J. M. Barrie lo llamó El País de Nunca Jamás y colocó allí a Peter Pan y Campanilla. Esa tierra de la diversión y la irresponsabilidad hoy existe y nos rodea: la sociedad del “yo no tengo la culpa”. El secreto consiste en buscarse un enemigo exterior. Invéntese un pelele, póngale pelo de estropajo y rellénelo de material blando para zurrarle la badana. La más vieja y efectiva estrategia de comunicación pública para resistir cuando el mar comienza a cabecear contra la quilla y la tormenta se encabrita.
Mariano Rajoy se ha dado cuenta tarde hasta de eso, y donde no colaba “la herencia socialista”, porque esto viene de un poco más atrás, ni la crisis mundial, porque otros salen del charco, ya se empieza a responsabilizar a Merkel por lo bajini en los corrillos de Gobierno. Y nos resucitan las postales de posguerra y los niños desnutridos, pero la política es “la correcta”, que sí, que sí, que me lo ha dicho un dato desestacionalizado de afiliación a la Seguridad Social.
Tendría que aprender de Aznar, capaz de encontrar culpables en montañas lejanas o desiertos remotos antes de asumir que él empujó a España por el abismo de la especulación urbanística y puso la primera piedra de un sistema que hizo de las Cajas de Ahorros el chorro inagotable de la corrupción autonómica, como la fuente de Pepsi que se montó Elvis en Graceland. Con lo que odiará Aznar a Chávez, virrey de guayabera, matando moscas imperialistas hasta el último día, y cuánto se parecen, abrazados al realismo mágico, uno el de Gabo, el otro de Vargas Llosa, tejiendo un fantasmagórico mundo de amenazas al que ellos derrotarán con flamígera espada.
En la sociedad del “yo no tengo la culpa”, dan igual izquierda que derecha, como en los ERE’s de Andalucía, que la culpa es del Whatsapp. O la supuesta financiación ilegal del PP, que otro gallo habría cantado si la chica de la limpieza hubiera vaciado las papeleras de fotocopias. Y cuando se trata de adelgazar al monstruo, como en la Asamblea de Madrid, PSOE e IU votan en contra de reducir los diputados de 129 a 65. Eso sí, no porque toca a menos, sino para luchar “contra el populismo”. Con un par.
Cataluña es otro ejemplo perfecto. La Generalitat acaba de organizar un simposio titulado “España contra Cataluña”, y para qué perder tiempo en matices. Se estudiarán la “represión”, la “opresión” y todas las palabras que suenen a trombón.
Pero no va esta columna sólo de política. Mourinho ha usado el libreto del enemigo externo hasta en los días de sol. El árbitro, la prensa, el entorno, Casillas, Cristiano, el público, Unicef, Guardiola, la Fifa, la Uefa, Del Bosque, y sin exprimir la memoria. Lo curioso es que en muchas de sus pataletas llevaba razón, pero a costa de repetir la estrategia, acabó cansando al personal y prestándose a que otros le dieran esa misma medicina: elegirlo como encarnación infantiloide de todos los males.
Y si no tenemos un enemigo a mano, le echamos la culpa a los padres. Como ahora, que cuando los hijos se pillen una buena curda, la multa le va a caer al currela y cabeza de familia. Eso ha propuesto el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. “Tolerar o favorecer por inacción el consumo excesivo y reiterado de alcohol es una forma de maltrato”, perora este cargo público, pagado con el dinero de todos y también con el margen que dejan los impuestos de las botellas de ginebra.
Tiene hasta una ecuación mortuoria: “El alcohol mata neuronas”. Ya, que se lo digan al cementerio que he ido cultivando desde mi adolescencia, y al que de vez en cuando voy a poner flores. Pero si he terminado vomitando miserablemente en una acera, que también, puedo asegurar que la inacción de mi padre ha tenido poco que ver, así que déjenle tranquilo, que bastante tiene con los ayuntamientos que no le pagan lo que le deben. Los impagos también aniquilan neuronas. Y hasta familias enteras.
Habría tenido su sentido aplicar esto de los padres a la política: castigar a Bruselas por haber dejado que la pipiola España se emborrachara de cemento, especulación y sobreendeudamiento. En esta sociedad donde la culpa siempre es de otro, todo aquel grano incómodo que nos recuerda nuestros errores, como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, es ETA. Y si podemos impedir que el Parlamento Europeo les conceda un premio, mandamos a Iturgaiz, plusmarquista de espantapájaros, para que agite a Otegi, el antiguo enemigo oficial. Pero quizá la PaH no molesta solo por recordar que el problema somos nosotros: sino que también tenemos en mano la solución.
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¿Cuántas veces hay que explicar que menos diputados implica menos representación? Es sencillo, si dejamos sólo un diputado sólo gobernará un partido, siempre con mayoría absoluta. Al reducir el número de diputados el PP no quiere ahorrar, quiere acabar con los partidos minoritarios y aumentar la probabilidad de tener mayoría absoluta con menos votos.
Nadie planteó dejar un sólo diputado, sino 65. ¿Es poca representación, 65 personas que ni siquiera votan en conciencia sino en función de lo que le diga el portavoz de turno? Para eso que se queden sólo los portavoces y que se den de tortas por llegar a acuerdos.
Es poca representación, sí muy poca. Haz un experimento, coge los resultados de anteriores elecciones y prueba a ver qué sale a medida que vas quitando diputados.
No deja de ser curioso que se quieran reducir diputados, pero no se reduce en otras cosas como (precisamente) las diputaciones. A un lado tenemos los que son elegidos directamente y toman decisiones, y hay que recortar. Al otro tenemos unos que son elegidos indirectamente, que casi nadie saben quienes son y que tampoco tenemos claro qué hacen. Pues hay que quitar a los primeros, y mantener a los segundos.
Democracia 2.0
Estoy y no estoy de acuerdo. Yo también quitaría las diputaciones, comprendo que para la clase política les interesa mantenerlo para tener más sillones.
Pero estamos sobrerrepresentados. En Madrid hay 4 partidos, sería factible distribuirlos en 65 escaños. E incluso admitir más partidos si se reduce en la misma proporción el mínimo exigible para entrar en la Asamblea.
La cuestión es, ¿qué queremos representar? ¿A los ciudadanos o a las ideologías?
Lleva el argumento hasta el final: 45 millones de parlamentarios y voilá, la democracia perfecta.
Bueeno, Aznar dijo todo lo contrario, que no estaban ni en montañas lejanas ni en desiertos remotos. Que es otra tontería, sí, pero justo él fue el único que se quedó mirando en el terreno doméstico.
Doméstico o no, el Otro, otro es.
Como diría Homer Simpson: «Es fácil echarse la culpa a uno mismo, pero es mucho más fácil echársela a lo demás».
Bravo, muy buen artículo
El alcohol, por lo general, no mata neuronas
http://science.howstuffworks.com/life/inside-the-mind/human-brain/10-brain-myths9.htm
Una de las frases favoritas de Rodríguez Braun: «El mejor amigo del hombre es el chivo expiatorio».
Por cierto, no sé si es adrede, pero la PAH es «Plataforma de Afectados por la Hipoteca» no «Anti Hipotecas» como dice el artículo, aunque ya de por si son bastante anti.
Y siendo cierto lo indicado en el artículo, no es para mí lo peor. Lo peor es la otra cara de la misma moneda: El “yo soy el milagro”, que pronunció en público el que todos sabemos, pero que es el pensamiento de la mayoría de todos estos engreídos que con ello justifican unas prebendas y ganancias a años luz de lo que se podría considerar normal, y que además complementan con frutos de corruptelas y chanchullos varios.
Ese pensamiento que los hace creerse seres excepcionales, sin los cuales el mundo dejaría de girar.
Ese pensamiento que les hace reconocer que las medidas de ajuste a las que han obligado a Grecia, han llevado el país a una pérdida del 17% del su PIB en lugar del 5% calculado por ellos, en un error de consecuencias catastróficas. Y tras ello, cierran sus carpetas, se abrochan el correspondiente botón de la chaqueta, se atusan el pelo, y se van a sus despachos a encargar una nueva moqueta, un nuevo vehículo de cortesía, a organizar un nuevo viaje a algún otro país al que joder…, y a esperar el ingreso de otra nueva nómina a cargo de los impuestos de esos mismos seres a los que desprecian.
¿Qué tal si, en un alarde de coherencia, se empieza aplicando las recetas a quienes las proponen? ¿Y qué pasaría si esas mismas recetas empezaran siendo aplicadas a los votantes que comulgan con ellas? Viva la flexibilidad laboral, la deslocalización, el trabajo a tiempo parcial, las subcontrataciones, los falsos autónomos, la inexistencia de un Salario Mínimo Interprofesional…, pero para los demás. Para mí y mi red clientelar todo lo demás, la parte buena del pastel. La PAH no tiene los instrumentos del poder, pero cuenta con gente que está demostrando ser infinitimamente más inteligente que aquellos que pretenden estigmatizarla. Y no hay enemigo más peligroso que aquel al que se subestima. Es muy difícil no sentir asco oyendo a Iturgaiz buscar la provocación al peor estilo de la más burda manipulación propagandística en pleno Parlamento Europeo. Da verdadera vergüenza.
Estimado Gómez. La primera piedra que convirtió a las cajas de ahorro en lo que todos sabemos se puso en 1985 y fue la Ley de Regulación de las Normas Básicas sobre Órganos Rectores de las Cajas de Ahorros (LORCA).
Apaisajao!
Y ¿en qué se parece Aznar a Chávez, si no es molestia? Me parece increíble que la propaganda haya calado hasta en gente con más neuronas activas que la media de su profesión. Fuera de la caricatura, Chávez fue un político mil veces más honesto, responsable y digno y nunca echó balones fuera.
Pero la conclusión es afinada: asumir nuestras responsabilidades para resolver nuestros problemas es la clave.
En México (como bien reza una expresión popular) «también se cuecen habas», con esto quiero decir que en cuestión de representatividad, tenemos un exorbitante número de pseudo representantes populares cuya visión y misión dista mucho de las verdaderas necesidades de la población. Se trata de hacer carrera no para servir, mucho menos para ayudar sino para ir escalando peldaños y con ello engrosar cada vez más su de por si abultada billetera. Incluso en las noticias nacionales se hace mofa a la flojera y desentendimiento de diputados y senadores que asisten (si es que asisten) al congreso a platicar, jugar, chatear, pelear o mejor aún, dormirse. No necesitamos a esta clase hirudinea que se preocupa al pensar en qué gastaran los exuberantes sueldos, bonos y extra bonos y no en el bienestar de miles de mexicanos. Igual de molesto resulta oír las burdas explicaciones cuando algún área desatendida entra en crisis y se convierte en escándalo nacional: «Yo no tengo la culpa, fue cualquier otro partido político (especialmente aquellos que no se adhieren a las necesidades de mi partido o de mi bolsillo)».
Es muy sencillo, yo no sé si hace falta reducir diputados, lo que hay que hacer es ponerle sun sueldo fijo igual para todos, 1000 euros al mes. Porque le pagamos todos, y aquí parece, encima que es el pueblo el que chupa del bote, pero ellos se suben el sueldo cuando quieren y como quieren. Referendum xa ver que salario se merecen…
¿65 diputados y con la misma ley electoral? ¿Y tú quieres que las cosas cambien? La verdad que es increíble. No quiero ofender, pero hay que pensar un poquito antes de hablar, incluso cuando uno está en caliente. Un dato para pensar: ¿qué te parece que un 44% de los votos se traduzca en una mayoría absoluta (que menos de la mitad de los votos totales impliquen más de la mitad de los escaños totales) o que un 4,17% de los votos consiga 16 escaños y un 6,92% depare 11?
Pues, sin tener ni idea de nada, se me ocurren cuatro medidas infalibles para que un gobierno funcione, a saber:
1. Que parlamentarios, senadores y demás profesionales de la política, obtengan su plaza mediante concurso-oposición, con una titulación superior, y con un sueldo prefijado – que, obviamente, será adecuado al nivel de responsabilidad que detenten -.
2. Suprimir el pluriempleo en los políticos profesionales. Nada de desempeñar varios cargos. Si realmente trabajan, no tendrían tiempo para ocupar correctamente dos puestos.
3. Que el cuerpo de interventores del Estado, o similar – póngase Tribunal de Cuentas o cualquier otra institución -, haga su trabajo, por el que les pagamos todos los españoles (al menos, los que tenemos nómina y además pagamos impuestos indirectos). Ello implica el control férreo de la actividad de los señores que nos representan.
4. Que al político profesional que no cumpla con su cometido, o abuse de su posición, o mire para otro lado – todo ello tiene nombres en nuestro Código Penal -, se le juzgue inmediatamente, dado que es prioritario que nuestros gobernantes posean un desempeño intachable, y no se puede tener a un parlamentario procesado en activo.