Carlos y Estrella llevan trabajando juntos casi 30 años. Informáticos de formación, fundaron una empresa de software a medida que se fue especializando en el sector del libro. A medida que fueron conociendo todo este mundo y su entorno fue tomando forma la idea de abrir la suya. “A mí siempre me había gustado leer”, nos dice Estrella, “después de un primer programa diseñado para una distribuidora de libros empezamos con librerías, luego editoriales, y poco a poco fuimos conociendo todo el entramado”. Carlos apunta: «Somos unos privilegiados, siempre lo digo; hemos tenido los mejores maestros». El «detonante», lo que les hizo decidirse al fin, fue un establecimiento en Barcelona: “una tienda de ocio, un puntito más que la librería; había libros, música, videojuegos… algo como la FNAC, pero hace ya más de 20 años, imagínate”.
Así, que abrieron una tienda de ocio hace 20 años, “y nos pasamos de rosca, yo creo; demasiado moderno para Valladolid”. Andando el tiempo acabaron por quedarse con los libros y prescindir de todo lo demás. “También somos conscientes de todo el trabajo que nos falta por hacer. Son muchos los proyectos que pretendemos realizar y que poco a poco irán viendo la luz. (…) Pretendemos implicarnos en el fomento de la lectura en todas las edades; las personas, cuanto más leen, más conocen, más saben, más reflexionan y esto conlleva ser más tolerantes, más libres y más felices”.
El local del Número 12 de la calle Teresa Gil de Valladolid fue todo un descubrimiento “de Carlos”. Vinieron de forma provisional y acabaron quedándose al ir viendo todo lo que se escondía bajo el yeso y los mármoles, el encanto de la construcción original. “Fue en su origen un edificio que albergaba unos grandes almacenes; esto es más ancho porque por aquí pasaban los carros, y eso de aquí es un pozo; aunque lo cegamos el agua se condensa y se puede ver”. Cuando llegaron estaba todo tapado (una parte era un banco y la otra una tienda de ropa). Ahora es una de esas librerías cuyo encanto reside también en el espacio; un lugar amplio que invita a pasearse por entre los libros, a recrearse, “si alguien tiene sensibilidad lo ve”, nos dice Carlos, “los rincones están escogidos, son lo que hacen de Oletvm lo que es: una de las librerías más bonitas de España” y olé (no es amor de padre; esto seguramente es así). “Carlos tiene mucha guasa; nos compenetramos muy bien, él se encarga más de los negocios, los locales ―también ha diseñado la librería infantil, a unos metros de donde estamos; nos acercaremos más tarde― y yo más de los libros; me encanta la narrativa, leo muchísimas novelas”.
Entre otros que no nos van a caber aquí, Estrella nos habla con entusiasmo de Robertson Davies, “mi autor preferido desde que lo descubrí; maravilloso. Lo que siento es que este último que estoy leyendo va a ser el último, no hay más; he leído todos los que escribió. Te voy a recomendar el primero que editó Libros del Asteroide, El quinto en discordia. La verdad es que tengo debilidad por ciertas editoriales, se me nota muchísimo. Y es que parece que editan para mí. Con Enrique Redel me pasa esto,por ejemplo, que está sacando mucha literatura inglesa, que yo creo que ahí hay todo un mundo por descubrir, más popular. Entonces, yo vivo feliz”. Tiene también palabras de elogio para la editorial Nórdica, “que edita genial. Creo que ha introducido en el mercado el libro ilustrado enfocado para adultos, no ya álbumes que al final compran los adultos, no; libros ilustrados pensados para el público adulto.” Justo estos días uno de los escaparates —tan bien pensados— está dedicado a Karen Blixen con motivo del aniversario de su muerte. Estrella tiene un recuerdo muy especial —o que nos gusta a nosotros especiamente por lo que podemos identificarnos con esa imagen— de Diego Moreno, el editor: «Le recuerdo perfectamente, con su zurrón lleno de libros, cómo venía y te contaba el proyecto. Nórdica ha sacado ahora una selección de cartas que ella escribió. Además, hace ahora 25 años que se estrenó El festín de Babette; han publicado un libro con ilustraciones de Noemí Villamuza, que es una preciosidad, enfocado para el público adulto”.
El cuidado y la importancia que le da Estrella a las cosas bien hechas aparece también cuando habla de editoriales más pequeñas “apoyamos a las editoriales locales que lo hacen bien. Hay editoriales grandes y editoriales más pequeñas, y libros malos los hay tanto en unas como en otras. Las que lo hacen bien lo tienen luego más difícil a la hora de la distribución, es la verdad, o descubren autores que, claro, en el momento que sobresalen, que triunfan, se los quitan. Tenemos que darles todo el apoyo que podamos, entonces”.
Es digno de mención, sin duda, el cómo se le llena la boca cuando habla del equipo de personas que trabajan en la librería: «Una librería sin un buen equipo humano no puede funcionar». Nos va a presentar a todos: «Quien te suele coger el teléfono es Cristina, que está en la oficina; aquí están Ceferino, con unos gustos muy propios; Miguel, al que le gusta mucho la ciencia ficción, la novela histórica; Paco, a quien le encanta el cómic; Ruth, que gusta más de la narrativa, como yo; Marian, que no ha venido hoy… Cada uno tiene unas preferencias muy particulares, y eso es muy positivo.» Habla igualmente con mucho cariño de la parroquia de Oletvm, «es un lujo la gente que viene por aquí, como el autor Gustavo Martín Garzo, que es un lector buenísimo, aparte de un gran escritor. Este tipo de personas nos enriquecen, no solo es el tener guardados los libros que sabes que le van a gustar a Fulanito o Menganita, es también el que ellos nos recomiendan lecturas, autores que han descubierto.»
Vamos a acabar este recorrido —porque lo tenemos que acabar— en la Oletvm infantil, la que ideó Carlos para los niños.«Este rincón, por ejemplo». Nos lo muestran: «Como los peques siempre van en su silla mirando al cielo les hemos puesto aquí La Isla del tesoro«. Y ahí está Jot Down, avisado, leyendo a Stevenson tal cual Julio II. Nuestro preferido, no obstante, es el mural del yo, yo, yo de los niños; le hemos hecho una foto a Estrella subiendo esa escalera solo para que se vea hoy. «Uno tiene que pasárselo bien haciendo lo que hace», conviene Carlos. Asentimos. «Por algo aquí los libros están en el suelo y La Isla del tesoro en el techo». Volvemos a asentir.
Fotografía: Manu Granadero.
Hola! Soy un seguidor vuestro desde hace ya bastante tiempo, pero es la primera vez que os escribo o comento. Leí esta publicación y he aprovechado para apuntaros, a raiz del título, «librerías con encanto», una de las que para mi tiene más hechizo en una de mis ciudades, Sevilla. Les hablo de Librería «Beta» en calle Sierpes. Es sin más, el antiguo Teatro Imperial de la calle Sierpes, referente histórico en la ciudad. Sigue todo igual, pero cambiando butacas por ediciones, palcos por libros de bolsillo, y escenario de novelas. Recomendable, atractivo, exquisito.
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Recuerdo cuando estaban en el local anterior y si ya era una gran librería el cambio fue para mejor y mucho. Además, los trabajadores son muy amables y ayudan, pero dejan margen para que los clientes se recorran todos los rincones tranquilamente.
¿Podría algún librero acabar con la «estupida» moda de convertir los escaparates de sus establecimientos en escenarios ridículos en los que un libro es «contextualizado» con cartones y tonterías varias?
El escaparate de una librería debería ser el reflejo de su esencia, de sus gustos o de su oferta y no el paramento para la idiotez.
Supongo que todo es imposición de las editoriales porqué se me hace muy dificil aceptar que gente leída lo haga por gusto.
Y Oletum por desgracia sigue la moda.Lastima, es de los pocos peros.
Al lado mismo de Oletum, teneis la librería Sandoval, probar y me contais si tiene más, menos o el mismo encanto…………..
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