(Viene de la primera parte)
Después de conocer el inicio de El Informal desde dentro, Jot Down descubre el trabajo que había detrás de las celebérrimas parodias musicales que el equipo del programa realizaba cada 100 programas. También serán desgranadas las secciones y la procedencia de las mismas para llegar al final del camino: el final y el porqué. Las dudas y polémicas sobre el motivo de la cancelación de El Informal no llegaron a aclararse del todo, pero los propios protagonistas serán los que arrojen luz para que cada uno saque sus propias conclusiones.
Dando el cante: parodias musicales de El Informal
Grandiosos fueron algunos scketches, pero lo que todo el mundo atesora en el subconsciente son las versiones de canciones que hacían cada 100 programas. Desde la caracterización, hasta la producción, montaje y adaptación, los videoclips resultaban espectaculares. «Los videoclips fueron un hallazgo de Miguel Ángel Ferrer, otro de los grandes guionistas del programa. Él seleccionaba el tema y le cambiaba la letra», expone Javier Pilar Gallego, coincidiendo con lo que Capitán publicó en su blog en 2007: «La historia de los videoclips de El Informal se remonta al día en que uno de nuestros magníficos guionistas, Miguel Ángel Ferrer, me propuso esa sección. Se trataba de hacer un homenaje a grandes videoclips de la historia, cambiando la letra de las canciones, cantándolas nosotros, interpretándolos el equipo de El Informal manteniendo muchos de los elementos originales de aquellas piezas. Era una idea arriesgada, en la medida en que íbamos a «reinterpretar» aquellos videoclips, pero sin los medios descomunales de los que disponían los grupos que los lanzaron». El trabajo de equipo estaba comandado por, efectivamente, Miguel Ángel Ferrer, que cuenta cómo era la tarea de llevar a buen puerto los sketches musicales. «Al principio, la idea era parodiar los vídeos originales lo mejor posible». Pero pasó algo después de Vacaburra. «Nos llegó un vídeo en el que todo un colegio coreaba la canción. De modo que nos crecimos y la idea fue no excluir a nadie. Las letras eran aptas para todos los públicos y solían incluir las muletillas del programa». La selección abarcó canciones archiconocidas de la historia del pop y del rock internacional, y aunque todo era sometido a consenso, Miguel Ángel no recuerda que «ninguna fuera rechazada». Y después de las explicaciones, convendría hacer un estudio de todos los clips que se emitieron:
Vacaburra
(Every breath you take de The Police)
Son dos años ya,
o quizás son tres,
pero la verdad,
aún no sé por qué,
contigo me casé.
Eras un bombón,
esbelta y muy sensual,
pero esa pasión por la deglución,
te ha hecho un carcamal.
Yo nunca vi glotonería igual,
pero qué más da,
tu gula no tiene fin.
Fabada, pollo y café,
menú tradicional,
que sueles tomar a eso de las seis,
para merendar.
Deja de comer ya no aguanto más,
ya nada es como era tiempo atrás,
quiero salir y volver a pasear,
pero tus carnes no pasan del portal,
ya no puedo seguir viviendo así.
Yo nunca vi glotonería igual,
pero qué más da,
tu gula no tiene fin.
Ese nuevo festín,
con embutido y pan,
llegará a su fin y te oiré decir,
me paso al Biomanán.
No te engañes más,
todo se acabó,
vas a reventar.
Deja de tragar,
deja de sudar
qué asco me das (vacaburra).
Chocolate y pan,
ya por kilos van,
me vas a arruinar (cachalote).
Dos tostadas más,
te preparas ya,
pronto estallarás (foca monje).
Deja de tragar,
deja de sudar
qué asco me das (vacaburra).
Qué manía
(Mamma mía de Abba)
Cuando te conocí eras solo un patán,
no sabías de moda y olías fatal.
Hace un mes, eres tan vulgar,
un gañán sin estilo y muy horterón,
ahora vistes mucho mejor.
Tus patillas me hacen enloquecer,
las chorreras sí que te sientan bien.
(¡Oh, oh!) Qué manía, cada dos por tres,
me das la «brasa» con los trapos.
Qué manía, si lo llego a saber,
te dejo en casa hecho un guiñapo.
Tú, que ibas disfrazado,
ahora vas tan mudado,
¿por qué quieres «machacarme» así?
Qué manía, no sé qué es peor,
tupé o ese horrible pelucón.
Rimel, blusas ceñidas de seda y mohair,
pantalón de campana y de lana el jersey.
Mírate, eres un galán,
un Don Juan, un auténtico seductor,
relamido y más bien tragón.
Cuando dejes de comer y comer,
esa tripa dejará de crecer.
(¡Oh, oh!) Qué manía, cada dos por tres,
me das la «brasa» con los trapos.
Qué manía, si lo llego a saber,
te dejo en casa hecho un guiñapo.
No, no me congratula,
que tengas tanta gula,
así no me vas a hacer feliz.
Qué manía, no hay nada que hacer,
(¡Vamos!) Quién te ha visto y quien te ve.
Qué manía, no sé qué es peor,
tupé o ese horrible pelucón.
Qué manía, deja de comer.
(¡Requetetequete!) Quién te ha visto y quién te ve.
Qué manía, no hay nada que hacer.
(¡Vamos!) Quién te ha visto y quién te ve.
No, no me congratula,
que tengas tanta gula,
así no me vas a hacer feliz.
Qué manía, no hay nada que hacer,
(¡Vamos!) Quién te ha visto y quién te ve.
Si la cosa está mal, voy a Sacedón
(I still haven’t found what I’m looking for de U2)
He buscado en todas partes
Lo que siempre tuve aquí,
solo en Sacedón.
Dentro de Sacedón.
Si me meten un marrón.
Si me quiero relajar,
me meto en el bar,
El bar de Sacedón.
Si la cosa está mal, voy a Sacedón,
Si la cosa está mal, voy a Sacedón.
Cuanta «pibi», qué cuerpazos,
aquí siempre hay «pipazo».
Y me mola mazo,
aunque metas el cazo.
Con baraja en la tasca,
siempre taja con la basca,
Me olvido de todo.
«Jachondo» es mi apodo.
Si la cosa está mal, voy a Sacedón,
Si la cosa está mal, voy a Sacedón.
No hay tensiones por aquí.
En mi pueblo cambia el chip.
Si tienes mal rollo,
te la pique un pollo.
Cuando vuelva a mi casa,
Gritaré: «¡Bo, qué pasa!».
No daré más la brasa.
(Requetequete)
Si la cosa está mal, voy a Sacedón,
Si la cosa está mal, voy a Sacedón,
Si la cosa está mal, voy a Sacedón,
Si la cosa está mal, voy a Sacedón.
Me quiero reír
(Bohemian rhapsody – I wan’t to break free de Queen)
Ese que llega…
Uno que entra en un bar…
El mariquita es personaje fundamental.
Los de Chiquito,
comienzan con algo así.
Es que no hay chistes, es que ya no hay humor.
Sin «cobarde», «pecador», «el que va», «el que entró».
La mejor terapia, lo mejor de todo es reír; reír.
Me quiero reír.
Me quiero reír.
Me quiero partir con tus gracias,
irme por la pata abajo.
Me quiero reír.
Maño, maño me quiero reír.
No sabes de humor.
Faemino y Cansado te aburren
y flipas con Tony Genil.
No sabes de humor.
Maño, no sabes nada de humor.
No sé por qué tú (¡hey!)
te arrancas siempre con el «saben aquel que diu»
Pero es mucho peor
verte de Ángel Garó.
Ya no me puedo partir, reque.
Ya no me puedo partir.
Ya no me haces reír.
Te veo muy mal,
si solo cantas «no cambié, no cambié, no cambié».
Si Tamara es tu musa musical.
Maño, eres carne de hospital.
Si fueras Mr. Bean,
No viviría sin ti.
Me quiero reír (yeah!).
Me quiero reír.
Maño, maño, maño, me quiero reír.
Pelo pa’trás
(Stayin’ alive de The Bee Gees)
Yo ya lo sé, cada vez que me ves andar,
crees que estoy muy mal, que no soy normal.
Voy «petao», que más te da, tú ya sabes que
funciono igual.
Que si techno, «bacalao»,
Yo prefiero ir «desfasao».
Quiero oír a Tavarés
y que vuelva el Un, dos, tres.
Llueva, nieve o truene mi pelo no se mueve,
llevo el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Para darle brillo lo peino con cepillo.
Todo el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, el pelo pa’ trás.
Yo ya sé, tú también te preguntarás,
qué hace un macho así, con la voz tan mal.
Me pasó jugando al balompié
en un penalty que paré.
¿Qué ha pasado? ¡No lo sé!
¡Venga ya, levántate!
Dejadme ya, qué voy a hacer.
Ya no sé cómo cantaré.
Llueva, nieve o truene mi pelo no se mueve,
llevo el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Vaya pesadilla, me jodí las criadillas,
pero el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, no puedo más, pero el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, el pelo pa’ trás.
Que Dios me ampare,
sin genitales,
no sé cómo cantaré.
No seas zoquete, canta en falsete.
Y en falsete cantaré.
Yo ya lo sé, cada vez que me ves andar,
crees que estoy muy mal, que no soy normal.
Voy «petao», que más te da, tú ya sabes que
funciono igual.
Ni rapado, ni new wave.
Ni melenas, ni tupé.
Dejadme ya, yo solo sé
que bien peinado moriré
Llueva, nieve o truene mi pelo no se mueve,
llevo el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Para darle brillo lo peino con cepillo.
Todo el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, el pelo pa’ trás, el pelo pa’ trás.
Ah, ah, ah, ah, el pelo pa’ trás.
Ay, qué pesado, este castrado.
Que se calle de una vez.
(No me callaré)
Ay, cómo grita, se desgañita.
Creo que le mataré
(El pelo pa’trás).
Raro-malo
(Thriller de Michael Jackson)
Es madrugada,
y no te mola tanta oscuridad.
Acojonada,
ves sombras que te empiezan a inquietar.
Quieres gritar,
y el miedo te mantiene congelada.
¿Quién anda ahí?
Es Felisuco el que se mueve así,
o es Pedro Ruiz.
Si no te «ajuntas»,
con Freddy Krugger o Boris Karloff.
Si me preguntas,
qué es el misterio y cómo es el horror.
Recordarás,
algún programa de Nieves Herrero.
No es lo peor.
Me asusta mucho más un culebrón,
o Sánchez Dragó.
Qué mala suerte,
la muerte nunca atiende a la razón.
Pero lo fuerte,
es que un pirado busque explicación.
Carlos Jesús,
te espera con sus arrebatamientos.
Pero da igual,
no hay nada extraño en esta oscuridad,
ya lo verás.
Si tú eres raro, yo soy más,
el tipo más fantasma que te puedas encontrar.
Si tú eres malo, fliparás,
porque nos ha tocado un mundo raro, malo.
Si tú eres raro, yo soy más,
el tipo más fantasma que te puedas encontrar.
Si tú eres malo, fliparás,
porque nos ha tocado un mundo raro, malo, raro, malo.
De verdad.
(Gris) ¡¡Estoy hecho un chaval!!
(You’re the one that I want de la banda sonora de Grease, interpretada en la película por John Travolta y Olivia Newton-John).
Estoy senil y arrugado.
De la próstata mal.
Pero el susto que me has dado ¡¡me ha resucitado!!
Te vas a enterar,
(Uh, uh, uh)
porque el rock’n’roll
(Uh, uh, uh)
aumenta la longevidad.
(¡Es verdad!)
La hernia discal,
(Uh, uh, uh)
y hasta el Parkinson,
(Uh, uh, uh)
se combaten al bailar,
Matusalén les dio un curso a los Stones.
Estoy hecho un chaval.
Este se cree un chaval.
(Ooh, ooh, ooh, chata)
Estás hecho un chaval.
De tensión, fenomenal.
(Aah, aah, aaa… abuelo)
Estoy hecho un chaval.
Esto va a acabar mal.
(Cof, cof, cof, cagüen)
A ver doctor…
(A ver doctor…)
¡Oxígeno!
(¡Oxígeno!)
Si os creéis sementales,
pero ya no podéis,
con Viagra en los españales,
triunfaréis.
(¡¡Uaaaaaaaaaah!!)
¡Me quiero bajar!
(Uh, uh, uh)
¿No te cansas tú?
¡¿Casarme?! ¡no!,
porque pierdo la pensión.
Que sorda que estás.
(Uh, uh, uh)
No muevas los pies.
¡¿Ya es fin de mes?!
¡¿Hoy es día de cobrar?!
¡¡No lo sé!! ¡¡No lo sé!!
(¡¡No me grites, carcamal!!)
Estoy hecho un chaval.
Cuenta la edad mental.
(Aah, aah, aaa… abuelas)
Ser mayor es genial
Cuenta la edad mental.
(A la vejez, viruelas).
¡El reuma es genial!
Ahí te has pasado, chaval
(Ooh, ooh, ooh)
¡¡Jubílate!!
(¡¡Jubílate!!)
¡¡Verás qué bien!!
(¡¡Verás qué bien!!)
Estoy hecho un chaval.
Cuenta la edad mental.
(Aah, aah, aaa… abuelos)
Ser anciano es genial.
Cuenta la edad mental.
(A la vejez, viruelas)
Como dice el refrán:
Cuenta la edad mental.
(Ooh, ooh, ooh)
¡Jubílate!!
(¡¡Jubílate!!)
¡¡Verás qué bien!!
(¡¡Verás qué bien!!)
Viva la tercera edad.
(Aah, aah, aaa… abuelos)
Arrugado mola más.
(Ooh, ooh, ooh, viejos)
Los achaques dan igual.
(Ooh, ooh, ooh)
¡¡Jubílate!!
(¡¡Jubílate!!)
¡¡Verás qué bien!!
(¡¡Verás qué bien!!)
Estoy hecho un chaval.
Cuenta la edad mental.
(Aah, aah, aaa… abuelos)
Ser anciano es genial.
Cuenta la edad mental.
(A la vejez, viruelas)
Como dice el refrán:
Cuenta la edad mental.
(Ooh, ooh, ooh)
Estoy hecho un chaval.
Cuenta la edad mental.
(Aah, aah, aaa… abuelos).
Infinito e inconmensurable esfuerzo que aunaba un duro trabajo de producción y realización con la creatividad. Félix se pronuncia al respecto. «Cuando Miguel Ángel conseguía el beneplácito y la aprobación de los que decidían —que nunca fui yo, seguramente por eso el programa fue tan bien—, remataba el guión y se ponía en marcha toda la maquinaria del programa: localizaciones, vestuarios, producción, grabación de la canción y los coros, caracterización alucinante, rodaje, realización, edición y, en toda nuestra medida, nuestro salero y nuestras ganas de agradar». Entretenidos, sí, pero algo costosos, como cuenta Capitán. «El esfuerzo presupuestario que hacía falta para afrontar cada una de estas aventuras era muy importante para un programa que vivía más del talento de su gente que de los recursos que manejaba. Aun así, conseguimos convencer a nuestro productor en Telecinco, Ramón González y a su jefe, Massimo Porta, para involucrarse en el proyecto, porque, a pesar de que Ramón es un durísimo negociador, siempre intenta remar en la misma dirección que el programa, lo cual no siempre sucede. Y, sin Massimo Porta, es posible que nunca hubiera nacido El Informal». De entre todos los vídeos hay uno que destaca especialmente: Raro-malo. Según mostraba el making-of, las horas de ensayos y coreografía fueron interminables como también lo fueron las de maquillaje. Capitán reconoce que «no fue el primero, pero sí el más complicado: escenografía, coreografía, y unas sesiones interminables de maquillaje hicieron de ese un proyecto muy complejo. El trabajo de Florentino en este videoclip es impecable, sobre todo si tenemos en cuenta que antes de empezar a interpretar tenía dos horas de maquillaje, además de todo el trabajo de un día normal». Una gran labor que había que compaginar con el día a día en el programa. «Era laborioso, es cierto, porque mientras hacías el videoclip tenías que seguir haciendo el directo. Pero ahora, desde la distancia, todo esfuerzo fue pequeño», alude Felisuco, contrastando con la opinión de Javier Capitán. «El dinero no era el único problema. Tal vez el más importante era que el rodaje del videoclip se simultaneaba con el programa diario. Es decir, teníamos que hacer «el programa nuestro de cada día» y añadir tiempo para rodar, lo cual era especialmente complicado si tenemos en cuenta que quienes estábamos en el rodaje presentábamos el programa, doblábamos los vídeos, hacíamos los reportajes, etc. Lo mismo le sucedía a nuestro equipo técnico, al de guión, a los redactores que casi tenían que secuestrar a Félix y a Patricia… una locura, vamos». Y remata la historia con algo que, además de evidente, es también certero. «Creo que los videoclips acabaron siendo una marca de El Informal y que todas las horas que invertimos en ello merecieron la pena. Por complicadas que parezcan las cosas, siempre hay que estudiarlas y, si crees que puede merecer la pena, hay que lanzarse en la defensa de la buenas ideas. Mi único mérito en aquello fue no decirle a Miguel Ángel un «no es posible», sino un «vamos a intentarlo». Y lo conseguimos». Raro-malo rompió todos los récords, tanto en cifras como en equipo, además de mejorar todavía más las expectativas. Y es que claro, según avanzaban las temporadas, más ambiciosos eran los vídeos. «Raro-malo fue un «pollo» pero lo recordaré siempre», revisa Miguel Ángel. «Costó algo más de cinco millones de pesetas (unos 30.000 euros), algo impensable en nuestros días para ese tipo de producto». En efecto; maquillaje, coreografía, iluminación, atrezo, decorado… echaron el resto para hacer aquel «clon patrio» del Thriller de Michael Jackson. «Al final, hubo que poner créditos porque todo el mundo quiso dejar merecida constancia de su participación en el vídeo». Pero… ¿y los derechos de autor de esas canciones? ¿Llegó Jackson a ver el vídeo alguna vez? Hay preguntas que es mejor no responder. Parece ser que se aprovechaba un vacío legal que permitía utilizar imágenes siempre y cuando modificaran algo, cosa que ahora sería ya imposible.
Los siete videoclips culminaron el recuerdo de generaciones que acabaron aprendiéndose las letras al dedillo. De un modo más sencillo, El Informal también llegó a emitir otros vídeos musicales, tanto doblados como interpretados. Uno de los doblados fue el de Antonio Banderas cantando La canción del mariachi o el del Imagine de John Lennon:
No me abras la ventana,
(venga, toma, va y la abre)
a oscuras quiero cantar.
(venga, ahora se pone a abrir la otra. No se ha enterado)
¡A oscuras quiero cantar!
Los cristalinos se me empañan.
Me estoy cansando de cantar….
Sublime recordatorio que estuvo a la altura del España, qué bonita eres sobre el clip de Greased Lighting de la película Grease para hablar sobre el AVE.
Lo del AVE ha sido traumático.
Enigmático.
Problemático.
Paso del coche y me voy en el AVE.
(¡¡En el AVE!!)
Con el trazado del AVE lo vamos a flipar.
(¡Ya te digo! ¡Un pasote!)
Puedes ir de Murcia a Olot y cruzar Jaén.
(¡Y La Coruña! ¡Jaén y La Coruña!)
Y a las pibis de Aragón
meter mano en Castellón
y hacerles así
pa que vean que guay va el AVE.
Con el AVE se puede España visitar.
(¡El AVE! ¡Con el AVE!)
A toda leche
no sabes por qué pueblo vas.
(¡El AVE! ¡Con el AVE!)
¿O es Motril?
¿O es Sant Julià de Vilatorta?.
O la celebérrima letra de Ciego Milenario.
Menuda cogorza,
jopé qué caña,
me trago hasta el champú.
Porque soy una perra,
le di al Codorniú.
Al gin tonic
y a la Voll Damm
pa el año celebrar.
Buah, qué pedo que voy.
Buah, vaya pedal.
Me veo fatal
y ciega en el 2000…
¿Quién me da un Gelocatil?
Había otras muchas canciones, por supuesto, recopiladas en la sección «Cantando las 40», con Fernández imitando a Fernandisco (llamándose Fernanbizco). En el año 2000, para celebrar las elecciones generales, se realizaron una serie de parodias del festival de Eurovisión con los presentadores caracterizados cantando sobre los temas políticos del momento: Al-muni-a (La, la, la de Massiel), Vivo soñando (Vivo cantando de Salomé), Enséñame a votar (Enséñame a cantar de Micky) y Pacta y sé feliz (Canta y sé feliz de Peret). Al contrario que los vídeos de «Cantando las 40», los mostrados para el especial de las elecciones del 2000 eran los que más se ceñían al estilo de Vacaburra, Qué manía y tantos otros.
Las secciones. Otra arteria principal
Como refuerzo, las secciones (no siempre eran fijas) llenaban ciertos momentos de El Informal. Sin ir más lejos, «Pifias Mentales» llegó a ser casi una habitual dado su bajo coste y acidez al subrayar y recopilar «perlas» de los famosos, como los múltiples patinazos verbales del Dr. Iglesias Puga (su nieto Enrique no se quedaba atrás): «Hoy la vida es tan, tan, tan… como te iba a decir yo… tan, tan, tan, tan veloz, tan rápida, tan espuni». Pero aunque se popularizó en El Informal, el corte venía del programa Qué me dices y se llama «Candelabros» en «honor» a Sofía Mazagatos cuando dijo «candelabro» en lugar de «candelero». «Como mucha gente del equipo de Qué me dices fuimos a parar a El Informal, se cogió la idea y se utilizó ahí como “Pifias Mentales”», aclara Sebi García para explicar la procedencia. Si además se hace una asociación de ideas, «Colocón Colocón» sería otro fruto de ese embrión rosa. Era algo más light en El Informal, pero no menos ácido. Todo ello presentado por Tim Al Curry (Tim Curry) para desengranar las vidas privadas de los famosos.
Más secciones. «La aún más inquietante hora de Landau» quedó establecida como otra parte del programa imprescindible. El propio Martin Landau (doblado por Miki Nadal) aparecía de entre las sombras para hablar de temas tecnológicos, políticos y conspiraciones. Su mítica entrada correspondía al documental de la película que se rodó sobre Expediente X. Lógicamente, todo estaba bajo un halo de misterio que se aderezaba con aquello del I pull the strings… Como dato adicional, esas palabras son originales del monólogo de Bela Lugosi en Glen or Glenda.
«Falsas tomas falsas» seccionaba cortes de películas que eran dobladas a modo de tomas falsas (no confundir con «Ful Fiction», otro apartado muy parecido). La aportación de dicha sección era irregular, pero no así algunas de sus piezas más célebres, como la de El burlador de Castilla o la otra de Operación dragón con Bruce Lee como protagonista.
En «Parecidos razonables» estiraban la imaginación hasta cotas insospechadas, comparando características físicas de famosos con personajes de televisión u otras celebridades de la vida pública. ¿Entretenido, verdad? También eran esperadas otras divisiones en El Informal, pero no tan agraciadas en continuidad. Le sucedió a «Contacto con tacto», a «Jeta a jeta con Fernández» o «Adosados».
Pero especialmente, la sección que un día entró como revulsivo social (literalmente hablando) fue la que tuvo como personaje central a el Guerrero Rojo, que no era otro que el propio Félix embutido en una ajustada malla de color rojo que resaltaba sus atributos masculinos. El cometido de este peculiar superhéroe era el de abordar problemas sociales que entorpecían la convivencia entre vecinos de cualquier pueblo de España. Hubo casos como el del «vertedero» de Los Arcos, Navarra, en el que el equipo (junto a Félix ya disfrazado) «asaltaba» al consejero de Medio Ambiente, alcalde y presidente del Gobierno foral, y eran evitados a toda costa por el gabinete político de la zona. «Lo único surrealista aquí soy yo. Actuamos como periodistas normales», declaró Félix a el Diario de Navarra en 2002. En otras ocasiones no era así y la queja de los ciudadanos llegaba a buen puerto. Como ya se ha revelado en este mismo artículo, El Informal llegaba a la calle por cualquier vía, siendo así un programa especialmente querido por su libertad y su carácter humano.
Un adiós precipitado que se quedó en stand by
El Informal, después de cuatro años y con más de 800 capítulos, se despedía. ¿Cómo era posible que un programa con tanto éxito terminara fuera de la programación? Muchas eran las teorías del porqué de la «cancelación»: la sustitución de Carlotti por Vasile en la dirección de Telecinco, la entrada de los realitys, el poco tiempo que tuvo ya el programa debido a la publicidad (redujeron el espacio a 20 minutos, de los cuales había otros cinco dedicados a la promoción), teorías políticas y censura… Pero con la emisión del programa número 800 dejaron clara una pista: «El programa de televisión con la audiencia más fiel del mundo… hasta que llegó Operación Triunfo». Con la incursión de los primeros realitys (Operación Triunfo y Gran Hermano), El Informal vio mermada su duración. «El programa sufrió mucho con los resúmenes de Operación Triunfo en La 2, que superaban ampliamente el 20%», expresa Capitán. «Yo creo que acabado Operación Triunfo habríamos remontado de forma importante». Su compañero Florentino asimila con entereza la misma opinión que Javier Capitán. «Llegó Operación Triunfo y nos restó audiencia. Se emitía en La 2. Y cuando se compró Gran Hermano en Telecinco, se decidió ahorrar lo que costaba el programa y reemplazarlo por algo que ya estaba amortizado y daba audiencia: los resúmenes diarios». Y es ahí donde entra la figura del directivo y la cuestionada rentabilidad de El Informal. «Mi impresión es que la dirección de Telecinco simplemente quería cambiar esa franja. No creo que haya que buscar razones más allá de ello. Y forma parte de las reglas del juego. En cualquier caso, creo que El Informal, no solo abrió camino en esa franja, sino que ha sido el producto que mejor le ha funcionado a Telecinco en la misma», apostilla Capitán. Su tocayo Javier Pilar también lo achaca al daño sufrido por Operación Triunfo. «Nos pasó factura, mucha, el comienzo de Operación Triunfo. Nos pusieron los resúmenes en La 2 a la misma hora y eso nos hizo pupita. No pudimos con la magia de Rosa de España, Bisbal, Chenoa y Bustamante».
¿Tan mal iba la audiencia para tener que eliminar un icono como El Informal? No, tenía que haber algo más. Javier Pilar sigue, abriendo la puerta a otras teorías. «Telecinco decidió cambiar de dirección y cargarse dos programas molestos con el Gobierno: El Informal y el Caiga Quien Caiga de Wyoming. Ten en cuenta que después de nuestra eliminación llegó Aquí Hay Tomate y Pecado Original, que era un Informal low cost». ¿Tan molesto era El Informal para el Gobierno del Partido Popular? «Telecinco lo tenía muy claro: no quería tener en la parrilla nada con una línea crítica con el Gobierno. Os hablo de los tiempos del Prestige y de la foto de las Azores… ¿os acordáis? ¡Imaginaos si El Informal y Caiga Quien Caiga hubiesen estado en antena! No se podían permitir eso». La respuesta del guionista respalda la teoría política, esa que se puso sobre la mesa cuando El Informal se despidió de la audiencia. Mario Gil va más allá. Pero por partes, pues la versión oficial contaba que «los directivos de la cadena argumentaban que el programa era muy caro, a sabiendas que los 45 minutos fueron los más rentables de la televisión española desde El Precio Justo de Joaquín Prat. En la última etapa, los comerciales de Publiespaña subían a los despachos de madera tratando de convencer de que el programa seguía siendo rentable con informes en la mano». Contradiciendo la opinión de Félix Álvarez. «Creo que se encareció mucho el producto. Ni hubo censura ni conspiraciones, a no ser que Wikileaks diga lo contrario. Hasta donde alcanzó mi visión, creo que el programa llegó a resultar demasiado caro para aquellos que pagaban, y que sabían que sustituyéndolo por otro programa de mucha menor calidad, aún sería mucho más rentable que El Informal». ¿Fue, por lo tanto, más rentable Pecado Original? «Telecinco perdió algún punto de share y calidad en su programación, pero no me cabe ninguna duda de que mejoró la cuenta de resultados». Momentos tensos e inconclusos, porque, según Mario, «trabajar con la espada de Damocles presionando nuestros cuellos no es muy agradable y te hace dudar de que lo que haces está bien. Vamos, que fueron nueve meses muy tensos. Al final, la política pudo con el programa». Esa era la versión oficial, aunque la «oficiosa» iba también por los cauces de la política: «El Grupo Correo (PP) había adquirido el 51% de las acciones de Telecinco y decidieron cargarse varios programas y directores de informativos, entre ellos estaba El Informal». Parece ser que las altas audiencias, los numerosos galardones (TP de Oro, Ondas…) y las legiones de fans no fueron suficientes para dejar a El Informal dentro de la televisión.
Como viene siendo «normal», la «censura» pudo haber enterrado a El Informal. «Con el Ejército había que tener cuidado. Al igual que había que tenerlo con la Iglesia y con la Casa Real. No se llegó a la censura, pero se recomendó que no emitiéramos alguna noticia sobre la Casa Real», desentraña Sebi indicando el tacto que había que tener con ciertos poderes fácticos. «Si salía una noticia y no gustaba, llamaban a la dirección para que tuviéramos cuidado a la próxima». Las bromas sobre la familia real, muy ligeras, no buscaban hacer daño, pero es cierto «que en aquellos años la familia real era muy recelosa con lo que se decía sobre ellos en los medios». En cambio, la opinión de Alicia Ramírez es más prudente. «El Informal podría haber resistido el paso del tiempo perfectamente. Con unos pequeños ajustes para adaptarlo al momento actual, estoy convencida de que hoy en día aún sería un programa de referencia para muchos espectadores». Compartiendo, prácticamente, el mismo pensamiento con Maribel Casany. «No tengo ni la más remota idea de qué pasó. Se barajaron muchas teorías. La lástima es que las conjeturas no nos llevaron a poder mantener el programa en antena y ya está, a por otra cosa, ¿qué se le va a hacer?». Era muy extraño que por bajas audiencias (y otras razones) lo cancelaran. Todo el mundo sabía cómo el humor sarcástico y ácido de El Informal iba siempre a dar, de ahí también su buena acogida. Revisen, si no, el vídeo sobre el matrimonio homosexual:
El Informal decía adiós el 5 de Abril del 2002, dejando un sabor agridulce en la audiencia y en todos los integrantes, tal y como explica amargamente Florentino Fernández cuando se le habla sobre esa última emisión y acerca del videomontaje que él mismo hizo. «Hubo mucha tristeza. Fue un vídeo que edité yo mismo en mi casa con mi ordenador. Mis primeras experiencias con el Final Cut. Se apagó la luz de un plató pero gracias a eso se encendieron otros muchos». La despedida no estaba del todo clara y tampoco se podía explicar, aunque las caras de decepción entre los presentadores eran más que palpables. «En el último programa solo recuerdo mucha emoción y la alegría de ver a todo el equipo. Una gran familia que jamás podré olvidar», lamentaba Javier Pilar. Sentir noble de camaradería del que también da fe Begoña: «El equipo creó unos lazos de amistad que siguen hoy en día. Muchos de nosotros seguimos trabajando juntos en Globomedia, otros en Mandarina, otros en Cuatro… sabemos dónde está cada miembro de aquel equipo, nos tenemos localizados. El Informal nos unió a todos». Vinieron otros programas tratando de ocupar el inmenso hueco que dejaban Javier Capitán y Florentino Fernández, pero nadie le llegó —ni tan siquiera— a la suela del zapato, ni aunque existieran intereses por relanzar El Informal. «Nadie se ha dirigido a mí para volver a intentarlo», asume Capitán. «Tampoco estoy seguro de que fuera una buena idea. Tendríamos que luchar contra la competencia y contra el recuerdo, probablemente idealizado, de lo que hicimos».
En febrero del 2012 saltó la noticia (más bien rumor) de que Miki Nadal estaba buscando cómicos para volver a hacer El Informal, pero en La Sexta. El propio canal y Globomedia lo desmintieron al poco tiempo en un comunicado. Pero tampoco es la primera vez que se anuncia su regreso. ¿Volvería a ser lo mismo? Piensen por un momento que reaparece con algunos cambios. ¿De verdad iba a aguantar en antena? ¿Estaría bien que El Informal «resucitara» con caras distintas pero mismo espíritu? Es difícil de averiguar y la historia de la televisión ha demostrado que los remakes rara vez han funcionado. Los presentadores han evolucionado y han cambiado mucho, además de que —en teoría— segundas partes nunca fueron buenas. «El formato de El Informal es eterno, siempre que siga los parámetros técnicos y estéticos del momento. Nosotros no. El Informal consiguió eso que pocas veces se consigue con los programas: entrar en la boca de la gente. El personal llegaba al trabajo, o a la escuela, o a la universidad y decía: «¿¿Qué pa qué pa qué pasa??», o «lo que diga la rubia», nasalizando la voz y remarcando la «b» de rubia», alude Félix Álvarez. Tal vez el mito que perdura en la memoria colectiva haya idealizado —como apuntaba Javier Capitán— demasiado El Informal. «Conectamos con la gente joven, pero también éramos más jóvenes. El formato sigue siendo válido, nosotros para ese formato, no». El humor que rezumaba estaba bien en ese tiempo, pero no sería igual de novedoso e impactante en las nuevas generaciones, aunque el humor y la sátira sean atemporales.
Florentino Fernández, en 20 Minutos, ya cuestionó una hipotética vuelta de El Informal a la pequeña pantalla. «Creo que en la vida hay que mirar siempre hacia adelante. El Informal fue un gran programa y por eso lo recordamos así, porque lo fue. Si siguiera emitiéndose, se tendría que haber reinventado mucho para seguir vigente». En cambio, Javier Pilar, avanza. «Hace poco, aprovechando la amenaza de Aznar de volver a la política, lancé el hashtag en Twitter #QueVuelvaElInformal. Fue divertido. Volví a contactar con Flo, Miki, Capitán y Felisuco. Pero creo, sinceramente, que la época de El Informal pasó. Incluso la época de la televisión ha terminado. Internet y el mundo on-line marcan las reglas actuales del juego y ahí todo se hace de manera diferente. Así que tenemos mucho que aprender y poco que mirar atrás. Solo sentirnos orgullosos de haber hecho uno de los mejores programas de humor de la historia de este país». Tampoco esperen una reedición en DVD, pues las cintas originales fueron eliminadas dejando exclusivamente los programas emitidos (mosca de Telecinco incluida). Tal vez será mejor dejar El Informal en el recuerdo, muchas veces magnificado y otras añorado en ajadas cintas VHS o en vídeos de YouTube, para revisarlo de vez en cuando sabiendo que lo bonito de una leyenda está en su historia, en la de El Informal, «unhomenajealbuenhumor…delosquenosaguantan».
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Lo peor que pasó en Telecinco a partir de 2002 no fue la eliminación del Informal o CQC, sino el inicio del desmantelamiento de la redacción de Informativos Telecinco, culminada años despues con la designación de Pedro Piqueras como director de la sección. Desde finales de los 90 a principios de aquella década, Telecinco podía presumir de contar con los mejores informativos de España, no solo por ser más libres en su línea editoríal y no plegarse a las exigencias políticas o del share, sino por ser los más ágiles, atractivos y mejor editados. La crisis del periodismo empezó antes, mucho antes de lo que la gente piensa.
No creo que la eliminación de El Informal se debiera a motivos políticos o por tocar las narices al gobierno. En Abril del 2002 no pasaban demasiadas cosas susceptibles de ser criticadas, el gobierno vivía bajo el paraguas de su placida mayoría absoluta y sin demasiadas polémicas alrededor. Lo del Prestige ocurrió en noviembre de ese año, Telecinco incluso organizó la emisión de sus campanadas de fin de año desde Muxia, la «zona cero» de aquella catrastrofe, presentada incluso por Mercedes Mila. Creo que el año clave del efecto de la presión política en la cadena fue en el 2003, el año del «no a la guerra», con el regreso del grupo de Berlusconi al accionariado de la cadena y el PP preparando la sucesión de Aznar cuando empezaron a otear el terreno y mandar avisos a los empresarios de los medios de comunicación.
Unos grandes, sigo diciendo esas gilipolleces de vez en cuando, jajajah, y repasando los vídeos.
Programon digno de la BBC
Programa, como dice Capitán, con un recuerdo idealizado del mismo. De cada cinco programas semanales, igual uno seguía teniendo gracia después del primer año. Repetitivo hasta la saciedad, solo hay que ver donde están las «estrellas» del mismo 10 años después. Se ve que alguno no ve mucho la BBC para considerarlo digno de ella.
Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
«cargarse dos programas molestos con el Gobierno» será para el gobierno ¿no?
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Espero ansioso la tercera y cuarta parte del artículo.
Quedó muy claro la mano del PP en toda la televisión, como está pasando ahora, que quedan vivos pocos programas críticos
Ni El Grupo Correo ha tenido nunca el 51% de las acciones, ni la llegada de Vasile coincide con la despedida de El Informal. Esos dos datos están en la hemeroteca y en la Wikipedia. Si el redactor no ha contrastado eso que es público, ¿qué credibilidad tiene el resto del artículo?
Señor Figuerola-Ferretti:
Esos datos que usted indica forman parte de la declaración de un trabajador de El Informal. Hay otros compañeros del equipo que han hablado sobre el final, pero dan otro punto de vista. Se trata de un debate para corroborar la veracidad del final del programa. ¿No pueden opinar? Otra cosa es que esa opinión sea de su gusto. Yo, como autor del texto, he contrastado todos los datos (saliendo de casa, visitando TeleCinco, entrevistándome con los protagonistas…) y eso me ha obligado a omitir algunas anécdotas que no estaban totalmente confirmadas.
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Maratón de maquillaje… sin duda durísimo el trabajo.
joder,hablais del informal como si fuese un programa de culto que los malos nos quitaron,era graciosillo,no se,a mi entender no pasara a la historia
Podeis poner todas las causas politicas, economicas o lo que querais pero todos esto tipos de programas de humor acaban por no hacer ninguna gracia… se quedan sin ideas… se vuelven repetitivos y pesados y tienes que ver muchar horas de programa para acabar viendo un punto gracioso… sin contar que telecico debe conocer bien a españa xD, por eso ara se ciñen a marujeo y futbol… por desgracia los 2 mas grandes…
Me parece que en el artículo se ha intentado mezclar las razones que han dado los que estaban allí (caida de auciencia, comienzo de realities, cambio de parrilla, consideración de encarecimiento por los directivos, etc…), con la «visión personal» del autor: El pp maquinó porque no podía vivir con el informal (y «arrimando» CQC para que parezca mas creible), adivinaron que iba a pasar el prestige, etc… y, adelantados en el tiempo, lo eliminaron de raiz.
Este tipo de «meneos» bajan el nivel de Jotdown. Y la credibilidad.
Igual que fui guionista de El Informal desde el principio, también fui testigo presencial del fin. Se mezclaron bajadas de audiencia, cambios geopolíticos (después del 11-S se acentuó el autoritarismo de Aznar y su mayoría absoluta), el desembarco arrollador en Tele 5 de Berlusconi y su telebasura contra el humor y la crítica social… También el cansancio de un formato que iba incorporando cada vez más presentadores y guionistas de otros programas liquidados de Globomedia, y que liquidó el estilo cooperativo del humor que hacíamos en equipo desde el comienzo. El surrealismo dejó de combinarse con la ironía, y acentuó la pérdida de espectadores. Sumad rivalidades personales, oferta de salvaciones individuales ante la amenaza del final y poca visión de la flexibilidad del formato, y así morimos.
Sólo digo que en mi familia llamamos a nuestra perra «Chuache» en homenaje al doblaje maño de Miki Nadal. Una pequeña muestra de la influencia que tuvo el programa en aquellos años
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