Chess Metaphors Ciencias

Orígenes del ajedrez (III) Bestias, caballeros inexistentes y Scachs d’amor

Fig 2 Ajedrez medieval

Tristán solo quiere estar con la bella Isolda; que se detenga el tiempo, que puedan permanecer juntos, aislados del mundo, jugando al ajedrez. Lancelot se debate entre su amor irrefrenable por Ginebra y la obediencia debida a su rey Arturo; solo quiere una cosa: que al atardecer Ginebra mueva las piezas sobre el tablero y las horas se alarguen hasta la eternidad. Fernando está perdidamente enamorado de Miranda: no habrá tempestad que los separe, pasarán los días soñando juntos mientras queden casillas por explorar en el universo. Dejemos que sea el propio Shakespeare el que lo exprese:

Miranda: Mi señor, me haces trampa.

Fernando: No, mi amor, no lo haría ni por todo el mundo.

Miranda Sí, y lo harías por ganar veinte reinos,

mas yo lo llamaría juego limpio.

El ajedrez, en esas épocas oscuras donde solo aquellos que vivían intramuros sobrevivían a la miseria, era una manifestación más del orden del Universo. Obras, escritos y poemas que han sobrevivido hasta hoy muestran al ajedrez como una metáfora: ni las piezas, atenazadas por las reglas y por las casillas del tablero pueden escapar de los designios del jugador, ni la humanidad puede escapar de los designios divinos. El origen chino de adivinación y chance resuena con especial fuerza: ¡la religión sublima a la astrología!

Fig 3. Wenceslas_Hollar__The_basilisk_and_the_weaselEl uso de la metáfora del mundo y de los equilibrios de fuerza entre lo divino y lo humano se expandió gracias al ajedrez, con el que se podía enseñar tanto el dogma como la moralidad cristiana, por ejemplo en los sermones de un vicario del inquisidor genovés llamado Jacopo da Cessole (hacia 1400) que fueron recogidos en el Libro de costumbres de los hombres y deberes de los nobles. En ellos, el ajedrez aparece de manera prominente como alegoría, donde cada pieza era un escalón distinto de la sociedad medieval. Pero el conocimiento medieval está amordazado por el poder de la iglesia. La imaginación reina y campa a sus anchas sobre la ignorancia. Hay mucha presión para que sea así: cuanto más ignorante el pueblo, más temeroso. Surgen los Bestiarios, recopilaciones de faunas absurdas que vivían en supuestas tierras lejanas amedrentando a los lugareños. Hasta la aparición de la imprenta, los bestiarios eran la única fuente de conocimiento de la historia natural. Se mezclaba realidad y ficción, animales posibles junto con irrealidades desproporcionadas. Aquellos que eran ciertos eran menos ciertos por compartir su ontología con los habitantes de la no existencia. Esas bestias se representaban en las columnas de las iglesias para asustar al pueblo que temían lo desconocido: el que acecha en el umbral.

Así, con unos orígenes tan precarios, se ha ido fraguando la ciencia y, en especial, las ciencias naturales, la que se ocupa del paisaje que nos rodea, sus piedras y sedimentos, sus pájaros y bichos y alimañas. De la propia iglesia se desprendió en esos tiempos la escolástica, de la que surgieron las universidades, centros de indagación de donde saldrían los Servet o Vesalio a declarar que el conocimiento no puede pararse, que al dogma se lo combate con observación, experimentación y formulación de hipótesis. Algunos pagaron con el ostracismo, otros con la hoguera, pero el tiempo los ha puesto en el sitio que les corresponde por derecho propio.

Más allá de las piezas Staunton, el ataque de minorías, los castillos indios, las clavadas o la oposición distante del rey, el ajedrez también tiene su propio bestiario. Hay jugadores bestiales, capaces de realizar hazañas casi imposibles como Koltanowski y Najdorf, que podían jugar decenas de partidas a ciegas al mismo tiempo (simultáneas) sin perder el hilo de ninguna de ellas ¡y ganándolas! Hay bestias acechando en la mente de los propios jugadores, como analizó el controvertido Ruben Fine en su estudio psicoanalítico de la representación simbólica de las piezas y del propio juego. Hay bestias del propio juego; jugadores que se salen de la norma con un talento especial, cuyas partidas quitan el aliento, como los históricos Alekhine, Tal, Fischer y los actuales Kasparov, Shirov, Anand, actual campeón del mundo y el joven Carlsen, jugador con más puntaje ELO de la historia. Y hay jugadores que pueden jugar partidas a un ritmo vertiginoso, haciendo jugadas muy fuertes, razonando en segundos, como el americano Nakamura.

Fig 5 VesaliusAristóteles, con su Historia de los animales nos dejó el primer tratado sobre el mundo natural. Sus observaciones y sus expresiones llegaron con fuerza hasta la ciencia moderna y de sus textos se hicieron eco los bestiarios posteriores, como el de Plinio el Viejo o el famoso Bestiario de Aberdeen. En la biología moderna leemos al malogrado investigador español, Pere Alberch, en un artículo científico que supuso una revolución silenciosa en el ámbito de las teorías evolutivas, generando un sinfín de ideas y sirviendo de base fundacional para la ciencia de la Evo-Devo (Evolución y Desarrollo), abundó en la idea del bestiario desde una perspectiva científica. Su artículo se titula La lógica de los monstruos y en él se lanza a analizar animales aberrantes, sucesos extraños en la naturaleza que forman organismos singulares para desglosar la lógica de su construcción, que no es otra que la lógica de la construcción de todos los seres vivos. Lo que demuestra Alberch es que no todo está permitido en el juego de la formación de los seres vivos: hay monstruos posibles y monstruos imposibles. Pere Alberch prologó uno de los trabajos del afamado fotógrafo-pensador Joan Fontcuberta. Se trata de Fauna Secreta, en donde el inexistente profesor Peter Ameinsenhaufen introduce una serie de animales quiméricos, más allá de las descripciones, como juego de imágenes y de objetos reales-irreales conjugados con animales embalsamados de dudosa filiación.

¡Ah, pero el ajedrez! El ajedrez (del árabe, shatranj), procedente de Persia, pasó a la península ibérica (al shatranj: axedrez) y, después, al resto de Europa. Esta versión era bastante similar al juego moderno, con la diferencia notable de la poca movilidad de la dama y de los alfiles. Además, los peones solo podían avanzar una casilla, por lo que la apertura consistía en una serie de maniobras para llegar a un punto en el cual las piezas podrían comenzar a entrar en liza. A consecuencia de esta movilidad limitada, el juego era mucho menos dinámico que el que conocemos actualmente.

Hacia finales del siglo XV el ajedrez sufriría los cambios fundamentales en las reglas de juego que lo convertirían, en esencia, en el juego actual. Los cambios se centraron principalmente en dar más movilidad a los peones y a las piezas. Los primeros ganaron la oportunidad de avanzar esas dos casillas desde su posición original. En cuanto a las piezas, el alfil podría desplazarse a lo largo de las casillas de su color en forma oblicua a larga distancia y la dama pasaría de ser una pieza muy débil a ser la más poderosa del tablero, al unir los movimientos de la torre y de ambos alfiles en lo que podría caracterizarse como uno de los primeros eventos conocidos de la emancipación de la mujer. En los primeros libros y tratados ajedrecísticos de los siglos XV y XVI, el «nuevo ajedrez» sería apodado «axedrez de la dama» y, en ocasiones, «alla rabiosa» en italiano y en francés antiguo «échecs de la dame enragée«.

En la floreciente cultura andalusí, la tradición por saber era mucho más fuerte que en la oscura y dogmática Europa cristiana y entre juegos de ajedrez y estudios de todos los ámbitos del conocimiento, surgieron las obras más avanzadas del medioevo, en medicina, farmacopea, matemáticas o en astronomía. La influencia cultural árabe sobre la península ibérica se hizo ver no solo en el avance del conocimiento, también en el ajedrez, de tal modo que el libro europeo más importante de la Edad Media aparecería en España, en 1.283, el famoso Libro del ajedrez, dados y tablas, de Alfonso X el Sabio. Además, los primeros libros de ajedrez moderno surgieron también en la península. No sólo eso, parece probado que el propio ajedrez moderno con sus reglas dinámicas surgiera en Valencia. Gracias al minucioso trabajo de varios historiadores se sabe que el poema Scachs d´amor (1475) con mezclas de alegorías a la usanza recoge la primera descripción de los movimientos modernos de la dama enrabietada. Más tarde surgen dos libros de importancia capital, editados con la imprenta moderna, uno es el del valenciano Francesch Vicent: Libre dels jochs partits dels schachs en nombre de 100 (1495) que contenía reglas y problemas, muchos de los cuales fueron posteriormente copiados en el libro, más famoso, de Luis Ramírez de Lucena: Repeticion de amores e arte de axedrez en 1.497. Asistimos al nacimiento del ajedrez moderno.

Cultura y juego, conocimiento y ajedrez, lo real y lo posible, binomios ligados al avance de la civilización. Jorge L. Borges, Julio Cortázar o Italo Calvino cultivaron la idea del bestiario moderno, alucinante, metafórico y misterioso, habitado por seres alucinantes; en ocasiones bestias mitológicas, en ocasiones ocurrencias fantásticas y aún en otras, ciudades enteras, elementos invisibles de una irrealidad cotidiana. Aislados de todo aquello que es superfluo en las relaciones humanas, nuestros héroes románticos, Tristán e Isolda, Lancelot y Ginebra, Fernando y Miranda, sólo querían compartir hermosas horas de juego frente al tablero ¿O quizá no fuese el ajedrez lo que les llamaba a pasar juntos porciones íntimas de la eternidad?

Fig 6 Tristan & Isolda

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11 Comments

  1. Hola. hace un par de años publiqué un libro, Sólo para gigantes, que me puso tras la pista de un zoólogo que viajó en busca del yeti. Aquella experiencia me acercó a la idea del monstruo de un modo perturbador, cambió mi vida. Ahora he emprendido un proyecto multimedia en el que sigo animales «invisibles» por el mundo. Acabo de volver de Nueva Zelanda siguiendo los pasos del moa. Si queréis saber más, encontraréis seis videos que introducen a un proyecto literario y periodístico que será difundido en varios soportes. Un saludo, y gracias por vuestro artículo.

  2. Pingback: Orígenes del ajedrez (III) Bestias, caballeros inexistentes y Scachs d’amor

  3. Pablo

    Esta bien el aticulo. Creo que me perdi la 2da parte. Como critica, para ser el tercer episodio contiene demasiados divagues. Al menos a mi gusto. Es momento de centrarse en lo fundamental del texto, que es la historia de las bestias imposibles (?)

  4. Estimado Diego, vivo en Valencia y conozco al meyor investigador de ajedrez, José Antonio Garzón. Te ruego que contactés conmigo para tomemos un café: [email protected] y así podés conocer el inmeso trabajo que hizo en su libro NEVEA. Un saludo.

    • Si, conozco el gran trabajo de José Antonio y me encantará tomar un café con él (y un pastisset)! Saludos!

  5. Irina

    ¡Fantástico viaje el que nos propones, Diego! Y muy interesante el apunte sobre la emancipación de la mujer a partir de la ganancia en movilidad de la dama. Espero con impaciencia la siguiente entrega.

    • Gracias Irina, lo de la emancipación de la dama, era una broma… pero ilustra lo evocador que resulta el ajedrez en cualquier ámbito…

  6. Pingback: 27/06/13 – Orígenes del ajedrez : Bestias, caballeros inexistentes y Scachs d’amor | La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real

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  8. Juan Reyes

    Buen día. Excelente artículo. Solo tengo dos dudas:
    1. Ruy López, en su famoso libro de 1561, dice que el ajedrez es un juego que viene de Castilla, y que su inventor es un hombre del que muchos hablan o hablarán; tal vez refiriéndose a Alfonso X.
    2. La reforma del juego estuvo a cargo de judíos conversos, muchos de los cuales jamás abandonar la ley mosaica. Por tanto, me resulta difícil creer que la nueva pieza, la dama, haya sido creación de estos judíos conversos, poetas en su mayoría, en honor a la reina Isabel. Es como si en el siglo XX unos judíos se aventuraran a reformar el ajedrez creando una pieza en honor a Hitler.
    Saludos desde Perú.

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