Segunda parte del repaso a la discografía de una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos. La primera parte pueden leerla aquí.
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Back in Black (1980)
Casi nadie daba un duro por AC/DC antes de que publicaran este disco. Porque justo cuando estaban empezando a disfrutar de repercusión internacional gracias al éxito de Highway to Hell, habían perdido a su cantante, Bon Scott, cuya voz, expresividad, imagen y personalidad parecían convertir su sustitución en una quimera. La mayoría de críticos (e incluso muchos atribulados fans) veían bastante negro el futuro de la banda; la sensación general era la de «bueno, qué lastima, AC/DC se van a hundir justo ahora que empezaban a consolidarse». Cierto es que se lo habían ganado todo día a día, con una disciplina y una capacidad de trabajo que ya quisieran para sí incluso orquestas sinfónicas. Todo hasta desarrollar un directo imparable y conseguir que la crítica, finalmente, les hubiese alabado casi unánimemente gracias a su anterior álbum. Pero, ¿podrían salir adelante sin Bon Scott? Porque ya entonces la gente comprendía un hecho indiscutible: no podía haber otro Bon Scott. Y era cierto. No lo ha vuelto a haber. Ni lo habrá.
Pero los hermanos Malcolm y Angus Young, líderes del invento, no pretendían rendirse fácilmente. Aunque sentían que todos aquellos años de duro esfuerzo podrían irse por la borda repentinamente, se apresuraron a componer y grabar un nuevo disco con la esperanza de que el público no los olvidase. Hicieron un casting de cantantes para intentar conseguir lo aparentemente imposible: suplir al difunto Bon. Finalmente les convenció un candidato llamado Brian Johnson que parecía un camionero en horas libres recién salido de un pub. No llegaba a los niveles de expresividad de Bon Scott, sin embargo lo que hacía, lo hacía bien. Y sobre todo, Brian consiguió fundir su timbre de voz con el sonido de la banda. Evidentemente su entrada alteró toda la química del proceso, porque era como haber cambiado uno de los ingredientes principales de un plato: nunca va a saber igual. Y durante la grabación reinaba un ambiente de nerviosismo: AC/DC sabían que con aquel disco se lo jugaban prácticamente todo y no estaban muy seguros de cómo reaccionaría el público ante la nueva fórmula.
Lo primero era homenajear a Bon. AC/DC pretendían que la portada del álbum fuese completamente negra en señal de luto, haciendo honor así al título del disco («volvemos de negro»). Se encontraron con la oposición de la discográfica: los Beatles podían haberse permitido aquel capricho con al «álbum blanco», pero AC/DC no eran aún tan grandes como para jugársela con una carpeta completamente oscura, lo cual era considerado un veneno para el marketing. Sin embargo, el grupo consiguió que la portada fuese negra a cambio de aceptar remarcar en color claro el logo de la banda. Sin importar la luctuosa sequedad de su carpeta que tanto preocupaba a los ejecutivos de la compañía, el álbum pronto estaría vendiendo tanto como cualquiera de los Beatles. Resultó que los Young se descolgaron con una colección de canciones verdaderamente impresionante, a cada cual más inspirada, que no tenían demasiado que envidiar a lo que habían hecho en discos anteriores. Así, quienes esperaban que AC/DC no sobreviviesen a Bon Scott tuvieron que asistir atónitos al milagro: el nuevo álbum era una absoluta maravilla.
Sí, ahora sonaban casi como otra banda. La voz era muy distinta y las guitarras resultaban en general menos cortantes, jugando más con armonías y arpegios y no tanto con la cadencia típicamente boogie. Pero poco importaba el cambio porque Back in Black era total y absolutamente apabullante. El público respondió casi con histeria y AC/DC consiguieron explotar finalmente a nivel mundial: alcanzaron el número uno en el Reino Unido y el número cuatro en EE. UU., además de visitar las partes altas de las listas en muchos otros países. De paso varios de sus anteriores discos retornaron también a las listas (por ejemplo Dirty Deeds done dirt cheap subiría hasta el número tres en América, ¡casi cinco años después de haber sido publicado!). Back in Black ha seguido funcionando casi como una entidad autónoma y de hecho es el tercer o cuarto álbum con más copias vendidas en la historia; según las fuentes, algunos lo sitúan directamente detrás del Thriller de Michael Jackson. AC/DC se transformaron en grandes estrellas de la escena internacional. Habían encontrado la fórmula de la comercialidad: el puente entre su fuerza guitarrera de siempre y unos estribillos más melódicos como los que ya se habían intuido en algunos temas de Highway to hell. ¿Es mejor que Highway to hell o Powerage? Bueno, sencillamente distinto. Yo siempre he preferido los discos con Bon Scott, porque me gusta más su voz y porque me gusta más la cadencia más boogie y el toque más blues-rock que practicaban con él al frente. Pero la comparación es harto difícil: Back in Black es una obra maestra absoluta en su género, sin discusión alguna. Perfecto de inicio a fin. No sabría si situarlo por encima de los discos anteriores, pero desde luego no lo pondría tampoco por debajo.
Back in black: Uno de esos temas absolutamente perfectos que AC/DC compusieron para este álbum, dotado con una estructura de solidez arquitectónica sostenida por ese riff inmortal que se clava directamente en el cerebro a la primera escucha. Terminaría convirtiéndose en uno de los himnos más conocidos por el gran público. Ciertamente AC/DC sonaban muy distintos con la voz de Johnson, pero con canciones de semejante nivel el cambio se produjo de manera poco traumática, porque resultaba completamente imposible resistirse desde los primeros segundos de canción:
You shook me all night long: Contiene quizá el estribillo más pegadizo del álbum (aunque Back in black funcionó mejor como single) y fue la otra canción del disco que atravesó toda clase de barreras a nivel comercial. AC/DC eran conscientes de que la belleza del tema residía en la melodía, así que cuidaron particularmente las atmósferas, con guitarras arpegiadas en los momentos clave y coros armónicos alejados de las gamberradas estilo Dirty Deeds done Dirt Cheap o T.N.T.
Hells Bells: El tañido de unas campanas de funeral abría el nuevo disco; un tema oscuro que estaba algo alejado de su tradicional boogie rock (del que también habrá su dosis en este álbum) y que parece marcar unas nuevas pautas que seguirán más a menudo en el futuro. Impresionante, como todo el álbum.
Shoot to thrill: Aquí retorna el boogie rock que los había caracterizado en sus anteriores discos, aunque ya decimos que con la voz de Brian Johnson suena definitivamente muy distinto. Sea como fuere, la base instrumental del tema podría haber encajado en cualquiera de los discos de la época de Bon Scott. Los aires de grandeza épica del interludio y el crescendo de intensidad que ejecutan al final nos muestran al grupo en un momento muy, muy dulce, pese a la reciente pérdida de un miembro.
Rock and Roll ain’t noise pollution: Una declaración de principios en toda regla («el rock and roll no es ruido») que servía para cerrar el álbum. Casi como intuyendo su inminente explosión comercial, AC/DC están haciendo una música diseñada para ser coreada en grandes estadios (¡ese final de canción!). Brian Johnson tiene una gran voz y cuando no grita de manera más estridente es realmente un magnífico cantante. Cierto, no es Bon Scott, pero ¿quién sí lo es? También destacar la inadvertida pero absolutamente decisiva labor de Phil Rudd a la batería, siempre tirando un poco hacia atrás, lo que junto a las guitarras de Malcolm les confiere a AC/DC esa cadencia característica que nunca llegaron a alcanzar cuando hubo otro batería manejando las baquetas.
Shake a leg: Un tema que en principio recuerda a los tiempos de Dirty Deeds, pero que pronto descarga un tremebundo riff más en la onda de lo que harán durante los años 80. Una muestra de la lenta pero constante evolución de la banda con un estribillo que, como casi todos en Back in Black, se clava directamente en la médula.
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For those about to rock, we salute you (1981)
Tras el inmenso éxito de Back in Black retornan con un disco en la misma línea, aunque desde luego no tan bueno. Los nuevos temas no muestran el mismo exagerado nivel de inspiración pero tampoco son desdeñables, así que AC/DC consolidan con facilidad su nuevo estatus como uno de los puntales del negocio musical: alcanzan su primer número uno en los EE. UU y aunque las ventas totales no llegan al nivel de Back in Black, la incertidumbre ha quedado definitivamente atrás. Con su nueva fórmula y sonando muy distintos a lo que hacían en los 70, se encuentran igualmente cómodos. Están reinando en el mundo del rock y el título del disco es un homenaje a sus millones de nuevos súbditos. La mala noticia es que nunca volverán a grabar algo de la magnitud de Highway to hell, Powerage, Back in Black, etc. La buena, que aún tienen la capacidad de crear algunas grandes canciones de vez en cuando.
For those about to rock, we salute you: El tema inicial y para mí, la mejor canción de todo el disco, y una de las mejores que han grabado después de 1980. Concebida como himno, ejecutada como himno: lenta pero cautivadora, de escalofriante solemnidad y con un estribillo pensado para las multitudes. Un estribillo que se ha convertido en una parte imprescindible de sus directos: ese tremendo break con Brian Johnson gritando «fire!» y los cañonazos que dan paso al apoteósico reprise final. Aplastante, emocionante, poderosa, de una belleza sublime… porque una canción no tiene por qué ser suave y melódica para poder ser descrita como bella.
Let’s get it up: Un tema en la onda del álbum Back in Black. La banda sigue en su evolución: un sonido menos afilado y cortante, aunque todavía potente, más enfocado en estribillos pensados para ser coreados por multitudes. Probablemente no es comparable a ninguna joya del Back in Black, pero por entonces nadie les pedía repetir el milagro dos veces.
Snowballed: Por momentos recuerda a los años de Let there be rock. La energía aún está ahí y pese a que en realidad suenan ya como otra banda, la fuerza que se desprende de los altavoces los hace fácilmente reconocibles.
Breaking the rules: El comienzo del tema recuerda también a años anteriores, pero después nos sorprenden con un inesperado e imaginativo riff que no hubiera desentonado en alguno de los álbumes clásicos de la Alice Cooper Band o incluso en el Rocks de Aerosmith. Una canción muy interesante que me gusta mucho y que bastante gente pasa por alto.
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Flick of the switch (1983)
AC/DC continúan con la nueva fórmula consistente en cocinar de otro modo los mismos ingredientes; previsiblemente, el resultado está en la misma onda de For those about to rock. Tampoco llega a las cotas que marcaron en el pasado. El álbum funcionó bien comercialmente, aunque conozco opiniones de todo tipo respecto a él. Algunos críticos pensaban que la banda se estaba empezando a repetir (sí, siempre se habían ajustado a unos esquemas más o menos repetitivos, pero en los 70 eso no había importado porque el nivel de cada disco era igual e incluso mejor al del anterior). Ahora, en cambio, presentan un aceptable disco pero que hace pensar que quizá no vuelvan a llegar a la medida marcada por Back in black nunca más. Lo cierto es que hay menos matices que en los dos anteriores álbumes. Será el último disco en que Phil Rudd grabe la batería (hasta su retorno muchos años más tarde) porque será despedido a causa de sus conflictos con Malcolm Young, provocados por la afición de Rudd a las drogas y el alcohol. En los videoclips aparece su sustituto Simon Wright, pese a que es a Rudd a quien escuchamos en el álbum. En resumen, un disco que suena con fuerza pero que también muestra la tendencia de descenso de inspiración en la que parecen haber entrado durante los 80.
Landslide: Un riff acelerado que recuerda mucho a los primeros discos en solitario de Ted Nugent (de hecho Nugent ya había granado años antes un riff prácticamente idéntico) e incluso a Motörhead, y sobre el que se construye una de las canciones más entretenidas del álbum.
Guns for hire: Con una estructura muy en la onda del álbum Back in black y el estribillo más fácilmente reconocible del disco, es uno de los momentos álgidos del álbum y seguramente, y con justicia, el que mejor recordamos hoy en día.
Flick of the switch: Otro tema que muestra de que la banda conserva la energía, aunque los estribillos memorables como los del Back in Black o algunos de For those about to rock empiezan a escasear.
Brain Shake: Si con Landslide recordaban a Ted Nugent, aquí incluyen un riff que bien podría haber salido de la discografía de Aerosmith (como pasatiempo, busquen un riff similar hacia el final de esta canción grabada por los de Boston en los 70). Sea como fuere, un muy buen tema.
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Fly on the wall (1985)
El grupo parece estancado y ha perdido la capacidad para emocionar con su música de la misma manera que antes. Para colmo se produce un cambio fundamental: el batería Phil Rudd ya no está y su sustituto Simon Wright, aunque técnicamente tocaba en el mismo estilo, carecía de ese punto de groove que Rudd sí tenía (un caso parecido al cambio de Steven Adler por Matt Sorum en los Guns ‘N Roses, donde se perdió un algo indefinible y etéreo pero claramente perceptible en los ritmos y el sonido de la banda). Por su parte, Brian Johnson se ha quedado anclado en el registro más chillón de su voz y por momentos parece casi una parodia de sí mismo, cuando sobre todo en Back in Black había demostrado ser un cantante con mucho más potencial. Al menos yo siempre he echado de menos el que explore más sus registros más graves. La crítica se mostró despectiva hacia el álbum y no ayudó el que meses antes hubiesen publicado material nostálgico de los 70 (el disco ‘74 Jailbreak, dedicado a rescatar material inédito de los inicios de la era Bon Scott), recordando la contagiosa electricidad que habían desprendido hasta algunos años atrás. Con todo, el álbum no funcionó mal en la listas. Por lo que a mí respecta, AC/DC empezaban a transmitir cierta sensación de tedio, lo que seis o siete años atrás hubiera parecido sencillamente impensable.
Shake your foundations: Tema que tendría una segunda vida al ser incluido en Who made who, banda sonora de la película Maximum overdrive (basada en un relato de Stephen King, un fanático seguidor de AC/DC). Como todo en este disco, suena a una versión ligeramente descafeinada de una fórmula ya conocida y aparentemente explotada hasta la saciedad.
Sink the pink: Más de lo mismo, un tema que suena poco inspirado —pese al prometedor comienzo— y en el que siguen dando vueltas en busca de unas musas que parecen haberlos abandonado.
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Blow up your video (1988)
La cosa mejora un poco con este nuevo disco, no tanto como para echar las campanas (del infierno) al vuelo, pero sí lo bastante para que los fans tuviesen un cierto respiro. Sin ser un gran disco, que no lo es, al menos representa un ligero paso adelante. Es más variado, lo cual por lo menos alivia la sensación de monotonía. Vende mejor que su predecesor, aunque para entonces la mayor parte de la prensa musical ya le había dado la espalda a AC/DC. Muchos críticos extasiados con el auge de la generalmente insulsa era pop consideraban a esta banda un mero entretenimiento para quinceañeros, olvidando su glorioso pasado de los 70. Aunque la banda tenía su parte de culpa: nunca grabaron un disco indigno, pero lo cierto es que seguían necesitando algo mejor que esto para demostrar que no habían exprimido su fórmula hasta agotarla.
That’s the way I wanna rock’n’roll: El gran single del disco. La estructura está bien trabajada, el riff es pegadizo y produce la momentánea impresión de que el grupo vuelve a disfrutar con lo que hace. Se agradecería que Brian Johnson lo hubiese cantado más en la onda de Rock & roll ain’t noise polution, pero con todo es una muy buena canción.
This means war: Un tema divertido, marcado por un distintivo riff pensado para los headbangers que seguían incondicionalmente a AC/DC.
Meanstreak: Lo impensable, ¡AC/DC con un ligero toque funky! Lo cierto es que es un buen tema en el que quizá falla el estribillo, demasiado genérico. Pero el riff principal cabalga perfectamente bien y estas variaciones en estilo suponen al menos un soplo de aire fresco frente al total estancamiento del álbum anterior.
Nick of time: Otro buen tema que podría haber dado más de sí, al menos si hubiesen jugado más con las armonías. En todo caso entretenido.
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The Razor’s Edge (1990)
Básicamente una continuación de Blow up your video, pero con una diferencia importante: fue catapultado por un par de canciones muy inspiradas que sobresalían mucho sobre todo lo demás que estaban haciendo por entonces. Especialmente el poderoso single Thunderstruck, que tuvo una enorme repercusión mundial y les permitió retornar a grandes niveles de éxito comercial. En el resto del álbum no depara muchas más sorpresas, excepto un nuevo cambio de batería (ahora el inconfundible Chris Slade). Por entonces nadie pensaba que AC/DC grabarían jamás otro Black in black o un nuevo Highway to Hell, pero este es un buen disco que contiene momentos muy intensos y eso es más de lo que podía decirse de algunos de sus restantes discos de los 80.
Thunderstruck: Por sorpresa, AC/DC se sacan de la manga una canción cuya popularidad podrá casi llegar a rivalizar con Highway to Hell o Back in Black. Es un tema con muchísimo, muchísimo gancho; una sucesión de riffs pegadizos y de coros inolvidables que lo convertirán de inmediato en un himno. En algunos momentos aislados incluso se percibe de nuevo la vieja vibración de la banda, esa explosión de energía en estado puro que se venía echando de menos desde hacía años. Sin duda alguna es el gran tema del álbum. El videoclip fue emitido hasta la saciedad por muchas televisiones, ayudando todavía más a su popularidad. Como suele decirse: quien fuese joven por entonces y no le tenga un tierno cariño a esta canción, es que no vivió aquellos años como Dios manda.
Moneytalks: Otro single que ayudó bastante a la repercusión comercial del álbum, gracias especialmente al enorme atractivo de su estribillo melódico, que le ganó una buena cuota de radiodifusión en casi todo el planeta.
If you dare: Un tema en tono de hard rock setentero que no mucha gente tiene en cuenta pero que también está sin duda entre lo mejor del disco.
Rock your heart out: Uno de los escasos temas de AC/DC en donde el bajo tiene el visible protagonismo, lo cual contribuye a darle un aire distinto. Una buena canción, efectiva y enérgica, y otro de los momentos álgidos del álbum.
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Ballbreaker (1995)
Cinco años después reaparecen con un disco repleto de nuevas connotaciones. La buena noticia es que vuelve Phil Rudd a la batería, lo cual significa que volvemos a tener a la alineación titular de Back in Black y For those about to rock. Otra buena noticia es que la banda ha recuperado su prestigio, e incluso lo ha engrandecido por esa aureola de leyenda que confieren los años. Al contrario de lo que sucedía en la segunda mitad de los 80, el conjunto del legado de AC/DC estaba siendo reconocido casi por todo el mundo, en buena parte gracias al repentino auge del rock guitarrero que se había producido a principios de la nueva década. Casi todas las bandas de la exitosa nueva generación rockera, por no decir todas desde Nirvana a Guns n’Roses, admiraban a AC/DC, así que los australianos vuelven a ser respetables a ojos de la crítica. También hay mucho de mérito propio: gracias a sus espectaculares directos se están convirtiendo en una institución por más que no hayan grabado una auténtica obra maestra desde 1980. Su condición de iconos está extendiéndose al público en general, que nunca les había vuelto a prestar tanta atención desde Back in black, y ahora son más frecuentes las referencias a ellos en cine y TV. El disco es, pues, un éxito. Se nota que Rudd ha vuelto a las baquetas, por ese retorno de unas cadencias que parecían perdidas. Hay también una cierta vocación de combinar la nueva fórmula con un relativo retorno a sonoridades del pasado lejano. Es su disco más de raíces en muchos años y contiene varias canciones notables. Sin ser una obra maestra ni nada parecido, sirvió como buen telón de fondo para el retorno de AC/DC al Olimpo.
Hard as a rock: Un buen single de presentación, con un riff de guitarra muy reconocible y una saludable dosis de intensidad en la que, efectivamente, se escuchan algunos ecos de los 70.
Cover you in oil: Una estrofa juguetona y un estribillo muy en la onda del álbum Back in Black para otro muy buen single que también ayudó a catapultar las ventas del disco.
Boogie man: Un amago de rhythm & blues cadencioso combinado con los tics propios de la era Johnson. Buen ejemplo de cómo el disco Ballbreaker combina el sonido que llevan tres lustros practicando con retazos de lo que hicieron en los tiempos de Bon Scott, en una onda más blues-rock.
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Stiff upper lip (2000)
Pasan otros cinco años y la misma formación —bajo la batuta de George Young, el «hermanísimo», en la producción— regresa con un trabajo más efectivo que Ballbreaker. La crítica lo recibe con entusiasmo: ya nadie les niega su importantísimo papel en la historia de la música popular. En cuanto al contenido, aquí están más cerca que nunca del blues rock de sus orígenes. El disco vendió muy bien y recibió comentarios generalmente positivos. Sobre todo, Stiff Upper Lip era la excusa perfecta para que siguieran reinando en directo, transformados ya uno de los espectáculos que más rápidamente agotaban las entradas en cualquier rincón del planeta, tendencia que seguiría hasta hoy.
Stiff upper lip: El adictivo single que ayudó a lanzar el disco y en mi opinión una de las mejores canciones grabadas por el grupo en mucho tiempo; un blues-rock sencillo, directo y de raíces.
Satellite blues: La guitarra mandando desde el inicio, como en los viejos tiempos (en realidad como casi siempre) para un tema cuya base instrumental suena sorprendentemente parecida a los años 70.
Safe in New York City: Una vez más, soplos de la vieja energía y la vieja pulsación en un fantástico tema que es sin duda una de las grandes perlas del álbum. Por fin parecen sonar casi como si fueran otra vez una banda joven con ganas de comerse el mundo.
Meltdown: Otro de los puntos álgidos del álbum, que como todo Stiff upper lip suena mucho más orgánico, natural y auténtico que el noventa por ciento de lo que habían grabado desde principios de los años 80.
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Black Ice (2008)
Ocho años transcurrieron desde su anterior trabajo; el estatus legendario de AC/DC ya es simple y llanamente universal a estas alturas. Tienen un público numerosísimo y totalmente entregado en cualquier parte del mundo donde se presenten. Cualquier crítico de rock que mostrase reticencias hacia el legado de AC/DC podía ser considerado una rareza, e incluso los críticos ajenos al estilo tenían que respetar la capacidad de trabajo y la perseverancia de la banda. La misma formación de Stiff Upper Lip (hermanos Young, Brian Johnson, Phil Rudd y Cliff Williams) se encuentra con la tarea no demasiado fácil de continuar el buen sabor de boca que dejó aquel disco. Para ello, curiosamente, recurren a un productor inesperado: Brendan O’Brien, conocido por su trabajo con Pearl Jam, Stone Temple Pilots, Rage Against the Machine. El resultado ya no hace tanto hincapié en el blues-rock de Stiff upper lip y de hecho se acerca más al estilo de discos como The Razors Edge. Además, el álbum es inusualmente largo, lo cual siempre es una decisión arriesgada porque generalmente lleva a meter más canciones de relleno. Pero lo cierto es que Black Ice es un trabajo más que convincente aunque no todos los cortes estén al mismo nivel. Hay buenas canciones, un sonido impecable… prefiero la faceta más bluesy de Stiff Upper Lip, pero esto es una apreciación personal. El disco fue un bombazo comercial como hacía mucho que no gozaban: fue número uno en muchos países, incluyendo EE. UU., el Reino Unido y media Europa, su Australia natal… y, sí, incluso también fue número uno durante varias semanas en uno de los países menos rockeros de la esfera occidental. Esto es, España. La gira de presentación, ni que decir tiene, fue un acontecimiento internacional de primera magnitud.
Rock and Roll Train: Fue el primer single escogido para lanzar el álbum (aunque personalmente no creo que sea la mejor canción del disco) que nos traía de nuevo a AC/DC en estudio. Un tema más bien formulario, pero bien ejecutado y con un estribillo eficaz.
Big Jack: Segundo single del disco, casi una especie de continuación de Rock and Roll Train, dotado con inspirados riffs de guitarra que demuestran cómo los Young aún tienen espacio para trabajar en el reducido espacio de su monolítico estilo.
Money Made: Un tema muy pegadizo que no fue editado como single internacional, sino únicamente en el Reino Unido, pero que perfectamente podría haber servido de presentación del disco aunque su sonido no sea exactamente representativo de Black Ice. Uno de mis favoritos del disco.
Black Ice: En una onda muy hard rock de principios de los 70, esta canción podría haber encajado —con sus debidos matices— en discos como el Burn de Deep Purple, y nos muestra a unos AC/DC rejuvenecidos con ganas de dar guerra.
Hasta aquí un somero repaso a la larga historia y extensa discografía de AC/DC. Es verdad que no volvieron a grabar ninguna obra maestra desde 1980, y también es cierto (al menos en mi opinión) que con Bon Scott parecían otra banda, más mágica y con más encanto. Pero durante todos estos años sus directos han sido espectaculares y han ido añadiendo, a veces con mejor suerte que otras, nuevas canciones de referencia a su repertorio. Ahora solo nos queda confiar en que sigan vivos y en forma durante unos cuantos años más, porque el día en que ya no estén nadie podrá seguir interpretando todas esas canciones como lo hacen ellos.
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Hace unos meses vi en directo a una banda tributo tremenda, Bon Scott Revival Band. Sólo tocan repertorio de la época Scott y son buenísimos. Creo que son madrileños. Muy recomendables, es un gustazo disfrutar canciones que AC/DC no tocan en directo (p.e j Riff Raff, It’s a long way, What’s next to the moon, etc etc).
La etapa con Bon Scott me gusta más, pero con Brian Johnson han parido auténticos temazos también. Mi preferida es «Hell´s bells», con esa intro escalofriante, la forma en que van entrando las guitarras y la batería, el terrorífico sonido de campanas del que Metallica tomaron buena nota para «From whom the bell tolls»…¡Temazo enorme! «Thunderstruck» es otro puntazo, aunque me he cansado de ella de tanto escucharla en los bares, incluso en los antros más horteras. No parecen saber que el grupo tiene como cincuenta temazos, que no solo grabaron «Thunderstruck» y «You shook me all night long».
Hay rumores de que Angus tiene cáncer, nada de extrañar en un fumador empedernido como él ¿Alguien sabe algo al respecto?
Hola, Wise:
Hasta donde sé, me temo que se quedó en un rumor de internet y que sólo he visto en páginas en español, así que no tengo muy claro de dónde surgió. De hecho, en la página oficial no hay mención a eso por ningún lado y la idea que tenía era que, supuestamente, podría haber material nuevo en 2014. ¡¡Ojalá!! Claro que con lo hermética que ha sido esta banda siempre (Malcolm Young en ese sentido es una cámara acorazada), vete a saber si no hay algo de cierto en los rumores. Sin duda, con lo que ha fumado Angus, como para no haberlo desarrollado hace ya rato…
Gracias por la información. Era raro ver una foto de Angus que no fuera tocando en directo en la que no tuviera el cigarrillo en la mano. Yo no creo que saquen otro disco. No veo a Phil Rudd por la labor, Brian Johnson también reconoció haberlas pasado canutas en la última gira y si hay algo de cierto en estos rumores Angus tampoco tendrá muchas ganas.
Pues sí. De hecho, Brian dijo tranquilamente que se retiraba, habiendo dejado el pabellón muy alto en la última gira, y sobre la marcha Malcolm salió y dijo que ni de coña, que él (Brian) estaba en plena forma, etc, etc. Comparto escepticismo contigo: sería genial que sacaran algo nuevo y que hicieran alguna mini-pira, como han hecho ahora Black Sabbath, que ya sabemos que Ozzy no aguanta un asalto y Iommi se las ha tenido tiesas con el cáncer. Pero… el tiempo no pasa en balde
Shake a leg??? En serio?
Como ya comenté el anterior artículo sobre la era Bon Scott y defendí el trabajo de Brian Johnson, no voy a dejar de comentar esta nueva entrega.
De entrada, gracias y enhorabuena por el trabajo realizado. No es fácil condensar más de 30 años de música, que se dice rápido, en un artículo. Y gracias, sobre todo, por la inteligencia con la que, en mi opinión, se ha abordado la comparación entre las dos etapas. AC/DC con Brian Johnson es otra banda, sencillamente, como no podía ser de otra forma.
A Brian Johnson se le podrán criticar cosas pero no precisamente ser un presuntuoso ni nada por el estilo. En una de las múltiples entrevistas que se le han hecho y en la que no dejan de preguntarle por Bon Scott (que ya hay que ser pesadito, joder, como si se hubiera muerto hace dos meses…), Brian lo dice bien claro: yo no entré en AC/DC para reemplazar a Bon Scott, entré porque Bon había muerto. Es decir, siempre ha tenido muy claro que, en condiciones normales, él jamás habría llegado a ser el cantante de AC/DC. Toda esa tontería de que Bon lo había visto, se había quedado flipado y les habría dicho al resto de la banda que, de faltar él un día, el reemplazo seria Brian Johnson, es eso, una tontería solemne y un bulo tan chorra que no sé cómo ha aguantado tanto el paso del tiempo: cierto, Bon lo había visto cantar con su banda Geordie y había flipado con cómo gritaba el tío en directo… sin saber, claro, que justo esa noche al bueno de bueno de Brian le había dado un ataque de apendicitis justo en medio de esa actuación y que por eso se estaba revolviendo de dolor. Pero nada más. Y sí, Brian también los había visto en directo en los 70 y se había quedado flipado (¡quién no lo habría hecho!), pero de ahí a pensar que fuera a llegar a ser su cantante… En fin, lo que son las vueltas de la vida…
Dicen las lenguas que Back in Black suena tan bien porque ya en buena medida estaba hecho para cuando Brian llegó. Bueno, nunca sabremos hasta qué punto es eso cierto, pero sí que es verdad que el propio Angus admitió en su momento que ya había una canción hecha, Have a Drink on Me, y, la verdad, se nota: la estructura de la canción y, sobre todo, de la letra y la cadencia es muy propia de Bon Scott; es muy fácil imaginártelo cantándola, podría haber encajado perfectamente en Highway… Otro detalle: en la biografía de Bon Scott que se publicó hace unos pocos años (por cierto, lectura obligatoria para todo fan que se precie) se comenta que Bon, hablando con unos amigos poco tiempo antes de morir, les habría dicho que estaban preparando nuevo material para un disco que se llamaría «Back to Black» y que letras y demás material que supuestamente tendría Bon en su casa desaparecieron misteriosamente justo en los días de su muerte. ¿Casualidad? ¿Teorías conspiranoicas? Quién sabe… A título particular, me llama la atención el hecho de que en un documental que salió sobre la grabación del Back… (más que recomendable, por cierto) sólo se hable de Hells Bells, Shoot to Thrill, Back in Black, You Shook Me All Night Long y Rock’n Roll Ain’t Noise Pollution. De nuevo, ¿casualidad, son ésos los temas que más les gustan o es que ésos fueron los temas que realmente se trabajaron con Brian? Me temo que nunca lo sabremos…
Al margen de esto, la selección de temas de ese álbum mítico me parece adecuada, aunque más o menos pasa como con Powerage o con Highway… ¿Cuál quitas? Muy de acuerdo en incluir Shake a Leg, aunque también incluiría Let Me Put My Love into You: es otro tema en el que Brian demuestra que puede ser mucho más versátil de lo que ha demostado ser con posterioridad. Canta que te mueres y con una intensidad, sin necesidad de ir todo el rato a grito pelado, que me parece fantástica.
Del For Those…, al margen de las citadas (me encanta Let’s Get It Up), me parecen muy divertidas y con mucha garra Put the Finger on You, C.O.D, o, sobre todo, Inject the Venom, brutal como pocas de las que ha grabado Brian.
Coincido con la idea del declive que viene a partir de ahí. De hecho, me pasé ni sé la de años sin escuchar Flick of the Switch, aunque me he vuelto a reconciliar con ese disco. Del Flick… el tema que abre el disco, Rising Power, me parece un bombazo, como si aún retuvieran la energía del anterior, pero se queda en un espejismo. Guns for Hire está bastante bien y Badlands, que tanta gente detesta o ignora, creo que tiene una estructura y una base de guitarra muy solvente. «Es que la letra es una chorrada». Vale, pero no creo que los AC/DC se hayan caracterizado nunca letrísticamente por ser Shopenhauer, que digamos.
Los otros tres discos son muy, muy flojos y, como dije en el otro artículo, no creo que el problema fuera sólo Brian. De hecho, llegó un punto en el que él dejó de aparecer en los créditos de las canciones: como él mismo reconoce, no le gusta demasiado componer letras y se siente cómodo cantando lo que le pongan delante. Además, justo por aquella época tuvo, parece, unos problemas matrimoniales terribles y como que no estaba para muchas historias.
AC/DC en ese momento estaban reventados física y creativamente. Llevaban más de una década a piñón fijo, sin apenas descanso, y Phil Rud primero y Malcolm Young después llegaron a estar muy pasados de rosca con alcohol y otras drogas. Teniendo en cuenta que el coco creativo de esa banda siempre ha sido Malcolm, ¿todavía vamos a seguir achacándole a Brian que la cosa ya no sonara como antes?
No comparto la opinión sobre Razor’s Edge: al margen de Thunderstruck, sin duda un temazo, el resto del disco me parece un pestiño. Compositivamente, creo que es de los más flojo que han hecho junto con Fly on the Wall, repetitivos a más no poder. Recuerdo haberlo comprado en su día en vinilo (sí, peino canas hace un buen rato) y me resultaba imposible escuchar la cara B.
Sin duda la cosa mejora mucho con Ballbreaker: el propio tema que da título al álbum es un puñetazo en la boca y temas como Burning Alive o All Hail Ceasar tienen mucha y buena pegada.
Pasando ya al último, me parece un trabajo más que digno, máxime para una banda que ya no tiene que desmotrarle nada a nadie, y de ahí creo que los grandes temas son Anything Goes (su mejor single, en plan tema pegadizo, desde You Shook Me…) y, sobre todo, Stormy May Day: el toque con slide de Angus me pone los pelos de punta. Lástima que sea tan corto pero ahí se demuestra que siguen teniendo frescura y capacidad de sopresa y la voz de Brian tiene un toque bluesy fantástico.
¿Que Brian no bacila tanto como Bon? Nadie bacila tanto como Bon Scott, pero Brian Johnson hace rato que ha sentado por derecho propio cátedra de cómo hay que cantar y de cómo se envejece con dignidad al frente de la mejor banda de rock’n roll de la historia. Y el listado de grandes canciones que hay en este artículo debería ser muestra más que suficiente al respecto
«Let me put my love into you» es genial. ¿No crees que podían haberla grabado perfectamente los primeros Whitesnake?
No veo a Coverdale cantando eso, la verdad. Is This Love y otros bodrios similares (y mira que Whitesnake tiene temazos, conste), las clásicas baladitas heavies (menudo coñazo, la verdad) no le llegan ni a la suela del zapato a Let Me… Pero, bueno, para gustos colores
Pues si que suena bastante a los Whitesnake previos al disco homónimo, por otra parte los mejores Whitesnake en mi opinión.
Los de Coverdale serian una buena banda a analizar también, aunque de menor importancia que las analizadas hasta ahora por jotdown me parece una banda que ha sabido evolucionar con los años y ha acabado sacando discos salvables en la ultima década, lastima el despropósito que es la voz de Mr. Coverdale en directo hoy en dia… Como Europe, pero estos últimos mas solventes en directo
Tengo un recopilatorio de Whitesnake de 3 cds en los que se resumen todas las diferentes épocas y tienen un montón de temazos increíbles.
Europe ya no me van. Han perdido aquel toque festivo que tenían y se han vuelto más pesados, en el peor sentido. Me aburren sus nuevos discos.
Europe están muy orgullosos de su etapa moderna. Lamentablemente, creo que son los únicos.
Un Joey Tempest envalentonado dijo hace no mucho que incluso se estaban planteando dejar de tocar los clásicos (The final countdown, Rock the night…) y centrar su repertorio en sus nuevos discos. A ver quién paga por ver eso.
Yo sí imagino a Coverdale cantando varios temas del «Back in Black», por ejemplo. Los primeros discos de Whitesnake eran puro boogie rock, diferente al de AC/DC, pero con un espíritu no demasiado alejado en realidad. Aquel Coverdale de los setenta hubiese bordado cosas como «Rock and roll ain’t noise pollution», no me cabe ninguna duda.
Sí, como le comentaba a otro compadre de jotdown, ésa época sí que fue muy interesante en Whitesnake y Coverdale estaba pletórico. Luego cuando ya se metieron en la etapa digamos más efectista siguieron haciendo grandes temas, qué duda cabe, pero también hubo más de una tontería que no me aporta nada musicalmente, aunque a ellos les llenaron los bolsillos. Enhorabuena por ellos.
¿Dedicarle un artículo de este tipo a esa banda? Por qué no. Pero antes deberían venir los Deep Purple o Black Sabbath, que tanto unos como otros dan para entregas dobles e incluso triples, con la cantidad de discos que han grabado y los cambios de formación y demás historias
Esos dos que comentas se lo merecen, desde luego. Tal vez más Black sabbath. Es que aún hoy escuchas elementos de sus canciones en grupos actuales. Fueron tremendamente influyentes. También Deep purple, pero Black sabbath dieron lugar a géneros enteros dentro del heavy metal: Doom, thrash, death metal…todos le deben algo a Iommi y cía.
Bueno, ¿el primer Whitesnake, dices? En ese caso, sí, me pega más. En el caso del de la 2ª mitad de los 80 en adelante, ni de broma
Sí, los primeros: los de «Trouble», «Love hunter» etc…Los de la época más bombástica norteamericana no, claro. Aunque «Bad boys» es una de mis canciones preferidas de Coverdale.¡Menudo solazo se marca John Sykes! La canción es pura energía.
Hombre, sí, ésa es la etapa de ellos que más me interesa. Estos últimos años han sacado buen material y sobre todo ha grabado grandes directos, muy potentes. Lástima que Coverdale sólo aguante por rachas. Pero cuando está bien, sigue siendo un gran frontman
Como líder, Coverdale sigue siendo el frontman por excelencia, todo carisma. Lástima que ya no tenga voz.
Sí, el tipo se ha currando un aplomo que de entrada con Purple no tenía. Claro que en ese momento él era el recién llegado y ellos ya unos monstruos. Y hoy día no hay mucho que se le pueda enseñar al respecto, ahora las lecciones las da él. Lo que son las cosas, siendo de una misma edad que Glenn Hughes o que Rob Halford (creo que entre los tres apenas hay dos meses de diferencia, son todos de mediados del 51, más o menos), hay una diferencia notable en cómo han llegado a la edad que tienen: Hughes está pletórico, no sé si decir que mejor que nunca, Halford me sigue pareciendo una mala bestia («es que ya no es como en Screaming for Vengeance». Pues claro, no te jode, como que hay unos 30 años de diferencia. Pero me gustaría ver a gente con edad para ser su hijo cantar como él no hace 30 años sino como canta ahora. Lo he visto en directo tanto en la gira del Painkiller en el 91 como luego en la reunión de 2004, cuando Nostradamus y ahora en Epitaph, así que tengo de dónde comparar y, dios mío, qué lección de profesionalidad, buen hacer y empaque en el escenario. Un ejemplo a seguir, vamos). Coverdale, si lo pillas en una buena noche, genial; si no, uff, vaya. Pero que le quiten lo bailado
Hughes, que en su díaestuvo a punto de palmar por la cocaína tiene una voz impresionante. Discrepo contigo en lo de Halford, me lleva decepcionando desde que volvió con el disco «Resurrection» y en directo no cantó ni una sílaba de «Breaking the law». Está bien que dejes al público cantar parte del estribillo, pero toda la canción fue demasiado. Además había perdido mucha potencia en los graves. Es cierto que no se puede cantar igual con 30 años que con 60, pero en esta última gira destrozó el estribillo de «The sentinel», que sonó irreconocible en la voz. El grupo, ya sin Downing, cumplió. Lo que hizo Halford en el discazo «Painkiller» era inhumano, pero ahora le veo arrastrándose por el escenario y tirando mucho de efectos de micrófono.
Gracias a ti por el comentario. En AC/DC todos tienen claro que Bon Scott no tenía reemplazo, y Brian Johnson, como el resto, siempre ha encajado muy bien las pesadísimas comparaciones que todos nos empeñamos en hacer continuamente (un cantante sin el ego disparado, ¡increíble!). Ese es uno de los motivos por los que AC/DC siguen despertando simpatías: no se andan con «bullshit», como dirían en otros lares.
En cuanto al «Black in black», creo que era tan bueno simple y llanamente porque los hermanos Young seguían en estado de gracia en cuanto a inspiración, no necesariamente porque hubiesen escrito para (o con) Bon Scott. Casi da igual el cantante que hubiesen elegido. Ellos dos hacían las estructuras de las canciones y en ese momento su creatividad era desbordante. Yo también tengo mitificado a Bon Scott y él mejoraba las canciones, seguro, pero la composición de los temas era cosa de los Young y casi todo el mérito compositivo de ese disco es de ellos.
Hola, Emilio:
Absolutamente de acuerdo contigo. Sí, la verdad es que te pones a ver de qué fueron capaces Malcolm y Angus entre el 78 y el 80, esto es desde Powerage al Back in Black, y cuesta creérselo. No sé, para mí sólo es comparable con la racha de Deep Purple del In Rock al Machine Head, o los Maiden que van del Number of the Beast al Seventh Son of Seventh Son. O ciclos equivalentes de Led Zeppelin o Black Sabbath. Se queda uno muerto: «¡¿Y ahora qué más queda?! No se puede ser mejor. Joder, dejen algo para el resto de los mortales». Y sí, Bon era un súperclase pero casi que habría dado igual quién hubiera cantado Back in Black: la materia prima es tan buena que lo difícil sería hacerlo mal.
Y muy buena tu observación sobre la falta de ego o de divismo de Brian Johnson. Yo diría que, además de su calidad innegable como cantante, una de las claves de la simpatía que despertó desde el principio hasta ahora es lo buen tío, lo sencillo que es. Siendo Bon un tipo genial a decir de todos los que le conocieron: tuvo novias por un tubo y parece que puso cuernos como un ciervo de 16 puntas pero ni una sola ha hablado mal de él. Todo lo contrario, lo siguen queriendo a rabiar. Hasta en eso era un genio, el muy cabrón ;-))
Yo conozco una banda Tinerfeña que tienen un tributo de AC/DC brutal, ya sea de la etapa Bon o Brian, lo que les echen, se llaman We are not AC/DC….tribute band. Maquinones jeje.
Me suenan. Dicen que molan un huevo ;-)
Gracias!!! refresque la memoria de porque amo a esta banda!! sea Bon o Brian, son mi banda favorita, he disfrutado en gran sobremanera esta lista, aunque debo decir que para mi Black Ice es un gran disco, me encanta y que pecado que no hayas incluido Anythin Goes, para mi es la mejor ufff me encanto!! gran articulo, ya quiero leer la siguiente!!!
Este artículo está infinitamente peor que el de la etapa Bon Scott. Se nota que gusta menos (normal), pero de ahí a ningunear ciertas cosas…
Para empezar, el gran bajón de AC/DC no se produce con Flick of The Switch sino con For Those About To Rock. Que el disco vendiera muchísimo (su primer Nº1 en USA) o que la crítica se subiera al carro porque se habían puesto de moda y quedaban bien junto a la NWOBHM, no significa que el disco sea mucho mejor que su secuela. Todo el mundo tenía esa sensación entonces, pero pasados los años y visto en perspectiva, es evidente cuándo se produce el cambio en la banda.
Es precisamente durante la grabación de FTATR cuando empieza a haber problemas graves en la banda. Back in Black es una terapia de choque contra la muerte de Bon, todo sale a la perfección, las canciones son únicas, la grabación es increíble, el sonido que logran es de muerte. Con FTATR la grabación es una pesadilla absoluta y acaban hasta los huevos del productor Mutt, con innumerables cambios de estudio y un aburrimiento absoluto en los hermanos young. Para colmo Phil ya muestra síntomas de que algo no le funciona bien dentro. No asimila la muerte de Bon y cada vez toma más marihuana y alcohol, vive rodeado de lujos y cada vez tiene menos relación con la banda.
El siguiente paso, Flick of The Switch, es donde todo se hace evidente, pero los problemas habían empezado antes. El grupo ha despedido a la inmensa mayoría de su «equipo», desde el mánager hasta el último roadie, muchos amigos íntimos de la banda desde los 70. Deciden producir ellos mismo el disco porque se han cansado de sonar a FM americana (o de acercarse a ese sonido). Dicen que la grabación de la batería ni siquiera la termina Phil, sino que contratan a un músico de estudio. Phil es despedido después de enfrentarse a Malcolm, pero es solo el enésimo episodio ya que sufre neurosis y alucinaciones.
Todo esto creo que es bastante ‘útil’ para el artículo, que se queda MUY cojo si no.
A partir de ahí, cabría añadir también que The Razors Edge supone mucho más de lo que aquí se ha redactado. Fue un puñetazo en la mesa descomunal. Un cambio de rumbo sin precedentes en la historia de AC/DC: ni siquiera el paso de Highway to Hell a Back in Black suena tan diferenciado como este disco. Chris Slade es un batería absolutamente diferente de lo que ‘cuadra’ con el universo AC/DC. Fue una operación calculada por Malcolm: querían volver a vender y a demostrar que todas esas bandas Nº1 que imitan a AC/DC no puede hacerles sombra.
No se menciona nada en el artículo de Bruce Fairbairn, el productor de este álbum, dios sabrá por qué. Es elemental. Personalmente es un disco que me gusta poco, muy Heavy y saliéndose claramente de la filosofía AC/DC. Pero al Cesar lo que es del Cesar, es un disco mayúsculo y una demostración de fuerza que casi ninguna otra banda ha logrado 10 años después de su mayor éxito.
Por último, decir más o menos que Stiff Upper Lip es mejor que Ballbreaker me parece aventurado en exceso… Desde luego el de 1996 no tiene un solo tema de relleno, y el del 2000 sí lo tiene, a parte de que éste parece una simple secuela del anterior, aún siendo un buen álbum.
También hubiera estado bien hablar un poco más del retorno de Phil y cómo se hace el proceso de vuelta, es muy significativo de porqué vuelven a sonar así. Han cerrado el círculo, todos se sienten en paz con sigo mismos y ya solo les queda sacar varios buenos álbumes hasta que se jubilen, gozando de un éxito incomparable y de un saber hacer que, aunque no les capacite para repetir un «Back in Black», si nos dejará disfrutar de unos últimos álbumes fantásticos para cerrar su carrera
Para mi Shake your foundations y sink the pink son tan buenas como muchos temas de back in black,pero ya se sabe….nos dejamos llevar por prejuicios culturetas que ademas acaban imponiendo como tópicos,como ese que reza que AC/DC sacan siempre el mismo álbum.En cuanto a the razors adge creo que no hemos escuchado el mismo disco…para mi esta a la altura o mejor que back in black,en su momento fue un disco potente e inesperado que sorprendió gratamente a mucha gente,pero otro tópico ese de que lo que funciono sobremanera en un principio(back in black)tiene que ser por testículos mejor que todo lo demás…en cuanto a lo de que los whitesnakes de los inicios eras los «guais» y los de la «época americana» puta mierda…es un debate tan cansino que…ustedes mismos.
En Asturias también tenemos nuestra banda tributo, AB/CD se llaman. Y también se centran en la etapa de Bon Scott.
Los primeros discos, con Bon, son una pasada. Ese blues-rock minimalista, puro y directo a las venas.
Ahora bien, Back in Black es una obra maestra: el sonido se hace más contundente, rock duro de verdad, metal. Brian aporta esa dureza con su voz potente y más aguda. Let me pull my love into you es mi favorita sin discusión.
Brian tiene una voz potente? Amos hombre. Con todos mis respetos hacia su persona, porque me cae muy bien, le toco el gordo el dia que los Young decidieron que fuera el sustituto de Scotty.
Que tal, muy buen artículo y creo que las apreciaciones personales de cada uno no deberían quitar que la recopilación es muy buena, yo cambiaría algunas cosas pero eso no quiere decir que la misma sea constructiva.
Además hay que tener en cuento el esfuerzo que conlleva recopilar 60 temas, es casi predecible que en algunas (o muchas) cosas no vamos a estar de acuerdo.
Por otro lado, a mi me parece innecesario seguir con las comparaciones entre Bon y Brian, Bon lleva muerto 34 años y por más que me gustaría nada lo va a devolver a la vida.
Un saludo