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Kerbal Space Program: diseña tu propia misión espacial

Jot Down I
Última etapa del cohete Jot Down I, orbitando el planeta Kerbin al amanecer.

Kerbal Space Program es quizá uno de los videojuegos más interesantes que circulan por ahí. Desde luego es una cita muy recomendable para cualquier amante de la carrera espacial o de la ciencia en general, incluso aunque no sea particularmente aficionado a los videojuegos. Decir que se trata den un juego de “simulación espacial” sería correcto, aunque la verdad es que podría llevar a engaño, ya que no se parece demasiado a otros muchos juegos englobados en esa misma categoría. Aquí no combatimos contra astronaves alienígenas, ni comerciamos en planetas exóticos con minerales extraídos de asteroides, ni edificamos imperios galácticos, ni somos piratas espaciales, ni siquiera manejamos un transbordador espacial en primera persona. KSP sigue más la estela de aquel arcaico Buzz Aldrin’s race into space de 1993. Es decir: en el juego seremos los responsables del principal centro astronáutico de un planeta llamado Kerbin, en el que hemos de diseñar, construir y hacer volar cohetes capaces de realizar distintas misiones en el espacio.

Lo primero que vemos en nuestro centro espacial es un hangar en el que diseñaremos un cohete capaz de abandonar la atmósfera, ponerse en órbita e incluso viajar a otros cuerpos celestes. La tarea tiene su complicación (aunque hay diseños predefinidos para quien desee saltarse esta tarea): diseñaremos el cohete pieza a pieza, decidiendo cuántas etapas tiene, dónde se sitúan los motores, dónde los depósitos de combustible, etc. También podremos diseñar satélites, sondas, “rovers”, vehículos pensados para atravesar el sistema solar, etc. Tendremos que procurar que tengan suficiente combustible y electricidad, que no pesen demasiado, y habremos de encontrar el equilibrio entre potencia de los motores y cantidad de material a elevar. Después, una vez iniciado el lanzamiento, habremos de cuidar que la trayectoria sea estable, que los motores no se calienten demasiado, que cada etapa se separe en el momento justo… todo esto consigue que el juego nos dé la impresión de estar sumidos en una verdadera carrera espacial, ya que de manera parecida a la realidad, cometeremos errores y más de un cohete se desviará de curso para estrellarse, se quedará sin despegar, se le terminará el combustible en el peor momento o incluso estallará en pedazos al poco de haberse separado del suelo. Poco a poco comprobaremos que no podemos colocar las piezas de cualquier manera y que la secuencia de construcción de las diferentes etapas, así como la secuencia de activación de las mismas durante el vuelo, será la primera clave del éxito. También resultará complicado dominar la técnica de la navegación: aunque el programa nos muestra la futura trayectoria del cohete, habremos de poseer cierta habilidad para calcular mentalmente (no con números, sino mediante la mera intuición) un perfecto balance entre dirección, aceleración, masa, gravedad y la cantidad de combustible que nos queda. KSP no es pues un juego para quien busque acción trepidante, sino más bien para quien desee sumergirse en un entretenido rompecabezas de ingeniería básica (muy básica, pero con sus nada desdeñables desafíos) que por momentos puede resultar tan exasperante como divertida.

El juego funciona en modo sandbox, es decir, no hay objetivos determinados. Seremos nosotros mismos quienes nos fijemos la meta deseada para cada una de nuestras misiones. Cuanto más ambiciosa sea esa meta, más difícil resultará diseñar nuestro cohete y también más difícil será el ir tomando decisiones sobre su manejo. El juego será lo difícil que nosotros queramos que sea. Por lo general, progresaremos mediante ensayo/error hasta conseguir dominar nuevas técnicas que nos permitan perseguir objetivos cada vez más ambiciosos: al principio nos conformaremos con que nuestros cohetes consigan abandonar la atmósfera. Después, querremos conseguir situarlos en la órbita que deseamos, pudiendo incluso dejar satélites artificiales en torno al planeta Kerbin. Más tarde querremos poner en órbita una cápsula tripulada para que nuestros astronautas la abandonen de vez en cuando y den paseos en el vacío. También podremos intentar situar satélites en torno a planetas lejanos o depositar sondas en sus exóticas superficies. Incluso “rovers” que podremos conducir por esos otros planetas para explorarlos. Hasta podremos ir construyendo estaciones espaciales —por partes— una vez hayamos dominado el secreto de la navegación precisa y el acoplamiento espacial. Quien desee complicarse más la vida, podrá incluso planificar una misión que haga alunizar astronautas para que se den un paseo por Mun (la principal luna de Kerbin) y después traerlos de vuelta sanos y salvos; algo que no resulta nada fácil, ya se lo aviso.

Aunque el realismo físico y científico del juego es bastante relativo, no teman los aficionados a la astronáutica, porque la sensación de verosimilitud está muy, muy bien conseguida (pese al diseño, simpático pero un tanto infantil, de algunos gráficos). KSP exige bastante habilidad y paciencia en aquellas misiones más complejas, aunque quien no pretenda devanarse tanto los sesos siempre podrá limitarse a experimentar con objetivos sencillos, lanzando constantemente cohetes más de andar por casa. Pero el interés reside precisamente en que siempre existe la opción de, una vez dominado un tipo de misión, intentar algo más atrevido. Además, la posibilidad de que se produzcan muchas misiones conjuntas permite que llenemos nuestro sistema solar de satélites, sondas, cápsulas y estaciones espaciales, que estén orbitando o volando por distintos puntos del espacio y cuya actividad podremos seguir desde la estación de seguimiento de nuestro centro espacial.

La sonda lunar "Christina Hendricks" desplegando sus dos imponentes paneles solares para captar energía.
La sonda lunar «Christina Hendricks» desplegando sus dos imponentes paneles solares para captar energía.

KSP es un juego comercial, pero todavía en desarrollo, al que se han ido añadiendo cosas en cada nueva actualización. Sus autores no lo consideran terminado sino un trabajo en progreso. Cada versión que aparece —sus creadores lo comercializan mediante descarga y no está editado en soporte físico— trae consigo nuevas opciones y han prometido bastantes más para el futuro. También existen numerosas modificaciones diseñadas por los usuarios que podemos descargar y utilizar en el juego: nuevas piezas, nuevos vehículos, nuevos diseños, etc. Aquí es donde podemos topar con uno de los puntos negros del programa: la gran cantidad de recursos (especialmente memoria RAM) que consume, especialmente cuando agregamos esas nuevas modificaciones que hayamos podido descargar. Los gráficos del juego son correctos pero no descollantes, y como no soy un informático me cuesta imaginar en qué consume KSP tantos recursos, pero ello hará que ordenadores más lentos o antiguos puedan “sufrir” al cargar el juego en memoria.

Otro de los aspectos que pueden hacer de KSP una experiencia ardua —sobre todo al principio— es su lenta curva de aprendizaje. En otros juegos más intuitivos, el usuario puede familiarizarse con el manejo básico con cierta facilidad. Por sí solo, simplemente probando aquí y allá, explorando los menús, etc. Pero en KSP será necesario consultar manuales, tutoriales de Youtube elaborados por otros usuarios e incluso preguntar en foros dedicados al juego, ya que hay bastantes mecanismos de funcionamiento que no son nada intuitivos, así como muchos pequeños secretos y técnicas que —una vez los conocemos— convierten en tareas llevaderas lo que al principio nos parecían logros imposibles. Esta dificultad inicial espantará a algunos usuarios sin duda, aunque para otros puede suponer un aliciente extra. KSP no es un producto de “sentarse y jugar”. Al contrario, tiene su propia “ciencia” y se necesita explorar en manuales y la experiencia de terceros para dominar lo que a primera vista parecía un juego engañosamente simple. Esto no es el Tetris, desde luego, y probablemente satisfará más a aquellos jugadores que de verdad quieran poner su materia gris a funcionar.

En resumen, es una de las recreaciones más fidedignas que existen de una carrera espacial con sus pros y con sus contras. Como dijo Kennedy, “queremos llegar a la Luna no porque sea fácil, sino porque es difícil”. Kerbal Space Program sigue un poco esa misma filosofía. En resumen, un complejo pero adictivo y fascinante simulador de carrera espacial que está entre lo más granado del género a la espera de que podamos probar una nueva versión de aquel entrañable Buzz Aldrin’s race into space.

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12 Comentarios

  1. Uf, otro publirreportaje de JotDown.

    • Amigo Juan: de publirreportaje, nada. El juego me pareció muy interesante así que lo he comentado. Sin más. Aunque te parezca mentira.

      Ya sé que hay algunos lectores que dejan comentarios alegremente, pero esta insinuación me parece excesiva, la verdad.

    • Hombre Don Juan, no creo que tenga mucho sentido que presuponga ganancia económica al autor por un programa que está en fase de desarrollo y es GRATUITO en sus primeras versiones.

      En mi caso, mi agradecimiento al autor por dármelo a conocer y espero otros «publirreportajes» sobre The Wire. Serie que me estoy pinchando como un yonki de Baltimore -oeste- cualquiera.

  2. Estimado Emilio,
    nada de malo en que JotDown publique publirreportajes: de algo tendrán que comer los redactores. Pero si Squad no pagó un duro por el artículo, los de cuentas deberían pedir pasta postmortem, porque el tono se acerca más a lo publicitario que a lo informativo.

    Que no es que uno esté muy versado en la ciencia periodística pero la acumulación de adjetivos como «recomendable», «adictivo», «fascinante», las fórmulas y los clichés «es quizá uno de los videojuegos más interesantes que circulan por ahí», la apelación al lector como consumidor y demás, bueno, me pareció así: un anuncio. El juego tiene buena pinta, afirmo.

    Un abrazo, y no se ofenda mucho por aquello de que los lectores no sepamos leer.

    • Pues según tus sherlockianas dotes de deducción, los responsables de «The Sopranos» y «The wire» me deben de haber puesto un piso.

      Eso sí, estoy a la espera de la entrega de las llaves, que parece que se retrasan. Estos americanos… y parecían tan formales.

    • Hombre, supongo que si le ha gustado mucho precisamente por ello le dedica un artículo. Presuponer sobornos me parece bastante cizañero… Y si resultara ser como dices y el juego luego es una mierda él perdería credibilidad en otras recomendaciones. No creo que eso le convenga.

    • Hombre, es cierto que dice eso, pero también dice que el juego es complicado al principio y que habrá que buscarse la vida en youtube y en foros para dominarlo. No me parece una gran técnica publicitaria, por lo menos yo, que soy más de reventar botones con el tekken, no pienso ni acercarme a este juego.

    • No sé si es usted mucho de videojuegos, pero me gustaría que consignase su opinión al respecto de uno de que le gustase en, pongamos, de diez a quince líneas sin que parezca que le está haciendo publicidad.
      Más que nada porque pienso que cualquier opinión favorable a un producto es publicidad del mismo independientemente de las palabras escogidas, pero si no es así puede intentar hacer una demostración…

  3. Manolo M. P.

    «Y no se ofenda mucho por aquello de que los lectores sepamos leer.»

  4. Bastante me duele ya el azote que me ha dado vd. con mi comentario acerca del juego de las navecitas como para sumergirme en una sesión de spanking con los Sopranos y The Wire. Eso se lo dejo al Abreu, que le va la marcha.

  5. Pues a mí si que me ha gustado el reportaje, Emilio. Llevo ya casi un mes enganchado a ese juego y me ha hecho ilusión ver que no soy el único. Es un buen juego, original además y creo que está bien que se le de algo de publicidad.

    Para los que estén interesados, el juego tiene una versión de prueba gratuita (con menos piezas) que permite hacerse una idea de las mecánicas básicas del juego y poner a algún Kerbal en órbita.

    Sobre los mods, uno de los más interesantes es ISA MapSat permite montar en tus satélites antenas que cartografíen el planeta que estás orbitando. Al cartografiarlo se crea un mapa que, además de detalles sobre la orografía del planeta marca las anomalías que encuentra. Estas anomalías son pequeños easter eggs, lugares curiosos dentro de los diferentes cuerpos celestes.

    El tema del consumo de recursos en general del juego es bastante aceptable, sufre cuando se le añaden ciertos mods, pero la mayoría funcionan como la seda. Los problemas de rendimiento suelen ser por fallos de optimización del motor gráfico que usa el juego (Unity), hay que tener también en cuenta que es una versión beta.

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