Está presente en las calles de Bulgaria. Por las carreteras se pueden ver carteles en los que anuncia un rifle. Y también está en los cines. Acaba de estrenar un documental sobre su vida. Los búlgaros, cuando van a verlo, cantan los goles dentro de la sala como si fueran en directo. También lloran; la película repasa los momentos más duros en la vida de Hristo Stoichkov (Bulgaria, 1966), las dificultades que tuvo que atravesar para ser futbolista, que muchos no conocían. Ahora entrena al Litex Lovech. Los seguidores de este equipo todavía se pellizcan, no pueden creer que haya aceptado tomar las riendas de su modesto club.
Para la estación de autobuses de esta ciudad de 50.000 habitantes no ha pasado el tiempo. Es pequeña, pero el mural socialista que tiene dentro es enorme. Llama la atención que las mesas tienen todas un mantel y un jarrón con flores. Viene a recogerme Orlando, secretario técnico del Litex Lovech, un exoficial del Ejército cubano que llegó a Bulgaria en los ochenta a estudiar pedagogía militar, se enamoró y aquí sigue. Me lleva al campo de entrenamiento del equipo. Es un tapete, pero está pegado a un polideportivo en ruinas. Por el suelo hay trozos de estatuas. Al lado de la entrada al campo hay tirada una mano enorme empuñando una antorcha. Stoyan, representante de Hristo Stoichkov, me cuenta en portugués que antes había piscinas, gimnasios, pero que desde la llegada de la democracia nadie ha metido un duro ahí. Veo el final del entrenamiento del Litex. El equipo al que entrena Hristo va tercero. Son la revelación del campeonato búlgaro, un plantel que no supera los 23 años de media en el que destaca el mejor jugador joven de Bulgaria, Georgi Milanov.
A continuación vamos al estadio. Para poder jugar en Europa, tuvieron que construir una grada nueva. Tardaron cuarenta y ocho días. Cuando le enviaron las fotos al comisario de la UEFA no se lo creía. Les dijo que era PhotoShop y tuvo que venir él mismo a comprobarlo.
A Hristo le define perfectamente el ‘gen balcánico’. Sabes que es peligroso cabrearle, ves que es contradictorio, pero en la que es su casa su hospitalidad no conoce límites y te das cuenta de que si logras que sea tu amigo, algo que por estas latitudes se cocina a fuego lento, lo será para siempre. Le digo que el objetivo de esta entrevista es recordar su carrera, sus vivencias, no meternos en polémicas, pero me interrumpe: “Me importa un carajo lo que puedan decir”. Y no se corta un pelo. Pone de manifiesto los múltiples chanchullos que ha habido en las altas jerarquías de este deporte o en ligas profesionales importantes, que los controles antidopaje son una filfa. Tampoco se arrepiente de ninguno de los incidentes por los que se labró fama de polémico en España. Le toca la fibra recordar las gestas de su selección. No hay tema que no aborde hasta el final.
Durante la entrevista tiene un ojo puesto en el televisor. Los búlgaros han tomado las calles de Sofía, la capital, y se han cargado al Gobierno. Las noticias lo están dando en directo.
Hristo, ¿qué está pasando?
Ha dimitido todo el Gobierno. Aunque en realidad están pagando los platos rotos de todo lo que firmaron los comunistas. Son acuerdos con compañías eléctricas extranjeras que vienen de fuera y venden la electricidad más cara a los búlgaros. Encima ahora, que la gente está cobrando muy poco. Y como este primer ministro tiene un par de cojones y en mayo hay elecciones, ha dimitido y tiene tres meses para prepararse y ganar. La situación política es difícil de explicar porque es muy rara. Tenemos un tripartito formado por los comunistas, la minoría turca y el partido del rey de Bulgaria. Ese que vive en Madrid y no hace más que pedir dinero. Estuvo cuatro años de primer ministro robando a Bulgaria, como sus padres y sus abuelos robaban… Solo ha vuelto para recuperar sus tierras, sus montañas y sus árboles. Es un matao, pero como es familia de rey… El pueblo no quiere saber de él. Le recibieron con flores y le echaron tirándole huevos.
Yo no soy de ninguna ideología política. Si alguien me cae bien, le voto. Así mañana le puedo decir que le voté y que me ha engañado. Ayudo a Bulgaria, apoyo a quienes creo que van a hacer lo mejor para la gente y, si no, a la puta calle. El problema es que aquí los comunistas lo destrozaron todo. Y siguen siendo los mismos, solo se han cambiado la chaqueta y la corbata. Durante todo este tiempo no han hecho nada para el deporte, ni colegios para la educación. En los últimos 23 años no se ha hecho nada. Vivimos de recuerdos. Dicen «¡Hristo Stoichkov! ¡Nuestro Balón de Oro!» Y yo digo: No, eso es el pasado. Haz ahora una academia o unas instalaciones deportivas para que salga otro Balón de Oro en Bulgaria.
¿Cómo le va a Bulgaria desde que entró en la Unión Europea?
Tanto nosotros como Rumanía tenemos que estar en la familia grande. Pero no voy a tolerar que los holandeses o los finlandeses no permitan que los búlgaros y los rumanos puedan ir libremente a trabajar a sus países. Esto es discriminación. Me importa un carajo que se llame Fulanito quien lo diga. ¿Por qué somos diferentes? ¿Qué tienen ellos que les haga especiales? ¿Los holandeses? La mitad son extranjeros que vienen de fuera. ¿Finlandia? Tienen un géiser y nada más, piedras y agua. Si estamos dentro es porque cumplimos lo que dice la UE. La frontera la cumplo, la seguridad la cumplo, todo lo que me piden lo cumplo. Y está todo firmado. Barroso, quien por cierto es un gran amigo de Bulgaria, lo ha firmado. Y Olli Rehn. No puedo permitir que me digan que soy de segunda. Europa tiene que estar unida. Así se puede ayudar a los países que están atravesando dificultades. Grecia tiene dificultades y la Unión Europea le ayuda.
Hay quien esto lo ve al revés.
Si les jode Grecia, que la echen. Si no cumples, pues fuera. No puedes entrar. ¿Hay veinte mejor y todos sufriendo por uno? Fuera; si no vales, no vales.
¿Por qué eres independentista catalán?
No es así. Lo que ocurrió fue una cosa espontánea. Cuando ganamos la Copa de Europa, me acerqué a la valla, había gente con banderas y cogí una, que todavía está en mi casa. Tenía una estrella y yo dije, ¿bandera catalana, no? La cojo, voy al medio del campo, toreo y me graban. Al día siguiente, lo primero: «Hristo quiere la independencia de Cataluña». En fin, qué le vamos a hacer. Porque yo nunca he dicho que tengamos que ser independientes. Es imposible que España se pueda romper. Es muy difícil que el País Vasco se separe, o los andaluces. Es imposible. En primer lugar, porque la Unión Europea no lo va a permitir. Bruselas firmó un documento con España, no con los navarros o los vascos. En el papel de la Unión Europea pone «España como país». Por eso creo que no se va a conseguir. Que todo el mundo quiere la independencia, sí, claro.
¿Te gustaría?
Es muy difícil cambiar una política que existe desde hace tantos años. Los catalanes son como son, eso no se va a cambiar. Yo me siento catalán, me siento uno más. Vivo allí, tengo mi casa. Voy a morir allí. Me van a enterrar en Cataluña. Solo tengo una casa en Bulgaria y otra en Cataluña. También considero Chicago mi casa, pero donde más cómodo he estado es en Cataluña. Me he sentido verdaderamente bien. Le estoy agradecido a Cataluña y a los catalanes, y a los aficionados barcelonistas. Me siento así, no lo puedo cambiar. Fui capitán de la selección de Bulgaria y mi brazalete era la bandera de Cataluña. Me importa un carajo lo que digan. Hay imágenes. Hasta en mi último partido, un Bulgaria-Inglaterra del 99, llevaba mi senyera en el brazo.
Naciste en Plovdiv.
Es la segunda ciudad de Bulgaria. Es muy importante y tiene mucha historia detrás. Ha cambiado el nombre dos veces, por política, por la guerra, por el comunismo. Es una ciudad bien organizada, han salido buenos deportistas, como la atleta más importante de Bulgaria, Stefka Kostadinova. También muchos futbolistas, atletas. Estoy orgulloso de este pueblo.
Empecé a jugar al fútbol en la calle. Hoy en día ya no se hace, y es un problema. Yo pasé mi infancia en la calle. Jugábamos poniendo dos piedras para hacer la portería, o las mochilas del colegio. Era duro, pero disfrutábamos de verdad. Nos enfrentábamos barrio contra barrio, colegio contra colegio, bloque contra bloque, clase contra clase. Lo pasamos bien, aunque los recuerdos que guardo de todo aquello son las cicatrices que tengo en la cabeza. Recibía hostias por todos los sitios. Pero es que todos queríamos ganar. Barrio contra barrio era más duro, a veces eran más grandes que nosotros.
En realidad, yo era atleta. Comencé a hacer deporte en el atletismo. Corría 60 metros, 100 metros. Entonces era muy rápido. Y aún lo soy, ¿eh? Un día apareció el entrenador, se acercó y me dijo: «¿Quieres jugar al fútbol?». Así empecé en el Maritza Plovdiv. La Maritza era una fábrica textil. También trabajaba en ella. Iba al colegio y luego a la fábrica cuatro o cinco horas. Desgraciadamente, con 13 o 14 años tuve que irme de Plovdiv para poder jugar. Con el comunismo existía el problema de que no me dejaban mejorar. Yo era muy pequeñito, pesaba 30 kilos mojado, y muy bajo de altura, no contaban conmigo. Los grandes no me cogían porque era pequeño y los pequeños porque era grande. Me tuve que buscar otra ciudad para poder seguir. Nos marchamos al lado de la frontera con Turquía, a una ciudad muy pequeñita, Kharmanli, de 30.000 habitantes. Ahí jugué en tercera división durante dos años y me fichó el CSKA. Directamente desde tercera. Con 17 o 18 años, estar en el CSKA fue como un sueño.
Otros jugadores del Este han elogiado la educación que recibieron durante el comunismo.
La educación con el comunismo era dura. No nos dejaban aprender inglés, ni alemán, ni francés, ni español, ni italiano, nada. Solo ruso. Nos obligaban a aprender ruso, que era fácil porque se parece al búlgaro, pero luego teníamos dificultades si salíamos del país. A los deportistas, cada vez que viajábamos, nos mandaban seguridad para que no nos escapáramos. Iban más agentes que jugadores. Salíamos a representar a un club y a Bulgaria y nos trataban como delincuentes. Si te intentabas escapar te metían en la cárcel. Pero no me quejo, estoy contento con la educación que recibí. De lo que sí me quejo es del comunismo, porque son gente que verdaderamente ha hecho mucho daño en el mundo. Hay que acabar con ellos.
Ognyan Atanasov fue tu primer entrenador.
Fue un amigo, un padre, un entrenador… y hasta hoy, que muchas veces le llamo y le hago consultas. Le respeto mucho porque me abrió la puerta para jugar al fútbol. Cada vez que estoy en mi pueblo o cuando estoy en Sofía viene a mi casa, que está abierta para él siempre. Entrenaba de forma espectacular. Había disciplina, pero era normal. Sin disciplina, sin organización, sin que esté claro a qué tienes que jugar, entrenar es muy difícil. Su método partía de que todo el mundo tiene que respetar a su compañero. Antes que nada, prefería amistad dentro del vestuario y amistad en el campo. Porque todos perdemos el balón, todos fallamos, nunca lo harás todo perfecto y otro compañero tendrá que ayudarle. También intentaba sacar lo mejor de todos, buscaba equilibrio en todas las líneas y esto me ayudó muchísimo.
Empezaste de central.
Sí, como Alexanco, pero me di cuenta de que los que valen dinero son los de medio campo para arriba. Como defensa, era duro, y al ser rápido nadie conseguía desbordarme. Pero un día Ognyan decidió que podía jugar en ataque y luego volver a defender. La velocidad que tenía se podía aprovechar más en ataque. Siempre he jugado con el 8, casi toda la vida. Empecé con el 5 de niño, de defensa. Me cambiaban un día al 4, otro día al 6, pero el 8 es muy particular en Bulgaria. Luego me lo dieron en la selección. Y una vez me puse el 4 porque le metí al Levski cuatro goles en el derbi y en el siguiente partido salí con el 4 para joderlos (risas).
Tus ídolos eran Cruyff y Platini.
El primer mundial que recuerdo fue el del 74, con diez u once años. Lo vimos por televisión, en blanco y negro. Pero mi primer gran ídolo fue Kevin Keegan. Cuando recibió el Balón de Oro, me dije: yo también voy a coger este trofeo. Soñar es gratis, pero si sueñas con lo que puedes conseguir lo haces posible. De Maradona no hablamos porque somos íntimos amigos, hermanos, compañeros, de todo. Diego es el ídolo de muchísima gente. De Platini recuerdo su primera época en el St. Étienne y luego en la Juventus con Boniek, que fue espectacular. Después Johan fue mi entrenador…
Así que Maradona y tú sois amigos.
Diego y yo somos amigos, como familiares, íntimos amigos. En el 86 u 87 nos conocimos, y a partir de ahí la amistad no ha dejado de crecer. Nos hemos demostrado que el uno vale para el otro. Todos los cumpleaños hablamos. En 2010 estuvimos en el Mundial de Sudáfrica. Estamos juntos cuanto podemos, porque la distancia es larga. En el 94 también estuvimos juntos, con la familia. Esto no se compra, es la amistad. Puede que él esté en Argentina y yo en Bulgaria, él en Inglaterra y yo en España, pero siempre tenemos tiempo para tomar un café y hablar de todo.
Tu primera suspensión fue en el 85.
Fue por unos incidentes con el Levski. Pero fue una tontería, un tumulto que se formó al final del partido. Como en cualquier partido que puedas ver en el mundo. Uno empujó a uno, otro a otro. Y a mí, como era el más joven, me suspendieron, y no tenía ni tarjeta. Pero se lió muy gorda. Le cambiaron el nombre a los equipos, que pasaron a ser el Sredets y el Vitosha. Fue todo porque uno era el equipo de la Policía y el otro el del Ejército, y los del Gobierno eran subnormales. Al cabo de unos meses todo volvió a la normalidad, pero yo, por un empujón, fui al calabozo. Me arrestaron y me enviaron al cuartel seis meses a hacer instrucción militar. Ahí, con dos mil tíos levantándonos a las cinco de la mañana, corriendo por la montaña con el fusil, limpiando por todos los lados. Fue duro de verdad. Durísimo.
Se decía que en el CSKA Penev metía los goles, pero tú eras el ídolo.
Con Lubo me llevo muy bien, soy padrino de su hijo. Lo que ocurría es que en Bulgaria buscan las polémicas con cualquier cosa. Yo soy un chico de pueblo y él es de la capital. Su tío era entrenador y mucha gente decía que jugaba por eso. Mil tonterías para meter mierda entre nosotros. Él es uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol mundial junto con Hugo Sánchez o Van Basten. Lubo era, verdaderamente, un chico trabajador, lo demostró haciendo historia en el Valencia y en el Atlético de Madrid.
La selección de Bulgaria en los 80 atravesó una mala etapa.
En el último partido en casa contra Escocia teníamos que empatar o ganar, y nos metieron el 0-1 en el minuto 89; nos quedamos sin Eurocopa 1988. Y para el Mundial del 90, nos dejó fuera Rumanía, que eran espectaculares. Con Popescu, Gica Hagi, Lacatus, Balint…
Se inició la gran época de los equipos del Este.
Yugoslavia, ¡buf! 22 millones de habitantes y hoy día son Croacia, Macedonia, Eslovenia, Serbia, Montenegro, Bosnia. ¡Todo lo que salió de allí! En aquella época, quién podía pensar que el Steaua de Bucarest iba a jugar una final contra el Barcelona en Sevilla y la iba a ganar. Luego el Estrella Roja se la ganó al Marsella. Y después el Steaua volvió para jugar otra final contra el Milan de Gullit, Rijkaard y todos esos, lo que quiere decir que seguían peleando en lo alto. El Dinamo de Kiev o el CSKA de Moscú también eran fortísimos. Con el comunismo, con la disciplina y todo eso, para los jugadores era durísimo, pero también aprendimos.
Nosotros, el CSKA de Sofía, llegamos a jugar las semifinales de la Recopa contra el Barcelona. Cuando vi al equipo que teníamos enfrente… Con Johan Cruyff de entrenador y Bakero, Alexanco, Amor, Lineker, Eusebio, Txiki Beguiristain, Serna, Aloisio, Zubizarreta… ¡hostia! Era un equipo… me cago en diez, dije: ¡dónde vamos! Y luego, fíjate, perdimos por mala suerte. Para empezar, si en el primer partido llega a jugar Lubo Penev, que se lesionó, hubiese sido difícil que nos hubieran podido ganar. Pero en la vuelta fue peor, porque nosotros pedimos jugar en nuestro campo, que era más pequeño, más incómodo, pero el Gobierno se empeñó en que fuéramos a un estadio más grande, y Johan dijo: «Venga, vale, baile». Los subnormales del Gobierno no se enteraban de nada. Nos dieron un baile total. Se puso el Barça a tocar el balón y nosotros mirando. No estábamos acostumbrados a ver tantos pases, uno detrás de otro. Los comunistas es que no se enteran, solo sabían pensar en el comunismo.
En la eliminatoria anterior jugasteis contra el Roda de Michel Boerebach.
Aquí les ganamos 2 a 1. Íbamos 2-0 y nos metió Boerebach una falta desde muy lejos. Me cabreé con el portero que no veas, ¡eran cuarenta metros, joder! Chutaba muy bien este tío. Pero en la vuelta le salió todo mal. Iban ganando ellos 2-0, nos habían remontado la eliminatoria, y de repente Boerebach se la fue a ceder al portero, lo vi, me fui al área y me la terminó dando a mí, que marqué y fuimos a penaltis. Yo tiré el penúltimo. Lo metí. Al volver, me crucé con él, le miré a los ojos y le dije: «Hijo de puta, vas a fallar». Pum. Y falló, fíjate la rabia que tenía el tío. Tuvo muy mala suerte aquel día.
Le llamaban, como mucho, rubito, no Koeman. No confundamos, no, no, no. Koeman es único, ¿de acuerdo? Pero Boerebach no era mal jugador, de verdad. Ese Roda tenía un gran equipo, con jugadores muy jóvenes que luego fueron al Ajax, al Feyenoord, a equipos grandes. Tenía mérito porque Kerkrade es una ciudad muy pequeñita. Y Boerebach luego fue al Burgos.
Los periodistas extranjeros se quejaban de que no tenían acceso a los jugadores en Bulgaria.
Pero si dormían en mi casa. Recuerdo a Paco Aguilar, sobre todo, que fue el primero que se acercó a hablar conmigo de mi posible fichaje por el FC Barcelona. A Xavi Díaz, de RTVE. A Cubero, a Alfredo Martínez, Manolo Oliveros. Lo que ocurría es que nosotros estábamos en una zona privada a la que no podía entrar nadie, ni siquiera los periodistas búlgaros. Solo accedían para ver los últimos cinco minutos del entrenamiento y grabar algo. No eran entrenamientos abiertos, y esto fue lo más determinante que pudimos hacer, porque así logramos evitar que ocurrieran las cosas que se hacen hoy en día. Vas al lavabo y sacan que si estás con un calcetín blanco o un calcetín rojo, ¿qué cojones es eso?
¿Por eso cuando fuiste seleccionador te llevabas a los jugadores a la residencia de Todor Zhivkov, presidente de la República Socialista de Bulgaria?
Sí. Es que es una residencia muy, muy privada. Lo hacía para proteger al equipo. Ahí no puede entrar nadie, tiene todas las cosas que necesita un jugador. Aquí el comunismo echó mucho cemento e hizo muchas cosas sin pensar, como el Palacio del Pueblo de Rumanía. Esta residencia es enorme, gigante. Cuando yo jugaba íbamos mucho. Hay habitaciones grandes, comida perfecta en el restaurante, sala de juegos, piscina, jardines, sauna, masajes. Hasta políticos españoles han estado ahí, como Felipe González. Hay muchos animales, hay ciervos. Lo importante es que es un sitio muy seguro.
Cuando Penev fue a España un año antes que tú, ¿qué te contaba?
En la 87-88 vino a por mí el Panathinaikos, que era fuerte, espectacular y tenían mucho dinero. Los comunistas me prometieron que me iban a dejar fichar, pero una cosa es prometer y otra cumplir. Un general dijo que no, que yo me quedaba en Bulgaria. Que en el futuro no sabían, pero que en ese momento no podía irme. Igual al final fue mejor, imagina qué podría haber pasado si me llego a ir a Grecia. Y Lubo logró salir de Bulgaria en la temporada 89-90, noviembre o diciembre. Hasta junio que acabamos la liga hablamos muy poco, porque los teléfonos no eran como ahora; había esos móviles con antenas enormes y una maleta. Fue en la selección donde más cosas nos contaba del fútbol español. Todo muy favorable, muy positivo. Decía que todo era muy profesional, muy bien preparado en el vestuario. Entrabas y todo el mundo sabía dónde estaban sus cosas, tenías las botas limpias, si querías un café estaba el restaurante. Me daba mucha rabia que él hubiera podido salir y yo no.
Afortunadamente, tuve la suerte de poder jugar contra el Barcelona. Antes habíamos jugado un torneo en Mallorca, donde me expulsaron, por cierto, uno de los peores árbitros de la época. Roca se llamaba, un tipo alto, un banquero. Una cosa es juntar dinero, y otra pitar. Sin saber ni una palabra de español, le hablé en búlgaro y no sé qué entendió, pero me expulsó. Cuando me fui al vestuario, me acerqué al banquillo del Barça a insultarles (risas) y festival total. Así fueron mis primeros contactos. Después vino José María Minguella al hotel y comenzó el seguimiento del Barcelona. Un año entero me siguieron. Fue el primer paso, y luego ya la semifinal de la Recopa, que fue determinante para Johan. En ese partido en el Camp Nou, la vaselina que le metí a Zubi es un gol espectacular, uno de los mejores que he metido.
¿Y Kostadinov qué contaba de cómo le fue en Portugal?
No contaba nada. Es muy cerrado, muy tímido. Habla a veces. ¿Cómo estás? «Bien». ¿En el entrenamiento? «Más o menos». ¿Dormiste bien? «Sí». Cortito en palabras, pero un gran jugador. Después de jugar en Oporto y ganar allí, era difícil que en España, en A Coruña, triunfase también. Aunque con el Bayern metió gol en la final de la UEFA. Es un ejemplo más que sirve para constatar que de los países del Este han salido muchos jugadores importantes. Lo que demuestra que tenemos carácter, tenemos la capacidad y, sobre todo, no nos vendemos. Yo, por lo menos, puedo hablar de mí: en mi vida, jamás, he hecho una cosa como esa; ahora lo estamos viviendo todos los días, con partidos amañados. Eso será lo último que haga en mi vida.
Ese año fuiste Bota de Oro con Hugo Sánchez.
Hugo juega 38 partidos y mete 38 goles, yo juego 24 y meto 38. No le gané porque me pararon. Si no me paran, en un partido meto dos, cinco, los goles que quiero. Pero el pensamiento aquí en Bulgaria es así. Pensaban que si lograba pasar a Hugo iban a decir que este era un país corrupto, con el fútbol amañado, una cosa de propaganda ridícula, pero los comunistas eran así, con la cabeza cuadrada. En el último partido yo tenía 37 goles, me faltaban 90 minutos para meter dos, era fácil. En 23 partidos había metido 37, en uno más, si juego como tengo que jugar y el equipo me ayuda, meto dos o tres fácil. Pero metí uno y me pararon. Les dieron órdenes de que no me pasaran el balón. Y así acabé con 38 goles, como Hugo. Pero, sinceramente, me quedé contento de que otra persona pudiera tener la Bota de Oro. Y Hugo lo sabe, hablamos muchas veces.
Iba a irme a España y todo el mundo podía pensar que los búlgaros éramos unos corruptos, que habíamos matado a Hugo Sánchez con partidos amañados. Y pensé, qué más da. Además, ¿por qué otro compañero no puede ser Bota de Oro, qué coño me importa a mí el Real Madrid, qué más me dan los otros equipos? Hugo y yo éramos compañeros, porque esto queda para toda la vida, Bota de Oro los dos el mismo año. Igual que en el Mundial del 94 con Salenko. Aquel día, si marcaba en el último partido también le pasaba, pero fallé tres. Estaba lesionado.
Pero dijiste que si Hugo fichaba por el Barça no habría sitio para los dos.
Nunca lo he dicho. Eso son cosas que alguien se inventa. Hugo es y será el delantero extranjero que más goles ha metido en el Real Madrid. Cinco años máximo goleador en España. Hablamos de una institución, del jugador mexicano más famoso del mundo. Como yo jugaba en el Barcelona y él en el Madrid han buscado polémicas, pero con él me llevo perfectamente. Con Butragueño me llevo muy bien también, y con Míchel. Ahora, en el campo, todos a tomar por saco. Mira, con Iván Zamorano, he estado a punto de romperle la cara en la entrada del vestuario, a puntito, y somos íntimos amigos, pero íntimos. En el campo no hay amigos. Después, cuando termina el partido, donde quieras. ¿Vamos de vacaciones? De vacaciones. ¿A beber? A beber.
¿Qué tal la llegada a Barcelona?
En el aeropuerto me recibió Zubizarreta. Yo venía de fichar y él se iba de vacaciones. Fue al primero que vi, un recibimiento muy rápido. Se me acercó, me saludó, me dio la bienvenida. Fue todo pura coincidencia. Y esa noche fui a cenar con Julio Salinas sin saber que era Julio Salinas. Julio ha jugado tres mundiales: 86, 90 y 94. Nos saludamos, y al día siguiente estábamos en el vestuario.
Luego siempre recuerdas los primeros partidos. Contra el PSV en pretemporada, que estaba Romario, y terminamos 2-2 en Eindhoven. Metimos Romario y yo todos los goles. El primer partido de Liga, contra el Espanyol, ganamos 0-1 y yo metí el gol. Al día siguiente, otro al Valencia. Otro al Betis. Y le dije a Koeman que ese año íbamos a ser campeones. Y él: la Liga es muy larga, es muy jodida… Pero yo estaba convencido de que ese año íbamos a ganar el campeonato. Conociendo a los compañeros, me daban tanta tranquilidad. Me preguntaba quién nos iba a parar. Con Julio Salinas ahí delante, Goicoetxea, Bakero, Laudrup, Txiki, Eusebio, Amor, Koeman, Alexanco, Ferrer, Nando.
No sé si el Barcelona tenía entonces complejos o no, lo que sé es que llegué yo y no tuvo más. Fuimos mejores. Día a día fuimos de menos a más, y ahí empezó la tumba del Madrid. Hasta hoy. En el año 90 comenzó su sufrimiento, ¡que sufra!
Y otra suspensión, por la patada al árbitro.
No me arrepiento. Estoy orgulloso, joder. Lo peor fue con los compañeros. Llevaba pocos meses en Barcelona y les mentí. Me preguntó Bakero si había pisado al árbitro, y le dije que no. “José Mari, te lo juro que no le he pisado”. Y fue a defenderme a la televisión: “Me juró que no le pisó…” ¡Qué vergüenza! (risas) Al día siguiente, en el vestuario, me coge: “¡Hijo de puta, dime la verdad!”. Me dio vergüenza y tuve que pedirles perdón a todos. Pides perdón y es fácil reconocer tu fallo, pero mentí en el primer momento.
Bakero era tu compañero de habitación.
¡Un búlgaro y un vasco entendiéndonos en catalán! Fue duro, durísimo (risas). Él fue uno de mis mejores amigos. Me abrió las puertas de su casa y yo no lo olvido. Hace poco le mandé un vídeo hablando. Tengo 50 tacos y son cosas a las que muy pocas veces les damos importancia, pero yo le doy mucha a cómo te reciben en el vestuario, en su casa, sobre el campo. Yo no me caso con cualquiera. Éramos un gran grupo, grandes amigos. No había clanes, por eso fuimos ganadores. No existían esos grupos, estábamos todos unidos. Pero unidos de verdad. Si fallas te mete una bronca el compañero, si metes gol el primero que te saluda es el que te ha echado la bronca. Espectacular fue, no puedo usar otra palabra.
Casi te vas al Nápoles en el 92, en pleno despegue del Dream Team.
Estuve a punto de fichar, pero Diego Maradona me dijo que no dejara el Barcelona nunca por el error que había cometido él. Y cuando te habla un amigo de verdad le crees, porque el fútbol italiano en aquella época era fino. Todo el mundo sabía quién ganaba el campeonato, cuántos goles ibas a marcar… como para dejar el Barcelona e irme al Nápoles. Aunque casi, casi estaba hecho. Todo listo para mi transfer y di marcha atrás. Ya me sentía muy catalán y barcelonista; sentía los colores, la gente, la camiseta, y dije: no.
Cambié de opinión cuando fui a Nápoles. Entonces pensé: ¿por qué tengo que irme de una ciudad tan importante como es Barcelona a una más pequeña? Y de repente me dije: me quedo. Fue así, de repente. Vi que el Barcelona era mi equipo. Y me prometí una cosa: no iba a jugar nunca en un equipo español para enfrentarme contra el Barça. Podría ir a uno extranjero, pero dentro de España, imposible. No podía. No me dejaba mi corazón.
Julio Salinas dijo que antes de la final contra la Sampdoria se os comían los nervios.
Fuimos dos horas antes del partido, pero a las nueve de la mañana habíamos estado jugando al golf con Johan. Casi todo el equipo, todos muy tranquilos. En realidad fuimos a Londres sabiendo que éramos mejores y que íbamos a ganar. Primero, porque cuando quieres ganar algo, lo buscas, no esperas.
Dificultades tuvimos contra el Kaiserslautern antes del gol de Bakero. En el primer partido ganamos 2-0, pero pudimos marcar 14. Fuimos allí sabiendo que éramos mil veces mejores y comenzó el partido y gol, y luego otro, y en el medio tiempo tres y estábamos fuera. Pero ahí va, cuando quieres algo y lo buscas, lo encuentras: el más pequeño del campo metió gol de cabeza. Después de este partido vino el Benfica, y le dimos un repaso de arriba abajo. Sabíamos que éramos mejores e íbamos a ganar. ¿Qué tenía la Sampdoria? Gran equipo, pero ¿Mancini contra Laudrup? Me quedo con Laudrup. ¿Vialli y Stoichkov? me quedo con Stoichkov (risas). ¡Soy más rápido, joder!
Tiró una vaselina que estuvo a punto de entrar.
Tuvo la suya, pero yo también. De cabeza, Bakero también la tuvo. Con 0-0 tiré una al palo… Mira, sigo: ¿Bakero contra Katanec, el esloveno aquel? ¿Berthold contra Koeman? Compáralos. ¿Pagliuca y Zubizarreta? ¿Goico y Lombardo? ¿Con Cerezo donde estaba Guardiola?
Salimos de España convencidos, de verdad. Pero claro, fuimos dos horas antes al vestuario y esto te come los nervios. Luego entrando al partido ya tienes las cosas claras, te han dado el masaje, estás más concentrado y tranquilo. Ahí sembramos el fútbol del Barcelona de hoy.
Pero el CSKA de Moscú al año siguiente…
Ahí pagamos. De tan seguro que íbamos a ganar, perdimos. Íbamos dos cero, a los diez minutos de partido, y perdimos 2-3. Cosas del fútbol. En el vestuario hablamos de poner más concentración, yo había perdido un balón en el medio del campo que… Teníamos que ser conscientes de que el partido iba en serio, pero te meten uno, dos, ay, ay, ay y tres. Fue un fallo… si llegábamos a la final del 93 también podíamos ganarla. Y cuando pierdes una oportunidad también la pagas, ahí tienes lo que pasó luego contra el Milan. Estábamos convencidos de que éramos los dominadores, sin importar ni quién ni a qué hora, si llovía o caían piedras. Entonces fuimos a Atenas y acabaron con nosotros.
“He tenido que sacar de centro para tocar el balón”, dijiste tras esa final.
Es verdad. No tuvimos opciones. El mes que quedó ahí antes de la final fue clave. El Milan cambió el calendario del campeonato y nosotros también se lo pedimos a la federación para descansar una semana, no tres días. Pero como siempre, Villar no se moja los pantalones porque en Baracaldo no hay agua. Jugamos el sábado, el domingo fiesta por todo el mundo, porque éramos campeones, cojones, y el miércoles, catacrac: cuatro a cero. Hay que recordarlo, es bueno para sacar conclusiones. Cuando estás tan seguro no es tan bueno, siempre hay que estar alerta.
¿Qué admirabas de ese Madrid que dices que mandasteis a la tumba?
Nada. Siempre hemos hablado bien de Butragueño. Muy educado, un señor en el campo, un amigo de verdad. Muchas veces hablamos por teléfono. Cada año por Navidad le mando una postal y las recibo personalmente de él. Pero con quien más amistad tengo es con Hugo. Hablo también con Míchel, con Fernando Hierro, con Buyo, con Chendo. Pero con quien más amistad tengo es con Hugo y Emilio, que siempre se pone al teléfono, siempre te contesta bien. Esto hoy falta en el fútbol, por el rollo comercial, que acabará con este deporte. Tantos intereses, comisiones…
De verdad que no le tenía miedo a nada de aquel Madrid. Hierro defendía su interés y yo el mío. Cuando me veía me tenía miedo y me tenía que pegar, hacerme entradas duras para asustarme, pero muy pocas veces me podía alcanzar. Hubo piques en el campo del Madrid, o cuando me expulsaron porque Quique Sánchez Flores se cayó como un tronco. ¡Cuando eres hombre tienes que serlo de día, de noche y mediodía, en el campo no puede haber niñatos! Si te doy, aguantas y tiras para delante. A mí me han dado muchas veces, ¿me quejo? Aprieto los dientes y sigo.
¿Recuerdas aquella portada del Marca con Hierro dándote un puñetazo?
No, no, no, queriéndome dar un puñetazo, no dándome. Si me da, sabe que le doy yo y cae más rápido. Pero no tiene importancia, queda ahí. Hoy llamas a Hierro y seguro que te cuenta cosas diferentes a lo que pasó en el campo.
Tuviste mal rollo con Koeman.
Fue un malentendido, de verdad, una mala interpretación. Cuando dije aquello de que el que no llora, no mama, no era por él. Se sintió ofendido, le pedí perdón con Bakero delante. Jamás puedo hablar mal de un compañero. En el campo sí, meto broncas, pero así como se entendió, no. Se les metió en el cabeza que era por Ronald, también podían decir que era por Laudrup, pero me entiendo perfectamente con ellos.
¿Tus mejores años fueron con Romario?
Romario como persona era pa amb tomàquet. Bailando, descansado, cansado… siempre, el cabrón. Mejor jugador en el área no va a nacer en muchos años. Era el mejor del mundo, dos puntos, firmado Hristo Stoichkov.
Con Romario explotamos, éramos dos delanteros, pero la gente no debe confundirse: ninguno era mejor que el otro. También Laudrup para mí era, es y será, el mejor centrocampista con el que he jugado. Junto con dos búlgaros de la selección, Letckov y Balakov. En Barcelona, cuando más disfruté jugando, fue con Laudrup y con Gica Hagi. Jugadores espectaculares.
Hay una frase en mi vocabulario: «nunca digas ‘yo’ antes de nombrar a tus compañeros y a tu entrenador». Sin ellos, es imposible. Ahora hay muchos personajes que cuando meten gol, dicen: «¡yo, yo, yo!» ¿Qué cojones tú? ¿Quién te ha dado el pase? ¡Vete a tu pueblo a ver si metes ese gol! Con Romario fuimos la dupla más terrible del fútbol español y mundial, pero sin el entrenador, compañeros, masajistas, fisios, doctores, público, presidente, hubiera sido imposible. Lo pienso así y voy a morir así. En la vida me oirás decir «yo». Me preguntan si soy el mejor, ¿y si no me la pasa Laudrup? ¿Si no me centra Goico? También jugué con Rivaldo y Ronaldo, con los tres «R».
De Ronaldo dijiste que era demasiado individualista.
Nunca me han gustado los individualistas. Nunca me han gustado los egoístas que siempre piensan en ellos.
¿Qué te parece Cristiano Ronaldo?
Una o dos veces he hablado con él y se ha portado fantásticamente bien. Le pedí dos camisetas para mis hijos, tres días tardó en mandármelas. Estando en Manchester, claro. Ahora en Madrid… no es justo compararlo con Messi. El fútbol se juega, se disfruta; si comparas, vienen los roces. ¿Crees que Messi tiene algo contra Ronaldo, o Ronaldo contra Messi? No creo. Pero la prensa está todo el día que si Messi mete, Cristiano no mete. Messi tal, Cristiano tal. Hasta que en el último Balón de Oro están sin hablarse. ¿Por qué? Por la provocación de cada día, cada semana, cada mes y cada año.
La prensa no es que haga mucho daño, es que no se escriben las cosas correctamente. Hoy hay dos jugadores que marcan la diferencia en el fútbol mundial: Messi y Cristiano Ronaldo. Otros que marcan la gran diferencia son Xavi e Iniesta, o un Pirlo con treinta y tantos que es el mejor jugador de Italia. Puyol o Piqué marcan las diferencias, como Terry en el Chelsea o Lampard. Por eso creo que cada vez que comparamos metemos la pata. No lo voy a comprender en mi vida. En el Sport y en El Mundo Deportivo hay setenta páginas que hablan del Barça, una del Espanyol, otra del waterpolo y, detrás, una tía bonita. En la prensa de Madrid, lo mismo.
Hagi era muy individualista también.
Gica es espectacular, en Rumanía le quieren muchísimo. Ha montado una academia de fútbol. Soy su padrino de boda. Es el futbolista más grande de la historia en Rumanía. Pero es muy difícil jugar en el Madrid y luego venirse al Barcelona. Mira también Prosinecki. Solo Luis Enrique, que era más duro, fue al Barcelona y disfrutó, jugó más. Aunque Gica sufrió lesiones importantes en el Barça. No pudo explotar, tan grande como era.
Tenía una zurda que no veas. Individualmente, claro que le gustaba tocar el balón, jugar con el balón, hacer la jugada y terminarla, porque era un carácter ¡peor que yo! Es que él era la hostia. Me acuerdo de una vez que fuimos a Rumanía y éramos VIP. Teníamos una puerta para nosotros en el aeropuerto. Y él no quería. Le decía, vamos, que nos está esperando gente importante. Y al cabrón le daba vergüenza: “No, no, yo respeto a los rumanos, me pongo el último en la fila”. Se hizo la cola con… tenía una maleta de aluminio antigua. Siempre iba con ella, nunca la soltaba. Un día compramos un acordeón, tiramos sus cosas y se lo metimos dentro. Le dimos el cambiazo, y al abrirla en el hotel de la concentración, nada de cremas de afeitar: ¡un acordeón!
Con Johan terminaste mal, y a tu regreso al Barça le echaste de menos.
Mal con Cruyff no he estado nunca; malentendidos, sí. A ningún jugador le gusta que le cambien; él lo hacía para joderme, para que estuviese más motivado al día siguiente. Eso no lo entiende la gente. Pero ¿sabes cuántas veces he ido a comer a su casa para que me explicase cosas en la pizarra? Me ponía la comida más barata del mundo. Una ensalada y, en mitad, un huevo. Y yo: Joder, míster…. Y él me contestaba: «típico holandés».
Johan hoy sigue teniendo el mismo toque que cuando jugaba, en cada entrenamiento iba y chutaba a tocar los palos. Siempre que lo hacíamos, él ganaba. Siempre, y apostando dinero. Una vez en Tenerife me ganó cien mil pesetas, el cabrón. Me dijo: si marcas un gol te doy cien mil, si no, me pagas tú. En el primer tiempo íbamos 2-0. Laudrup un gol y Goico otro. Y en el medio tiempo, me cambia. Le digo: «¡Por qué me cambias!». Y dice: «Paga las cien mil pesetas». Qué hijo de puta, siempre jodiendo.
Pero allá donde voy ha estado él. Con la fiesta del Balón de Oro, en la Bota de Oro del Mundial. ¿Por qué? Porque es mi entrenador, mi padre, joder. Cambió algunos conceptos de mi juego, me movió, pero la gente no entiende cuál es el verdadero trabajo de Johan. No puedo pedir más de él. Le estaré siempre agradecido.
De Robson dijiste que no entendía de fútbol.
Eso fue por un partido en el que nos dejó a Pizzi y a mí en el banquillo. En la eliminatoria de Copa en el Camp Nou nos metieron nada más empezar 0-3 contra el Atlético de Madrid. Me enfadé tanto que miré a Mourinho y me puse a calentar sin pedir permiso. En cuanto entramos, marcamos. 1-3. Vimos que íbamos a ganarlo. Por el movimiento de los jugadores del Barcelona y porque el Atlético se iba cada vez más atrás. Aunque en el segundo tiempo falló Bahía, 1-4, y se puso muy cuesta arriba. Pero pudimos remontar. Cuando quieres, puedes. Dudo que yo dijera que Robson no entiende de fútbol.
Del que dije de todo fue de Van Gaal. Sin duda, el peor de todos. No quiero ni perder el tiempo nombrándole. Era cuadrado como el tabique de una casa. Tenía un gran problema y sigue teniéndolo: Johan Cruyff. Cada vez que oye su nombre le sale espuma por la boca, empieza a sudar, le pica el cuerpo, sufre una presión terrible. ¡Pero dónde está él y dónde estás tú! El tío sigue enfadado porque Johan le echó del vestuario del Ajax. Con lo tozudo que eres, cómo te van a dejar ahí, ¿para limpiar las botas? Era, de verdad, muy cuadrado.
¿Tu experiencia con Mourinho?
Era un tipo absolutamente calmado. Miraba las cosas cada día. Entrenamiento, personajes, cómo es un jugador, cómo se mueve, todos los detalles del entrenamiento los escribía. Era muy correcto. Quizá a alguien le cae mal, pero es imposible caerle bien a toda España. Mou es un tipo muy bien preparado para hacer cosas grandes, bien hechas. Cuando dicen que es maleducado, digo: «Quien siembra, recoge. Si no preguntas, no te contesta». ¡Es que es verdad! Si te provoco y te digo: “Hijo de puta, ¿qué tal?”, tú contestas igual. Tiene un carácter duro, no pises la línea. Con lo preparado que está, llamarle traductor… ¿Estabas ahí para ver si solo era traductor? ¿Por qué hablas?
¿Alguna vez has visto a algún jugador del Barça hablar mal de él? ¿En Portugal? ¿En el Chelsea? ¿En el Inter? Nadie habla mal de él. En Madrid, sí. Bueno, cuidado: dicen que alguien habla. Es muy fácil hacerlo desde detrás. ¡Sal! Si tienes cojones, da la cara y sal. Pero no creo que estén hablando mal de él. Dicen que es Iker, que no se entienden, que la novia, que el Twitter, que no sé qué… Todo mentira. Y si es verdad, que salga y diga: José, hablo mal de ti. No creo que vaya a suceder. Iker no es tonto. Los que escriben eso son… mira, si dejas un balón y un melón, cogen el melón.
Imagino que estarás orgulloso de Pep.
Ay, cuando entró la primera vez al vestuario, sin barba, asustado. Como diciendo, ¿dónde estoy, dónde estoy? ¡En Barcelona! (risas). Era un chico muy bien plantado. El FC Barcelona planta bien, tiene una buena academia y sabe cómo sacar jugadores. Era un líder del Barça B y lo tuvo más fácil para entender nuestro juego, en su posición de 4 tan famosa, y que el equipo siguiera explotando. No dudé ni un minuto cuando Laporta le puso de entrenador. No había motivos para dudar de él. Entiende perfectamente el juego del equipo, la calidad de cada jugador y los resultados no tardaron en llegar. Empezó a ganar muy rápido.
¿Qué te pareció lo que hizo Figo?
Fue un grandísimo jugador, sin duda, un compañero de vestuario. Uno de los mejores extranjeros que han pasado por Barcelona. Te lo explico: Figo no sabía lo que iba a pasar en este fichaje. ¿Puedes imaginar que alguien pague 10.000 millones de pesetas de transfer? Mmm… algo raro, ¿no? Cuando tienes ganas de ganar elecciones, puedes. Pero, sobre todo, cuando uno tiene que recoger comisiones, también mueve montañas. Cuando Florentino Pérez ganó las elecciones, depositó los 10.000 millones. Y Figo se quedó, cómo decirlo, entre el martillo y la piedra, no sabía si poner la cabeza o la mano. Creo, sinceramente, que si pudiera dar marcha atrás, la hubiese dado. El que llevaba los fichajes tenía algo firmado: si no le traía, pagaba; si le llevaba, cobraba. Fácil.
Sinceramente, con la mano en el corazón te lo digo, no le comprenderé en mi vida. Cuando un futbolista besa el escudo del Barça y veinticuatro horas después se marcha al Madrid… Siempre lo hablamos en Barcelona entre los amigos: cuánto daño hizo al Barça. A mí me importa un carajo Figo, pero hizo mucho daño al FC Barcelona. Hubo una época muy mala después. Con Figo en el Barcelona el Madrid sufría, y él cambió la dinámica con el fichaje.
Tengo que decirte que el recuerdo de la Bulgaria que alcanzó las semifinales en el Mundial del 94, jugando como el ejército de Pancho Villa, me pone piel de gallina.
Johan nos bautizó como una «banda no organizada» (risas), pero teníamos un grupo bastante fuerte. Te lo cuento desde el principio. Fallamos en un partido fundamental contra Israel en Sofía. Si ganábamos, el último partido de la liguilla clasificatoria no valía para nada, pero empatamos a dos, cosas de la vida. A Francia, que también le valía la victoria contra Israel, pues había perdido 2-3. De modo que solo les quedaba ganarnos o empatar con nosotros. Y nosotros solo podíamos ganar. Después del partido de Israel, les dije a los jugadores, a los masajistas, a todos los que estábamos: “Quedan tres semanas para ir a París y vamos a ser ídolos de este país, vamos a ir a ganar a Francia”.
En aquel momento todo el mundo alucinaba. ¡Francia! Que tienen a Cantoná, Papin, Blanc, Le Guen, Lamá, Ginolá, Desailly, Deschamps. Eran un equipazo. Pero claro, Bulgaria tenía a Letckov, Balakov, Ivanov, Mihailov… ¿Cantoná es mejor que yo? ¿Ginolá es mejor que Kostadinov? ¿Papin es mejor que Penev? En nombres, puede. Uno está en el Manchester, otro en el Marsella. Vale, pero oye, que yo juego en el Barcelona, que no es cualquier equipo. Que Emil está en el Oporto, coño, Letchkov en el Hamburgo, Balakov en el Sporting de Lisboa, que tampoco es cualquier equipo. Vamos a ir a ganar. Y lo hicimos, 1-2.
El vestuario del Parque de los Príncipes tuvo que ser una fiesta…
Pregúntale a Romario, que te cuente él, que estaba allí. Vino el cabrón para ver el partido, sin pedir permiso al Barça. Tuve que llamar yo a Johan Cruyff para decirle que estaba conmigo y que no pasaba nada. ¿El vestuario? Locos perdidos. Es que era nuestra última oportunidad. En ese equipo teníamos ya 26, 27 y 28 años, era la recta final de nuestras carreras.
Bulgaria había estado cinco veces en mundiales y nunca había ganado ningún partido, como mucho empates. Nuestro objetivo era ir para al menos ganar un partido, ser los primeros búlgaros en ganar un partido en un Mundial. Éramos tontos de cojones.
Pero el primer partido, contra Nigeria, fue un desastre. Nos metieron 3-0. Fue duro. Qué le vamos a hacer. Luego vino Grecia, en cuatro días. Los griegos están aquí, a cien kilómetros. Ellos habían perdido 4-0 contra Argentina. Llamé a Diego y me dijo: «Vais a ganar también 4-0». El equipo era malísimo, pero lo peor es que después de perder el primer partido, el entrenador hizo siete cambios. Nosotros no hicimos ninguno. Y sí, le metimos 4-0 a Grecia. Dije: “Ahhh, de puta madre, primera victoria en nuestra historia”. Como que ya estaba hecho lo principal. Ya solo quedaba Argentina, que fue sin Diego por eso que le pasó…
Efedrina.
¡¡Mentirosos!! Para mí es injusto. Diego lo que tenía fue una enfermedad. Estaba mal, teníamos que ayudarlo a salir. Para eso estamos, no solo para comer, beber y sacarnos fotos. Y la FIFA le prometió a Diego, sabiendo que tenía un problema, que no le iba a sacar el dopaje. ¡Y se lo sacan por un jarabe! ¿Tú te crees que es justo? Todo para hacerse publicidad.
Independientemente de los usos de la efedrina, ¿crees que fue una traición?
Le cogieron a él para dar ejemplo. Junto con dos más. Fue una operación de promoción.
¿Estás diciendo que le habían prometido que no daría positivo en los controles?
Seguro, segurísimo. ¿Alguien había hablado antes del Mundial de que se dopaba? No, y luego ya se pusieron todos a decir que si era narcotraficante. Estos, que comen caviar, toman champán y no saben de fútbol nada, que viven de puta madre. Yo no perdono esto a la FIFA. Cada uno puede caer y cada uno puede levantarse, pero no de esta manera.
¿Quién era el presidente? Havelange. ¿Qué podemos decir de él? No hay palabras. Ahora va saliendo, poco a poco, dónde se compran los mundiales, cómo, a quién, por cuánto. Cuando tú, cinco meses antes, para hacer publicidad, anuncias que viene Diego Armando Maradona, nadie hablaba de esto. Y luego, cuando solo faltan seis partidos del campeonato, ¿qué le importa a la FIFA, si ya ha hecho su publicidad y las comisiones estaban repartidas? Es muy duro, no perdono. Hay que ser justo, no puedes jugar con las personas. No les importa hacer daño, ni qué va a pensar el país, la familia o los padres, no les importa. Y no lo entenderán en su puta vida, así de claro.
Os enfrentasteis a Argentina sin él.
Argentina era muy competitiva, pero sin Diego…
Estaba Redondo.
¡Redondo no pasó del medio campo! Estaban él y Simeone, recuerdo. Nosotros jugamos al contraataque. Primer gol, mío. Y segundo, de Sirakov. Estuve contento de que Bulgaria pasase a segunda ronda, pero me quedé muy triste por que a un amigo le tratasen así, tanto a su mujer, como a sus hijas, como a sus padres. Diego es mi íntimo amigo, le voy a defender a muerte, ahí donde vaya. No se compra la amistad, se demuestra… Luego eliminamos a México
¿Teníais presente el gol que os metieron de tijereta en el 86, el de Negrete?
No. Porque yo metí uno mejor (risas).
Esa tanda de penaltis de ese partido fue de risa.
La de ellos.
Horrorosa, esos penaltis sin carrerilla.
Porque eran defensas. Se habló mucho de esos penaltis, pero lo que pasó es que su entrenador se equivocó profundamente al no sacar a Hugo Sánchez.
Y Alemania.
Después de haber ganado a Argentina y a México ya nos daba igual todo, pero el partido más duro era contra Alemania. Nosotros estábamos en la piscina, jugando a las cartas. Cervecitas, salchichas, patatas fritas, dando el festival, como siempre. Salieron las imágenes y ahí fue cuando Johan Cruyff dijo que éramos el mejor equipo, pero una «banda no organizada».
Cuenta cómo le enseñaste español a tu masajista.
Eso no se puede poner.
Sí, no te preocupes.
Le dije al masajista de Bulgaria que el saludo más habitual en español era “Hola, chúpame la polla, gilipollas”. Entonces se iba a los periodistas españoles y les decía: “¡Hola! Chúpame la polla, gilipollas”. Y luego venía extrañado: “Joder, Hristo, cómo se han puesto”. Y yo: “Es un saludo, qué quieres” (risas). Todavía me preguntan los periodistas que estuvieron allí por el masajista de Bulgaria.
Un caos de concentración.
No. Hay mucho mito. Después de los partidos sí que salíamos, hasta las tres o cuatro de la mañana. Pero 48 horas antes del siguiente partido, todos sabíamos lo que teníamos que hacer. A mediodía qué querías que hiciéramos, con cuarenta grados de calor en Nueva York. O jugar a las cartas, o al parchís. Porque, además, todo esto te permite no pensar en el partido, estar libres. Pero 48 horas antes cada uno sabía qué tenía que hacer. Sabíamos qué era obligatorio para nosotros. Es fundamental, no puedes llegar tan lejos si no.
Cuando Letchkov marcó a Alemania los locutores germanos se quedaron en silencio casi un minuto sin saber qué decir.
Sí. No estaban acostumbrados. De aquel día, vuelvo a ver las imágenes en Bulgaria y alucino. Tanta, tanta gente en la calle. Espectacular.
Os roban contra Italia.
Esto sí que quiero que lo pongas: es un hijo de la gran puta. Así de claro. Que no le vea nunca solo. Robando a mi país. Subnormal. Me importa un carajo lo que digan. El peor árbitro de la historia. Si le veo por ahí le rompo la cara. Le voy a escupir. Robar a un futbolista puede ser, que no te pite un penalti… ¿Pero robar a mi país? ¡Mi país! Este maricón de mierda. ¿Sabes qué es escuchar que en veinticuatro años no han jugado Italia y Brasil la final? Es duro entenderlo. Yo juego al fútbol, no hago negocios como estos que beben champán y toman caviar. Estos sí son ladrones. Robando a mi país, que tiene cinco millones de habitantes. La gente llorando, los niños, que ven a un tío como este robando, que se ha visto en todo el mundo.
Pero el regreso, un lujo…
Fue increíble. Ver a la gente emocionada, alegre. Ver que este equipo trae la medalla del Mundial y un jugador la Bota de Oro. Solo con cinco millones de habitantes, ¡qué más podíamos pedir!
Te retiraste en Estados Unidos, pero hiciste cuatro temporadas, cuando los otros futbolistas que van allí no suelen hacer tantas.
Es que fue espectacular, de verdad. Chicago Fire fue mi última etapa como profesional, en Washington luego ya fui más entrenador y jugador, otra cosa. A Chicago fui por petición de la MLS, Don Garber, comisionado de la Liga, y Bob Bradley, el entrenador. Además de por petición de los 150.000 habitantes búlgaros que viven en Chicago. Fue una etapa espectacular, ver a jugadores jóvenes con tres europeos del Este. Éramos Piotr Nowak, capitán de Polonia, Luboš Kubík, de la República Checa y Hristo Stoichkov, los tres zurdos. Y teníamos a Zach Thornton, el mejor portero de la liga, Chris Armas, el mejor centrocampista. Dema Kovalenko, un ucraniano, y Diego Gutiérrez, otro zurdo. Fue increíble. Bradley era un entrenador, un amigo, era muy educado. La organización era de diez. Vivía en la misma calle que vivía el 23, Michael Jordan. Una zona muy bonita. En la liga también jugaba Carlos Valderrama…
Te pilló el 11S de lleno.
El 10 de septiembre estaba en Buenos Aires en el homenaje a Diego. Fue un miércoles, y como tenía que jugar el sábado en la liga con Chicago, le pedí a la organización que me cambiara el vuelo para ir directo, sin pasar por Miami. Me cambiaron los billetes, sin problema. Me despedí de Diego y a las 10:30 estaba en Chicago. Me levanto, los chicos van al colegio, mi mujer hace el desayuno, tomamos un café, voy a salir al entrenamiento y antes pongo la televisión española; allí era mediodía, para ver el deporte y todo eso. Entonces RTVE deja la imagen, sin voz ni nada, de las dos torres, y zas, un avión. Mi primera reacción fue pensar que alguien había chocado sin querer, una avioneta pequeñita, sin importancia. Seguimos con el café y otro, ¡¡fus!! Y quince minutos después, ¡otro en Washington! Y yo: “Hostia puta, aquí empieza la guerra, pasa algo raro”. No sabía qué hacer. Llamé a mi mujer para que trajera a los niños a casa. Me fui al entrenamiento y el entrenador llorando, los jugadores llorando. Muchas de sus familias trabajaban en Nueva York. Todos estaban mudos, con el estómago encogido. Lo pasamos mal de verdad. Las torres cayendo, la gente tirándose de las ventanas. Muy duro, muy desagradable. Y esto ha devuelto a Estados Unidos muchos, muchos años atrás.
En la MSL le partiste la pierna a un chico.
Fue sin querer. Se me ha quedado grabado para toda la vida. Lloré. Fue un partido en Washington. Cuando pasa algo raro, es que es raro. Un balón en medio, bota, pongo la pierna hacia delante, toco el balón, fue muy rápido, venía de un saque del área, y con la fuerza con la que toqué la bola, me caí en la pierna de un jugador, con toda la fuerza y la velocidad. La pierna pffff… el hueso fuera… hueso por aquí, por allá… la primera vez que lesioné a un jugador, tantos años jugando al fútbol, y esa fue la primera vez en mi vida. Pero fue sin querer. Lo quiero repetir y no sale. Quiero hacerlo y no puedo. Era un mexicano.
Me dicen por aquí que en las pachangas con tus amigos sigues siendo igual que competitivo que siempre.
No me gusta perder. Ahí sigo.
¿Cómo quieres que te recuerden?
Como alguien que siempre quiere ganar. Como un luchador, un ganador, alguien que nunca perdonó nada. Visca Catalunya!
Fotografía: Tsvetomir Petrov
Pingback: Hristo Stoichkov: “No sé si el Barça entonces tenía complejos, sé que llegué yo y no tuvo más”
¡Grandísima entrevista a un grandísimo personajes!
se este de acuerdo o no con su mensaje, que gusto da escuchara alguien que tiene algo que aportar, con ganas de hablar, vamos, igualito que muchos futbolistas
Enorme, punto.
Estupenda entrevista a un jugadorazo y un personaje auténtico, gracias.
Como seguidor del Atleti he echado de menos algún comentario sobre los duelos con Juanma López, no estoy seguro de que se tomaran una cerveza después del partido.
Gran, gran entrevista! Grande Hristo!
Recuerdo aquella barbuda selección del 94 y se me ponen los vellos de punta.
La verdad es que estos dislates de Jot Down no se entienden muy bien. Cuesta comprender qué carajo hace un tipo como este en un pretendido magacine cultural. Y más recordando su comportamiento deportivo los años que estuvo activo. O si en esa redacción, aún a sabiendas que se radica en Barcelona, piensan que a los lectores españoles -público al que se dirigen- nos interesa lo que pueda pensar un búlgaro maleducado que vive de llamar la atención como por ejemplo declarándose independentista catalán. Échale guindas al pavo…
Los que nos acercamos a este medio huimos precisamente de estas complacencias con la zafiedad que representa este tipo y esta entrevista.
¿Cómo era eso? ¿Contemporary culture mag? Vaya columpiada. Esnob catalanes emitiendo para toda Espanya más bien.
Lo que algunos buscamos, y encontramos en este búlgaro, es sinceridad (algo que escasea hoy en día).
Sí, tan sincero que incurre en varias contradicciones en su discurso, por no hablar de que todo el que opina en contra o hace lo contrario que él es un subnormal, un corrupto, mala persona, un ladrón un hijo de puta… no se arrepiente de haber agredido a un árbitro (bendita sinceridad), le mintió a los compañeros y casi todo lo demás que hizo o dijo de malo fue por malos entendidos o por la prensa. Sinceridad mis c… o más bien los suyos.
«Qué tío más sincero». O sea que si yo digo que todos los negros son unos hijos de p. o todos los blancos unos asesinos, o todos los gays unos pervertidos porque de verdad lo creo, y yo no me escondo, soy muy uai por mi sinceridad? Es una entrevista hecha en modo palmero. Pero coincido con HS en la historia de Figo. El tío pensó que FF no ganaba ni de coña, y de repente se encuentra con el pastel.
No, pero al menos no es hipócrita además de racista u «homosexualófobo». Ya es algo.
Es una de las mejores entrevista de JotDown, (y es decir mucho) Stoichkov tiene mucho que contar y lo cuenta como es él mismo.
Nacho, debes saber que esto es CULTURA, igual que la entrevista a Jose Luis Sampedro, el diario de Ana Frank, o las rosquillas de mi pueblo.
eres un troll ,verdad?
Otro espécimen que considera «trolls» a todo el que discrepe de su verdad revelada.
Funda una Iglesia para ser su Papa, tio.
eres un troll ,verdad?
Gracias por comentar por todos los buenos españoles, aunque dudo que estés en lo cierto al asegurar el porqué del acercamiento a esta revista de todos ellos.
Esta es una entrevista a un personaje peculiar que forma parte de una de las manifestaciones que define nuestra cultura (nos guste o no), y como tal la he leído, al menos yo. Esta postura pueril que entiende que entrevistar a este tipo siginfica automáticamente estar de acuerdo con él o justificar sus afirmaciones es lo que a mi me cuesta entender. Tan solo es una entrevista, una descripción de un personaje, ya ves que drama.
«piensan que a los lectores españoles -público al que se dirigen- nos interesa»
¿Eres el representante de todos los españoles o algo así? Habla en tu nombre, no en el mío.
Gran jugador, pésimo deportista y como persona, un bufón. Pero eso no lo hace peor jugador, al igual que le pasa a Maradona.
Eso sí, me he tenido que reir mucho cuando dice que el Barsa ya no tuvo más complejos… JAJAJAJA. El de segundón no se lo quita ni ganando 300 Champions.
Cuando habla de los males del sistema comunista, critica al comunismo, cuando habla de los males del sistema capitalista critica a las personas, sea por cobrar comisiones, beber champán o comer caviar.
Probablemente porque el capitalismo es simplemente el sistema que permite a las personas ser como son. Si no te gusta, bueno, era el comunismo el que demandaba un «hombre nuevo», el capitalismo se conforma con los que ya hay.
Gañán y futbolista sobrevalorado.
JD debería hace una entrevista conjunta con este y Biriukov (o con Hugo Sánchez, ya que estamos).
Hombre, Álvaro, te podías haber estirado un poco más y lo podías haber pinchado a ver que sacabas. Vale que el personaje es bastante peligroso, pero ya que te has calzado el viaje hasta Sofía, podías habértela jugado y tirar de algunos hilos.
Por ejemplo, que risa da ahora escuchar que no se declara independentista catalán, cuando siempre que le preguntaban desde TV3 o medios catalanes respecto a un partido de la selección española le deseaba la peor de las suertes.
Sobre sus filias y fobias, no entro, pero llama poderosamente la atención el cariño que le tiene a los comunistas.
Sorprende también ver que cualquier enfrentamiento o conflicto que ha tenido, y son varios, los reduce a confusiones y malos entendidos. Quizá eso explique las peleas que protagonizaba en medio de la Diagonal de Barcelona – nada, un vía secundaria sin importancia – con el coche en medio y a tortas con los taxistas o cualquier otro conductor con los que hubiese tenido algún problema.
Supongo que el Porsche Cayenne que encargó en un concesionario de Vigo y que aún está pendiente de recoger, también es un malentendido. A ver si los llama y lo aclara, que hace más de cinco años que esperan algún tipo de señal.
Por no hablar ya de los «entrenamientos» que protagonizó en Vigo en su única experiencia en el fútbol de élite. Cualquier miembro de aquella plantilla podrá asegurar que aprendió todos los pormenores de su carrera futbolística – la de Stoichkov, claro -, pero que de preparación y conceptos tácticos nada de nada. Para eso ya estaba el segundo entrenador.
Un personaje. Pero de los de tener a varios kilómetros lejos.
Gracias por los comentarios a todos.
Judge Dreed,
Me dejé muchas cosas en el tintero. El Celta estaba en mi lista, también su etapa de seleccionador, y la época del Parma. El beso a Koeman. Muchas cosas, su trayectoria es enorme y está llena de anécdotas. Pero hay que priorizar, a veces sobre la marcha, porque tienes el tiempo que tienes. De todas formas, menos mal que no te ha dicho al final un Forza Dépor XD
Comprendo lo que dices, Álvaro, pero en el caso de este personaje casi todo lo relacionado con su etapa como futbolista del Barça es vox populi y a lo mejor se podía tirar más del hilo de lo que le pasó una vez abandonó Barcelona.
Su experiencia en el Celta es una muestra. Estaría bien preguntarle cómo llegó al club sin haber entrenado en su vida – salvo en la selección y por ser quién era – y si Laporta tuvo algo que ver.
No conozco al detalle sus andanzas por Sudáfrica, pero ahí estuvo creo que cerca de dos o tres años, y creo que también tuvo algún que otro encontronazo. Aunque aquí la pregunta debería ser ¿con quién no ha chocado este elemento?
Me queda la sensación de que se han tocado cuestiones bastante conocidas ya por el público y que no se ha explotado totalmente otras facetas del personaje. Porqué mira que tiene aristas el amigo como para detenerse en cada una de ellas.
Y sí, buen futbolista, pero como persona un Neanderthal.
Lástima no preguntarle por su otra experiencia futbolística en España, como entrenador del Celta en 2007, de donde salió con el rabo entre las piernas tras un inicio de liga desastroso que dejó al equipo como para descender a 2ªB.
Coincido en que se debió de agregar muchas cosas mas, especialmente las de fuera del Barcelona, pero también hay que valorar la entrevista desde el punto de vista de información. Habemos personas que no somos de España, y que no conocemos tantos detalles de los jugadores por mas famosos que sean y es ahí donde la entrevista aborda cosas muy interesantes.
@Nacho. Prefiero leer a un personaje lleno de contradicciones y equivocaciones con un mínimo de personalidad que a personajes planos e insulsos. Como tu comentario, típico de español educado, bienpensante y retardado
+1000
Alma cruda, las amebas postean en marca.com o Sport.es. Es tu hogar, te esperan
Otro +1000
¡Al fin! una entrevista en la que no se habla sobre lo mal que está el periodismo, la pésima educación de los españoles o sobre The Wire. Entiendo que esta no es la línea a seguir por la revista, pero de cuando en cuando una entrevista discordante por el tono o el perfil del entrevistado es muy de agradecer.
Propongo a Toshack para la siguiente.
Gran futbolista, pero como persona no merece ni una sola línea de una entrevista. Y digo esto siendo del Barça. Otro personaje que debería ser olvidado cuando se retira del fútbol, como otros tantos
«¿Finlandia? Tienen un géiser y nada más, piedras y agua.» Se ha olvidado de Jari Litmanen. Mal.
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En este caso, infinitamente peores las preguntas que las respuestas. No sacarle jugo a este tipo es de juzgado de guardia. Pero si seguro que está deseando dar la nota… pues aprovéchalo.
El entrevistador es muy malo o tuvo un muy mal día.
Alma Cruda,
Las preguntas están editadas. El texto es el resultado de una conversación de un par de horas. Tuve que dar alguna que otra vuelta para llevarle a puntos interesantes. Sí he dejado algo de conversación directa en la anécdota del masajista, por ejemplo, pero sólo porque me parece relevante que Hristo, después de soltar carros y carretas, tenga apuro a la hora de contar esa anécdota. Pero mis preguntas en el texto final están reducidas al mínimo por varios motivos. Uno, que es una lectura más agradable. Dos y fundamental, que en una entrevista retrospectiva, de analizar toda una trayectoria, todo el protagonismo debe ser para el entrevistado. Así al menos lo creo yo. Pero vamos, preguntas llevé más de cinco folios.
Muy entretenida.
Sólo un apunte que se repite en las repuestas, y me ha resultado molesto: esa hombría a la que alude en el terreno de juego. Él no lo fue, aunque ahora lo recuerde todo al revés, o lo recuerde como a él le gustaría que hubiera sido.
Fue sucio, tramposo, mentiroso, protestón, además de tener una enorme clase, que es por lo que más lo recordamos. Pero hombre, con H, que es a lo que el se refiere constantemente para recordar (malamente) a algunos compañeros, él no lo fue.
Genio Stoichkov!!!! Aunque le joda a mucha gente y sea un poco brusco, dice lo que piensa. Y lo que dice sobre la prensa deportiva es una prueba más de lo mierdera que es, de que se alimenta de basura y no sabe vender sin crear polémicas falsas, entre otras cosas
como seguidor del athletic, hristo siempre me produjo un asco terrible… menos en el mundial aquel de la banda búlgara.
no compartiendo para nada sus filias y sus fobias, está bien sacar a personajes así, que hablan, se expresan bien o mal, se cagan en tu padre, lloran, mienten, pisan, ríen, tienen amigos, encarnizados enemigos, etc… y lo dicen. no simplemente muñequitos que anuncian bambas, se saltan semáforos y nunca jamás sabemos qué son ni qué piensan ni qué respiran.
ah, y que yo sepa, que ya llevo tiempo leyéndolo, álvaro no es catalán o culé precisamente.
simpaticé más con biriukov, eso sí.
saludos.
Un impresentable, mas falso que un euro de madera, y como lo primero es ser buena persona, que fuera buen futbolista me da igual.
Pero lo segundo es que si no eres buena persona, al menos no ser un falso.
Stoitchkov es un cabrón con pintas, sí, pero sabes que lo es. No es como otros (ejemplos sobran) de «ni una mala palabra, ni una buena acción». De Stoitchkov sabes que no te puedes fiar, lo cual paradójicamente lo hace fiable.
Cierto, me gusta el apunte.
¡Ja, ja, ja…! ¡Me imagino a Butragueño, si es que es verdad que se hablan por teléfono, mirando con resignación hacia el techo cada vez que este indivíduo le llame! Futbolista notable, pero deplorable ser humano, cosa que se evidencia en la entrevista. Y es que no hay que quejarse tanto sobre la oportunidad o no, de dar cancha a ciertos elementos. Se les da cuerda y ellos mismos hacen el trabajo; ¿o es que alguien aquí pasaría de
entrevistar a Jack el destripador, Al Capone o a Hitler, si esto fuese posible? Y en última instancia, si fuéramos mejores de lo que somos… incluso podríamos llegar a sentir piedad por ellos.
Se me ocurren pocas cosas más soporíferas que una charla telefónica con el Buitre.
Pues si encima es con Stoichkov, a mí me gustaría oírla. ¿A usted no…?
El más grande de todos. Enorme Hristo, como siempre. El puto amo. Este tío es Dios
A pesar de que a mucha gente con pensamiento plano le cueste entenderlo, el fútbol es parte de la cultura de los pueblos. Si esta es una revista de cultura, una entrevista con un personaje así tiene cabida y es muy interesante. ¿La crónica de un partido? eso ya lo iré a buscar a la sección de deportes de cualquier periódico.
Otro tema, bastante alarmante, es la ingenuidad de los que esperan que los que destacan en su actividad profesional tengan que ser buenas personas o dar algún tipo de ejemplo. Para eso están los padres (para los que saben quién es su padre).
Bendita ingenuidad y todos debemos dar ejemplo no solo los padres o al menos intentarlo.
Un gran futbolista y un tipo bastante primitivo, de ahí que la entrevista no de para mucho. Hristo siempre ha dado titulares, pero se debe más a la contundencia y a la rudeza con que se expresa que a que las ideas que tenga sean precisamente eso, ideas, porque de ahí creo que va bastante escasito. Por cierto, menciona a Quique Flores como si fuera de porcelana, cuando la patada que le dio Hristo en el 95 es una de las entradas más escalofriantes que he visto en mi vida en un campo de fútbol. Raro que sólo lesionara a un jugador con tantas burradas que hacía sobre el campo. Aun así, fue un gran jugador que contribuyó al cambio de hegemonía del fútbol español. Desde 1990 el que manda en España es el Barcelona.
«Manda» relativamente: Desde 1990 el Madrid ha ganado 8 ligas y el Barça, 11. Tres Champions para cada uno.
4 Champions para el Barca. Méteme la Copa de Europa del 92, por favor
Además, dice Jeremías que el Madrid ha ganado ocho ligas desde el 90 y no es cierto, fueron siete: temporadas 95, 97, 2001, 2003, 2007, 2008 y 2012. Con esta temporada en curso el Barça ganará 13 ligas en 23 años: temporadas 91 a 94, 98 y 99, 2005 y 2006, 2009 a 2011, y 2013. A mi pesar merengue no le cuesta reconocer que el Barcelona es el mejor club del mundo desde los últimos veinte años.
Ligas del Barça desde 1990 hasta hoy, 11: 1990-1991, 1991-1992, 1992-1993, 1993-1994, 1997-1998, 1998-1999, 2004-2005, 2005-2006, 2008-2009, 2009-2010, 2010-2011.
Te paso la estadística más demoledora al respecto:
-desde 1960 a 1990, en treinta años de Liga, el Real Madrid ganó 18 títulos y el Barcelona 2.
-desde 1991 hasta hoy (suponiendo que el Barça salga campeón esta temporada), en veintitrés años de Liga, el Barcelona ha ganado 12 títulos y el Madrid 7.
Si eso no te parece un cambio de hegemonía….
Desde 1960 a 1990 el Madrid ganaba tres de cada cinco Ligas, un 60% de media. El Barcelona en el mismo período, dos ligas en treinta años. Desde 1991 el Barcelona ha ganado más del 50% de las Ligas en juego, y el RM algo así como el 35%. Te lo dice un madridista, a su pesar… Las cosas son como son, no como le gustaría al Marca. Saludos
Este «zumbao» no sabe ni la edad que tiene: nació en el 66, pero dice que tiene 50 tacos y que el Mundial del 74 lo vio con diez u once años.
Con «zumbaos» así se pueden ganar Copas de Europa. Con los Micheles y Butragueños de turno el único recurso era meterse con Pizo Gómez, toquetear a Valderrama y apelar a la «mala suerte» cuando recuerdan que ni olieron una final de Champions. Y conste que soy merengón.
«De lo que sí me quejo es del comunismo, porque son gente que verdaderamente ha hecho mucho daño en el mundo. Hay que acabar con ellos.» Impresionante, aunque cuidado no te llamen facha.
Impresionante entrevista. Seas del barça o de otro club es de obligatoria lectura. Un diez para el entrevistador y obviamente para el entrevistado que se deja de medias tintas.
Torrente también se deja de medias tintas
Genial entrevista a un genial jugador, Stoichkov siempre me pareció el máximo exponente de futbolista que cuando es tu rival te parece el mayor hijo de perra que te puedas echar a la cara pero que matarias por tenerlo en tú equipo.Leer la entrevista me ha traido grandes recuerdos del fútbol de entonces, eso si que vigile la memoria que le falla: en el 5-0 del Madrid al Barça donde es expulsado por Santamaria Uzqueda Quique Flores no se tira, mas bien su rodilla fue firmada con «cariño» por los tacos de Hristo.
Impresionante Hristo, sin pelos en la lengua, un tanto mal hablado pero simpático, me he reído mucho con bastantes de sus anécdotas, me hice del Barcelona nada más verle jugar y suya fue mi primera camiseta, pedazo de fenómeno.
de puta mare el hristo
A la vista está, a través de los últimos comentarios, que no está solo en la carrera para ganar la copa al bruto – innoble – sincero cuando le va bien – mentiroso cuando le conviene- y eso sí, primitivo, muy primitivo. Característica que puede desatar cierta «ternura» entre algunas personas de corazón generoso hacia este tipo de bestezuelas. Pero no hay que fíarse, me parece perro que muerde la mano a pesar de cacarear tanto sobre sus amistades hasta la muerte. No sería de extrañar que Maradona (otro que tal baila) y él acabaran a hostias cualquier día de estos. Al tiempo…
La entrevista es jugosa aunque podías haberle apretado un poco. Lo único que chirría en sus respuestas es ese catalanismo, y eso de un búlgaro y un vasco hablando en catalán (refiriéndose a él y Bakero).
¡Sí! Alvin podía haberle apretado un poco más los huevos hasta hacerle confesar que, en realidad, él siempre hubiera querido fichar por el Real Madriz, y que a decir verdad, ni a Bakero ni a él, se les habría ocurrido chapurrear jamás en catalán. De ese modo, sus respuestas no hubieran sido tan «chirriantes» ni tan catalanazas y todo hubiera quedado así como más arregladito.
He pasado un rato fantástico leyendo el artículo.
Gracias, Alvin.
P.D.: Sales muy favorecido en la última foto.
Me ha gustado mucho la entrevista, muy agradable de leer. Aunque Hristo vaya de sincero y que dice las cosas «a la cara» se va por los cerros de Úbeda cuando algo no le interesa…
Su personaje queda retratado con el tema de la independencia catalana.
me encanta la entrevista…está claro que personajes como Stoichkov chirrían a los casposos españolistas…dice todo lo que no quieren oír…un huevos muy grande Hristo…con Romario formaban la mejor delantera del mundo de su época…
¿Casposos españolistas?. Un poquito de seriedad en la argumentación no vendría mal. Aunque si la medida son los huevos, pues nada….
HS fue un gran jugador, un gran personaje, un deportista dudoso y un pésimo entrenador. Es otro que se cree, como su íntimo Maradona. que el fútbol lo inventaron ellos. Y sí, HS, en aquella época los registros goleadores en Bulgaria, Rumanía…eran dudosos.
Creo que es una mala persona, pero fue un buen futbolista.
Buen futbolista al que no incluiría entre los mejores onces históricos de la liga española. Un chiste como entrenador. Y una boca muy grande para proclamar que está encantado de conocerse. Su categoría como profesional quedó retratada el día en que pisó a un árbitro, y si aún ahora sigue orgulloso de ello, no ofrece dudas.
Me sorprende el nivel de agresividad de algunos comentarios, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de lector que uno espera en un sitio como este. Se agradece el detalle de Álvaro de contestar. A mi la entrevista me ha gustado, porque el personaje da juego.
Hristo siempre ha sido MUY bocazas. Demagogo incluso en el campo, donde corría hacia la banda buscando balones que se iban fuera, sabiendo que así le ovacionarían (recurso que empleaba en su etapa con LvG). Es de los que mejor ha explotado esa vena que también ha distinguido al público de Can Barça de debilidad por el que suda la camiseta (Neeskens, Migueli o ahora Puyol o Masche como tipos que te guardan la espalda y ejemplos de sobriedad, no como Hristo). Creo haber oido a Minguella contar cosas sobre su generosidad y desprendimiento, dando a algún compatriota que se le acercaba todo lo que llevara en la cartera en ese momento (y me da igual que fueran «solo» 25.000 pesetas, eso no lo hace la gente).
La potencia que tenía era descomunal. Recuerdo de él entre muchas cosas, una arrancada desde el medio campo en un 0-6 en San Mamés.
El bueno de Hristo siempre había sido para mi uno de aquellos jugadores al que idolatrabas cuando estaba en el campo (si eres cule, claro) pero que a la vez cambiabas de canal cuando lo veías delante de un micrófono, no sabía hablar y casi siempre decía, básicamente, tonterias.
Esta es la primera vez que le escuchado algo parecido a un discurso coherente, sin las típicas respuestas tontas de futbolista e incluso un poquito de autocrítica, poquita y a su manera, pero algo.
Así que felicidades al entrevistador.
PD Hristo fue la leche. Si Johan cambió al Barça desde los banquillos, Hristo lo hizó desde dentro de la cancha. Le dió al equipo caracter, ambición, lucha, entrega y mala leche, cosas de las que aquel Barça adolecía tremendamente. Sin el estoy seguro que sin él, el Barça no gana 4 ligas seguidas ni de coña.
fue mi ídolo así que no soy objetivo, Hristo es único, aunque obviamente está loco, es de esas personas que si estás de su lado es genial si no es un auténtico hijo de p… y desde luego es un provocador total. Era otra época y la verdad, a veces se echa de menos tan profesional y perfecto que se ha vuelto el futbol hoy dia
Contra la caspa y los recalcitrantes!!!! Vuestro sitio está en el Marca y el AS
Al Alma cruda:
Sí, sí, segundón. Porque tú lo digas claro está, faltaba más. Tan segundón que lo nombras y lo pones en tus palabras. Por eso es el único que ataca aunque esté por delante en las eliminatorias, no cambia su estilo de juego NUNCA. Venga chaval, a seguir disfrutando, que sigas refiriéndote al Barça por muchos años más. Petons
El carisma de las bestias……
La mitad de los que hablan mal de Hristo lo hacen sencillamente porque son madridistas y/o uno de esos nacionalistas que niegan y se burlan de cualquier otra nacionalidad que no sea la suya. Hay personajes siniestros de verdad pululando por el mundo a los que seguramente no tienen tanta inquina. Hristo es un deportista, no un militar, ni un asesino a sueldo, ni abusa de los niños, ni creo que vaya con una pipa que en el coche para acojonar en los semáforos. ¿Qué hablaba catalán con Bakero? ¿Y qué? ¿Tanto os jode que en Cataluña se hable catalán?; ¿Qué os rechina que sea independentista? ¿Por qué? ¿Acaso es un delito imperdonable querer la independencia de Cataluña o de Albacete?;
A mi me ha interesado la entrevista y no soy catalán ni barcelonista. Lo que ocurre es que el tema catalán hace hervir la sangre a todos los nabos de este país.
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Respecto al árbitro del Italia-Bulgaria del Mundial 94, ese al que Stoichkov escupiría y pisaría el cuello si se lo encontrara por la calle, es cierto que no pitó dos penalties clarísimos a favor de Bulgaria: uno por mano de Costacurta dentro del área y otro por derribo a Letchkov. Lo que no dice Hristo es que a Baggio le anulan un gol por fuera de juego absolutamente legal que hubiese significado el 3-1 en aquel momento. No creo que hubiese intención de perjudicar a Bulgaria. De hecho pienso que la FIFA es la primera interesada en que a las finales no lleguen siempre los mismos de siempre.
Para cuándo la columna de Roncero?
He leido a varios de vosotros decir que Stoickovc es mala persona. Me consta en cambio su abrumadora generosidad para quien tuviera necesidad de el, o de alguna cosa. Quizàs algunos seamos malas personas también, y no nos hemos enterado
Gran entrevista.
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Autentico ante todo,yo prefiero tios como Hristo y no a los calzonazos del Nadal,Iniesta o Iker Casillas q valian para curas…
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Fue un gran deportista, un auténtico ganador. Pero le falta abuela para que le recuerde sus goles, además de ser un neanderthal de los pies a la cabeza
Ya no quedan jugadores como él. Si jugase ahora cada dos por tres los patrocinadores le montarían un pollo, «que esto no se puede decir, que esto no se puede hacer,…».
Un tipo auténtico, que no va de santurrón pero que se ve a leguas el buen fondo que tiene.
Ahora ya solo quedan patrocinadores de marcas y ególatras, los futbolistas de carne y hueso, con vicios y virtudes se extinguieron en los 90s.
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Muy buena entrevista. Y el nombre del periodista es brutal, eh. Corazón Rural. Eso sí que son apellidos.
Enhorabuena. Por las dos cosas.
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Yo tambien pienso que habia que acabar con los comunistas. 20 millones de asesinados en la epoca de stalin, y que decir de mao, pol pot, lenin, bela khun, todos dictadores comunistas genocidas….y todavia esta legalizado el comunismo?
Soy bulgaro y jugadores como stoichkov hacen falta en todo el mundo , con dos huevos , y sobretodo que vivan el fútbol como Lo que es el mejor deporte del mundo !!!
¡Ay, qué tiempos aquellos en que recorríáis los caminos de Bulgaria detrás del oso tocando la pandereta!
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Pues es una pena que Stoichkov no quiera, no pueda o no sepa convencer a su íntimo amigo, mi homónimo Maradona (tan grandioso jugador como grandioso cenutrio, Valdano le comió el tarro cuando era joven y de ahí no ha sido capaz de salir) de lo nefasto que es, ha sido y será, en efecto, el comunismo.
Claro que Maradona ya no está para nada el hombre. No se debe casi acordar ni de dónde tiene la chorra para ir a mear. En fin , la verdad es que es una lástima que el jugador seguramente más grande de la Historia haya acabado así, pero es el camino que él eligió. Nunca, por su condición de leyenda viva, se dieron a nadie más oportunidades de renovación que al astro argentino. Él solito se encargó de desperdiciarlas una tras otra, con verdadera fruición.
De no haber sido por ese talento cuasidivino que Dios le concedió para el fútbol, acaba debajo de un puente. Creo que los propios argentinos, a raíz del fracaso de su gran estrella,Maradona, en el ámbito personal , se dieron cuenta de la necesidad imprescindible de que los futbolistas originarios de barrios tan desfavorecidos recibieran una formación escolar , adquiriendo un nivel de conocimientos básicos. Como ya dice todo el mundo, es esencial que un deportista profesional tenga estudios.
Maradona pudo formarse y pasó de todo. Otros no tuvieron ni la décima parte de oportunidades de redención que él gozó. ES mejor quedarse siempre con el gran Maradona futbolista que tanto dio a este maravilloso deporte. Excelso su Mundial 86 y el Argentina-Hungría del Mundial 82 en España, que fue su primera actuación memorable en una Copa del Mundo.
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