Entrevistas Sociedad

Juan Ramón Lucas: «Hay un poder en la sombra que mueve cosas sin que los ciudadanos podamos hacer nada»

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La sensación que tengo mientras esperamos a Juan Ramón Lucas ( Madrid, 1958) en el Círculo de Bellas Artes no es la de estar a punto de entrevistar a un personaje público, me invade más bien la mezcla de inquietud y anticipación de quien aguarda la cita con un viejo amigo. Y es que para el que suscribe, como para millones de españoles, el presentador de En días como hoy conseguía, sobre todas las cosas, transmitir tal sensación de cercanía que, más de una vez, me sorprendía a mí mismo felicitándole o  discutiendo con él  en nuestra cita diaria, entre las 8 y cuarto y las 9 de la mañana, mientras conducía el coche camino del colegio de los críos. Dentro de unos instantes voy a tener la ocasión de hablar con él en persona; aparece por la puerta, dandi como una reencarnación de Oscar Wilde y tan cálido en persona como parecía en las ondas. La voz no miente.

John Humphrys es uno de los presentadores del matinal de BBC Radio desde enero de 1987. ¿Qué podría copiarle RTVE a la BBC para mejorar?

La BBC es un modelo. La estabilidad es un arma que nunca se ha utilizado en la radiotelevisión pública y que, por tanto, se desconoce, pero estoy seguro de que es muy eficaz. El mantener a una persona durante mucho tiempo —evidentemente, con la consideración previa de que es un programa que gusta y va creciendo de audiencia— debe de ser una cosa muy saludable. Yo lo he experimentado solo durante cinco años.

¿Cómo evolucionaron los índices de audiencia de En días como hoy?

Muy bien desde el principio. En términos absolutos, en los cinco años pasamos de 600.000 a 1.400.000 oyentes; y en términos anuales íbamos a un incremento del 25% cada año. Era un producto que desde ese punto de vista estaba funcionando.

¿Qué criterios han seguido entonces en RTVE para dejar de contar contigo para conducir el matinal de RNE1?

Lo desconozco absolutamente. Lo he preguntado, pero no he recibido una respuesta más allá de una generalidad como que se pretendía modificar los criterios y lo que yo estaba haciendo no entraba en esa nueva idea de radio pública. Bueno, ellos sabrán.

¿Es posible una RTVE pública sin gulags y purgas a cada cambio de gobierno?

Yo creía que sí, pero tengo tendencia a ser ingenuo. Pensaba que se iba a mantener el modelo porque estaba funcionando. Era una radio pública de servicio, que no se casaba con nadie y que ofrecía algo que los ciudadanos estaban comenzando a captar como tal, que era un discurso público en el sentido de que se manifestaban todo tipo de opiniones y todo el mundo podía participar. Además, aunque seguramente no me corresponde decirlo a mí, creo que había calidad. Nuestro esfuerzo diario era para conseguir calidad, cercanía y servicio.

Además vuestro programa se caracterizaba por su dinamismo. ¿Cómo se consigue mantener la atención del público durante horas?

No tengo la respuesta a eso, solo se me ocurre pensar que nosotros trabajábamos cada tema del programa como si fuera a ser el único. Había una serie de secciones que exigían a sus responsables rigor y solvencia, y había un informativo que mantenía el mismo criterio. Si entiendes el lenguaje radiofónico y buscas la excelencia radiofónica terminas haciendo un producto que, a lo largo de sus seis horas, es irregular y tiene altibajos, pero en general ofrece una tónica interesante; y ahí están los resultados de audiencia.

¿Cómo se las componen los profesionales para no agotarse? ¿Cómo se mantienen la ilusión diaria y no caer en la monotonía?

Disfrutando de tu trabajo. Para mí esos cinco años han sido un privilegio: levantarme a las tres de la mañana, prácticamente no tener vida social, estar con la gente que quieres siempre limitado por la falta de sueño, recortar tiempo de ocio para dormir debido al compromiso que tienes con los oyentes… pero incluso renunciando a todo eso cuando sonaba el despertador cada día lo primero que pensaba era «¿Pero qué hago?», pero eso era el primer segundo, es lo que pasa cuando te levantas a las tres de la mañana en cualquier circunstancia, pero inmediatamente pensaba «¿Y lo bien que me lo voy a pasar?». Y así hasta el final.

En España, las radios generalistas tienen prácticamente la misma programación radiofónica en cuanto al timing. ¿Hay estudios que fundamenten la idoneidad de esa programación o no hay razón para que la parrilla de la radio no evolucione?

Que yo sepa no las hay, pero está evolucionando. Aquí la radio de grandes magazines la inauguraron Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, y la supieron mantener. Luego hubo algunas incorporaciones, como Antonio Herrero en el tema informativo, Carlos Herrera… y después entra una tercera generación de gente como Carles Francino, yo mismo, Federico Jiménez Losantos en otro registro… que mantienen ese modelo porque funcionaba y era cercano. Lo que pasa es que ese modelo exige una cierta capacidad de manejar diferentes lenguajes radiofónicos, porque de 6 a 9 como hacía Iñaki, como hacía Luis y como hace Carlos Herrera manejas un lenguaje determinado, que es el informativo, y tiene que ser solvente; pero a partir de las 9 manejas otro más parecido al entretenimiento. Entonces, si eres capaz de manejar ambos registros y hacerlo con una cierta solvencia te puedes adaptar ahí, pero esa no es la tendencia general. Las otras grandes emisoras lo que hacen es un tiempo de información que suele durar hasta las 8 o las 9 según el país y a partir de ahí magazine. Y es lo que ahora se está empezando a hacer. Carlos Herrera mantiene el modelo, pero la SER lo ha cambiado, Pepa Bueno está de 6 a 10 y Gemma Nierga de 10 a 12.

Hay una gran dificultad para que la misma persona sea tan polifacética como para hacer una entrevista de alto nivel y al cabo de un momento estar riendo con «los cítricos».

Iñaki Gabilondo me ha dado muchos consejos, y uno de ellos, que yo siempre seguía, era que cuando estés con el micrófono abierto, piensa en el oyente, pero no en abstracto, sino en un oyente que es persona. Y yo lo hacía en cada momento. Cuando estás haciendo una entrevista estás pensando en el oyente y cuando estás haciendo un magazine estás pensando en el oyente. Si tienes alguna duda te conviertes tú en oyente y entonces (al menos a mí me funcionaba) eres capaz de hacer una entrevista más o menos seria y después estar riendo con esos a los que habías entrevistado con La mirada cítrica. Yo pensaba en el oyente, me convertía en él y me divertía mucho. Y vuelvo a la historia: creo que es esencial en radio que la persona que lo está haciendo esté disfrutando. Y no solo disfrutando, sino sintiendo que está comprometido. Yo me lo paso muy bien, pero además tengo que hacerlo bien, porque cada persona que está escuchando la radio en cada minuto tiene el mismo derecho a que lo des todo tanto a las 6:05 como a las 11:45.

Hasta hace poco nos parecía más fácil tener un presidente negro que encontrar a una mujer conduciendo un matinal. Ahora la SER ha dado un paso al frente y ha colocado a dos, Gemma Nierga y Pepa Bueno. ¿Qué te parece el experimento? ¿Dos mejor que una?

De entrada, es cierto que en esto de la comunicación no hay una proporción entre las mujeres que hay en los medios o en el país y quienes tienen responsabilidad. Pero la radio es un medio tan íntimo que me parece que, a lo mejor, no diferencia hombre y mujer. Tú escuchas la radio porque escuchas a alguien que te resulta cercano y convincente, y eso no es cualidad de hombre o mujer, y diferenciarlo me parecería peligroso. Dicho lo cual, creo que el número de mujeres que está en la responsabilidad más alta, y no solo en los medios, no se corresponde con la realidad del país ni del propio sector.

Si Pepa Fernández te dice ven, ¿lo dejas todo?

Sí, porque la quiero mucho y me parece la profesional más solvente que había y que hay en RNE, con muchísimo respeto a todos los demás. En estos momentos es un referente en radio importantísimo.

Era muy bonita la relación que había y los mensajes que os mandabais de un programa al otro.

No sé cómo están ahora las cosas por RNE. Amigos y compañeros me cuentan cosas y eso forma parte de conversaciones privadas, pero lo que sí sé es que en esos cinco años todos en RNE sabíamos que formábamos parte de un cambio en la radiotelevisión pública. Y todos trabajábamos con entusiasmo en esa dirección. Es una de las cosas más hermosas que me quedan de esos cinco años en RNE.

Además había mucha pluralidad, porque el personaje que representabas tú por la mañana se parecía bien poco al de Toni Garrido por la tarde, y naturalmente Pepa no se parece a nadie.

También estaba la gente de informativos; Íñigo Alfonso por la tarde, Rafa a mediodía… trabajábamos en común, intentábamos que no hubiera compartimentos estancos… Todos trabajábamos para una radio abierta, pública y que la gente se hacía suya.

En cuanto a los tertulianos, ¿hasta qué punto el director del programa tiene libertad de elección? ¿No hay “sugerencias” desde las altas instancias?

Yo he elegido siempre los tertulianos que he querido. Sí hay sugerencias, también se proponen; pero siempre se hace, como todo, de acuerdo con la dirección de informativos y de RNE. Durante esos cinco años nadie me ha impuesto nunca absolutamente nada.

¿Cómo se consigue un equilibrio de opinión entre los tertulianos?

Es imposible y quien lo busque no lo va a encontrar. En la última etapa nosotros teníamos solo a dos, intentando buscar ese equilibrio, pero no siempre era posible porque estaban de acuerdo en muchos temas. Hay quien intenta tener a tres tertulianos, dos de una tendencia y el otro de otra, pero eso no acaba de funcionar.

En la tertulia siempre tienes el riesgo de que se desmadre.

Si pones a dos del PP y uno del PSOE que sean militantes sí te va a funcionar, pero es un riesgo para las tertulias el que las personas que están en ellas se comprometan con un determinado partido político, porque para eso pones a políticos y no engañas a la gente. Yo tenía tertulianos conservadores y otros más a la izquierda que a veces coincidían. Intentas que haya tendencias con uno conservador y otro que no, pero no es matemático. En la radio no hay matemáticas nunca. Lo único matemático de la radio es el tiempo, y eso no lo dominas tú. Hace falta mucha intuición y conocer a los personajes.

 ¿Cómo se evita que sea un gallinero o un cementerio?

Con mano dura, y reconozco que yo no siempre la tenía. Pero es más fácil resucitar un cementerio que silenciar un gallinero. Les pinchas y ya está, pero un gallinero… cuando empieza a calentarse…

Los tertulianos están casi siempre centrados en la actualidad política y económica, ¿por qué no traer más especialistas? ¿Por qué no diversificar más los temas? Por ejemplo, un pronuclear y un antinuclear.

En la escaleta de todos los días teníamos los tertulianos políticos. También buscábamos hechos de actualidad, no tanto a la actualidad diaria, y eso es una buena sugerencia: entrar en otros territorios: nuclear o no nuclear, ecologista o no ecologista, toros sí o toros no, educación público a o privada… Teníamos secciones en las que se planteaban debates, pero es verdad que seguramente faltaba que hubiera una sección semanal en la que se debatiera no solo de política sino de asuntos más cercanos. Lo que hacíamos era que los expertos explicaran y los ciudadanos les rebatieran a través de la red.

¿A qué personaje del siglo XX le hubiese gustado entrevistar?

Me hubiera gustado entrevistar a la madre Teresa de Calcuta, Ronald Reagan, a cualquiera de los Beatles, a Jimi Hendrix… a cualquiera de las personas que admiro o a cualquiera de las personas que me parece que han hecho algo admirable. Pero también a personas que han hecho cosas importantes, aunque no los admire, como Mao, Hitler o Franco. Y luego hay una clase de gente corriente, «the ordinary people», que hace cosas extraordinarias.

En alguna ocasión ha comentado lo mal que te llevabas con Internet, sin embargo en Twitter tiene más de 100.000 seguidores ¿qué valor tiene esta herramienta para un periodista?

Hoy mismo he leído que cualquier periodista tiene que estar en Twitter. Es absolutamente cierto, y estás sometido, aunque no tanto como los políticos, a que la gente te zurre y la exposición pública, y eso no siempre es grato. Pero tienes que saber lo que pasa, lo que se cuenta y lo que la gente opina de tu trabajo. Además te facilita el poder comunicarte con cualquiera. Es fundamental para un periodista para saber en qué mundo está.

¿Estás de acuerdo con lo que nos dijo Ramón Trecet de que el valor de un periodista equivale a su número de seguidores en Twitter?

No. Yo tengo muchos seguidores en Twitter. Hay muchos periodistas que son mucho mejores que yo, que tienen menor repercusión pública pero mayor influencia por lo que escriben y donde escriben, que tienen menos seguidores. Hay periodistas con 60.000 o 25.000 seguidores que son mucho más importantes que los que tenemos 100.000.

La radio era fundamentalmente un medio para consumir la información al instante. Sin embargo, hay un auge en el uso de los podcasts, donde el oyente se centra en los contenidos que le interesan. ¿Se tiene en cuanta en las redacciones este nuevo elemento en la radio?

No. Otra gente quizá sí. Para nuestro programa Internet era, en primer lugar, un medio de difusión y, en segundo lugar, un medio de encuentro con los oyentes. Y cuando piensas en difusión en radio siempre piensas en directo, porque es el mayor valor que tiene: el hacerla en directo. Internet te ofrece una posibilidad nueva, que es escucharlo más tarde o escuchar solo lo que quieres; pero cuando te planteas un programa que entraña dificultad y tan largo, te lo planteas en directo y lo haces en función de los horarios vitales de la gente a esas horas. A primera hora de la mañana la gente quiere información, luego se relaja… tratas de acompasar la radio a las horas, y eso casa mal en otro momento. Sin embargo, hay cosas como La mirada cítrica que se puede escuchar a cualquier hora. O una entrevista. Pero una noticia en directo es más difícil. Yo siempre planteo la radio como la vida  que transmites en el momento en que hablas.

¿Crees que en el futuro los podcasts van a influir en la producción de los programas?

A lo mejor me falta el criterio para ver el futuro, porque las cosas cambian muy deprisa. Hace dos años y pico jamás pensé que podía tener 100.000 seguidores en Twitter. ¿Qué es eso de Twitter? Y ahora estoy a punto de abrir un blog. Voy muy poquito a poco, pero soy incapaz de predecir el futuro. Lo que sí creo es que la radio será siempre lo mismo, igual que el periodismo de esencia será siempre lo mismo. Tú puedes escribir en la redes, transmitir vía satélite o utilizar un holograma, pero siempre cuentas lo que pasa y le interesa a la gente. El día que la radio deje de ser ese medio que te hace compañía, te cuenta las cosas en el momento y sientes como tuyo habrá muerto la radio. Cuando la radio la haga un robot y sea una noticia tras otra ya no la escucharás, lo mirarás en internet. La radio tiene un elemento que no puede morir nunca, es lo que hace que el diálogo que mantenemos tú y yo aquí tenga sentido, es el calor, la temperatura, como decía Gabilondo, la cercanía. La radio tiene eso y su futuro pasará por conservarlo o expandirlo. No sé cómo, pero siempre tiene que tenerlo.

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El periodismo impreso ya está viviendo el nuevo cambio de paradigma, y en breve en los coches se podrán escuchar emisoras de radio a través de Internet. ¿Has pensado en ello? ¿Qué pueden aportar locutores-blogueros al panorama radiofónico actual?

Mientras el lenguaje que utilicen sea el radiofónico, supongo que aportarán riqueza. Pero puede pasar como pasa a veces en Internet, y es que hay tanta basura que cuesta diferenciar. Es un riesgo, pero todo progreso lo es. Estamos ahora con el debate de los derechos de autor, por ejemplo. Las cosas tienen que cambiar. Hay cosas que hace tres años eran inimaginables, era imposible pensar que las redes tendrían la influencia e importancia que tienen ahora. Pues tendrás que adaptarte. En esto siempre va a ganar quien busque la excelencia, y la excelencia supone, teniendo claro el lenguaje de la radio, adaptarte a los tiempos y pelear. Yo siempre pongo el ejemplo del flamenco: Enrique Morente, que a mí me parece más innovador que Camarón de la Isla, entendía muy bien el flamenco, sabía mucho y lo cantaba muy bien; y por eso lo que él hacía a algunos le parecía una barbaridad, porque eso era el futuro. Él había entendido muy bien que el progreso era eso. Y el flamenco, igual que todas las artes, cambia cuando alguien que lo conoce muy bien y maneja muy bien su esquema empieza a intentar cosas diferentes. Yo no creo que un mono y un niño que pinten son el futuro del arte. Eso está muy bien y puede ser un soplo de aire fresco en un momento determinado, una ráfaga de viento, pero se cierra la ventana y nos quedamos con lo esencial, que es conocer ese arte y, partiendo de él, empezar a cambiarlo. Camarón fue el más valiente porque en esa época nadie pensaba que se pudiera cambiar el flamenco, pero Morente ha cambiado más las cosas y se ha atrevido más. Volviendo a lo nuestro, que vengan todas las posibilidades de escuchar radio, pero solo la gente que sabe de radio y es capaz de ver el futuro y trabajar conociendo ese lenguaje sin salirse de él… luego a lo mejor te sale. Las cosas hay que hacerlas desde el conocimiento. Yo puedo ser antinuclear y puedo discutir contigo, pero tú tienes muchos más conocimientos que yo, y eres tú quien decide si se puede ser ecologista y pronuclear porque tienes un conocimiento de ambos campos. La radio es comunicación directa, es temperatura. Hazla por internet, por megáfono o como quieras, pero hazla desde dentro de la radio.

De “Internet” es difícil defenderse. ¿Te embargaron sentimientos de impotencia cuando Periodista Digital se hizo eco de la información que publicó CCOO relativa a tus relaciones comerciales con RTVE?

Sí, aunque no me gusta mucho hablar de ello porque si te digo que me hizo daño estoy procurando que alguien se alegre. En términos generales te diré que cuando uno es objeto de una información que no está contrastada y que además es falsa, duele. Pero al final te acabas acostumbrando.

Pero hubo gente que salió públicamente en defensa tuya.

Sí, pero ante esos ataques ¿qué puedes hacer? Últimamente también he recibido críticas por el anuncio de Securitas Direct de gente que piensa que rompe la ética periodística.  ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Incluso aunque yo, que no es el caso, me hubiera equivocado, ¿qué tiene que ver eso con la ética periodística? No juzgues mi trabajo utilizando un elemento externo a ese trabajo. ¿Tú sabes si el hecho de que yo haya hecho un anuncio ha conllevado que yo, informativamente, le dé un trato de favor a esa empresa?

Quizá habría pasado lo mismo si hubieras anunciado cualquier otra cosa, es el ataque al personaje público.

Si lo próximo que yo haga hay gente a la que no le gusta me van a decir que me he vendido. Lo de siempre. Siempre va a haber gente que te critique. Twitter me permite acostumbrarme a eso. Cuando hacía la tele de vez en cuando me llegaba una hostia, pero te sentías el rey del mundo, que a todo el mundo le gusto. Que no es así, pero Twitter en este sentido es muy interesante, porque cuando tú te crees que eres inmenso viene alguien y te dice que no, y te zurra. Muchas veces esos golpes que te dan no tienen sentido, son vómitos, exabruptos, pero muchas veces dicen cosas sensatas, y ahí lo reflexiono y dialogo. A veces me defiendo. Si son gente que simplemente insulta ni me meto. A veces lo que he hecho ha sido retwittear el insulto, y entonces se monta una polémica y ese alguien que te ha insultado sale apaleado. Pero eso solo lo he hecho una o dos veces con gente que me ha insultado abiertamente. Es más, lo hice una vez con alguien por un tema muy sensible para mí, que es el cáncer. Calificó de patochada lo que yo hacía para la fundación que preside mi mujer en los actos para recaudar dinero para financiar becas de investigación. Ahí fui a saco. Cuando se meten conmigo o me insultan como mucho respondo una vez, pero no entro al trapo. Ante las críticas constructivas sí reacciono y lo intento aplicar en la siguiente ocasión. En concreto, respecto a lo que me preguntaste, es completamente falso. Ni he ganado tanto dinero ni de lejos ganaba el dinero que se decía.

Es que cualquiera que tenga una empresa sabe que facturación no es igual a beneficios.

Hablaban de lo que facturaba para hacer los programas de la tele como si hubiera sido lo que yo había ganado. Si miras lo que valen los programas de la tele, un millón de euros al año es una mierda. Es la mitad de lo que cuesta cada programa tipo Operación triunfo. Nosotros, que somos una productora muy modesta, habíamos facturado en dos años dos millones de euros. Pero facturado. Con un beneficio industrial del 10%. Y de ahí tienes que pagar otros gastos que no estaba en esa producción y a gente que no estaba en ese programa.

¿Hasta dónde llevarías la transparencia en todo lo relacionado con lo público?

Hasta donde se pueda.

¿Simpatizas con el movimiento 15M?

Lo observo con atención y simpatía, pero veo que desde sus inicios hasta ahora se ha producido una evolución que puede que lo espante, porque siendo capaces de recoger un importante sentimiento popular no están siendo capaces de ofrecer alternativas.

¿Y con Anonymous?

En algunos casos Anonymous ha hecho cosas que sobrepasan los límites de lo aceptable. La intimidad de las personas me parece sagrada. De hecho, enlazando con la penúltima pregunta, el límite de lo público podría estar en la intimidad de las personas.

El hecho de estar siempre en primera línea de la actualidad te habrá permitido conocer muchos datos e informaciones a micrófono cerrado. ¿Hasta qué punto desconocen los ciudadanos lo que se cuece en las altas esferas?

Los periodistas no sabemos mucho de eso. Tengo amigos políticos que me cuentan cosas y opiniones, y luego oigo que en público dicen cosas diferentes. Tengo la percepción de que se cuecen muchas cosas que desconocemos y de que hay un nivel de poder político y económico, que está lejos de nuestras posibilidades como ciudadanos, que maneja mucho más de lo que parece. Que hay un poder en la sombra que mueve cosas sin que los ciudadanos podamos hacer nada, seguro. Que tengo algunas sospechas, también. Pero que pueda demostrar y contar, nada. Pero no por ser periodistas necesariamente sabemos más. Cuando no estás en una conspiración no suelen hacerte partícipe de ella.

En tu próxima etapa qué te gustaría, ¿radio o televisión?

Radio. Es la novia que un día perdí y que no sabía que la quería tanto hasta que volví a encontrármela. Ahora ya lo sé. Lo que pasa es que ahora mismo el futuro va más por la tele por proyectos que todavía no puedo desvelar.

En diversas ocasiones has manifestado tu desagrado por la telebasura. ¿A qué consideras que se debe el éxito de audiencia de la misma?

La telebasura es la tele que desinforma y manipula. Me he preguntado muchas veces por qué tiene tanto éxito y solo encuentro una razón: nos gusta ver la mierda de los demás y pensar que, si yo tengo problemas, el otro también. En la calle ves a gente discutiendo, pegándose o vomitando y a lo mejor tienes un poco de pudor. Pero si estás solo en tu casa, sentado en tu sofá con una cerveza, y ves desfilar todo eso, lo ves y no se entera nadie. Y luego dices que ves los documentales de La 2. Pero he visto eso porque mi instinto animal disfruta viendo cómo se devoran mis congéneres. Ese tipo de relación son los medios de comunicación nos pone ante nuestro yo más animal. No puedo pegarle un puñetazo a mi jefe, pero me gusta ver cómo alguien le pega un puñetazo a otro y puedo identificarme con él. No lo sé, no soy psicólogo ni sociólogo, pero como me he hecho muchas veces esa pregunta creo que tiene que ver con nuestro comportamiento más primario.

Una pregunta con trampa: ¿consideras los reality shows telebasura?

Depende de lo que cuenten y del producto que te vendan. Operación triunfo es un reality y no es un ejemplo de televisión educativa, pero no es una televisión agresiva. Y ha sacado gente con talento. Hay programas en los que se potencian ciertos talentos. Por el tamiz de la televisión, cierto, pero es que todo lo que pasa por la televisión tiene un punto de contaminación porque tiene un punto de espectáculo. Pero salvando eso creo que hay productos televisivos de formato reality que son plausibles y que hasta pueden ser enriquecedores.

¿Te arrepientes de haber conducido Confianza ciega?

No me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi oficio, ni siquiera de las cosas más infames. Porque todo me ha servido para, al final, tener un zurrón lleno de cosas buenas y malas de las que aprendo. Si uno transitara por la vida quedándose solo con lo bueno no aprendería en la puta vida. Todo lo que he hecho tiene un valor, incluso los errores que he cometido, que han sido muchos, porque me sirve para no repetirlos, para hacerme crecer o hasta para enseñar a mis hijos lo que no hay que hacer. Las cosas malas que nos pasan también son vida y nunca te tienes que arrepentir de tus equivocaciones, lo que tienes que hacer es aprender, porque a lo mejor si no las hubieras hecho no lo habrías aprendido. Nunca te arrepientas de tus errores.

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Jordi González tiene mucha audiencia con El gran debate consiguiendo que muchos telespectadores sigan cuestiones de actualidad. Sin embargo el tratamiento del programa no puede evitar las tendencias sensacionalistas de la cadena. ¿Cómo valoras este tipo de programas?

Creo que está en el límite, a veces plantea debates interesantes. El problema de la televisión es que hemos acostumbrado a la audiencia a determinados mecanismos primarios. Hemos habituado al público a un lenguaje determinado y a que la tele tiene que ofrecerte espectáculo. E identificamos espectáculo con sorpresa, sorpresa con conmoción y conmoción con conmoción de cintura para abajo. Al final, salvo excepciones, se termina haciendo una televisión que puede ser buena en los contenidos pero que tiene que ir servida en esa bandeja. Ahí las televisiones privadas tienen un hándicap que no deberían tener las públicas, y es que tienen que ser rentables. La rentabilidad llega con la publicidad y la publicidad con la audiencia. Ese filtro del lenguaje televisivo contaminado tiene más peso en las televisiones privadas que lo que debe tener en las públicas. El gran debate me parece un formato que está muy bien, muy interesante. Y Jordi González es muy bueno. Tiene el hándicap que a veces tiene que hacer concesiones a un cierto lenguaje televisivo, pero en el fondo me parece que el programa está muy bien.

¿Estarías dispuesto a conducir un programa de debates en esa línea?

¿Por qué no? Lleva ya el suficiente tiempo como para que el que me propusiera una cosa así supiera hasta dónde voy a llegar. Si me dejan hacer sí, claro. Con esto no estoy pidiendo trabajo, ¿eh?

¿Te ha interesado alguna vez el periodismo de investigación?

Mucho.

¿En qué estado se encuentra?

En eso los sajones nos dan cien mil vueltas. El periodismo está pasando una etapa de crisis que se traduce en falta de medios, y eso lleva a cierta relajación en lo que es más caro del periodismo, que es la investigación, la búsqueda. A veces se confunde periodismo de investigación con periodismo de filtración, que no es lo mismo. Cuando te filtran algo te lo están filtrando. Cuando tú investigas, sigues, giras… es otra cosa. Y eso cuesta dinero y ahora anda un poco a la baja.

¿Cuáles son tus referentes periodísticos internacionales? ¿Qué TV consumes?

BBC, los británicos son muy sobrios y eficaces. En general para audiovisual, los sajones. En España no se hace mala televisión informativa, pero siempre tienes que tener en cuenta qué televisión estás viendo para filtrar un poco. Mis referentes internacionales son BBC y CNN, pero tampoco hay nada especial. Me gusta mucho cómo los franceses son capaces de vender lo suyo con éxito aunque sea aburrido.

Los franceses son los únicos que todavía se atreven a tener a cuatro tíos dando la brasa en una tertulia.

Y tener una audiencia espectacular. Sigo a los británicos como referente, pero admiro a los franceses por la capacidad que tienen de ser aburridos y tener éxito.

¿Consideras necesarias las televisiones autonómicas?

Sí como concepto, pero no las que se están haciendo. La televisión autonómica es una televisión pública, e igual que defiendo la sanidad pública, defiendo la televisión pública, la radio pública, la educación pública… Es verdad que a veces las televisiones son un despilfarro, pero son una oportunidad de servir a los ciudadanos. No se ha hecho así, pero debería. Desde ese concepto defiendo la televisión pública. Eso sí, no defiendo las televisiones gubernamentales ni las televisiones del dispendio.

El consejo de administración de Canal Sur cuesta un millón de euros.

Pues a lo mejor hay que revisarlo. No lo sé, no soy un gerente. Seguramente los gastos de las televisiones públicas hay que revisarlos, pero creo en una radiotelevisión pública de servicio y plural: la BBC.

Hace poco aparecías en tu tierra natal apoyando con su presencia la fundación contra el cáncer que tiene tu mujer. ¿Qué te lleva a involucrarte en este tipo de actos?

La toma de conciencia, la influencia de Sandra, que tiene mucho carácter y pelea duro y una cosa que siempre he pensado: que quien tiene una proyección pública está obligado a comprometerse. Si lo que tú haces puede influir no puedes quedarte quieto en casa. Tienes que mover conciencias.

Eres patrono. ¿Cuál es el objetivo de la fundación?

Impulsar la investigación y crear conciencia sobre la enfermedad. Y cuando digo crear conciencia quiero decir saber que está, saber qué podemos hacer, saber que se puede curar y saber lo importante que es una actitud positiva. En cuanto a apoyo a la investigación, fundamentalmente financiación de proyectos a través de becas.

En Estados Unidos la financiación privada de la investigación es inmensa y en España es nula.

Como fundación que somos no recibimos ni un duro público, nada. Estamos auditados y tenemos un control del Ministerio de Educación y Ciencia para las becas. Tenemos un patrono de la fundación que es Manel Esteller, que es uno de los mayores expertos en epigenética del mundo, y cuando presentamos la fundación hizo un gráfico muy gracioso. Ponía un grupo de batas blancas, las oscurecía y dejaba solo una y media, y decía: «Esto es lo que financia el Estado».

¿Ha leído el libro de tu mujer Las cuentas de la felicidad?

Unas cuantas veces. El libro es muy bueno, y lo que yo sé del libro es que es auténtico y le ha costado mucho escribirlo. El otro día alguien decía en Twitter que a saber quién lo ha escrito. Pues lo ha escrito Sandra, y ha tardado ocho años porque cada vez que se ponía era un dolor tremendo. Al final le dio el último impulso y lo sacó. Es un libro escrito con mucho dolor pero con muchas ganas.

A qué eres más aficionado, ¿a las motos o la lectura?

[Se lo piensa largo rato] La emoción de la moto es más intensa. Monto en moto (una Goldwing) casi todos los días y leo todos los días, peor la emoción de la moto es más inesperada, más sorprendente. Y eso que la Literatura te lleva por donde te lleva.

¿Qué libro estás leyendo ahora?

Estoy leyendo, totalmente fascinado, y lo empecé ayer, La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes. Acojonante. De hecho estaba deseando llegar aquí pronto y en el metro no me ha dado tiempo a leer. He terminado hace poco La berlina de Prim, de Ian Gibson, que me ha gustado.

¿Y lo de la Goldwing?

Me la compré porque me gusta mucho hacer viajes largos, y casi siempre viajo con mi mujer. Entonces, yo era más partidario de una moto, pero ella hizo valer algo que es incuestionable: quien va conduciendo soy yo, y quien va disfrutando de la conducción soy yo, así que al menos la tengo que dejar ir cómoda. Y la Goldwing es un coche de dos ruedas.

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Fotografía: Gonzalo Merat
Transcripción: Luis Marcelino

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37 Comments

  1. He tardado en leer esta entrevista 28 minutos y 40 segundos. Quizá deberías replantearos la extensión de las mismas, quizá… lo dejo ahí como sugerencia.

    Y encima 28 minutos de ‘policorrectismo’…

    • Jesús

      Pues yo creo que el que no haya una limitación de espacio es el principal atractivo de esta revista. A mi me gusta que las entrevistas con gente interesante sean largas.

    • Hay cursos para aumentar la velocidad de lectura, mira a ver.

      • También hay cursos para ser más simpático, Ignacio, deberías ir

      • Tony RIbas

        Totalmente, yo no he tardado ni 10. Pero yo sí hice en su momento un curso de velocidad de lectura.

    • Juanjo

      A mi precisamente lo que más me gusta es la extensión de las entrevistas. Para extractos, la TV. Se echa a faltar en los medios la profundidad, o sea la información, la opinión, etc…
      Y para uno que nos lo da….

    • Txomin

      Nanai de la china. Las entrevistas están bien de longitud. Si tienes prisa las lees en varias veces:-P

  2. Ismael

    Ojo, donde escribís José María Iñigo debería decir Iñigo Alfonso, que era el conductor del informativo de la tarde

  3. Peter Guillam

    Muy floja y blanda.

  4. alvaro

    Blanda no, blandísima. Joder, no dice nada que no se haya repetido un millón de veces hasta la saciedad. Pero nada que no me esperase antes de leerla.
    Conforme a lo que decís de la longitud de la entrevista. Deberían ser el doble de largas, ahora, eso sí, no dejad
    hablar al entrevistado durante 20 o 30 líneas insulsas…

  5. Roi Ribera

    Gran tipo, una pena que lo hayan largado, a él y a Toni Garrido.

  6. Batistuta

    A mí la verdad es que el tipo me cae gordo. En sus tiempos en Radio Nacional me resultaba insoportable (hasta el punto de que dejé de desayunar escuchando la radio por primera vez en muchos años). Ahora: su despido, junto con los de Toni Garrido o Ana Pastor, fue una maniobra política bien sucia.

    Al que se queja de la extensión de la entrevista: he oído que en Twitter sólo se pueden escribir 140 caracteres por tweet. Recomiendo que te pases por ahí, deja que los mayores nos entretengamos con entrevistas largas y pausadas

  7. Joder con las críticas. Si os parece blanda, idos a El país, a El Mundo o al ABC, que seguro que encontráis contenidos mucho más imparciales, mucho más interesantes y mucho más plurales y novedosos. Jodo petaca, a ver si queréis que las cosas sean como vosotros queráis sin pagar un céntimo.

    Veo bien que dejéis vuestra opinión y os quejéis si no os gusta, pero hay veces que es simplemente un ataque no argumentado. «Floja y blanda» «larga» vale, sí, pero ¿por qué? ¿qué habríais hecho mejor?

  8. silvia

    Me ha gustado mucho la entrevista, Juanra es un conductor sereno, poco amigo del griterío y del sensacionalismo, por eso escuchaba su programa. Entiendo que haya quien prefiera a Herrera y sus carromatos, esos no encontraran en la entrevista lo que apreciamos sus incondicionales, alguien calido y cercano con quien acercarse a la actualidad sin crispación y con equilibrio. Mi enhorabuena al equipo de Jot Down por el trabajo.

  9. Rantamplan

    A mí lo que no me ha gustado es que un tipo como Juan Ramón Lucas confunda a los sajones (Alemania) con los anglosajones (Inglaterra, entre otros). Supongo que, en realidad, lo hará por acortar la palabra, pero es que yo soy un tiquismiquis y me rechina.

  10. Jeremías

    ¿»Los franceses son los únicos que todavía se atreven a tener a cuatro tíos dando la brasa en una tertulia»?

    Me parece que el entrevistador ve poco la televisión, porque en España otra cosa no habrá, pero tertulianos plastas son lo que sobra…

    • Carlos

      Creo que usted ha entendido mal la pregunta y realiza una incorrecta respuesta.

      Juan Ramón Lucas no es que vea poco la televisión, pues lo que se le pregunta es por qué admira (en este aspecto) a los franceses y su explicación es que hacen una tertulia aburrida que, aun así, consigue tener éxito que no tienen otras en España.

      • Si habláis francés, podéis buscar cualquier cosa de France 2. Es de todo menos aburrida. Un concepto de televisión pausada y entretenida (muy a lo Jot Down) que en España no conocemos.

  11. Desde qué retiraron de la radio y la televisión pública, Juan Ramón Lucas a Toni y Ana Pastor, en casa como en el automóvil estamos de luto por esa radio televisión de imparcial y libre donde sus contenidos son tan cercanos que
    engancha. Ha estos tres periodistas, como algunos más que defienden la imparcialidad ánimo y espero ceros y oír vuestras voces de nuevo en esos medios que son los de todos la RTVE.

  12. Pingback: Juan Ramón Lucas: “Hay un poder en la sombra que mueve cosas sin que los ciudadanos podamos hacer nada” | Cuéntamelo España

  13. Andrés Tercero

    Qué lástima y frustración no poder escuchar a Lucas en las ondas, con esa honestidad sin estridencias tan difícil de encontrar. La entrevista transmite esa pesadumbre lógica de quien no acaba de entender este tipo de decisiones. Ánimo a Lucas y felicitaciones a Jot Down por el buen periodismo.

  14. Respuesta al titular: ese poder que mueve cosas sin que los ciudadanos podamos hacer nada es el mismo que te llevó a la primera línea de los medios, y todos tuvimos que aguantarnos, y lo peor fue que en silencio. Es también el mismo poder que ha llevado ahora a otros a primera línea. Pero también nos aguantamos. El caso es que unos muy pocos de un ladito y otros muy pocos del otro ladito os coméis el pastel. Miles y miles de periodistas de este país morirán sin que nadie en la vida les haya dicho: «Tú, a primera línea».
    Su despido es una jugarreta, pero también lo era aguantarle. Y su festival de la pena con sus historias de amor y dolor, un pastelón de culebrón venezolano. Qué pesadez, todos tenemos cáncer alguna vez. No pasa nada la mayoría de las veces.

  15. Miquel Àngel

    A mi desde que anuncia alarmas en plan catastrofista la verdad es que este tío me ha dejado de interesar bastante, esas tácticas comerciales hacen mucho daño a la credibilidad de un profesional de la comunicación

  16. Carlos Deutheger Guerini

    La entrevista, acertada. Pero no sé por qué lo digo, será por esa falsa impresión de que nuestros pareceres deben ser tenidos en cuenta. Y no.

  17. Dejad la entrevistas como estan. Ni largas ni cortas. Seguramente el propio entrevistado marque la extensión de las mismas. Mi abuelo decía… «lo que funciona que no se toque.» Pues eso.

  18. Juan Ramón, lamento tener que contradecirte, el 15 M no está para dar soluciones (para eso, supuestamente, están los políticos elegidos para defender a sus votantes), el 15 M está para exponer el malestar de un pueblo y el porqué de ese malestar, ellos plantean dónde se encuentra el problema de este país, dónde fallan nuestros políticos y qué es lo que quieren los ciudadanos, lo malo es que no se nos escucha, ya no solo por parte de esos políticos sino por parte de los medios de comunicación. Es lamentable comprobar día a día que el periodismo, supuestamente el cuarto poder, ha desaparecido para dejar paso a una desinformación absoluta. En la actualidad, el periodismo ha perdido su función primordial que es controlar los abusos que se ejerce sin ningún tipo de contención por parte de nuestra clase política. Vd. me dirá a qué es debido. Por mi parte, considero que falta un periodismo de investigación y de denuncia, no es tan caro, solo hace falta un poco de interés y plantearse la razón de ser y de lo que debería significar el PERIODISMO.
    Juan Ramón sigues siendo igual de tibio que cuando estabas en RNE, dabas prioridad a entrevistas a políticos y allegados sin poner ningún tipo de resistencia a las auténticas barbaridades que soltaban sin ningún tipo de contención. Te escuché durante años y puedo afirmar que las entrevistas realizadas a políticos y no políticos de muy baja estofa eran frustrantes e inútiles, no existía el debate ya que en ningún momento se rebatían sus exposiciones, el periodista solo planteaba unas cuestiones para que el político de turno se luciera en elucubraciones sin ningún tipo de oposición por parte del periodista

    • Suscribo tu primer párrafo de la primera a la última letra. En cuanto al segundo, cada vez que escucho en la radio que van a entrevistar a un político, la apago. Si algo sobra en España es políticos hablando.

  19. Luisillons

    Juan Ramon,

    a lo mejor ese «poder oculto» que mueve los hilos en la sombra son los de tu gremio, tú incluido, of course.

    P.D.: basta de topicazos por favor.

  20. Hay que dar un poquito de cera señores… Que esto si no se hace aburrido…

  21. Luis Torres

    Es sorprendente que Lucas siga vendiendo la imagen de víctima del ‘sistema’. Su productora vendió programas infumables (Karaokes por las plazas de pueblos) a precios astronómicos a la televisión autonómica balear. Después hizo lo mismo en TVE durante muchos años, fusilando formatos de terceros e hinchando los precios. Es decir: ha utilizado sus contactos como periodista para vender programas (malos y caros) a televisiones autonómicas.

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  24. En la primera pregunta de la entrevista le hacen una referencia a John Humphrys, toda una institucion en la BBC Radio de indepedencia y profesionalidad, al igual que Jeremy Paxman, en el News Night de la BBC TV, y a la vista de la respuesta general que da Juan Ramón, sobre la estabilidad en la BBC, está muy claro que nunca ha oido al primero en la radio, ni visto al segundo en la tele. Claro que lo destacado de ambos periodistas no es la permanencia en sus programas, sino la profesionalidad y capacidad de sacar tinta a los entrevistados de cada dia y de poner a los politicos contra las cuerdas. Paxman es famoso por haber repetido la misma pregunta más de una docena de veces seguidas a un politico que se quería ir de rositas con la solución facil de «pregunta lo que quieras que yo contesto lo que me da la gana».
    Claro, uno va a primera hora de la mañana en la radio y el otro en el ultimo telediario de la noche, horas en las que el turista en Londres no oye ni suele ver la BBC.

  25. carletes

    Uf, que entrevista más pelotera. Para leer cosas así ya tengo El País, El Mundo o cualquier diario local. Uf. Sólo ha faltado decir que la colonia que llevaba olía bien. Joer, es que no han indagado nada en su productora de televisión, por ejemplo.

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