La historia es bien conocida: hace algo más de una década, en el 2002, la cadena estadounidense Fox estrenó una serie de ciencia ficción llamada Firefly. Y la estrenó de mala manera, hay que decir. Resumiendo muy básicamente la situación, Fox hizo todo lo posible para que su propio producto no funcionase. Por ejemplo: los directivos de la cadena consideraron que el episodio piloto de doble duración que servía como presentación de los personajes —y aquí los personajes eran el alma del programa, lo más importante— no eran un comienzo adecuado para aquella primera temporada. Así que, ni cortos ni perezosos, decidieron inaugurar la serie emitiendo en su lugar otro capítulo escrito a las prisas, un episodio simple que era bastante inferior y en el que se perdía el impacto inicial de esas presentaciones de personajes. Después, durante los cuatro meses que duró la serie en pantalla, los programadores fueron cambiando de horario su emisión para ajustarse a diversas retransmisiones deportivas. Finalmente, Firefly fue cancelada debido a las bajas cifras de audiencia sin haber completado siquiera la primera temporada: solamente fueron emitidos once de los catorce episodios ya filmados. Nunca hubo una segunda temporada. Ni la habrá. Por desgracia.
Con los años, aquella serie abortada después de once episodios empezó a generar un estatus de culto a su alrededor. No era un culto masivo, pero sí suficiente como para acumular una fiel y ruidosa legión de fans que, especialmente a través de internet, emprendieron varias campañas para —ingenuamente— intentar que su serie favorita regresara a las pantallas. Una legión de seguidores que se ve habitualmente incrementada por aquellas personas que ven Firefly por primera vez y no llegan a comprender cómo pudo ser cancelada después de únicamente once episodios, justo en el momento en que cualquier espectador se ha familiarizado ya con su particular universo, tomando consciencia de las numerosas virtudes «ocultas» de la serie. Pero así son las cosas; Firefly había desaparecido y ya nunca iba a regresar. Hecho tan triste como irónico, porque sus modestos índices de audiencia sí la hubiesen permitido sobrevivir en la TV de hoy en día, cuando existe una mayor competencia y sus números hubiesen sido considerados más aceptables. En pleno 2014 los ejecutivos de las cadenas comprenden mucho mejor que determinadas series necesitan construir su audiencia mediante el boca a boca, lentamente, y que no siempre es buena idea cancelar rápidamente un programa. Así pues, la historia de Firefly es la historia de una serie que, desgraciadamente, quizá hubiese subsistido en la actualidad pero que por haber fracasado en el 2002 jamás pudimos ver en todo su esplendor. Hoy solamente existen los catorce episodios que se rodaron en su día y un largometraje rodado con posterioridad, Serenity, del que hablaremos algo más adelante.
Firefly era una combinación entre western y aventura espacial, una serie sin grandes ínfulas ni vocación de obra maestra. Porque seguramente no es una obra maestra, pero sí es una gran serie. Narraba el día a día de la tripulación de la nave «Serenity», en la que se dedican al contrabando, el robo, la recogida de chatarra y demás chapuzas características de cualquier historia clásica de bandidos siderales. Por un lado veíamos planetas y tecnología propias de la ciencia ficción más tradicional, pero por el otro veíamos vacas, caballos y sombreros de cowboy. El tono de la serie era, de hecho, perfectamente propio de cualquier western televisivo clásico: en cada episodio una aventura distinta, que iba variando de lo más ligero a lo más melodramático, siempre sin excederse, con desenfado y con una más que notable falta de pretensiones que no fuesen el puro entretenimiento. Nunca faltaban los tiroteos o las peleas, ni la aparición de personajes curiosos y estrafalarios que podrían habitar indistintamente tanto el lejano Oeste como cualquier planeta del borde de la galaxia. Aunque lo más importante era el elenco de personajes principales, cada uno con sus características bien definidas: desde el rudo pero noble capitán (muy eficazmente interpretado por el canadiense Nathan Fillion) hasta una prostituta de lujo (la convincente y arrebatadoramente bella Morena Baccarin), pasando por una adolescente de capacidades intelectuales increíbles pero que ha enloquecido después de ser víctima de crueles experimentos del gobierno (interpretada por la inquietante Summer Glau), etc. Estos y otros personajes iban más allá de los estereotipos, con una profundidad sorprendente en una serie de aventuras en apariencia tan escasamente ambiciosa.
Como decimos, la emisión de Firefly rápidamente generó un pequeño pero fiel núcleo de seguidores pero el grueso de la audiencia no se interesó o quedó confundida por el descuido con el que Fox trataba a su nuevo programa. Por otra parte, la crítica se mostró dividida después del estreno. Aunque bastantes críticos supieron apreciar las virtudes del producto, hubo muchos otros que —incomprensiblemente— se centraron más en despellejar lo que consideraban una combinación «artificiosa» de dos géneros aparentemente incompatibles. Que eran incompatibles, claro, en su desconocimiento, ya que el western espacial tenía una larga tradición.
Si hay que ser justos, lo cierto es que los argumentos de la serie no eran particularmente originales y en bastantes momentos rayaban lo pueril. Pero se trataba de una puerilidad inherente al típico producto de diversión en el que cada episodio era una aventura diferente. Existían, sin embargo, algunas líneas argumentales más de fondo que la primera temporada apenas llegó a trazar y que prometían una muy interesante evolución de la serie. Pero esa evolución nunca se produjo. De todos modos, nadie debería esperar algo como The Sopranos porque Firefly nunca tuvo intención de sentar cátedra ni de apabullar al espectador con una obra maestra del drama. Como decíamos, su principal objetivo era entretener. Y eso lo hacía a la perfección y de manera muy inteligente.
Pero dentro de esa falta de pretensiones, Firefly acumulaba una considerable cantidad de virtudes. Quienes la hicieron se preocuparon muy mucho de adornarla con cantidad de detalles que individualmente apenas son perceptibles, pero que en conjunto le confieren un tono muy, muy especial. El que haya mucha gente que adore el universo de Firefly no es producto de unas historias de magnitud shakesperiana, sino de esa multitud de matices que aparecen en cada episodio, enriqueciendo la acción. Los personajes y en la herramienta principal con la que estos personajes se comunican, los diálogos, son su principal patrimonio. Incluso en el transcurso de los pocos episodios que llegaron a rodarse, la relación que existe entre los diversos personajes progresó rápidamente desde lo que parecían estereotipos genéricos hasta configurar retratos con un sorprendente grado de tridimensionalidad. En pocas series de ciencia ficción aventurera —salvando casos excepcionales como el de la magnífica Battlestar Galactica, que merece comentario aparte y lo tendrá— se encuentra uno con personajes tan bien cuidados, que en otras manos perfectamente podrían haber sido estandarizados y previsibles. Además los diálogos son siempre ágiles, ejecutados con ritmo por un buen elenco de actores fantásticamente dirigidos y tanto en las interpretaciones como en el texto hay un montón de perlas que no estamos habituados a ver en programas de este estilo.
Pero en mi opinión, el gran arma de Firefly es su maravilloso sentido del humor. Aunque durante los episodios hay espacio para la seriedad e incluso para el melodrama, nos encontramos con numerosas situaciones que son matizadas de manera hilarante por inesperados giros intencionada y deliciosamente estúpidos del guión o por aportaciones cómicas de los propios actores. Es un humor sencillo y directo pero distribuido de manera hábil en los momentos justos, algo que le confiere a Firefly un aire de desenfado que la distingue de muchísimas otras series de género. Este humor recurrente ayuda a que nos encariñemos rápidamente con los personajes, ayudando a perfilarlos más rápidamente, mostrándolos en diversas actitudes que generalmente no aparecen en programas que no sean estrictamente de humor. Estas continuas situaciones chistosas y hasta ridículas sirven para dejar entrever sus virtudes, defectos y debilidades. Al menos en mi caso, esa fue la característica que me enganchó a la serie y que a mis ojos la hizo muy diferente de series similares. Es imposible no sentirse maravillado por la vertiente cómica de Firefly, que aparece en las secuencias más inesperadas.
Pese a estas y otras virtudes, la cancelación nos dejó con una única temporada y la sensación de que Firefly apenas estaba mostrando una fracción de lo que realmente podía haber llegado a ser. Esto es algo que nunca comprobaremos, claro, pero dado el ritmo con el que los personajes iban creciendo y la manera en que iba funcionando la química entre ellos, así como el desarrollo de algunas subtramas en segundo plano, siempre imaginé que Firefly hubiese funcionado a la perfección como mínimo durante un par de temporadas más. Es más: lo suyo sería poder disfrutar ahora de cuatro o cinco temporadas, por lo menos.
Decíamos que tras la cancelación el culto no tardó en extenderse, hasta el punto de que un par de años más tarde se rodó un largometraje, Serenity, con el mismo reparto de la serie. El creador de Firefly, Joss Whedon, convenció a la Fox para que financiase su debut como director cinematográfico. Que pudiera conseguirlo es algo prácticamente milagroso después del batacazo que se había pegado el formato televisivo. La película fue bastante fiel al espíritu de la serie original, aunque en mi opinión la química estaba mucho menos lograda y me provocó la sensación de que hubiera sido mejor continuar con el formato televisivo, en donde realmente funcionaban aquellos personajes y sus pequeñas historias. No es que Serenity sea una mala película: de hecho es muy entretenida, pero provoca más nostalgia de una segunda temporada inexistente que satisfacción por haber visto a esos personajes de nuevo. Es como un episodio extra donde todo está contado demasiado deprisa para condensarlo en el formato de largometraje, y donde paradójicamente tenemos la sensación de que se nos cuentan muchas menos cosas que en los mismos minutos de un episodio convencional. Pero bueno, la película era divertida, aunque la reducida legión de fieles de Firefly no bastó para que Serenity fuese un gran éxito y pudiera dar lugar a una nueva saga, ya fuese cinematográfica o televisiva. La modesta repercusión de Serenity terminó de poner los clavos en la tapa del ataúd de Firefly.
Aun así, el recuerdo de Firefly nunca se ha extinguido y esa legión de seguidores ha ido creciendo. Más de diez años después sus fans continúan soñando con un más que improbable retorno. Incluso su antiguo productor, Tim Minear, está fantaseando con la idea en pleno 2014… aunque no quiere darles demasiadas esperanzas a los seguidores del capitán Malcolm Reynolds y su estrafalaria pandilla. Todo parece indicar que la serie no volverá. Ha habido rumores, eso sí. En 2013, cuando a través de Kickstarter y en poquísimo tiempo se recaudó una buena cantidad de dinero para rodar un retorno de Veronica Mars, muchos se preguntaron si podía suceder algo parecido con una campaña similar para financiar un retorno. Los ojos de esos fans e incluso de la prensa se volvieron inmediatamente hacia Joss Whedon… pero el padre del invento fue terminante: mientras lo mantenga comprometido su contrato con Marvel para dirigir lucrativas películas de superhéroes, no habrá retorno al fascinante universo de Firefly. Además, Whedon no está seguro de que mediante Kickstarter pueda recaudar suficiente dinero dadas las demandas técnicas y visuales de esa aventura espacial. La idea de una nueva temporada de la serie se antoja todavía más improbable a causa de los compromisos de algunos de los principales actores protagonistas: por ejemplo, Nathan Fillion, que interpretaba al capitán Mal Reynolds, trabaja actualmente en la exitosa serie Castle y mientras dicho programa continúe no hay visos de que vuelva a enfundarse el atuendo espacial. Lo mismo sucede con Morena Baccarin, que actualmente forma parte del reparto de la incluso más exitosa Homeland. Firefly fue una buena cantera de talentos pero existen muy pocas posibilidades de que volvamos a verlos juntos. Incluso la voluptuosa Christina Hendricks, que apareció solamente en un par de episodios de la serie original pero cuyo (magnífico) personaje tenía pinta de terminar convirtiéndose en recurrente, se ha hecho célebre gracias a Mad Men. Interpretando, irónicamente, a un personaje que tiene algunas características comunes con aquella inolvidable Saffron que encarnó en un par de episodios de Firefly.
Mientras rogamos —casi con seguridad infructuosamente— por el cada vez más improbable retorno de Firefly y dedicamos este modesto artículo a rendirle homenaje, qué mejor para terminar que una de las mejores canciones originales que haya tenido una serie de televisión como sintonía en bastantes años. Hablamos de Ballad of Serenity, un breve y bellísimo poema sonoro magníficamente interpretado por el bluesman Sonny Rhodes pero que, sorprendentemente, fue escrito por el propio Joss Whedon. La melancólica frase principal de la canción se ha convertido casi en el lamento oficial de los seguidores de Firefly: «you can’t take the sky from me». Lo que viene a decir que, aun entristecidos por saber que Firefly no volverá, al menos ya no pueden quitarnos esos catorce episodios por los que cada vez más espectadores sienten algo parecido a la adoración.
Pingback: Imprescindibles: Firefly
Kaylee Frye: Goin’ on a year now I ain’t had nothin’ twixt my nethers weren’t run on batteries!
Capt. Malcolm Reynolds: Oh, God! I can’t *know* that!
Jayne Cobb: I could stand to hear a little more.
Firefly es entretenida.
Pero esos fans que la comparan con Battlestar Galactica o incluso la ponen por encima, únicamente me dan penita…
No estoy para nada de acuerdo. Galactica, es una serie que empieza espectacular y para mi gusto va bajando el nivel episodio a episodio La tercera y la cuarta tempradas, para mi gusto son desastrosas.
Firefly, empieza discreta y a lo largo de los 11 episodios va creciendo de manera espectacular.
He revisionado las dos, y el revisionado de Galáctica se me hizo cuesta arrriba, el revisionado de Firefly, en cambio, me resultó tan agradable e impactante como la primera vez.
Dado suficiente tiempo, yo creo que Firefly se hubiera convertido en una gran serie, y habría dado lugar a un universo infinitamente rico en marices del que podrían haber surgido muchas historias paralelas. Galactica en cambio, es una serie de un universo que encoge, que cada vez se hace más pequeño, y que la única manera de expandirlo, era insertando con calzador cosas del pasado ( como de hecho ya hacen a lo largo de la serie con las visiones de Rosalin, la Pegasus, … )
Si más de 10 años después de su cancelación, con solo 11 episodios emitidos, se sigue hablando de Firefly… ¿se te ha ocurrido pensar que quizá es por algo?
Ojo, Cowboy bebop ya juntaba western y space opera.
Firefly es muy buena, es muy entretenida, como un moderno Equipo A. Galactica esta bien, pero se mueven en ámbitos distintos, además cuando empieza a meterse en temas místicos-religiosos pierde un poco, pasa al oscuro territorio lost… .
De todos modos no son comparables ni en formato ni en estilo, es como comparar un Picasso con un Velazquez, las dos son grandes obras de arte con diferentes estilos.
Creo que la comparación entre un Mortadelo y Filemón y un Asterix se ajustaría más a la realidad.
Vi Firefly completa más de una vez (lamentablemente, no es una proeza lograrlo). Es una obra genial. Vi el video de la reunión del cast en el décimo aniversario y es doloroso oírlos charlar sobre las posibles tramas que hubiese tenido la segunda temporada, porque tenía todo para ser maravillosa.
Entre las injusticias televisivas más grandes del mundo, para mí se encuentra la cancelación de este show.
Estoy viendo Battlestar Galactica. Me está gustando mucho, pero parece más del estilo de Lost (con dramas que entretienen) que de Firefly (ese humor pesimista es único).
Magnífico leer por aquí sobre Firefly. Un servidor es uno de esos fanboys tarados de esta serie, pero me parece que el artículo es más que correcto y da en el clavo en todos los puntos claves de la serie, sobretodo en la importancia del humor. Whedon es un maestro con los diálogos y lo viene demostrando desde Buffy.
De los comentarios de Galactica, quiero añadir que a mi me pareció una muy buena serie. Efectivamente, pega el bajón hacia el final, pero no me parece el desastre que algunos me anunciaban. Y la cuarta temporada tiene algunos capítulos maravillosos.
Si el autor del artículo no la hubiera visto aun, le recomiendo Dollhouse. Otra serie de Whedon, esta de dos temporadas, que padeció del mismo problema de cancelación prematura. No obstante, Whedon (listo él) se preparó por si se la jugaban de nuevo y en el despliegue de los seis episodios últimos (desde que tuvo la noticia) cerró la serie atando todos los cabos. Eso no lo hace cualquiera.
Un saludo y bravo por el artículo.
Firefly es una serie entretenida, para mirar mientras comes y pasar el rato. Tal vez la historia tendía a ser un poco más profunda en el futuro (con los reavers tenían buen tema), pero si una de las líneas argumentales iba por el lado de la niña y su hermano.. puff, menudo coñazo de actores.
Battlestar Galáctica es otra cosa, es ridículo compararlas. Battlestar usa la excusa de la ciencia ficción (cosa que agradecemos infinitamente) para meternos en un universo complejo y metafísico, que nos hace replantear nuestra visión del mundo. Uno ya no es el mismo después de ver esta serie (a no ser que no te guste pensar, si no te gusta pensar igual te quedas peor que antes).
Firefly en mi caso particular fue una gran decepción, porque me guío mucho por las puntuaciones de IMDb. Y, esto, que tenga casi la misma puntuación que Los Soprano… en fin.
Es cuestión de gustos y sensibilidades, como todo. Battlestar Galactica te hace pensar… si te va la filosofía mística y la religión. Sino es tan solo una manera barata de resolver situaciones a golpe de «deus ex machina». ¿Cómo pueden haber sabido esto? ¿Cómo justifican semejante casualidad? ¿Cómo se entiende esa estupidez? ¡Ah, claro, es que Dios tiene un plan maestro! Los curas llevan usando esa argumentación durante milenios.
Con su sencillez argumental, Firefly no cae en contrasentidos argumentales como los de BSG, que no se acordó de tratar el tema de la comida y el combustible hasta la tercera temporada (y jamás trató el de la munición o los repuestos), donde existía un mercado negro que se nutría de Dios sabe donde o un oficial salvaba cylones por amor y no era ejecutado – a algunos los ejecutaron por menos más tarde.
Cada cual busca algo distinto en una serie. Yo me vi dos temporadas de «Los Soprano», una serie famosa por demostrar que la vida de los mafiosos es en realidad tan aburrida como la de los demás, y pensé que no necesitaba otras seis temporadas para abundar en lo mismo.
Jajajaj. Pensé que era el único en opinar así de Los Sopranos.
La vida suburbana del mafioso en jogging se me hizo fatal.
Igual siempre pienso en retomarla
Los curas llevan usando esa argumentación durante 2 milenios, para ser más exactos. La religión existe desde hace bastante más, y en Battlestar se habla de los Señores de Kobol y de otro dios del cual no sabemos mucho más. Podría ser un sorete flotando en la estratósfera, cosa que no tendría mucho que ver con el catolicismo, no?
Gustos son gustos, como tú dices. Y si te aburrió Los Soprano, pues poco más puedo agregar…
Si intentas desviar mi comentario como una crítica al catolicismo, te estás desviando por unos dos mil kilómetros.
Y además de los gustos, están los conocimientos previos. Todos nos hemos planteado las preguntas que se hacen en BSG. Si tú todavía no lo habías hecho cuando viste la serie, entiendo que puedas considerar que «ya no se es el mismo cuando la ves».
Es el clásico argumento de «¡pero si eso ya lo hizo X en los años Y!»; siempre puede ser que tú no conozcas al señor X – y posiblemente ni habías nacido en los años Y – y por tanto para ti las ideas son nuevas y fascinantes. Por eso la experiencia de ver una obra cultural es mucho más subjetiva aún. No solo es cuestión de gustos, también influyen las experiencias previas. Y si a BSG le quitas el componente místico porque no te aporta nada nuevo que no supieras ya, la serie es un montón de giros argumentales en plan «esto me lo saco del culo porque sino estamos llegando a un punto muerto y quiero levantar la audiencia» hasta que se decidieron a acabarla antes de que el público lo hiciese por ellos.
Yo lo intenté con Firefly y no pude. El momento que vi a los tripulantes de la nave a caballo con rifles Winchester me entró una vergüenza ajena que se me quitaron las ganas de seguir viendo la serie.
No niego que sea buena, pero tienes que ser capaz de digerir la mezcla ciencia ficción-western. Me pasó lo mismo con Defiance.
A Defiance le veo más bien un toque a lo Mad Max, cosa que tiene sentido, argumentalmente. Lo de los winchester en Firefly es a propósito, para recalcar el espíritu de western. Podrían haberlo hecho menos obvio usando armas modernas y motos, pero es todo cuestión de estética.
¿Muy mucho?
6º párrafo: «Pero dentro de esa falta de pretensiones, Firefly acumulaba una considerable cantidad de virtudes. Quienes la hicieron se preocuparon muy mucho de adornarla con cantidad de detalles que individualmente apenas son perceptibles, pero que en conjunto le confieren un tono muy, muy especial.»
Parece mentira que en un artículo tan interesante se cometa semejante patada al diccionario…
En un futuro distópico estaremos rodeados por policías de la gramática empeñados en ser bordes a toda costa. A veces pienso que lo que realmente no nos enseñan los sistemas educativos es la benevolencia. Una serie estupenda Firefly, una pena de peripecia la suya, a ver si al menos no nos hacen un remake que ya sería el colmo.
El lenguaje, como todo, evoluciona y seguro que hay expresiones aceptadas por el RAE que sonarían fatal en este contexto de crítica televisiva del siglo XXI. Al final el público , el lector, es soberano y si tiene un mínimo de inteligencia una expresión hoy en día tan utilizada como ‘muy mucho’ la entenderá perfectamente. Es más, en el sentido global del párrafo yo no habría podido encontrar una manera mejor de escribirlo. A falta de encontrar un fallo a un artículo sobresaliente, como todos los de Emilio de Gorgot, es triste buscar en las miserias de unas normas de subjetiva interpretación para poder criticar un texto ante el que únicamente cabe aplaudir y disfrutar de su lectura.
Es más, «muy mucho» está aceptada en el sentido que se le ha dado como expresión enfática con valor superlativo.
http://castellanosindudas.blogspot.fr/2013/11/muy-mucho-mucho-mas-y-mucho-mayor.html
Así que, como diría la Pantoha, «arfavó».
por favor que no vuelva, qué manía con destrozar los mitos… lo que hace grande a Firefly es que nunca sabremos qué fue de sus personajes, ni cómo llegaron a donde llegaron.
es el misterio lo que alimenta los mitos, así que ¡¡dejad en paz a Firefly!!
De todo lo que ha hecho Whedon es con diferencia lo que más me ha gustado. A la mezcla entre western y space opera le sumo la cultura asiática, muy presente en la serie mediante atuendos y letreros.
Enhorabuena por elegir Firefly, y muchas muchas gracias porque yo la vi un poco por casualidad y quedé maravillado. Me encanta igual que Emilio de Gorgot su sentido del humor, tan estoico y resignado. Fantástica serie.
Seamos pues «justos» comparando Firefly y Battlestar Galactica:
¿Es la única temporada de Firefly mejor que la primera de Battlestar?
Ni por asomo, ni se acerca.
Pero que pesado comparando series, joder.
Si nos centramos en una sola temporada no hay color. Firefly es muchísimo más redonda que la primera temporada de BSG, que despega de los tópicos con la segunda y tercera.
Tiene usted razón. La primera de Galactica ni se le acerca a Firefly.
Gran recuerdo a una magnífica serie.
Otra serie que fue prematura y abruptamente cancelada, y prometía grandes cosas, fue «Freaks and Geeks», donde también encontramos actores hoy en día exitosos y conocidos: James Franco (Spider-Man, El origen del planeta de los simios), Jason Segel (Cómo conocí a vuestra madre), John Francis Daley (Bones), Seth Rogen (¿Hacemos una porno?, Donnie Darko).
Estaría bien un artículo sobre esta entrañable serie.
Coño, pues no la conocía, pero será cuestión de investigar.
Esa sí que fue una gran pérdida!!
Firefly es la serie de la que más me he enamorado de los personajes. Me encanta BSG, pero prefiero los 14 episodios de Firefly a cualquiera de las temporadas de Galactica. Y nada de que es una serie entretenida sólo, o para ver comiendo, o que sólo busca la diversión. Firefly iba para obra maestra absoluta, pero no le dejaron serlo.
Yo estuve enamorado de la mecánica :p
El autor de dos de mis libros favoritos de los últimos años (Patrick Rothfuss – Crónica del asesino de reyes) dijo allá por 2011 antes de sacar el segundo libro que si vendía tantos como parecía que iba a vender, compraría los derechos y se los regalaría a Joss Whedon. De hecho le dedicó una carta abierta al protagonista Nathan Fillon para involucrarle en el proyecto y tratar de sacar adelante una nueva temporada:
http://blog.patrickrothfuss.com/2011/02/an-open-letter-to-nathan-fillion/
No entiendo la manía de algunos de comparar BSG con Firefly. Sobre todo por el peligro de comparar una serie más moderna, de 4 temporadas, con una serie que no tuvo la oportunidad de demostrar si era tan buena como prometía.
Y digo peligro porque hay bastante gente que echa de menos más Firefly… y no conozco a nadie que sueñe con más BSG.
BSG tuvo su momento y nos regaló algunos episodios extraordinarios. Firefly… era otra cosa.
Estoy de acuerdo con el artículo en que Firefly es entretenida. Pero nada más. Es su mayor y prácticamente única virtud. Los personajes son bastante planos y también son recurrentes, así como las tramas.
Cierto es que tenía potencial para crecer como serie en temporadas posteriores, pero analizando únicamente lo que ofrece en los 14 episodios, es una serie muy normal, predecible y sobrevalorada.
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Yo ví los dos o tres primeros episodios y me pareció muy simple. A veces leo artículos como éste y me dan ganas de volver a ver lo que me falta. Quizás algún día lo haga…
En cambio otras series defenestradas como ‘ La habitación perdida’ o Surface nunca leo nada que las encumbre a su merecido pedestal seriéfilo.
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