Arte y Letras Historia

La historia que no nos contaron (I): idealismo y ambición

Stalin

1. El dictador poeta

¿Aún piensas que la poesía sirve para algo? ¿Que la cultura hace mejor al hombre?

En 1895 un joven seminarista que quería ser poeta escribió estos versos:

«El capullo rosado se abre.
Rápido se tiñe de pálido azul violáceo
Y, agitada por la brisa ligera,
La lila del valle se inclina sobre la hierba.
La alondra ha cantado en el oscuro azul,
Volando más alto que las nubes,
Y el ruiseñor de dulce sonido
Canta desde los arbustos una canción a los niños»

En 1936, ese joven aspirante a sacerdote y poeta se había convertido en Stalin, el asesino de más de veinte millones de personas (Y no pensaba parar).

Pues no. No penséis que ese poema de Stalin es malo. En primer lugar está escrito en georgiano y la traducción, como suele ocurrir, traiciona al poema. En segundo lugar ese tipo de poemas bucólicos entraban plenamente en el estilo romántico vigente en la época. Robert Service lo reproduce íntegramente en su biografía sobre Stalin. Y destaca que tuvo mucho éxito. Stalin no es el caso de Hitler. Si de Hitler se suele apelar a su fracaso como pintor, al rechazo y deprecio que sufrió en su juventud por los jerarcas del mundo del arte, Stalin en cambio fue pronto reconocido como poeta en su tierra georgiana. Tenía un futuro delante de él que no quiso seguir. Él renunció a la poesía, no fue rechazado por ella. Tal vez le pudo su ambición. Los poetas no son ambiciosos por naturaleza. Y si ambicionan algo no es el poder sino el talento o, todo lo más, el éxito. En este sentido Stalin nunca fue un poeta.

¿Pero era un monstruo, un ser malvado y totalmente inhumano?

En una carta a su amigo Kamenev (al que luego mandará matar) escrita en Cracovia en 1912 le dice: “Te doy un beso esquimal en la nariz. ¡El diablo me lleve! Te echo de menos, lo juro y perjuro. No hay nadie, absolutamente nadie con quien tener una conversación sincera, maldición. ¿No podrías venirte de algún modo a Cracovia?”. Como dice Robert Service es un grave error pensar que los dictadores y los asesinos son personas radicalmente distintas a nosotros.

Tengamos siempre presente el caso de Stalin. A veces los que ganan no son los mejores sino los peores, los más viles, los más crueles. En el carro de la historia solo hay muchos que empujan y solo dos que dirigen: los idealistas que están dispuestos a morir y a matar por sus ideales y los ambiciosos que están dispuestos a matar y a morir por su ambición. Normalmente, en algún momento dado, los idealistas son arrojados a la cuneta.

Y tengamos siempre presente también el caso de Bartolomé de Carranza, Arzobispo de Toledo, intelectual erasmista que fue acusado de herejía por la inquisición española y fue finalmente trasladado a Italia y absuelto por el Papa después de un larguísimo proceso en 1576.

Pese a su absolución, nunca volvió a España. Murió en Roma poco después de escribir estos versos:

«Son hoy muy odiosas
qualesquier verdades
y muy peligrosas
las habilidades
y las necedades
se suelen pagar caro.
El necio callando
parece discreto
y el sabio hablando
se verá en aprieto.
Y será el efecto
de su razonar
acaescerle cosa
que aprende a callar.
Conviene hacerse
el hombre ya mudo,
y aun entontecerse
el que es más agudo
de tanta calumnia
como hay en hablar:
sólo una pajita
todo un monte prende
y toda palabrita
que el necio no entiende
gran fuego prende;
y, para se apagar,
no hay otro remedio
si no es con callar».

2. El dictador ya no es poeta

Leo en la introducción al libro Los que susurran, de Orlando Figes:

«Antonia Golovina tenía ocho años cuando fue deportada, junto con su madre y dos hermanos menores, a una “colonia especial” de exilio penal en la remota región de Altai, en Siberia. Su padre había sido arrestado y sentenciado a tres años en un campo de trabajos por su condición de Kulak o campesino rico, durante la colectivización de la aldea del norte de Rusia donde vivían. Desde entonces la familia había perdido su casa, las herramientas agrícolas y el ganado, que pasaron a ser propiedad colectiva”.

Lo primero que me llama la atención es que el propio Orlando Figes, uno de los máximos expertos de la época estalinista, no pueda resistirse a denominar a los Kulaks campesinos ricos. En otros libros los he visto llamar “Campesinos acomodados”. Las dos definiciones me parecen incongruentes y equivocadas, o que fácilmente pueden inducir a error. ¿Puede un campesino ser rico? ¿Puede acomodarse un campesino? Acaso no madruga todas las mañanas y se pone a cultivar los campos bajo el sol? ¿Acaso no tiene que cuidar a sus animales durante todos los días del año? ¿Y tanto dinero puede obtener de sus campos o de sus animales para ser “rico”?. ¿Cuántos millones de rublos tenía en el banco la familia de Antonia Golovina? ¿Cuánto era ser rico en la Rusia de 1929? Un campesino que es rico no es un campesino, es un terrateniente. Si tiene que trabajar sus campos y cuidar su granja para vivir no es rico, es, en todo caso, un poco más rico que la media de los campesinos. Pero no se puede dedicar a vivir de las rentas, a los lujos y los placeres de los verdaderos ricos (y sí, en la Rusia comunista había personas que vivían muy bien, y no eran precisamente los Kulaks, sino los altos funcionarios, los miembros de la élite del partido, etc.)

Mussolini y HitlerAhora bien. ¿De dónde le venía la riqueza a la familia de Antonia Golvina? Como la mayoría de los campesinos, esta familia había pasado los años duros de la Primera Guerra Mundial, seguidos de los años peores de la Revolución Comunista y la Guerra Civil posterior. Allí lo habían perdido casi todo. Luego Lenin y Stalin decidieron dar una cierta libertad económica, la llamada Nueva Política Económica (NEP), y esta política posibilitó que algunos campesinos hicieran pequeños negocios vendiendo sus cosechas (parte de ellas) y comprando tierras de otros campesinos a los que les iba peor. Algunos sacaron partido de esta oportunidad para mejorar sus granjas y aumentar sus tierras, pero siguieron siendo campesinos. No emigraron a las ciudades, no fundaron bancos ni se dedicaron a la especulación comercial. No crearon grandes empresas. Eran simples campesinos que habían trabajado duro durante diez años para sacar adelante a sus familias, y habían tenido más suerte o habían sido más trabajadores o inteligentes que sus vecinos. ¿Es eso un pecado?

Por lo visto sí. Su éxito fue su perdición. A los que nada tienen, nada se les puede robar. A los que tienen poco (aunque sean algunas vacas de más), ya se les puede quitar algo. Stalin, como todos los dictadores, fue un ladrón, un ladrón miserable y cruel. Dejó que los Kulaks hicieran negocios y se enriquecieran (previo pago de sus impuestos, que los tenían, y eran altos). Y luego se lo quedó todo, y los mandó a la muerte (tres años en Siberia puede parecer una condena no muy grave, pero pocos volvían, el frío, el hambre y las enfermedades acababan con ellos), y lo hizo generalmente con la complicidad de muchos de los vecinos de estos Kulaks, que los delataban y despreciaban no por ninguna idea política, sino por simple envidia.

Viendo lo que les pasó a Antonia Golovina y su familia (y hubo millones de familias en la misma situación), me horroriza comprobar que más valía ser un vago, un borracho, un holgazán, un inepto, un mal trabajador en definitiva, mientras fueras sumiso, mientras tuvieras la cabeza completamente hueca y te conformaras con poco. En ese caso Stalin te dejaría en paz. No te robaría nada. No te perseguiría. Como mucho te llevaría a una granja colectiva y allí podrías medrar tranquilamente durante el resto de tu vida. Allí nunca te faltaría ni la comida ni un techo donde cobijarte del frío. Esa es la triste enseñanza de tuvieron que aprender los Kulaks, los intelectuales, los prisioneros políticos, los músicos, artistas, funcionarios y científicos caídos en desgracia: en la Rusia de Stalin el ciudadano útil era el delator, el cobarde, el indolente…

3. De donde ladran los perros…

¿Tuvo Hitler toda la culpa? Nos han hecho creer que todas las funestas ideas del Tercer Reich fueron en gran medida suyas, pero algunas ideas son muy antiguas. El antisemitismo, por ejemplo, es algo muy arraigado en Europa. Curiosamente, la primera matanza de judíos en Occidente está documentada en el año 1012 en la ciudad alemana de Maguncia, pero en la Edad Media hubo asaltos a Juderías en casi toda Europa. Otras ideas, habitualmente consideradas inventos nazis, son de hecho bastante anteriores al nacimiento de nazismo. Como la idea del «espacio vital», que Hitler no hizo más que llevar a sus últimas consecuencias (como tantas otras). Un ejemplo:

Extracto del texto de 1906 (mucho antes del nacimiento oficial de las ideologías fascistas) del autor alemán E. Hasse El imperialismo y la política colonial:

«No es cierto que haya sitio para todos en este mundo, pero sí que lo hay para algunos grandes Estados, a los cuales, evidentemente, los pequeños deberán someterse».

(Evidentemente, no hace falta que nos preguntemos cuáles son esos grandes estados… ¿Hasta qué punto individuos tan despreciables como Hitler o Mussolini no fueron más que los receptores de un caldo de cultivo que había sido creado por miles de individuos anónimos o con un papel secundario? ¿Dónde empieza la culpabilidad individual y donde acaba la culpabilidad compartida?)

4. Los cínicos heredarán la tierra

Bando de Franco para la sublevación del Ejercito de África del 17 de Julio de 1936, dirigido a la Guarnición de Melilla:

«Se trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República«.

(Sobran comentarios…)

La muerte de Marat de David5. El héroe asesino

Marat ha pasado a la historia como un héroe, gracias sobre todo al cuadro que David pintó sobre su muerte y que se titula precisamente La Muerte de Marat. Cualquiera que vea ese cuadro pensará inmediatamente en Marat como víctima, como cordero degollado. Pero la verdad es otra. Un minuto antes de morir, antes de comprender que iba a ser asesinado, Marat estaba cumpliendo con su deber. ¿Y cuál era este deber? Ejecutar enemigos. Mandar a la muerte a todos los “contrarrevolucionarios” que fuera posible. En el cuadro de David se ve a Marat escribiendo en un papel. ¿Y qué escribía? Los nombres de los que debían morir. De eso trataban sus últimas palabras. Un minuto antes de morir lo que Marat dijo fue: «¡Está bien, en menos de ocho días irán todos a la guillotina!». 

¿Y quiénes eran las victimas? No lo sabía. Ni él mismo los conocía. Eran ciudadanos de provincias contra los que Marat no tenía ninguna prueba. Su única condena procedía de una delación, la delación de una mujer que él tampoco conocía, una mujer que él no había visto nunca. Se llamaba Charlotte Corday y no era una delatora: era una asesina. Era su asesina. Ella había utilizado ese truco (hacerse pasar por delatora) para acercarse hasta él. ¿Pero cuántas personas habrían hecho lo mismo, pero para delatar realmente a otros? ¿Y a cuántos habría mandado Marat a la guillotina, basándose solo en denuncias anónimas, tal vez infundadas? ¿O acaso no le importaba que pudieran ser infundadas? ¿Cuánto valía tu vida en aquel momento, si cualquiera te podía delatar sin pruebas y su sola palabra te podía valer la muerte? (Las revoluciones…. el lado oscuro de las ideas brillantes y los discursos…)

6. Los inteligentes también mueren (tontamente, se podría decir…)

Pensamos y creemos que la cultura sirve para algo. Y que la cultura unida con la inteligencia debe servir para mucho más. Pero la historia, esa puñetera aguafiestas, no deja de jugar al despiste con nosotros. Un buen ejemplo de lo poco que sirve muchas veces la lucidez y la inteligencia (además de, por supuesto, la cultura) es el siguiente:

En 1933 el escritor y filósofo Walter Benjamín escribió a su amigo Gershom Scholem sobre la llegada al poder de los nazis diciendo que “el aire ya no se puede respirar”. Hay que recordar que estamos en la Alemania anterior a la disolución del parlamento, anterior a las leyes judías y a la noche de los cristales rotos, los nazis aún no habían enseñado los colmillos, y muchas personas que luego los temerían y los sufrirían aún no los consideraban peligrosos, o solo los consideraban un peligro pasajero. Walter Benjamín no. Él ya se había olido de qué iba todo (y lo de “olido”, nunca mejor dicho). Pese a todo, pese a que en 1933 aún se estaba a tiempo de escapar o de parar el nazismo (o, al menos, de intentar pararlo), Walter Benjamín acabaría siendo víctima de la guerra y del nazismo que le llevaría a suicidarse en Portbou en 1940 (aunque hay quien dice que fue un asesinato, existe un documental sobre el tema). En cualquier caso, más que cómo fue su muerte importa un hecho incuestionable: ¿Por qué esperó tanto tiempo para escapar? ¿Y por qué escapó de ese modo tan burdo? Acabando detenido en la frontera española por un simple problema burocrático. Su inteligencia, su lucidez, su anticipación para ver lo que se le venía encima, al final no le sirvió de nada. Ni se salvó él ni salvó a otros.

(Continúa)

Walter Benjamin

 

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39 Comentarios

  1. Gran artículo! Perfecto para los días que corren por la vieja y barbuda España.
    Muchas gracias.

    Un saludo.

  2. Creo que en el papel de Marat no están los nombres de los que debían morir. Zanjaba una deuda con la que después sería su asesina.

  3. Pingback: La historia que no nos contaron (I): Idealismo y ambición

  4. ¿por qué en la parte de la sublevación del ejercito en Melilla no hay comentarios?¿se insinúa que en ese caso no había cuestiones del momento que explicaran esa reacción? ¡Vaya! lo que en Rusia es condenable, en España ni siquiera es mencionable. Pues, aunque nunca se mencione esto en nuestro país, el último gobierno de la República tenía muchos contactos con la Rusia de 1936 y aquí también había mucha gente que pretendía aplastar a los «kulah» (que no terratenientes). Con esto no estoy justificando lo injustificable, solo que se sea riguroso en las informaciones y que los raseros no sean inicuos.

    • «Pues, aunque nunca se mencione esto en nuestro país, el último gobierno de la República tenía muchos contactos con la Rusia de 1936 y aquí también había mucha gente que pretendía aplastar a los “kulah” (que no terratenientes).»

      ¿Podrías explicar un poco más esa afirmación? ¿Qué tipo de contactos mantenía el Gobierno de la República con Moscú (aparte de los estrictamente diplomáticos)?

    • A nadie se le pasaría por la cabeza tratar de justificar veladamente el nazismo por el caos de la República de Weimar. Esto es lo que sucede cuando los golpes de Estado y posteriores dictaduras salen gratis y la impunidad es absoluta; el revisionismo acaba campando a sus anchas, se crece y llega a estos términos. Le joda a quien le joda y le pese a quien le pese, el golpe de Estado y posterior dictadura franquista son una puta vergüenza para este país y para Europa, una vergüenza como lo fueron el Tercer Reich y la Italia fascista, con la diferencia de que en España el franquismo nunca fue depurado y dejó a la misma putrefacta, rancia, anacrónica y casposa oligarquía ocupando el poder. Y así nos luce el pelo en pleno 2012, como uno de los países más citados por su desastrosa situación social y económica. Bravo.

    • Cosas similares a Rusia como la Reforma Agraria.

  5. El kulak no era una categoría social, digamos, «natural». Bajo esa denominación se agrupó, sobre todo por motivos políticos, a varias figuras del mundo rural que iban desde pequeños propietarios de tierras hasta comerciantes y proveedores de productos agrarios que actuaban de intermediarios con las ciudades. Desde luego, sus niveles de vida no eran en absoluto homogéneos. El problema es que los bolcheviques eran minoritarios en el campo, donde la mayor fuerza la constituían los populistas o Social-Revolucionarios y, en menor medida, grupos anarquistas y nacionalistas. Además, como buenos creyentes del culto a la industria pesada eran incapaces de entender la mecánica de las relaciones sociales en el campo. Por eso al principio optaron por abastecer de alimentos a las ciudades mediante las requisas. Para evitar una reacción unitaria en el campo propagaron la división interna entre los campesinos sin tierra (arrendatarios y asalariados) contra los kulaks. En España la clave del triunfo de Franco, además de la decisiva financiación en un primer momento de Cambó y March y la ayuda militar italiana, fue la incapacidad de los republicanos para hacer una reforma agraria en condiciones tanto en el sur latifundista como en el centro-norte minifundista. El campesino navarro, castellano y gallego, voluntaria y obligatoriamente, se convirtió en la tropa del ejército nacional más allá de los soldados profesionales.

  6. ¿que pelazo no?

  7. Rantamplán

    Me ha gustado el artículo. Pero echo en falta más circunstancias y referencias en el último punto sobre la muerte de Walter Benjamín. No termino de ver el camino lógico de haber sido tan perspicaz para darse cuanta de la que venía con el hecho de que le acabaran atrapando de forma tan tonta. Hay en medio demasiadas variables que podrían haber ocurrido y/o haber tenido en cuenta que podrían negar perfectamente la unión entre que la cultura/inteligencia/lucidez no sirve para nada.

    • Rantamplan, supono que el autor entiende que si en 1933 «el aire es irrespirable», no parece logico esperar a 1940 para huir. En el 34 o 35 podria haberse exiliado legalmente.

  8. Hola. Soy el autor del artículo. En primer lugar gracias a todos por leerme, que es para lo que escribe uno al fin y al cabo. Naturalmente mi visión de la historia no es objetiva ni pretende serlo (pues sé que es imposible). Soy historiador y me he ganado la vida explicando historia, pero no soy imparcial (pese a que intente serlo), ni lo sé todo. Cuando explicaba a alumnos de ESO la Guerra Civil y la Revolución Rusa (por poner dos ejemplos) trataba de atenerme a los hechos que conozco y no caer en prejuicios ni en simplificaciones. No comento el bando de Franco porque me parece una muestra de cinismo tan evidente que sobran comentarios. Pero esta serie de artículos que pretendo publicar aquí sí que incluyen a Franco, por supuesto, y será tratado en su momento. He decidido empezar por Hitler y por Stalin, pero eso no quiere decir que me olvide de otros como Mussolini o de Franco. Ni tampoco me puedo olvidar de Napoleón III o de Bismarck. Eso por dar algunos nombres.
    Respecto a lo de Marat tengo que decir que no soy un experto en la Revolución Francesa, si bien si que he leído bastantes libros sobre el tema y en todo he encontrado esa versión. Además en todos se menciona que Marat no conocía de nada a su asesina, de modo que es extraño que estuviera saldando una deuda, aunque no imposible. Por supuesto me puedo equivocar, así que voy a informarme en profundidad y si es un error lo rectificaré con mucho gusto. Gracias.

    • Contrachapado

      Sobre el tema de Marat, según lo que he leído y estudiado sobre el cuadro, la carta que sostiene es un ruego de la girondina Charlotte Corday explicándole la situación tan penosa por la que pasaban ella y sus hijos (pues creo que era viuda). Claro está que todo esto puede ser una manipulación del autor del cuadro, David, para dulcificar o resaltar la bondad de su amigo Marat.

  9. Buen artículo. Ameno e interesante. Historia bien explicada

  10. Me ha gustado mucho el artículo, felicidades.

    A propósito de lo dicho en algunos comentarios, quiero dar la razón al autor en cuanto a que muchos conceptos entendidos como «nazistas» realmente habían existido desde mucho antes.
    El concepto «espacio vital» (<> en alemán) fue un término acuñado por el geógrafo Friedrich Ratzel en el siglo XIX. Él estaba convencido de que un país y una cultura necesitaban expandirse para sobrevivir, y justificaba así que culturas «minoritarias» o menos importantes fueran engullidas por otras más grandes.

    En la misma línea, Carl Schmitt, justo antes de la subida al poder de Hitler, justificó en su libro «Sobre el parlamentarismo» que era imposible que en un Parlamento estuvieran representadas todas las realidades de una sociedad de masas, puesto que nunca se iba a llegar a un acuerdo. Propuso que debía haber un colectivo dentro de parlamento que dominara sobre los demás, y creó el término «homogeneización de la sociedad».

    Por no hablar de Nietzsche y su idea del «superhombre», algo muy presente en el ideario del nazismo.

    No se trata de revisionismo y de que queden impunes ciertos momentos de la Historia: se trata de que, por norma general, los regímenes dictatoriales se nutren de una serie de conceptos e ideas que recopilan de otros sitios.

    Un saludo.

  11. Yo estoy hablando del revisionismo franquista en la España actual, no del sustento o base ideológica (popurrí a conveniencia más bien) de ese o cualquier otro movimiento «nacional». En cuanto a la impunidad, no creo que haga falta recordar los finales de Hitler y Mussolini (Piazzale Loreto) frente al de Franco. Aquí no hubo Juicios de Núremberg de ninguna clase porque todos aquellos que lloraban masivamente la muerte del dictador no han desaparecido, aunque se hayan malconvertido a la llamada democracia y siguen convencidos de que vino a «salvar la patria» como Pinochet. «Atado y bien atado», desde luego.

  12. Hola. Soy el autor otra vez. Gracias «Contrachapado» por tu aportación. Desde luego era viuda. Los jacobinos habían matado a su amante (de ahí su venganza), pero en ese momento Paris estaba lleno de mujeres en su situación y dudo que Marat tuviera tiempo para recibirlas a todas. Esto me recuerda el cuadro de «La libertad guiando al pueblo», de Delacroix. Respecto al joven con sombrero de copa y escopeta, he oído tres versiones distintas, si es el proprio Delacroix, si es un amigo pintor, si es un trabajador del Louvre que él conocía… Las tres versiones las he oído a profesores míos o leído en libros de autores refutados. Al final yo me defino por una, pero no puedo estar seguro al cien por cien.
    Gracias por leerme.

  13. Gracias Alfonso por este articulo tan bueno y ameno. Estamos pendientes de nuevas entregas. La verdad, has sido muy benevolente con todos aquellos que hasta hace poco defendian, o, al menos hacian la vista gorda con el legado de Stalin. Los mismos a los que muchas veces se les llenaba la boca de palabras como libertad y democracia. Recomiendo al respecto la novela vida y destino de Vasili Grossman. Monumento historico literario donde los haya.

  14. El punto 2 es muy flojo.
    Kulak era una categoría anterior a la revolución, de las reformas zaristas, y en general iba ligada a la propiedad de una cantidad de tierra (no olvidemos que en Rusia existió el feudalismo, en su faceta de servidumbre agraria, hasta muy recientemente, reformas de Alejandro II en la segunda mitad del XIX) y tener, gracias a un cierto desahogo económico, actividades mercantiles y bancarias, y que prosperaron bajo las reformas de Stolypin. La persecución terrible que sufrieron no fue tanto por lo que tenían (que no era tanto) sino ideológica: eran una incipiente pequeña burguesía agrícola, podían contratar a otros obreros, tener molinos, vender productos. Eran el comienzo de la modernización de la agricultura en Rusia. Por eso la persecución tan brutal que sufrieron, y que precedió a la que se vio en Ucrania, y que se puede ver como no solo volver al Mir (modelo comunal), sino imponerlo como manera única de produción.
    Un saludo.
    http://www.britannica.com/EBchecked/topic/324575/kulak

    • Alfonso Vila

      Hola.
      Soy Alfonso otra vez, el autor del artículo. Quiero contestar a Quevedin en el sentido que yo no he pretendido explicar el problema agrario ruso, para lo que efectivamente habría que remontarse a la abolición de la servidumbre de 1861 y el intento, para mi fallido, del Mir o aldea comunal. Yo sólo me centro en los años de la NEP (1921-1928) y sobretodo en el drama personal de muchos campesinos rusos. Orlando Figes explica muy bien que en algunos casos, los enviados a Siberia fueron escogidos al azar entre los campesinos de la aldea, así que ni eran kulaks ni eran nada. Simplemente les toco y punto. De todas formas mi visión es general, no soy un experto (para eso están Orlando Figes, Robert Service y muchos más) y focalizada sobre ciertos aspectos que a mí me parecen interesantes y no suficientemente conocidos.
      De todas formas muchas gracias por leerme. El debate y el intercambio de opinión son básicos en el aprendizaje. Y en esta sociedad por desgracia, cada vez hay más intolerancia y menos contacto entre personas. Todos los comentarios son bienvenidos.

      • Quevedin

        Si lo que querías era resaltar la locura azarosa del castigo bajo el régimen del gulag, completamente de acuerdo. Yo de hecho me repasé el Service antes de contestarte, no fuera a decir una barbaridad. Lo que pretendía era decir que sí, que a muchos «no les iba mal», pero como has dicho muy bien a muchos tras una fase de «lucha de clase» a otros simplemente se les acusó de «enemigos del pueblo» por las cosas más peregrinas.

        Otro buen ejemplo fueron los Jemeres rojos, que llegaban a usar a los niños y adolescentes como jueces y ejecutores, pues les consideraban «inocentes no contaminados por el capitalismo».

        Mi argumento, resumido, era que aunque un Kúlak tuviera molinos, tierras, vacas, dinero… qué demonios justificaba eso la saña persecutoria. Nunca habían formado parte del régimen feudal. Y si no los tenía, pues menos todavía. Por lo poco que sé, no eran ellos los que mantenían vasallos en plan «Los Santos Inocentes».

  15. Liborardura

    La frase, inetrrogativa, «¿puede un campesino ser rico?» es una memez, con perdón. Si es un mediano terrateniente, y sus tierras productivas, aunque él esté supervisando la hacienda y se le pueda llamar campesino, puede ser rico, sobre todo dentro de un ámbito rural y poco desarrollado como el de la Rusia de principios del siglo XX. Otra cosa es que el exterminio de los kulaks fue atroz, y además nefasto para la producción

  16. Liborardura

    El artículo es muy interesante, en su conjunto, y me parece revelador y fértil el análisis que hace acerca de la gente que acaba acaparabdo el poder. No he querido ofender con el comentario acerca de la riqueza de los kulak. Un saludo

  17. Un artículo bien escrito, me ha gustado. Pero pese a que el autor diga que el de Stalin era bueno, me gusta más el poema del arzobispo, realmente al poder les molestan los que piensan. Muy revelador este pasaje del artículo: «En el carro de la historia solo hay muchos que empujan y solo dos que dirigen: los idealistas que están dispuestos a morir y a matar por sus ideales y los ambiciosos que están dispuestos a matar y a morir por su ambición».

  18. jotacea72

    Creo que sería interesante pensar cómo hoy están ocurriendo cosas similares en nuestra sociedad. Cómo una panda de ineptos sin oficio ni beneficio, que no han hecho nada en la vida más que afiliarse a las juventudes de un partido desde casi niños, tiene absolutamente todo el poder en el país y se ríen de la población, que somos como esos campesinos silenciados que no les pueden molestar mucho.

    • El problema no son tanto los políticos sino quienes mueven sus hilos. Hay partidos más mimetizados que otros con los poderes financieros, en algunos casos, la comunión es absoluta, pero que esos partidos acaben saliendo elegidos en las urnas ya es una problema de la ciudadanía. No existe mejor maquinaria propagandística que la diseñada por la democracia neoliberal.

  19. Me ha gustado la visión lúcida del autor sobre la historia que permanecen bastante oscuros. Muy interesante la parte tres, donde «ladran los perros».
    Enhorabuena.

  20. Primero buen articulo y segudo resaltar el subrayado del levantamiento militar en Melilla, que ha pasado desapercibido y muestra como lo que se pretendio en estos casos,antes usando la fuerza ahora usando el poder economico, es tomar el poder y el control para mantener una oligarquia y no salvar ninguna patria, como se decia y se dice.

  21. Parece mentira que se hable de los antecedentes de la ideología nacionalista y racista germana sin recordar a los principales nacionalistas y racistas germanos, los anglosajones, que ya desde los años 30 del siglo XIX hablaban del Destino Manifiesto, en cuyo nombre llevaron a cabo uno de los mayores genocidios de la historia, si no el mayor, y que todavía hoy día pasa desapercibido y se trata como asuntillo menor. ¿Hablará el autor del presidente Polk y la Guerra de México? ¿De las guerras indias y el presidente Jackson? Admirable capacidad la de los anglosajones para cometer las mismas barbaridades y salir siempre impunes.

    • Hola. Soy el autor del artículo otra vez.
      Sí desde luego. Hay declaraciones de Cecil Rhodes o de primeros ministros ingleses sobre el colonialismo que no tienen desperdicio. El racismo y el nacionalismo no eran ni mucho menos exclusivo de los alemanes. Y desde luego, el exterminio de los pueblos indígenas es algo que no hay que olvidarse (por ejemplo, cuando los americanos iniciaron «la guerra biológica» dándoles a los indios mantas que habían estado en contacto con enfermos de tuberculosis o otras enfermedades desconocidas por los indios, sabiendo perfectamente lo que iba a pasar), pero en cada artículo tengo que acotar un tema, porque si no esto sería interminable. No puedo hablar de todo a la vez. (Además, también podríamos acabar hablando del racismo, el nacionalismo y la discriminación racial entre pueblos no europeos, un tema menos conocido pero muy interesante.) Pero esto sería interminable, ya digo.
      De todas formas gracias por tu comentario.

      • Hola Alfonso. Primero decir que me ha gustado el artículo y mi consideración era no tanto para ti, que también, sino para el resto de comentaristas y futuros lectores. Este del racismo y el nacionalismo decimonónico es un tema en particular que me interesa y del que he procurado informarme y según mi experiencia, está generalizada la idea de que los alemanes se levantaron un día y les dió por considerar a sus vecinos orientales como infrahombres, desconociendo que las teorías raciales eran moneda común en la Francia del XIX (Gobineau y su Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas) o en la Inglaterra victoriana (Chamberlain, el más famoso), por no hablar de las miserias coloniales en Asia y África de estos dos países o de los Estados Unidos en Norteamérica, el referido Destino Manifiesto y su desprecio absoluto por todo lo que no fuera noreuropeo. Al tiempo que Hitler subía al poder, en los Estados Unidos Charles B. Davenport esterilizaba a decenas de miles de mestizos y negros en nombre de la ciencia. En este sentido, anglosajones y alemanes no se diferenciaban mucho y en mi humilde opinión, la política racial alemana tuvo poco o nada que ver con el estallido de la guerra, por más que luego nos hayan querido vender la imagen de un binomio franco-anglosajón defensor de los derechos humanos. Algo totalmente inaudito si se comprueba la actitud de estos dos países en algunos procesos descolonizadores. En cuestiones raciales y nacionalistas, Francia, Inglaterra, Est. Unidos y Alemania tenían en 1930 un bagaje cultural muy similar con más puntos en común que diferencias sustanciales. Pero Alemania tuvo un Hitler y los Estados Unidos un Roosevelt. Un saludo y gracias.

  22. Felicitaciones a Alfonso por su estupendo artículo. Mi humilde reflexión de ciudadano sin (de)formación universitaria es respecto a los resultados que se obtienen de la aparición de caudillos sin mayor preparación, los cuales se nutren de las ideas de una pandilla de influyentes personajes, bien sean «intelectuales» o ricachones que les financian a condición de que les construyan una ideología con el fin de obtener poder político y gobernar a las masas. Tanto horror, tanta injusticia, tanta humillación, tanta estupidez me llevan a pensar si acaso existen entidades que se «nutren» de tanto dolor y sufrimiento ajenos y así intentar perpetuarse por los siglos de los siglos.

  23. Buen artículo. Respecto a los comentarios, una vez más parece que no pueda existir vida entre Pol Pot y Rockefeller.

  24. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | La historia que no nos contaron (II): campeones de cinismo

  25. Pingback: Idealismo y ambición | Click aquí para empezar a escribir

  26. 11 años después de escribirse, me encuentro con un artículo que cita al pseudo-historiador de Orlando Figes como manera de demonizar a Stalin y equipararlo al nazi-fascismo. El trío calavera de la pseudo-historiografía de Guerra Fría: Figes, Conquest y Solzhenitsyn.

    La historia de Antonina Golovina es una de las muchísimas invenciones y errores del libro de Figes, «The Whisperers: Private life in Stalin’s Russia». Ya se puso de manifiesto, precisamente, hace también 11 años: hasta la asociación Memorial, profundamente anticomunista, reveló cómo Figes utilizó una metodología completamente desastrosa, consistente en realizar cientos de entrevistas a supuestos familiares de «víctimas de Stalin», sin verificar en absolutamente ninguno de los casos si aquello era verdad, y además malinterpretando cuando no directamente inventando el propio contenido de dichas entrevistas. Cuestión que Memorial descubrió cuando hizo el fact-checking del libro de Figes. Lo típico de la pseudo-historia de Guerra Fría: que no soporta el más básico peer-review.

    La fuente del desastre de Figes: https://www.mhpbooks.com/orlando-figes-in-trouble-again-for-gross-inaccuracies-and-misrepresentations/

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