Repertorio canónico del cultureta todoterreno.
Este mes: John Cage – 4’33»
No, John Cage no es un atleta y 4’33» no es su mejor registro en la carrera de los 1500 metros lisos. John Cage es —era— un conocido compositor de música clásica contemporánea y 4’33» es una de sus obras más célebres. Para los más voluntariosos defensores de la pieza, 4’33» supone toda una experiencia musical, sensorial y hasta filosófica. Según el resto de nosotros… bien, digamos que ves aparecer a la orquesta y durante 4 minutos y 33 segundos no hacen absolutamente nada excepto pasar las páginas de sus partituras. Sí, eso es lo que he dicho: no hacen nada. No tañen sus instrumentos, no cantan, no silban, no chasquean los dedos; ni siquiera dejan sonar los politonos de sus teléfonos móviles. Durante cuatro minutos y medio el auditorio está en completo silencio.
En realidad, según los apologetas del invento, el encanto de la experiencia reside en que no se produce un completo silencio. Lo cual es cierto. Hay público, así que se escucha sonido ambiente: la suma de las respiraciones, de los pequeños movimientos, toses… las cualidades sonoras del aire mismo y de la reverberación de la sala. El espectador descubre repentinamente que la pieza musical está compuesta de los sonidos que le rodean y de los que no acostumbra a ser consciente, incluyendo su propia respiración, los latidos de su corazón o la quejumbre plañidera de sus zapatos nuevos. Así, cada vez que «suena» la pieza, el resultado es siempre distinto, dependiendo de a cuánta gente le dé por toser o cuál sea el porcentaje de calzado de ocasión entre los asistentes.
Como resulta fácil deducir, las posibles implicaciones —tomo aire— artisticoesteticometafísicas de la —tomo aire otra vez— «interpretación» de la pieza son prácticamente infinitas. La relevancia, significación, metaforismo y simbología de 4’33’ van mucho más allá de cuanto podría yo, modesto intelecto, aspirar a resumir en estos breves párrafos. Me siento tentado a afirmar que todo se trata de una solemne tontería, pero estaría incumpliendo uno de los dogmas básicos del (im)perfecto snob: nada es una tontería hasta que tus más prestigiosos contertulios se pongan también de acuerdo en que, efectivamente, es una tontería. Mientras tanto y por si acaso, cuando el tema de 4’33» surja en una de nuestras conversaciones hemos de tener bien preparado un arsenal de sesudas reflexiones musicológicas, no sea que nuestros contertulios se tomen la pieza en serio.
Entre esas reflexiones podría caber también alguna anécdota, como la de allá en el 2002 cuando los herederos de John Cage demandaron por plagio al exitoso grupo The Planets. Sí, por incluir en su disco una canción llamada Un minuto de silencio (como hizo el grupo Soundgarden, aunque en su caso era una versión de los Dos minutos de silencio de John Lennon: desconozco si Yoko Ono les interpuso también una demanda). Es aquí cuando realmente empieza a maravillarme la genialidad intrínseca de la obra de Cage: compones una obra que consiste en nada y tus herederos pueden terminar reclamando derechos de autor sobre cualquier cosa en la que suene nada. Nunca tan pocas notas han dado tanto de sí: la idea es tan brillante que empiezo a entender por qué lloran los zapatos.
Así que ya sabes, amigo lector: tú también podrías sacar provecho de tu talento. Ya sea presentando al mundo un lienzo completamente en blanco (aunque ya se ha hecho), un libro en el que no hay nada escrito (¡vaya!: también se ha hecho) o una película que no cuente absolutamente nada (también se ha hecho y se llama Kill Bill). La cuestión es convencer a tu público de que está viviendo una experiencia nueva y conseguir que te lo agradezcan con lágrimas en los ojos. Sí: cuando la obra es incluida en un recital y la orquesta —director incluido— sale al escenario para no tocar 4’33», la audiencia suele aplaudir fervorosamente al terminar. Sé que no lo entiendes, por eso eres un (im)perfecto snob. Si fueses un perfecto snob lo entenderías.
NOTA: He intentado que este escrito tenga una longitud adecuada a fin de que pases leyéndolo unos 4’33». Si has permanecido en silencio mientras lo leías y has oído a tus vecinos, el tráfico de tu calle o te han chirriado los zapatos… has experimentado algo único y puedes empezar a considerarme un artista. El arte, como Dios, está en todas partes.
O en ninguna.
Mola el artículo…
Hay una canción de Einstürzende Neubauten que me encanta y que está vagamente inspirada en 4’33», pero incluyendo algo de música, jeje. Ésta es:
http://www.youtube.com/watch?v=hex6IErt9do
Cage, como muchos otros, pertenecen a esa generación de artistas que hacían música con silencio, esculturas con vació, pinturas en blanco, contaban cuentos a liebres muertas, o jugaban con la luz. Mediante sus obras se cuestionaban la historia y así la cambiaron para siempre, este articulo demuestra que, casi 60 años mas tarde, su trabajo sigue generando preguntas y reflexiones, ese es el fin del arte y muy pocos, muy pocos, han podido alcanzarlo.
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Efectivamente Alberto, sólo apuntar que las preguntas y reflexiones, si vienen de alguien con un mínimo de sentido común, son siempre del tipo ¿Esto que tontería es? o ¿Cómo se puede tener tanta jeta?
Leo todos tus artículos y me doy cuenta de que estoy ante un genio de la escritura.
Esto que dice usted es un disparate manifiesto, pero recuérdeme que le envíe una caja de bombones. Incluso retiraré uno a uno los que van rellenos de naranja. A sus pies.
No me digas que la primera vez que se «toco´´ esta obra no tuvo que ser alucinante? Yo no se como reacionaria, pero una vez que sabes el truco pierda la magia. La diferencia entre vanguardia y ridiculo a veces es muy fina pero esta obra no es nada ridicula y si eres estudiante de musica clasica la podrias apreciar de otras formas, por ejemplo como evolución de la musica clasica. Creo que tu opinion es demasiado contundente y sin derecho a replica, cuando precisamente es un tema muy discutible pero aun asi me gusto, gran sentido del humor
La premiere de los tres movimientos de 4’33″ fue ofrecida por David Tudor el 29 de agosto de 1952, en Woodstock, New York, como parte de un recital de música contemporánea para piano. La audiencia le vio sentarse al piano y, para señalar el comienzo de la pieza, cerrar la tapa del teclado. Un poco después, la abrió ligeramente para señalar el final del primer movimiento. Este proceso fue repetido para el segundo y tercer movimiento (Wikipedia).
Esto de que tiene tres movimientos ha sido un detalle que el escritor ha ignorado.
John Cage fue un maravilloso provocador, cuando la música experimentaba una evolución majestuosa en cuestión de timbres y sonidos, aunque no se dedicó únicamente a esta cuestión de recrearse en el puro hecho de la provocación. En 1962 Les Percussions de Strasbourg fueron el primer grupo que ejecutó sus conciertos únicamente con instrumentos de percusión, otro gesto provocador que alteraba la estética de la música del momento, Xenakis y otros enormes creadores de la época incidieron en esta estética sonora y provocadora de la música creando alguna maravillas históricas. Investiguen un poco, traten de ir un poco más allá.
La provocación ha sido parte fundamental de la evolución artística, y este magistral compositor fue una parte inmensa de esa intención creadora. Diviértanse con «Water walk» http://www.youtube.com/watch?v=x6l-mjEA2Ok y disfruten de esta maravilla para piano «In A Landscape» http://www.youtube.com/watch?v=XF1DoVdHM9M es una pequeña muestra de la creatividad y la sensibilidad de este inmenso personaje. Saludos.
En absoluto de acuerdo. El trabajo de Cage representa el resumen de las nuevas ideas acerca de la percepción de los puntos climáticos. Igual que hiciera Messiaen con su ‘Estudio de intensidades y valores’, la dirección del interés ya no la lleva la obra, sino el público. Así, el momento de mayor tensión es aquel en el que el oyente le presta más atención a la obra, y viceversa. Por supuesto, también es esta obra una reflexión acerca del valor del ruido y de la aleatoriedad (como gran parte de la obra de Cage), orientada a la apertura de nuevas vías de sensación (que diría yo que es el ideario general de las vanguardias).
Y esto no es ser snob. Es atender al concepto, más que a la forma. De la misma manera que la reflexión filosófica se traduce en libros, la musical se traduce en obras, puesto que la expresión de la música atiende a la temporalidad.
Contextualizada, la obra adquiere su pleno significado. A día de hoy, la sugerencia que se hace en el último párrafo de presentar un lienzo en blanco carecería de significado, principalmente por redescubrir la pólvora. Y añado que, vacía de contenido, ese lienzo deja de significar. Porque no se trata de ofrecer algo nuevo, sino de creer en lo que se ofrece, y ser capaz de asumir la reflexión previa que la creación de una obra supone hoy día.
En el conservatorio siempre se hace la coña de «a ver cuando se presenta alguien a la prueba de acceso o a algún premio con 4’33». No hace falta que sea una orquesta, siempre se puede hacer un arreglo para bombardino solo.
El invento, como usted dice, es eso, un invento. En su momento tenía bastante sentido, sobre todo porque pillaba desprevenido al espectador y tenía sobre él el efecto pretendido. Cage experimentó con el vacío, a través de la influencia de las filosofías orientales y exploró los límites de la música y el ruido. Su aportación es más intelectual que musical propiamente.
La auténtica chorrada es pretender hablar de esta obra desde el contexto actual, en el que estamos tan de vuelta de tantas cosas, gracias a la aportación, entre otros, de Cage. Y lo de sus herederos, en fin… para qué trabajar si pueden demandar.
Aquí un remix: http://youtu.be/uIWj-U_JQis
Ya sabemos que toda vanguardia lo que busca es romper con la «escolástica» anterior, que a su vez fue «vanguardia» con respecto a la anterior, etc. Pero me parece a mí que este John Cage, como tantos otros «(h)artistas» del siglo XX, fue un pelín lejos. Literalmente parece haber ofrecido aquella Música de las Esferas del pitagorismo que San Agustín interpretó como la música «verdadera», porque no se escucha. Con lo cual lo de vanguardia parece que no tiene mucho sentido, cuando son Ideas estas del año de María Castaña. Creo que este sentido metafísico que parece proponer Cage es pasarse de la raya; se aproxima a la cursilería más supina
Hala! Y yo leyéndolo con música … me he cargado el final xD Pues yo creo que es una tontería … como un vacío porcentaje de las vanguardias.
Los que aplauden cuando termina la obra es porque no la han entendido
Como gracia puntual está bien. Es como la primera vez que te cuentan un buen chiste. Tiene gracia. Pero no tiene sentido pedir que te lo cuenten otra vez, y otra, y otra. Ingenioso, y ya, como aquella exposición sin cuadros de Yves Klein. No tiene sentido hacer un tour, ni repetir la cosa décadas después, pero en su momento la cosa tuvo su gracia, y su significado, y sí, consiguieron llamar la atención sobre lo que pretendían y que el espectador pensara un poco (después de escandalizarse). Como han dicho aquí, criticar la cosa a toro pasado no tiene sentido. Criticar que hoy la gente acuda a esto, y aplauda, o ridiculizar las conversaciones de enterados, eso es otra cosa, y viene a cuento.
Creo que la versión original es para piano solo. No sé quién hizo la orquestación, tal vez un alumno suyo. No estoy seguro de que Cage la aprobara, creo que es muy tosca y que la elección de timbres desvirtúa por completo su esencia.
Pues a una compañera de clase de dibujo entregar la hoja en blanco diciendo que era «hombre calvo desnudo en la nieve» no le valió, será que mi profesor no era lo bastante snob…
Una mirada un poco diferente sobre Cage, 4’33” y varias cosas relacionadas, se puede leer aquí:
(el volar) es para los pájaros
Me recuerda al desaparecido Tony Leblanc comiendose la naranja. Nunca le vi la gracia.
Maldito! Con lo de Kill Bill jodiste un gran artículo
La parte del público que oye sus propios latidos, tiene que tener mucho cuidado, es hipertensión.
Hurlements en faveur de Sade, de Guy Debord (1952). Una hora de cine con la pantalla en blanco.
http://youtu.be/fJvFOUU6QS4
La obra de Cage -no me parece correcto llamarla aportación- goza de la novedad propia que supone volver a un buen concepto del pasado. Más que del pasado, diría que del origen: el fundamento del silencio está en la génesis del hombre.
Este compositor habrá logrado su objetivo si el público asistente logra abstraer sus pensamientos del ruido de sus zapatos y de las quejas del patio de butacas. No es la aleatoriedad de la partitura lo que constituye su novedad, sino el hecho de que al menos 4 minutos y 33 segundos uno puede pararse a pensar (concepto que requiere repescarse, pues su permanencia depende de su uso).
Aunque bien visto, si puedes ahorrarte los zapatos, la incomodidad de asistir a un absurdo y el remordimiento por el desembolso que te supone, lo mejor será hacer caso de la cita evangélica: «entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre, que ve en lo secreto». Podrás no estar de acuerdo, pero encuentro más profundidad a un acto libre de profundización -digo más, de comunicación interior- que al aplauso impuesto del esnobismo más (im)perfecto.
me gustaría ser snob de verdad o sea perfecta, no fingida im-perfecta y emocionarme con el silencio teniendo a los músicos delante, a veces se echa de menos el silencio pero es difícil que coincida con el estado emocional que te lo pide
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Me descojonoooooooooo!!!!!! Miguel eres buenísimooooo!!!!
Y me parto la caja también con Kosiesko… Qué cojones haces tú, un snob en toda regla, leyendo la Guia para el (im)perfecto snob!!! Además parece que le ha cogido gustillo al asunto, porque también comenta en el siguiente artículo sobre Pollock (bueno, más concretamente sobre su obra N.5, 1948).