ellos lo abandonó, pero estuvo en ICE CUBE un largo periodo, y Steve Barwick ahora es profesor en la Universidad de Irvine, y sigue con nosostros.
Así que dos graduados…
¡Y un teórico! Así empezamos, de repente me habían asignado a esos dos chiflados y tenía cincuenta billetes grandes en los bolsillos, ¡así que me había transformado en un PI [Investigador Principal] y experimentador establecido!
¡Menuda historia!
No quedaba otro remedio que seguir adelante. AMANDA (precursor de ICE CUBE) fue un proyecto manejable, pero cuando empezamos el gran experimento, ICE CUBE, supe que esto era realmente arriesgado y complejo, y requería un físico experimental de primera clase, y yo no quería continuar al mando. Pero la NSF dijo, «O lo haces tú o no se hará». ¿Por qué? Sin duda no debido a mis habilidades como administrador [risas], creo que fue porque aparentemente consigo hacer que todo el mundo se mantenga razonable todo el tiempo, lo cual, como sabéis no resulta sencillo en un experimento.
Un distinguido científico que posiblemente conozcas me dijo una vez que la edad mental media de los físicos es de alrededor de doce años… ¿es por ese motivo que resulta difícil dirigir los trabajos en colaboración?
¡Me pregunto quién pudo decir esto! Pero sí, me atrevo a decir que en el experimento el único que llegaba a los veintiún años (de edad mental), era Dave Nygren. Por otro lado, los jóvenes tienen menos miedo de las cosas, así que quizás necesitas un montón de adolescentes mentales para poner en marcha un experimento como ICE CUBE.
¿Existe en la Antártida algo más que ciencia básica? ¿Existe un programa oculto, con investigaciones militares y bases secretas?
Siento decepcionarte, pero no hay nada de eso. La estación Scott-Amundsen opera bajo el Tratado de la Antártida, y los EE. UU. se lo toman muy en serio, a veces demasiado. Hacen cumplir las reglas, ocasionalmente de forma penosa para nosotros. En concreto, no hay una presencia militar en la Antártida, es la NSF la que dirige las cosas. Los pilotos de los aviones provienen de la Guardia Nacional. Pero en los EE. UU. la Guardia Nacional no tiene un carácter militar.
¿Siempre ha sido así?
No, en los años cincuenta las cosas eran diferentes. No hay duda de que cosas como la operación Deep Freeze estaban relacionadas con la guerra fría. Pero creo que nadie ha podido darme nunca una razón por la cual sea estratégicamente importante estar en el Polo Sur [risas]… Probablemente se tratara solo de una fachada. Algo parecido al hecho de ser el primero en llegar a la Luna. Pero al fin y al cabo ambas cosas, ir a la Luna y a la Antártida, fueron buenas para la ciencia.
¿Cuál crees que es el concepto más innovador de ICE CUBE desde el punto de vista instrumental? El módulo óptico, la parte electrónica, las técnicas de perforación… ¿existe algo que pudieras destacar o se trata de una combinación de varias cosas?
Pienso que el verdadero avance fue la óptica del hielo, acerca de la que nadie sabía nada. La naturaleza se lo trabajó para nosotros. Pero hizo falta algún tiempo para convencer a otros científicos, particularmente a los glaciólogos, nuestro artículo sobre la óptica del hielo apareció en Science porque sabíamos que ninguna revista de glaciología lo publicaría. De hecho, cuando John Learned fue a dar una ponencia en una conferencia sobre este tema, la programaron durante el banquete [risas].
¿Qué tema te interesa más en el campo de la física de partículas actualmente? ¿Qué te parece más excitante y fascinante?
Creo que la cuestión clave sigue siendo si existe una nueva física en el LHC y si el Higgs podría ser el vehículo para descubrirla, aunque para eso necesitemos un acelerador lineal.
¿Crees que la materia oscura puede ser la partícula que falta…?
Sí, podría ser una partícula de supersimetría. Pero la cuestión es si podemos producirla y detectarla en el LHC. Todavía no lo sabemos.
Ciencia aplicada frente a ciencia básica. ¿Crees que existe tal distinción, te preocupa la obsesión de los políticos por financiar especialmente la ciencia aplicada en la actualidad?
En los EE. UU. de hecho eso ya no sucede. Creo que han comprendido por fin la conexión entre la ciencia fundamental y la aplicada. Lo cierto es que no tienes que ser muy inteligente para darte cuenta, ¿no? Japón tomó esa decisión hace años, se dieron cuenta de que la física en tus teléfonos móviles y ordenadores portátiles surgió de lo que se consideraba ciencia fundamental hace unos pocos años. Si solo haces ciencia aplicada te conviertes en un país que fabrica teléfonos móviles, en vez de desarrollarlos, y creo que eso se entiende ahora en los EE. UU. Para ser líder, tienes que invertir en ciencia básica.
Recientemente Randy Skegman ha atacado las publicaciones Nature y Science, acusándolas de esnobismo y elitismo. ¿Qué opinas?
Opino que dijo la verdad, esas publicaciones son elitistas y parciales a favor de la ciencia que se considera «caliente» en cada momento. La cuestión es, ¿es eso malo? El punto es que Nature y Science son vehículos de difusión, son conocidas de forma amplia por el público en general. Quizás no suponen la manera óptima de publicar nuestros mejores resultados teniendo en cuenta su tendencia a la espectacularidad, pero nadie te impide publicar en Physical Review o en el European Journal of Physics. Quizá la clave esté en no tomarse demasiado en serio a publicaciones de este tipo.
Hablemos más de la relación entre ciencia y sociedad. Creemos que en España existe un problema con algo que podríamos denominar cainismo, la tendencia a oponerse a todo aquel que se mueva un poco alto, sea demasiado rápido o demasiado brillante. Se manifiesta a menudo en el rechazo a reconocer el trabajo de gente así, por lo que a menudo nos encontramos con casos en los que un científico español es mucho más reconocido, digamos en los EE. UU. que aquí, porque sus colegas se empeñan en condenarlo al ostracismo. ¿Has detectado el mismo efecto en algún otro lugar?
Esta es una pregunta curiosa, porque yo y mucha otra gente pensamos que este efecto existe en Wisconsin, y es algo muy difícil de discutir, porque no tiene nada que ver con la ciencia, se trata de un efecto sociológico y no sé de dónde proviene, es como si existiera la sensación, en determinadas condiciones sociales, de que nadie se merece que las cosas le vayan bien. No se trata solo de envidia. Hay algo más profundo en funcionamiento y no sé qué es, o cuáles son sus orígenes sociológicos, pero sin duda existe. En Wisconsin tienen un equipo de fútbol americano, los Greenbay Packers, y los aprecian más cuando pierden o juegan de manera mediocre [risas].
Cuando entrevistamos a Dave Nygren y Sandro Bettini les hicimos una pregunta que queremos formularte ahora. ¿Cuál es la diferencia entre la física cuando eras más joven y la actual?
Creo que es enorme. Me siento afortunado por haber empezado a estudiar física exactamente cuando se convirtió en una profesión respetable. Obtuve mi doctorado, y luego me di cuenta de que tenía que lograr un empleo como doctor en alguna parte. Hoy en día es lo normal, pero en mi época, solo te dedicabas a la física durante un tiempo, luego lo dejabas y conseguías un empleo de verdad, a menos que fueras rico. El ejemplo extremo de esto es el caso de Ehrenfest, que era el heredero de una familia rusa muy acomodada y nunca ganó un céntimo hasta que sustituyó a Einstein como profesor en Leiden. Este es un caso extremo, claro, pero la actitud dominante era que no se ganaba dinero con la física, no era una profesión sino una forma de pasión, estaba muy claro para la gente mayor que yo. No digo que la nueva generación no se apasione por la ciencia, ciertamente lo hace, pero sus expectativas son diferentes, saben que pueden hacer una carrera, encontrar empleos decentes, al mismo tiempo que buscan la materia oscura, los neutrinos cósmicos o la doble desintegración beta sin neutrinos. Nadie creyó que esto fuera posible antes de mi época.
Entonces se parecían más a los artistas.
Creo que sí. Se habrían dedicado a la física incluso si no les pagaras por ello. Estoy seguro de que todavía existe mucha gente que se dedicaría a la física sin cobrar. Pero el entorno ha cambiado, y el número de empleos se ha multiplicado. Antes, solo había un profesor por departamento. Ahora puede haber de veinte a treinta profesores en un departamento de Física entre mediano y grande, además de empleos de investigador, y contratos a largo plazo… la ciencia probablemente puede absorber a centenares de veces más gente que antes.
Si estuvieras en mi posición, ¿a qué físico entrevistarías?
Esta es una pregunta complicada. Pero el número uno de mi lista es, sin duda, Fermi. Por la simplicidad y claridad excepcionales de su mente. También me gustaría entrevistar a Pontecorvo, tuve la fortuna de conocerle en Italia. Ojalá me hubiera atrevido a preguntarle por qué huyó a la Unión Soviética, aunque creo que la respuesta es que realmente creía que estaban construyendo un sistema mejor que en Occidente. Era un idealista. Quizás porque también era un físico de la vieja escuela, antes de que la física se convirtiera en una profesión respetable. Formaba parte de esa gente que creía que la física era simplemente la vida.
Fotografía: Javier Díez
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¡Brillante!
¿¡Seguro que lo que dice este hombre no es cachondeo!?
Me refiero, por ejemplo, a esa distinción entre físicos fundamentalistas y físicos vanityfair.
¿¡…qué pasa con esa ciencia puntera, ¿¡de qué va!??
Me parece que el nivel es demasiado alto, incluso para lectores de cultura científica media. Demasiado abstruso para un lector de Humanidades. Los entrevistadores estarán encantados de conocer personalmente a este tipo y se lo contarán a sus colegas e incluso a sus nietos, pero a la mayoría de los mortales nos pilla demasiado lejos este mundo.
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«cultura científica media» dices? siendo de Humanidades? permítame que me ría.
Soy de ciencias, tío listo… y bastante aficionado a la Física, por cierto. El nivel es demasiado alto para mí, aunque seguro que no lo es para un lumbreras tan sobrado como tú.
¿Nivel alto? si sólo ha contado anécdotas y un par de cosas de óptica.
No importa que no tengas ni repajolera idea de física, la historia es deliciosa y el personaje delicioso. Un placer.
Increible jot down, entrevistaza!
¡Como si los alumnos necesitasen, encima, que se les animara «a no leer»? Soy profesor (¡de adultos!) y hasta resulta complicado que un alumno se pasa toda una clase de dos horas sin poder tocar su dichoso smart-phone.
¿Es ese un mensaje apropiado y positivo en la sociedad en que vivimos? ¿Hacer cosas? Bien. ¿Y leer no es hacer? Esa opinión respira un anti-intelectualismo peligroso. Es cierto que en España nos falta iniciativa, muchas veces creatividad y ganas de experimentar. De acuerdo. Pero leer menos no creo que sea un antídoto eficaz para, necesariamente, «hacer más». Además, ¿hacer qué?
Evidentemente, no es lo mismo dar clase a adultos que no fueron capaces de acabar sus estudios de niños (que será el caso más habitual en tus clases) y dar clase a doctorandos de física teórica. De ahí que los consejos que él da a sus alumnos sean necesariamente distintos que los tú darás a los tuyos.
Me ha encantado la entrevista. Felicidades por vuestro trabajo.
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