Showman in spanish television. Así es como se autopresenta en su perfil de Twitter Andreu Buenafuente Moreno (Reus, 1967). Si bien es cierto que hablar de él es pensar en el late night español, la delicada situación que atraviesa su sector le ha obligado en los últimos tiempos a actuar más como empresario que como artista. Amante de las Bellas Artes y dibujante empedernido, cuelga parte de su obra en las paredes de las oficinas de El Terrat, donde nos ha citado. Con la responsabilidad que implica entrevistar a quien ha tenido este género por oficio, proponemos encarar cada tema con afirmaciones de otros entrevistados en Jot Down. Sin saber a quién pertenece cada enunciado, Andreu los comenta y a veces se sorprende al conocer con quién discrepa y a quién le da la razón.
«El sentido del humor es hereditario» (Anna Simón)
Yo no lo tengo claro. Eso debería contestarlo un científico especializado en el tema, pero siempre he querido pensar que sí, aún sin tener ninguna base científica. De alguna manera, eres lo que has visto en tu casa. Por ejemplo, en la mía se respiró siempre muy buen ambiente. Tanto mi padre como mi tío, que ya no están, eran gente de postguerra increíblemente divertidos. Así que no solo viéndolos, sino llevándolos en la sangre, podría decir que es verdad.
¿Qué lleva al hijo de un viajante y un ama de casa a dedicarse al espectáculo?
Fue una oportunidad. En el instituto, con amigos, se venía intuyendo que contar cosas a mi manera se me daba bien. Hubo una vacante en una emisora de un amigo de un amigo… ¿Sabes eso que no puede preverse y que tampoco responde a una vocación clara? Entré en la radio y allí descubrí que era lo que me gustaba.
¿Eso en qué año fue?
Eso fue en el 82, con 17 años.
¿Antes o después de tu primera aparición en el colegio imitando a Jesús Hermida?
Fue después. Lo de la imitación a Hermida fue en una especie de festival de final de curso. Fue muy especial. Era una cena con profesores, padres y alumnos, inédito en aquellos tiempos. Montábamos una especie de espectáculo y a mí se me ocurrió hacer una imitación del programa que Hermida conducía en aquel momento. Era un programa de debate donde había testimonios y yo tenía que hacer de Jesús Hermida. Recuerdo que la tarde de ensayos nadie se lo tomó en serio, solo yo, y me entró una especie de ataque de responsabilidad, el primero de mi vida. Quizá es lo que después hizo que los amigos empezaran a creer en mí en ese sentido.
Empezaste en la radio como periodista deportivo…
Empecé con deportes, que era lo único que yo podía hacer en aquel momento y que durante muchos años fue una vía de entrada para los que no teníamos titulación, ni ganas, ni tiempo para conseguirla. Era un tiempo en que no había becarios; a mí me gusta hablar de aprendiz, que suena como más artesanal. Pues eso era lo que yo hacía, ser aprendiz de una artesanía de la comunicación.
A tu madre no le gustaba el camino que estabas eligiendo. ¿Te ha reconocido que aquel niño tenía razón?
Bueno, en casa llevaban lo que yo iba haciendo con una conformidad pasiva. Es de agradecer, porque si hubiese tenido unos padres más tuteladores me habría perdido este tipo de vida, así que no era estar en contra sino una preocupación. Mi padre, por el contrario, estaba encantado de la vida. Mi madre me ha reconocido que tenía razón, pero también es cierto que más que razón he tenido una gran dosis de suerte de poder estar en los sitios y el momento adecuado para poder hacer lo que he hecho. Pero la mujer tampoco sale de su asombro, claro. El niño que no quiere estudiar y al cabo de 20 años sale por televisión. No puede entenderlo. Ni ella, ni nadie.
«En este país, las tres mayores fortunas son de un mimo, es decir, de un payaso con cencerro, de un ventrílocuo y de Amancio Ortega, que es un cachondo» (Faemino y Cansado)
No sé quién ha dado este dato, que me gustaría confirmar y, en cualquier caso, puedo hablar de Emilio Aragón, que es uno de los tíos más estupendos y cariñosos que he conocido en mi vida. Si se utiliza mimo con cencerro peyorativamente, me sabe mal. Amancio Ortega es un currante y José Luis Moreno, por lo que leo en prensa, habría que revisar si es la mayor fortuna.
«En la radio pública he tenido una libertad que no he tenido en otra parte» (Quequé)
La radio pública, en principio, parecía que iba muy bien encaminada, pero de nuevo parece que tropezamos en la misma piedra. Publiqué en mi blog, cuando se produjeron todos los cambios, una especie de lamento por comprobar que ningún gobierno se cree los medios públicos. Es como la fe, como que la gente se cree unas cosas intangibles. La radio se ha convertido en una cuestión de fe, cuando todo debería ser más pragmático: los gobiernos no inciden en los medios públicos y punto. Pero compruebas que todos los gobiernos, no solo este, nunca han estado relajados en esa relación. Creo que ese es uno de los grandes déficits de este país, por cierto.
¿Notaste cambios cuando pasaste de la tele pública a la privada?
No, yo siempre digo que he tenido mucha suerte, no sé por qué… Bueno, sí sé por qué, porque me lo he currado, pero he mantenido una protección de mi estilo y de mi editorial y siempre se me ha respetado. Tanto en la pública catalana, donde hice los años clave de mi carrera —eso es admirable, era una pública e hice lo que quise— como también en la privada. Pero ahí ya entré mayorcito. Era como muy raro decirme “eso no lo puedes decir”.
Hablar de “los chanantes” es referirse a un humor absurdo y manchego; Los Morancos, andaluz… ¿Consideras que Buenafuente es humor catalán? ¿Cómo es el humor catalán?
Siempre arrastro ese tópico. Me haré viejo y lo arrastraré e incluso aparecerá en algún libro: “Humorista catalán”, así que no habré conseguido nada. Supongo que es normal que se intente geolocalizar el humor. Quizá sea cierto. Aquí hay un estilo, un carácter, una ironía, un sarcasmo que es cultural, es casi antropológico. En mi humor puede ser que use todo eso y al final marque el ADN de lo que hago. Si hay un humor catalán, sería eso, pero hay muchos humores catalanes, como muchos manchegos. A mí me gusta reconocer mi origen, estoy muy orgulloso, pero aspiro a llegar al máximo número de gente posible.
¿Y eso cómo lo consigues?
Eso no está en tus manos. Es que tú salgas en un medio y un tío de Valladolid diga “joé, ¡qué tío más gracioso!”. Eso no lo puedes controlar tú, se te viene dado y es bueno que sea así.
«Shakespeare está sobrevalorado, en realidad era un mierdas» (Javier Coronas)
¡Hombre! Arriesgado por su parte, intelectualmente hablando. Quizá responda a esa moda que tenemos ahora de decir algo muy corto y muy loco para que tenga mucho impacto, ¿no? Un poco cultura Twitter. Si me pongo a discutir sobre Shakespeare quedaré como un imbécil y vale la pena que no lo consigamos.
¿Crees que en el espectáculo sirve lo de criar fama y echarse a dormir?
No, en absoluto. Cada día que pasa, cada producción, cada aventura y cada riesgo, más compruebas que esto es un trabajo muy duro y que te examinas continuamente. Va quedando un poso de conexión con tu público porque tu obra va quedando y está ahí, pero luego la gente no te perdona nada y menos en este país donde parece que a veces esperamos un tropiezo para cuestionárnoslo todo. Aunque haya o no tropiezos, yo me planteo cada trabajo con mucha exigencia. Cuanto mayor me hago, más autoexigente. Cosa que a veces no me gusta mucho porque te impide relajarte y disfrutar más.
Sobre esa exigencia que impide relajarte, ¿qué es lo que más te inquieta cuando estrenas proyecto?
La verdad es que llevo un pacto conmigo mismo en favor del disfrute. Me encantan los procesos de fabricación de los espectáculos, los ensayos, y esa incertidumbre yo la reconvierto en energía positiva. Mira, es un mérito que tengo, no tengo muchos, pero… Hablo con compañeros que realmente lo pasan fatal. Son tragedias personales de divagación y de autoestima por los suelos. Yo creo que soy un privilegiado cuando tengo un presupuesto, un medio y un objetivo. Y oye, luego vienen nervios con las audiencias, con la reacción del público… Pero no los encaro con terror, porque es que si no… Como me dijo una vez Terenci Moix, “tú lo has elegido, si tan mal estás, no seas artista”.
Las cadenas utilizan como gancho para las audiencias nombres como el tuyo, el del Gran Wyoming o marcas —El Terrat, Globomedia—, porque parece que son garantía de éxito. Sin embargo, os acaban metiendo en un corsé que da la impresión de que todos acabáis haciendo lo mismo. ¿Tú lo percibes así?
Bueno, en lo de acabar todos haciendo lo mismo, no. Uno espera siempre tener una autoría que más o menos quede marcada. Es tu trayectoria, tu bagaje. Pero es cierto, esto es una industria, entonces aquí hay un matrimonio a veces bien avenido y a veces no entre ideas y rendimiento, entre autor y contratante… Forma parte del proceso. Sería muy estúpido si después de tantos años siguiera creyendo que no me pueden tocar nada porque lo que pienso es puro. No, un programa no está acabado hasta que no esté emitido y eso lleva un proceso inevitable que hay que llevar bien, con educación y respeto, y así lo intento. A veces hemos descabalgado de proyectos porque veíamos que el interlocutor no estaba por la labor… Entonces, tú decides.
¿Alguna vez te has sentido “demasiado cualificado” para hacer algo que estabas haciendo o que te estaban llevando a hacer?
Mira, no lo sé. Uno con los años va pasando etapas, y cosas que afrontas ahora eran impensables hace unos años. Tampoco soy de darle muchas vueltas ni de “superdiagnosticar”. Creo que cuando sobreanalizas algo, no tiene ningún sentido. Todo sobreanálisis se carga la realidad, así que hay que relajarse un poquito, disfrutar y afrontar las cosas con honestidad. Luego irán mejor o peor.
También puede suceder que ser el fichaje estrella pase factura. ¿Crees que si las audiencias de Buenas Noches y Buenafuente las hubiera hecho otro, Antena 3 habría tenido más paciencia?
No, creo que no. Los resultados en televisión, al final, son la única vara de medir, sea quien sea. Como te decía, esto es una industria. Si no das un resultado, la propia industria te tira para atrás. Pero eso son las reglas de juego que sabemos y asumimos. No son especialmente dolorosas, a pesar de que cuando acaba un proyecto a nadie le gusta, y más si has puesto ilusión. Pero vamos, tú pones a Woody Allen y te da un 4 haciendo entrevistas, y lo ponen a las 2 de la mañana, con suerte.
Cuando te despediste con Buenas Noches y Buenafuente, ¿qué quisiste decir con “nadie sabe nada” y en quién pensabas?
Es un pequeño juego/misterio que mantengo en enigma personal. Es un concepto que me gusta mucho. Me lo dijo Juan José Millás cuando preparábamos un programa que hicimos en el Plus, donde él se metía en mi vida y fue muy bonito y emocionante. Aquel programa lo hice por Juanjo, soy muy fan de él. En las comidas preparatorias le conté mi vida, me preguntó si la contaría… Hablamos de muchas cosas. Realmente, Millás es nutritivo y muy interesante, y al final, después de hablar de mil temas, me dijo “Andreu, al final, nadie sabe nada”. Y me gustó, me lo quedé como una cierta etiqueta para estos tiempos tan cambiantes, jodidos, de replanteamiento de todo y de confusión y de cabreo… En fin, los tiempos. Me parece que resume muy bien todo esto el “nadie sabe nada”.
En medio de esta corriente televisiva de concursos, realities y programas del corazón… ¿con qué reaparecerá Buenafuente en Antena 3? Porque volverás a Antena 3, ¿no?
Ni DIOS, en su infinita sabiduría, sabe lo que pasará. Y, además, creo que DIOS no tiene televisión.
«El humor con nombres es el recurso de la falta de talento» (Goyo Jiménez)
(Risas) El otro día hablaba con Berto de esto. Estamos un poco cansados de que se juzgue tanto a los humoristas, de que se les busquen los ángulos… Berto, que es muy amante del oficio, decía “hombre, que nos dejen tranquilos, nosotros solo divertimos y hacemos lo que podemos”. Estaría bien que se fuera más exigente con otras profesiones, ¿no? A veces a los humoristas nos dicen “hombre, tú, hace un tiempo que no eres tan cañero”, “aquella entrevista…”. Y dices “joder, llevo veinte años currándome el humor y divirtiendo a la gente, no le des tantas vueltas; tampoco quieras reinventarme, yo soy así”. Nos cogió cierto orgullo de cómico y un cierto blindaje ante la opinión general en un país, como ya sabemos, en que todo el mundo sabe de todo.
¿Es más fácil hacer humor con la izquierda, con la derecha, o eres ambidiestro?
Debería ser ambidiestro. Una vez dije en una emisora que me parecía que la derecha no tiene mucho sentido del humor, y se enfadaron mucho y dijeron que no. No lo hice con un afán especialmente hiriente, ¿no? Creo que los valores de la derecha, por decirlo así, y si es que existe esa etiqueta ya, son como muy místicos, muy inamovibles, muy serios. Anda por ahí la religión, los valores, y todo eso va echándole sentido del humor. Y me parece que la izquierda, si es que queda alguien por ahí de la izquierda, responde a un valor más progresista, más de replantearse todo y más cachondo. Pero bueno, a lo mejor estoy totalmente equivocado. Más que en la izquierda o en la derecha, me gusta estar en el sentido común modesto. Tampoco quiero decir que yo tenga la verdad del sentido común, pero desde un sentido común modesto y humilde ves cosas, y contra las que no entiendes o realmente te rechinan, disparas con el humor. Ese es nuestro territorio.
«Lo políticamente correcto es el fascismo contemporáneo« (Félix de Azúa)
¡Ostras! ¿El fascismo contemporáneo? No sé si es fascismo, que es una palabra muy agria y muy mala, pero sí que soy un enemigo de lo políticamente correcto. Esta sociedad es cada vez más libre, pero a veces detectas que es muy prisionera de esa corrección que nos quita frescura y muchos ángulos. La gente, en sus casas y su intimidad, es gamberra, tiene humor negro, es malhablada… Me gustaría que eso se transmitiera a veces en el mundo del espectáculo. Por lo tanto, es cierto, sí.
Azúa decía esto en la entrevista que le hicimos y ponía como ejemplos los escándalos de Galiano y Vigalondo…
Sí, es cierto. Galiano es más impresentable, está en un campo más delictivo, casi ético, pero yo creo que con Vigalondo hay un “crujimiento” por lo correcto, sin sentido del humor, sin análisis real de lo que fue… Vamos a ver si ya no podemos ni jugar a hacer bromas un poco duras.
¿Has tenido que poner en boca del Andreu televisivo algo con lo que el Andreu real no está de acuerdo?
¡No, jamás! Ahí estaría muerto y se notaría un montón. ¡Qué va, qué va! Al revés, el Andreu televisivo dice cosas fruto del trabajo con mi equipo y con el guión, que pienso “joder, me gustaría que las pensara también Andreu”.
«La concreción de Keaton está mucho más cerca de la normalidad que Jerry Lewis y el humor se basa mucho en la naturalidad» (Tricicle)
Últimamente estoy revisando muchos cómicos antiguos. Es algo que me encanta, me reconforta, me tranquiliza, me reenamora del oficio. Y es curioso, porque me van mandando vídeos de cómicos —algunos conocidos, otros no— y vi un documental de Jerry Lewis y aluciné de cómo ha fabricado la comedia. Luego te gustará más o menos… Soy ultrafan de Buster Keaton, por lo tanto, ante un cómico veterano, sea cual sea… sombrerazo. No soy nadie para colocar en una u otra categoría.
Hablando de referentes, si miramos la televisión americana, ¿de quién eres más? De Connan, de Letterman, de Jimmy Kimmel…
A mí siempre me ha gustado más Letterman. Es una cuestión de piel. No sé muy bien por qué, porque todos tienen mucho talento, pero me gusta el porte de David Letterman. Sobre todo el de los orígenes… La risa, la mueca, sobre todo los silencios y esa cierta contención. Me gusta más. Es como más británico, por decirlo de alguna manera.
Podríamos decir que es tu presentador de televisión de referencia.
Sí, televisivamente sí.
Y de los cómicos nacionales, ¿en quién te fijas?
Soy disperso y fragmentado en mis gustos. Me gustan cositas de uno, otras de otro… Para mí, el gran referente ausente es Pepe Rubianes. Es con quien conviví y aprendí del estilo, no tanto del oficio. Es el gran ausente. Hay un vacío muy grande en el humor, sobre todo en Barcelona, con la ausencia de Pepe. Tipos que me hagan reír, que me despierten una sonrisa inmediata, es Berto Romero. No por próximo deja de ser una persona muy importante. Se lo tengo dicho, es un tío que me hace reír mucho. Incluso cuando no lo pretende y eso tiene mucho valor. Y en el escenario tiene mucha proyección, muchos registros y mucho recorrido.
¿Quién es la Sarah Silverman española?
Buena pregunta. España no tiene las condiciones de industria, canales y trabajo para haber visto a una cómica explotar sus posibilidades como Sarah Silverman. Ojalá pudiéramos ver aquí a cómicas desarrollándose trabajando en guiones y programas a ese nivel. Ahora mismo, no te lo podría decir.
¿Qué ves y qué lees?
Veo de todo. Soy un poco caótico y ni yo mismo te sabría explicar mis canales. A día de hoy me va muy bien internet, hago un uso muy personal y profesional de nutrición y conexión con todo. Me encantan las webs… Puedo estar viendo una web de diseño, otra de artículos, otra de periodismo social y acabar en una de fotografía. Me gusta ese caos porque forma parte de mi libertad personal. Televisión veo poca, no te engañaré. Prefiero ver series como The Newsroom y otras cosas que me recomiendan amigos. Leo más ensayo que novela. Tengo cierta crisis con novelas modernas porque no me las creo, es como si ya fuera muy viejo y solo buscara clásicos. Me gustan Henry Miller y cosas muy raras. También las biografías, pero a los bestseller les tengo repelús. Luego, todo diario, revista, gratuitos, hasta los de publicidad local que dan en el bar, me gustan. Con las teles locales me pasa igual, esas que están ahí en un recodo de la programación, me gusta mirarlas a veces. Soy muy intenso, muy caótico, porque creo que una buena idea o influencia puede estar en el sitio menos esperado.
Vaya, ¿no te gusta la novela actual? Con la de novelas que están saliendo de guionistas y ex guionistas de El Terrat…
No quiero quedar mal con los novelistas… Pero me pasa esto. También me pasa que me enfrían las novelas ambientadas en otros lugares, con otros referentes y otras realidades. Es decir, esa novela que empieza con “Mike cogió su coche por la carretera 25 de Kentucky para ir a ver a su chica…”. Entonces digo “buf, no conozco Kentucky, ni esa carretera…”. Es una tontería, pero cuando algo está muy localizado aquí, me gusta. Más de una novela la he dejado cuando había muchos personajes, muchas localizaciones y muchas cosas que no van conmigo.
O sea, que de ciencia ficción ni hablamos.
No, no me gusta. Me gusta en cine, eso sí.
«El trabajo creativo, no debe tener como objetivo el ánimo de lucro» (Miguel Brieva)
Claro, eso es muy puro e ideal. Como decía Picasso, “No pinto para vender sino que vendo lo que pinto”. Sí, vale, pero al final es un trabajo y cuando se convierte en eso, hay días que creas porque tienes que crear. El matrimonio trabajo-creación está muy bien, porque permite que sigamos en activo. Me gusta pensar que creo lo que me da la gana y luego le saco un rendimiento, pero no siempre es así. A veces me dan encargos y yo tengo que hacerlos. Entonces, aparte de un trabajo, conecto con la creatividad. Es muy relativo, eso. Por cierto, Miguel Brieva es otro genio. Soy muy fan suyo. Se lo dije. De las pocas veces que me acerco a alguien para que me firme algo. Es un tío sensacional.
Cuando trabajas para un medio de comunicación, ¿tienes la sensación de hacer contenidos más para el que paga que para el que recibe?
No, qué va. Para mí, en mi cabeza, el intermediario es el que te encarga o al que le ofreces un producto y te paga. Pero para mí juega un papel vital, muy importante, casi obsesivo, el público. Entonces, siempre, siempre, siempre, cuando me encargan algo o lo hago por decisión propia, pienso en cómo se recibirá, cómo se leerá, cómo llegaré a la gente y qué pensarán. Para mí es vital, así que nunca me desvío, al menos conscientemente. Seguro que me he equivocado bastantes veces.
El trabajo creativo requiere de mucha observación. Para una persona tan conocida como tú, el contacto con la gente y el estar a pie de calle para ver de qué se ríe la sociedad debe de ser complicado. ¿Cómo lo haces para tomar perspectiva?
Por un lado, efectivamente, esa idea romántica e impracticable de un cómico con una libreta observando cosas en un bar, yo no la puedo hacer, pero tampoco lo he hecho nunca. Por suerte, actualmente, la sociedad de la información es suficientemente rica como para que si tú pones interés y ganas, puedas detectar el pulso de la calle. Y eso, por cierto, es una de las partes más bonitas de mi trabajo. Quiero saber qué pasa y cómo pasa, y tenga o no programa, estoy en esa actitud. No es complicado para mí, aunque es cierto que luego hay un acabado final de pasear siendo observado y haciéndote fotos con móviles que se perderán en el hiperespacio para siempre. Son unas piedrecitas en el zapato, pero se puede observar. Si quieres, puedes observar.
En 2008 publicaste una viñeta en The New York Times sobre un tema con el que no te sentiste cómodo: El suicidio. Era una época optimista y en general las cosas todavía marchaban bien. Ahora, en este contexto económico-social, ¿te sería más fácil reflejar un tema así? ¿Sobre qué temas te gusta dibujar?
Recuerdo aquel encargo. ¡Vaya temita! Creo que el dibujo me ayuda como terapia. Todos tenemos un lado oscuro o dos. Cuando dibujo salen los fantasmas a pasear y resulta más interesante eso que dibujar playas o bodegones. Para mí, ¡eh!
De hecho, la publicación en el NYT, fue a través relación profesional que guardas con Mikel Urmeneta, con quien también pudimos hablar hace poco. ¿Seguís manteniendo esa sinergia creativo-personal?
¡Claro! Quiero mucho a Mikel. Es un tío enorme en todos los sentidos. Y fue clave en mi “despegue” artístico. Me animó compulsivamente, así que le estaré siempre agradecido.
Pensar en Andreu Buenafuente comunicador es pensar en humor, ¿tienes algo de humor hecho en dibujos?
Cientos de cosas. Unas mejores que otras. Pero, la verdad, voy por otro camino. Combino fotografías con textos, practico mucho la acuarela líquida. Mi ídolo es Miquel Barceló, así que… Ya te puedes imaginar cómo voy.
Cuando hemos entrado a estas oficinas ha sido como acceder a un museo, hay ilustraciones tuyas por todas partes. ¿Has pensado exponer en otro sitio? ¿Qué estás haciendo con tantos dibujos?
Lo que has visto es mi oficina personal que se llama “MUY FACIL” www.muyfacil.net, donde trabajan dos compañeras que se ocupan de todo eso y de mis conferencias, mis colaboraciones en prensa. Tenemos una web, www.andreubuenafuente-artworks.com donde archivo, enseño y a veces vendo lo que hago. Poco a poco y con modestia.
Hablando de vender y volviendo al ánimo de lucro y la creación que apuntábamos, ¿qué opinas de la Ley Sinde y el caso de Megaupload?
Alucino de cómo no podemos encarar la normalización del pago de contenidos en internet de manera pactada y razonable. Alucino de la crispación, de falta de diálogo. Pero por todas partes. Veía la reacción anti-Sinde, casi para ejecutarla como una bruja de la Inquisición… Entiendo lo que motivaba Sinde, aunque la ley tenía muchas lagunas. Formo parte del colectivo que necesita una regulación, esto es así. Están todos mis programas en Internet. A mí y a mi cadena nos costaron un dinero producirlos y se consumen para el resto de la historia. Es decir, estamos cogiendo perspectiva en la transición de negociar bien de manera equitativa y razonable el pago por la creación artística. Y todavía no lo hemos resuelto. No podemos pensar que la polémica quedó en un incendio. La brasa sigue, y hasta que no regulemos esto, no tendremos un futuro en la cultura y el espectáculo a través de las redes. No puede ser. A mí me encantaría que todo fuera gratis, pero yo que vivo de esto, me tendría que dedicar a otra cosa.
«La Sagrada Familia es como un edificio de Las Vegas que solo interesa a los turistas y a los católicos» (Félix de Azúa)
¡Hombre! Ahí me tocas la fibra porque Gaudí era de Reus, mi pueblo, y tenemos algo en común: que dejamos las cosas inacabadas. Siento una fortísima admiración por Gaudí. Cuanto más sé cómo funcionaba, más lo admiro. Era el moderno de la época. Hay una historia muy bonita sobre la Pedrera, porque cuando la acabó fue la risa de la ciudad. Toda la burguesía catalana la llamaba el puñetazo, el puño, la mona de Pascua… Se reían de la Pedrera y ahora es uno de los edificios más valorados del mundo. Es bonito revisar eso para ver que la gente muy innovadora casi siempre tiene la incomprensión de sus contemporáneos.
Sobre turistas y Las Vegas… ¿Qué hubiese supuesto el Eurovegas en Cataluña?
No entiendo muy bien por qué se apuesta por este modelo. No me gusta. He estado en Las Vegas y no me gusta, es algo personal. Pero por otro lado, me doy cuenta de lo que alguien apuntaba por ahí, que España está mucho peor de lo que creemos. Y mira que creemos que está mal, ¿eh? Pero hay gente que piensa que no nos pongamos tan finolis, porque al final lo que queremos es que venga la pasta. Bueno, estamos otra vez ante una diatriba. Si por necesidad hay que aceptar o no un modelo así. A mí no me gusta que venga esto, ni tampoco me gusta Barcelona World, que es como hacer seis Port Aventuras al lado de Port Aventura. Me gustaría que invirtiéramos en otras cosas, y es triste comprobar que parece que es imposible, así que poca cosa puedo decir. Simplemente que no iré. No me gusta jugar; no compro ni la lotería, ni la ONCE; huyo del turismo temático. O sea, que soy el menos indicado para apoyar eso.
¿Qué opinión te merecen las declaraciones de Esperanza Aguirre sobre que se cambiará lo que haga falta por el Eurovegas?
Bueno, Esperanza Aguirre es una fuente inagotable para los cómicos. La echaremos mucho de menos cuando no esté en política (esta entrevista se hizo horas antes de que Aguirre dimitiera, N. del R.). Soy sincero, el futuro del país va por otro lado, no con Esperanza Aguirre. Esperanza Aguirre está aquí y tienes que tomártela a broma. Hay que disfrutar con Esperanza Aguirre, no cabrearte, porque creo que el país no lo va a solucionar ni a encauzar Esperanza Aguirre.
Para los madrileños, lo de tomársela a broma, es otro cantar.
Pero ellos están en eso. Como pasa en Valencia con Rita Barberá. Son dirigentes que no nos gustan, y una de las maneras de soportarlas mejor es pensar que no pasarán a la historia y que son puramente coyunturales.
«Rajoy es uno de los tíos más divertidos que hay, pero me temo que es un humor involuntario» (Quequé)
(Risas) A mí no me parece divertido. La verdad, no le veo la gracia. Es como el líder de la regularidad de las vueltas ciclistas. Es un ciclista que nunca gana etapas. Simplemente va puntuando y un día le ponen un maillot de la regularidad. Pues veo así a Rajoy. Un señor que ha llegado a presidente por mucho empeño personal y en el peor momento económico de este país. No me transmite liderazgo de Estado ni capacidad de empatía pública. Pero lo hago extensivo a casi toda la clase política. Es así, es generacional, histórico. No tenemos un gran líder en ningún ámbito… Pues a aguantar.
Del panorama político actual, nacional o extranjero, ¿quién podría tener suficiente carisma para liderarnos?
Uf… yo no lo conozco. Un amigo tenía una teoría muy buena, que era estudiar seriamente la posibilidad de fichar a políticos extranjeros para momentos puntuales. Me lo tomé como una broma hasta que le di dos vueltas y vi que sería totalmente “ademocrático”, pero en un momento dado… Como decía mi amigo, ¿Nelson Mandela hace bolos? Imagina poder ficharlo como un entrenador de fútbol… No lo sé. Yo creo que el sistema político actual, que está pendiente de una revisión en profundidad, ya se encarga de cortar el acceso de la sociedad civil o privada, que podrían ser grandes gestores, porque no les compensa. Creo que ese es el error de fondo. Que hay grandes economistas, grandes presidentes de empresa, tíos hechos a sí mismos que podrían llevar este país, pero no les sale a cuenta. Es terrible ver que los mejores no están en política. No lo conozco. Si eso, ya os llamaré (risas).
¿Qué ministro encuentras más gracioso?
Buf, ninguno. Últimamente, lo gracioso, lo divertido y la política, están a años luz un campo del otro.
¿Qué esperas que pase el día 20 de septiembre cuando Mariano Rajoy y Artur Mas se encuentren?
Nada, no va a pasar nada importante. Veo que Artur Mas da un paso al frente en el campo de recoger lo que le ha dicho la gente en la calle. Esto es bastante inédito en política. Todos recordamos casos históricos de políticos encerrados en su despacho, con las ciudades llenas de gente en la calle. Me parece que Mas ha visto que, o se da cuenta de lo que le dice un millón y medio de personas, o no tiene sentido su trabajo. ¿Qué pasará? Bueno, que nos perderemos en tecnicismos, calendarios, incompatibilidades y burocracia europea, que sé que la gente de la calle no está por la labor de soportar. Ya se encargarán de poner un montón de barreras burocráticas para intentar erosionar los anhelos de la gente. Eso es lo que vamos a vivir, pero no tiene un final tan claro como en otras épocas, donde veías que los deseos se estrellaban contra la burocracia. Creo que ahora la gente ha cogido un camino alternativo. La manifestación del pasado 11 de septiembre fue la demostración más fuerte que yo recuerde del movimiento al margen de la política. Cuando pasa eso, tan importante, se abren puertas que nadie puede prever ahora.
«Escuchando la Marsellesa descubrí que el nacionalismo es una mierda» (Iván Tubau)
Pues no lo sé. Cuanto mayor me hago, más respeto a todo el mundo y exijo un respeto mutuo. Al que siente un amor casi místico por su país y eso le da sentido a su vida, ¿quién soy yo para decirle que está equivocado? Puedo pensar que hay que relativizarlo más, pero lo respeto profundamente, siempre que el nacionalismo sea expresado con respeto y hasta con cariño. Que no sea excluyente. Y no un nacionalismo contra otro nacionalismo. Creo que ahí está un poco la clave.
¿En qué punto encontramos el equilibrio de dos nacionalismos? El otro día me decía una amiga de Madrid que creía que Cataluña debería ser independiente porque no se puede imponer a nadie sentirse de un sitio. Pero, por esa misma razón, también creía que no debería serlo, si se tiene en cuenta a los catalanes que no creen en un Estado de Cataluña. ¿Tú le puedes aclarar la duda a mi amiga?
Pues dile que seguramente van a pasar cosas que aclaren todo eso y lo hagan viable o no. Aquí creo que hace falta un referéndum que dé unos datos. Por supuesto, un referéndum limpio, claro, entendible. Donde se sepa lo que piensan todos los catalanes. Me decía un amigo: “un referéndum de participación obligatoria”. No estaría mal. Nos daría una temperatura exacta de la voluntad de un pueblo. Tiene razón lo que dice tu amiga, ¿quién puede juzgar un sentimiento? Nadie. Y al final, querer irse a un sitio o querer ir a otro, es un sentimiento. Hace tiempo escuché en la radio a un periodista deportivo muy beligerante, de los que parece que les va la vida en cada programa, preguntando desde su visión centralista a Sandro Rosell, el presidente del Barça, una pregunta muy compleja sobre el nacionalismo. Rosell la zanjó diciendo “mire, esto es un sentimiento, es que yo me siento así”. Y fue muy curioso porque desactivó al periodista, que dijo “ah, si es un sentimiento, ahí yo no puedo entrar”. Así que el valor del sentimiento es una buena manera de explicar todo esto.
«España me resulta absolutamente indiferente. España no tiene arreglo. La fragmentación de las autonomías es un delirio español que ningún extranjero con dos dedos de frente entiende. El español es como una cigarra» (Sánchez-Dragó)
El español es muy complejo y las pasó putas con el franquismo. Eso es la gran medida dramática de muchas cosas que han pasado. En mi humilde opinión, entiendo que se salió del franquismo como se pudo, y bien está cuando conseguimos enterrar eso. Se está viendo ahora que la Transición fue imperfecta, muy pactista, quizá excesivamente repartidora administrativamente. Le estamos viendo las costuras a la Transición y creo que lo más sensato sería afrontar esto con normalidad. Deberíamos darnos cuenta de que ese traje que nos hicimos y nos ha servido durante mucho tiempo, tendríamos que revisarlo… Porque ya nos tira mucho la sisa. Si se pudiera llegar a ese lenguaje revisionista sin acritud, quizá empezaríamos a trabajar y dejar de ser cigarras, porque todos los que estamos en este Estado español tendremos que tirar para adelante, juntos o separados… Habría que arreglar un poquito la casa, sí.
O sea, que estás dándole la razón a Sánchez-Dragó.
Ostras (risas). Pues si eso lo dijo Sánchez-Dragó, sí…
No crees en las autonomías.
No creo en las autonomías. Creo que es un Estado administrativo que no responde a la realidad, al peso… Y lo peligroso es que nos enfrenta entre los ciudadanos españoles. Es algo muy injusto. No quiero rivalizar a ver si pago más o menos que el murciano o el gallego. No. Yo quiero que el Estado central, que es quien lleva esta empresa, no me ponga en esa tesitura. Y es de las cosas que más me duelen. Cuando oyes una declaración airada desde Extremadura dices “¿pero qué le he hecho yo a ese tío?” o “¿qué le he hecho yo al murciano? ¡Si mi madre era de Lorca!”. Y no, no es eso. Esas casillas, en su tiempo, a lo mejor tenían un significado, pero ahora nos ponen en un enjambre muy complicado.
«En Cataluña somos un poco hobbits, tenemos miedo a todo lo que sea fuera de la comarca» (Dani Mateo)
No creo en eso. Aunque tampoco sé si represento al carácter catalán. A mí me encanta viajar, conozco a gente fantástica de todas partes. Soy un ejemplo de cómo se puede normalizar una catalanidad sin complejo. Siempre digo que en Madrid me siento súper querido, y hace unos días he estado allí y lo he revalidado. Es alucinante cómo me tratan allí. El taxista, el camarero, la señora… Saben que soy catalán, no hago de eso una bandera excluyente y me nutro muchísimo. Mira, ahora mismo estoy preparando un espectáculo de flamenco con La Shica, una artista que es de Ceuta y vive en Madrid. Yo creo en eso. Nutrirse sin enfrentarse y luego volver a casa y estar con los míos.
«No tengo una idea clara sobre la independencia de Cataluña. No me gustan las fronteras» (Andreu Buenafuente)
Eso lo he dicho yo (risas). Claro, estoy pendiente de que este proceso que se acelera casi geométricamente me cuente más cosas. Quizá porque soy un poco tiquismiquis, o simplemente me gusta saber hacia dónde voy. A veces freno la pasión y me gana la razón. Creo que hablo en nombre de muchos que decimos “vale, entendemos el fiasco del Estado español económicamente, administrativamente, ¿pero qué nos va a pasar a nosotros?”. Me gustaría tener esa información para luego analizar. Es cierto que creo que poco a poco, y cada vez más rápido, esa información va a fluir un poco más. Que yo recuerde, nunca como ahora habían circulado tantos informes de escuelas de negocios, de economistas teóricamente neutrales que te van diciendo “mira, tu anhelo, tiene estas consecuencias”. Creo que en Cataluña debemos entrar en esa fase de información y dejar la pasión, que está muy bien, para acompañarla con información. Y luego te diré “venga, vamos para allá. O no”.
Pero ahora mismo, sobre este tema, parece que no valen medias tintas. O eres o no eres independentista.
Hemos entrado en un territorio muy pasional, fruto de un subidón de identidad ante una muy jodida situación económica española. A mí, todo movimiento pasional me encanta, pero yo quiero saber más cosas… A ver si tenemos que salirnos del euro, por ejemplo. ¿Qué hay que hacer ahí? Combinar una cierta inteligencia con la pasión y una estrategia. Como en cualquier empresa, la estrategia es muy importante.
Al final resultará que el PP y el PSOE han sido quienes más han hecho por el apogeo independentista en Cataluña.
Pues sí. Hay que recordar que este tema de la identidad catalana siempre ha estado guardado debajo de la alfombra. Como me comentaba un amigo el otro día, no esperábamos que el PP se tomara en serio el debate identitario catalán, pero otra sorpresa fueron los años de socialismo, las propuestas de federalismo, siempre enterradas. Ahora no está pasando esto porque los catalanes se hayan tomado un tripi de Aromas de Montserrat y estén todos borrachos. Es fruto de muchos años de frustración para poder sentirse respetados y escuchados. O sea, que todo pasa por algo.
«Mi jefe soy yo, lo que me hace ser más exigente que si fuera otro» (Arturo Pérez-Reverte)
Ah, sí. Eso es una especie de dulce condena en mi vida. Siempre tengo que ser yo el que me activo, me animo, me freno… Y eso está muy bien, porque puedo estar con mi gente y dominar la dimensión humana del trabajo. Pero luego, como me decía uno de mis primeros directores, José María Martí, “yo soy el director y detrás de mí no hay nada. Y eso es muy duro. Algún día lo verás”. Yo pensaba que era un poco filosófico, pero es verdad. Cuando eres director, detrás de ti no hay nada. Me gusta pensar que es cierto, que detrás de mi no hay nada, pero delante de mí está todo.
¿Cómo es Andreu jefe?
Últimamente, atribulado. Muy concentrado en echar un cable a esta productora que forma parte de un tejido industrial paupérrimo de este país, por lo tanto ahora es un Andreu que intenta meter luz y pasión en un momento muy complicado para todos. Intento que eso no se filtre en el carácter, casi más psicólogo que ideólogo, o mezclando más todos esos campos. Intento respetar siempre al compañero, no frenar sus expectativas y que recuerde el paso conmigo de la mejor manera posible. Creo que lo voy consiguiendo.
¿El ERE fue la solución que necesitaba El Terrat?
Sí. Eso fue lo que me dijeron los compañeros que forman parte de mi staff y de este viaje de más de 20 años. Yo tengo que creerlos. Se planteó, se pensó muchísimo. Los EREs tienen muy mala imagen. Es algo que he descubierto y me jode bastante, porque cuando tú das trabajo parece que es tu obligación y que Dios te ha señalado con un dedo, y tus trabajadores dicen “claro, tú me das trabajo porque tienes que dar trabajo”. A mí casi nadie me ha agradecido nunca que le diera trabajo, y te aseguro que en más de veinte años por aquí han pasado cerca de mil personas. Ahora, el día que tú dices “chicos, no puedo pagar los despidos, por favor, hablemos”, ese día eres el demonio. Haría falta por parte de todos entender un poquito más la realidad empresarial. Eso nos haría seres más pacíficos.
Ya, la mala fama de los EREs, pero los hay inexplicables. Por ejemplo, en el Grupo Prisa se han destruido más de dos mil puestos de trabajo —aparte de recortes salariales— y su director, Juan Luis Cebrián, cobró en 2011 más de 11 millones de euros. Eso, ¿cómo hacemos para entenderlo?
Bueno, mi sueldo está un poquito por debajo del de Juan Luis Cebrián. No mucho, ¿eh? (risas) En ese caso es evidente. Hay una norma no escrita, ética, que diría, supongo, que cuando haces un ERE tú no puedes tener ese sueldo. Eso es lo que perjudica la imagen de los EREs. Que una empresa esté con problemas es una tragedia para todos, para la empresa y para los trabajadores. Entonces, todo lo que perjudique y haga inexplicable esa situación, habría que eliminarlo. Estoy en esa onda. Pero me jode que siempre veamos a los empresarios como chungos y siempre a los trabajadores como héroes. Hay como un radicalismo de serie en los españoles que no nos hace ningún favor. Aquí lo que necesitaríamos es que crear una empresa fuera muy barato, como en Inglaterra, y que cualquier chaval que está empezando quiera montar una empresa. No porque quiera ser un empresario con puro y chistera, sino porque quiere ser dueño de su futuro y generar trabajo a sus compañeros. Parece que no hay manera, aquí. En el mundo anglosajón está como mucho más despenalizado, pero aquí no. Aquí la gente dice “éste tiene una empresa, éste de entrada es un hijo de puta”. Vamos a revisar eso, por favor.
¿En qué momento se encuentra El Terrat?
Navegando en las procelosas aguas de la economía en un momento muy delicado, como cualquier empresa que se dedique a este campo. La publicidad cada día baja, baja, baja… Se está formateando y reestructurando toda, y es un momento muy delicado en el que estamos concentrados y preocupados como jamás hemos estado. Muy concentrados en que esto sea sostenible e intentar tirar para adelante. Y preocupados, porque la economía y la realidad no dan pistas positivas. Como dice un amigo, estamos de rodillas esperando una buena noticia, la que sea, la subida de publicidad, la fusión con Antena 3. Demasiados meses de oscuridad que yo nunca había visto, por cierto. Y por favor, que se abra el cielo un poco. No hace falta que baje Dios, pero que entre luz.
¿Qué proyectos a largo y medio plazo tenéis?
Me interesa mucho Internet. Estamos trabajando la vertiente de internet como otro medio de comunicación. No tanto como lo social, puramente de ocio y diversión, o como lo consultivo, sino llevar internet a nuestro campo. Es decir, cómo hacer radio, televisión y aprovechar la globalidad e inmediatez de internet. Estamos ahí. Pensamos que el mundo de la comunicación se está acelerando ante nuestras narices y me parece ver que se abre una puerta inimaginable en estos momentos. Aunque ya tenemos pistas, como aplicaciones que permiten escuchar una radio del otro lado del mundo. ¿Por qué no televisión, por ejemplo?
A pesar de este momento tan crítico y delicado en que dices que está El Terrat, seguís impartiendo en Barcelona un postgrado de guión además de otros cursos relacionados con el espectáculo. ¿Qué importancia tiene para vosotros crear escuela?
Es muy importante esto que apuntas. Es una de mis obsesiones no permitir que la crisis, la desgracia y el mal ambiente, perjudiquen el corazón de tu negocio y tu vida. Y mi corazón es la búsqueda de talento, la generación de trabajo, de proyectos artísticos, reunirme con gente ilusionada cuando no sabes qué va a pasar el mes siguiente… No me quejo, si nos tenemos que ir todos a montar un chiringuito, ya iremos. Pero esa lucha es titánica y es lo que más me ocupa. En estos momentos estoy trabajando dos proyectos de medio y largo plazo. No te puedes imaginar lo dificilísimo que es impulsar un proyecto de largo plazo hoy, cuando parece que el mundo se acaba el mes que viene. Sugiero y pido que todos tengamos una cierta reserva blindada de pasión, porque esto pasará. No sé cómo, pero pasará. No desapareceremos como los dinosaurios. Y como dice un amigo, muy listo, “ojalá la crisis no nos haga peores personas”. Y cuidado con eso, porque hay días que lo ves amenazado. No es buena la lectura de pensar que como El Terrat tiene problemas, es mejor no hacer ese curso. No, haz un curso porque tu formación va contigo siempre, y si vales, tendrás trabajo aquí o en otro sitio.
¿Es a esos estudiantes que navegan a la deriva a quienes lanzas este tweet? “A quienes estudiáis, mucha suerte. Mira yo, no estudié y aquí estoy, en Twitter”.
(Risas) Sí, hoy había mucho cachondeo con esto. Me ha llegado un tweet que me ha inquietado. Me dice uno: “Dime algo, por favor, estoy ante mi primer día de clase, tengo miedo”. Y he pensado “joder, qué responsabilidad”. Así que he decidido hacer una bromita. Son muchos los estudiantes que ante un retorno a la escuela me pedían por Twitter algo de amparo —cosa preocupante, por cierto; espero que no tuiteen en clase—. Así que les vengo a decir que soy el que menos les puedo ayudar en esto, porque no he estudiado nada. Aunque no me gusta hacer bandera de mi fracaso académico, porque eso no es ninguna garantía de nada. Lo digo como broma y no como argumento.
Fotografía: Alberto Gamazo
…Ahora, el día que tú dices “chicos, no puedo pagar los despidos, por favor, hablemos”, ese día eres el demonio….
Obvio, porque la pregunta que surge inmediatamente es ¿te diste cuenta de que no podías pagar los despidos de un día para otro? ¿No nos podíamos haber sentado a hablar la situación antes? No me jodas, Buenafuente…
…y se trabaja para vivir o para esperar el despido..?
No entiendes nada Salva. Cuando una empresa va bien ganan todos, el empresario y los trabajadores, porque se les da un curro, una oportunidad, nadie les obliga a cogerla y normalmente se remunera según producción o valía.
Luego si la empresa empieza a ir mal el primero en perder es el empresario (cero beneficios) mientras que los sueldos se mantienen o se va despidiendo gente poco a poco (y eso ahora, antes no se podía y directamente quiebra)
Si tu ves que tu empresa va mal y aguantas mientras la gente va cayendo tienes dos caminos: empezar a buscar otro curro y largarte o quedarte y jugártela… y aun así tienes las de ganar, con tu paro y tus 25 días por año mínimo.
Al dueño de la empresa le quedan deudas y un estigma, que esa es otra. Quien no fracasa alguna vez con una empresa es que nunca lo ha intentado.
Mover el culo y arriesgar tu dinero o tu cara empezando de cero es mucho más jodido. Por eso no vale todo el mundo. Tú eliges.
No entiendes nada Pablo. Cuando una empresa empieza a ir mal, como tú dices, mal de verdad, es cuando hay que sentarse con los trabajadores y hablar.
Y si nadie obliga al trabajador a aceptar el trabajo, nadie obliga al empresario a crear la empresa. Si la creas y contratas te responsabilizas de ello. Pero es mucho más fácil tratar al trabajador contratado como un activo más y punto.
No me jodas.
Claro Salva, entonces tú hubieras dicho que qué malo este Buenafuente que echa a la gente a las primeras de cambio. El caso es criticar, lo que sea pero criticar.
Ahora va a resultar que los trabajadores trabajamos porque queremos, porque nos da por ahí, porque no tenemos nada mejor que hacer, y los empresarios sufren lo indecible, no duermen, y hasta convulsionan pensando en la cantidad de personas que hay por ahí sin trabajo, y ellos sin poder dárselo.
Si, y que diga que no le han dado las gracias por contratarlos, madre mía… Desde tu mansión en la parte alta te ha ido mal? Me tienes que dar pena?
Los neoliberales como Roures o Bfn me producen un asco enorme, el primero tiene la desfachatez de hacer un ere en Público mientras contempla una colección de arte (solo 1 ya le serviría para seguir) luego predican pseudosocialismo los sociatas estos mientras verten brea sobre Cuba. El trabajador es el tipo duro, en estos tiempos más si cabe.
Muy original el formato de la entrevista, aunque es larga tiene una lectura entretenida. Tengo una duda, ¿el posado es de Andreu o de su réplica en el museo de cera?
Me da la sensación que se ha pasado dos pueblos con el Photoshop.
Ha pasado por el taller de chapa y pintura.
Pues a mi las fotos me parecen buenísimas. Un muy buen trabajo de iluminación. Enhorabuena al fotógrafo…
¿original el formato de la entrevista? Tu no vienes mucho por aquí, ¿verdad?
Desde que dejó de hacer El Terrat, en radio Barcelona, la bajada de calidad ha sido patente. Ha hecho cosas buenas y malas, pero como aquella ninguna.
lo que dice de internet está equivocado
Que no le pagan por poner allí su trabajo. ¿Le han pagado por esta entrevista? Internet es publicidad, es darse a conocer y que valoren tu trabajo. El que lo entiende así está en el futuro. Los escritores de libros (el 99% de ellos) no ven un céntimo por su trabajo. Escriben por otros motivos y rentabilizan ese esfuerzo de otras maneras. Muchos músicos ven sus discos como una promoción. Para ganar dinero hay que salir a la carretera y currar.
En cuanto a que los empresarios son unos hijos de puta… poco más podemos añadir. Si estuviesen a lo suyo (hacer negocios de forma legal) no habría la tasa de paro que tenemos. Claro que nadie agradece que te den trabajo… oiga: que el trabajo hay que hacerlo. A menos que seas familiar del dueño no te hacen favor alguno. Y es que el terrat ha ofrecido un puesto de becario sin sueldo. Muy legal no sueña.
Y en cuanto a emilio aragón… que le pregunte a sus familiares. Hasta que los ha hundido a todos no ha parado. Lo del cencerro no se lo perdonado y mira que le dieron trabajo.
Me resulta extraño que se declare enemigo de lo políticamente correcto, cuando parece -y él mismo creo que lo confirma el algún medio- que busca siempre quedar bien con todo el mundo, o al menos con el sector de la sociedad con el que simpatiza.
Rubianes era un enemigo de lo políticamente correcto, y veo bastantes diferencias entre ellos.
Me parece lamentable que identifiqueis el humor absurdo con el humor andaluz.
No te lamentes, sólo tienes que leer bien la pregunta.
si llevas el debate a los sentimientos no puedes esperar que se decida racionalmente. Bueno, en realidad lo que no està bien es llevar el debate del sentimiento a la razón según le convenga a uno.
Gran Buenafuente. Junto con Faemino y Cansado, los únicos ejemplos de talento glorioso en la comedia del país.
Espero que Millás no presentara el «nadie sabe nada» como algo suyo porque no lo es (es de William Goldman y se refería, eso sí, al mundo del espectáculo y a Hollywood)
Muchos gags de Buenafuente están fusilados de Letterman.
Como casi siempre una entrevista very good!
Más gente como él hace falta en este país. Inteligente, con talento, creativo, educado, divertido, emprendedor. Un tío necesario.
Cuanto más conozco a BNF, más admiro a sus guionistas.
+ 1
Si nació en 1967, ¿cómo pudo entrar en la radio en 1982, con 17 años?
Ayer me contó un amigo que a su hijo le habían ofrecido un trabajo de 8 horas, cotizando por cuatro, con un salarío de 350 euros y con coche propio a disposición de la empresa, claro que esto no lo dicen por escrito.
Esto, no es ser una empresa Hija de Puta. De estas en tes país hay muchas,lamentablemente
…esto sucede porque ya estamos en esta situación…cabria mejor preguntarse por qué estamos en esta situación y sobre todo cómo vamos a salir de aquí….Si acepto un trabajo así solo pensando en mi salvación…entonces contribuyo a hacerlo comprensible y normal para nuestra sociedad…
En el mundo de la comunicación existe la figura del becario. Yo he hecho cosas para este tipo, como becario de Radio Barcelona, a cambio de CERO PESETAS mensuales. Hasta los viajes en metro me los tenía que pagar yo de mi bolsillo.
«Soy un ejemplo de cómo se puede normalizar una catalanidad sin complejo. Siempre digo que en Madrid me siento súper querido, y hace unos días he estado allí y lo he revalidado. Es alucinante cómo me tratan allí. El taxista, el camarero, la señora… Saben que soy catalán, no hago de eso una bandera excluyente y me nutro muchísimo.»
Destruyendo mitos. Bien.
En serio??? Buah, qué flipada! Y yo que siempre pensé que en Madrid te apedreaban por la calle si no habías nacido en Lavapiés….. La de gilipolleces que hay que oir.
¡Enhorabuena a JOT DOWN por vuestro trabajo!
Es un lujo contar con un grupo de profesionales tan interesante como original, sesudo y alternativo a la información de siempre.
Me animo a escribir -aunque os leo desde el principio de los tiempos…- para mostrar mi admiración por gente como Andreu Buenafuente. Considero que hacen falta más sátiros, pensadores, creativos, tipos astutos y heterodoxos que pongan en un brete las convenciones y critiquen el abuso de poder. Y que nos hagan reír, que sigan innovando para -entre tanto estímulo insustancial por doquier- encontrar mundos más gratos, incluso tablas de náufrago.
¡Un fuerte abrazo, amigos!
Es Sardá.
Buenafuente no puede caerle mal a nadie, pero por esa misma razón no me creo cuando dice que es un enemigo de lo políticamente correcto. ¡Pero si en las preguntas un poco complicadas ha hecho unos quiebros que ni Garrincha! Intenta quedar bien con la derecha, con la izquierda, con los catalanistas, con los de Madrid… y lo consigue. Por eso no le cae mal a nadie (y a mí tampoco).
mí no me cae bien este señor. Le tengo por bastante sectario.
Su visión (compartida por la mayoría de los pobres empresarios a los que la mala fama los persigue, ohhh pobres) sobre los EREs. Visión asquerosamente aristocrática que se reduce a lo siguiente: mientras todo va bien a nivel empresarial yo la embolso toda enterita y tú cobras tu sueldo, históricamente devaluado, según tus característica como empleado. Ahora si la empresa se viene a pique, los empresarios no abren sus cuentas potentes -o no- cuentas bancarias generada durante los años lucrativos para pagar lo que deben, no, ellos hacen un ERE y los empleados que se busquen la vida como buenamente puedan. A eso le llamo justicia, si señor.
¿De verdad ha dicho que nadie le agradeció por darle un trabajo? ¿este hombre que se cree que es un trabajo? ¿caridad?…
Como humorista, a pesar de ser una medianía, es de lo mejor del devastado panorama nacional.
Su visión empresarial apesta a oligarca con un disfraz de hombre de la calle.
En fin D. Andreu, que seremos pobres (cada vez más!) pero no estúpidos.
Pero como mínimo acabaría la ESO, ¿no?
«Cuando oyes una declaración airada desde Extremadura dices “¿pero qué le he hecho yo a ese tío?” o “¿qué le he hecho yo al murciano? ¡Si mi madre era de Lorca!”. »
Va de moderado y equidistante el Andreu, pero al final tira las piedras al tejado de enfrente.
Cuando oyes una declaración airada desde Cataluña dices “¿pero qué le he hecho yo a ese tío para que me llame ladrón?” o “¿qué le he hecho yo como murciano? ¡Si su madre era de Lorca!”.
Lo cierto es que Andreu es el cómico políticamente incorrecto de lo políticamente correcto. Lo contrario no se lo cree ni él. Y es una pena. Hace muchos años no era así, pero fue llegar a Antena 3 y comenzar la transformación (conste que a pesar de todo me sigue cayendo bien).
Sobre la pregunta de Internet y Megaupload, me hubiese gustado leer una réplica: ¿Acaso no ha ganado lo suficiente con su trabajo? ¿No se siente recompensado económicamente por lo que ya ha hecho? ¿Quiere seguir cobrando por sus programas una y otra vez? 0.o
Sí, Andreu, estás a la búsqueda de talento que te pague unos cuantos miles de euros por inscribirse en tu máster de guión, y luego lo de meter a los posgraduados en plantilla luego lo hablamos, ¿no? En este país la mejor forma de forrarse es abrir una universidad o una escuela de posgrado.
Muy de acuerdo con él en muchas cuestiones. También en lo de los EREs.
Pingback: La mentalidad anti-empresa y empresario en España | Jaci Jompeich
La de veces que dice «como dice un amigo mío…» Cuántos amigos tiene este hombre!!!
Por momentos da la sensación de que forma parte de esa corriente del independentismo catalán que maneja la cuestión más desde un punto de vista práctico y ligado a los beneficios que puedan obtener que desde un anhelo de corazón. Algo que está bastante alejado de los sentimientos. Si sientes que perteneces a un país, lo sientes y punto.
Desde que lo vi por primera vez en Sense Titol siempre me ha caído bien pese a que muchas veces su empeño por nadar y guardar la ropa se me hace un pelín cargante…
No entiendo los nacionalismos, pero me llama la atención que se refiera al nacionalismo como un sentimiento y luego como algo que hay que analizar como si fuese una empresa.
¿Es un nacionalismo simplemente por mótivos económicos? ¿Es un sentimiento?
Personalmente siempre he creido que los politicos nacionalistas han creado y/o fomentado ese sentimiento mediante su discurso y politicas pero realmente lo único que hay detrás son intereses economicos que a un ciudadano sensato se la sudarian porque solo van a beneficiar a dichos políticos, que fomentan ese sentimiento en la busqueda de su beneficio y no el de los catalanes, vascos etc.
No, en este pais, tienes una empresa, Y TE COMPORTAS COMO UN HIJOPUTA, la gente piensa que eres un hijoputa.
Veo que no soy el único al que le ha chirriado enormemente el hecho de que admire la respuesta de Rosell («mire, esto es un sentimiento») con el «me gustaría saber cómo van a ir las cosas».
Si es un sentimiento, es un sentimiento. Yo quiero a mi mujer, más allá de si es porque es rica o porque hace unas albóndigas para chuparse los dedos. Lo contrario, es un nacionalismo totalmente burgués y de centro-derecha, derecha.
Yo soy republicano, y defenderé la Tercera República aunque mi dijeran que al día siguiente la Bolsa se iba a hundir. Eso es un sentimiento. Lo otro es oportunismo.
«Estamos ante una diatriba» Olé.
Gran entrevista, formato original e incisiva sin llegar a ser incómoda. Una única pega, el formato es demasiado largo para ser leído en Internet.
Lo breve si es bueno….
Te has equivocado de magazine si buscabas una entrevista breve.
A mi Buenafuente me dio muchas noches gloriosas en TV3 y en La Sexta. Es un tio currante, que está donde está por mérito propio. Pero yo sí veo en el una corrección política demasiadas veces y creo que como entrevistador es pésimo, porque se empeña siempre en empatizar, a veces hasta el ridículo, con el entrevistado. Con eso no quiero decir que tenga que ser crítico ya que no es el palo del programa, pero lo suyo es el otro extremo.
Buenafuente no ha hecho nunca un humor muy ácido pero ha tirado sus chinitas. Salvo a los nacionalistas. No creo que él lo sea especialmente, pero no me cabe en la cabeza que los humoristas catalanes jamás se aprovechen del filón que día a día nos encontramos por aquí. No hay nada más reaccionario, cursi y rídiculo que la llamada construcción nacional y todo lo que supone y, salvo en su momento Boadella y así le fue, no hay humorista que lo aproveche como sí se hace como es natural con la derecha, la izquierda o el españolismo más rancio.
Lo que dice sobre los sentimientos o sobre que Mas recoge lo que dice la calle es banal y frívolo. Y por cierto, es completamente falso que un millón y medio de personas estuvieran en la manifestación del doce de septiembre, todo el mundo lo sabe, pero se repite como si fuese un hecho cierto y se le da un valor plebiscitario a un recuento interesado calculado «a ojo». Pueden haber un millón y medio o cuatro millones de independentistas (sorprendentemente sobrevenidos de repente), pero ni de coña se manifestaron tantos.
Es una lástima que cerrase LYNCE, que se dedicaba a calcular con métodos serios y rigurosos los asistentes a manifestaciones. pero es muy instructivo leer lo que decían en su página web al respecto.
Perdón, manifestación del once de septiembre. Este error demuestra que quizá no soy un bon catalanet.
Me parece más acertada la siguiente afirmación de mi cosecha… :
«En este pais, si eres un hijo de p#t%, de entrada piensas que debes de tener una empresa…»
«Amancio Ortega es un currante».
No, los currantes son los niños brasileños y marroquíes a los que Inditex paga 10 pesetas para que aquí nos podamos comprar camisetas a 4 Euros.
Muy buena entrevista, pero para mi gusto , a propósito de lo de la corrección política, ha faltado una mención a lo que Javier Cárdenas, en su programa de radio, le afeaba a BF con razón.
La incorrección política no es meterse sólo con el PP y sus dirigentes, como este chico viene en hacer siempre. Es hacerlo también con el PSOE, con la izquierda en general y con los nacionalismos. Pero no, antes muerto que sencillo, no lo reconoce, ni lo hará.
A pesar de que no haya habido por parte del entrevistador esa mención, BF sí deja entrever algo de esto en la diferente opinion que le merecen Esperanza Aguirre y el nacionalismo catalán.
Comparto lo que decían por arriba de sus guionistas. Buenafuente ha hecho carrera más por espabilado que por inteligente, me parece. Que también tiene su mérito, desde luego
Y nadie se acuerda de miquimoto (¿se llamaba así?) porque cuando yo empecé a ver a Buenafuente me parecía un sucedáneo del mencionado.
Dicho esto me he reido mucho con sus monólogos, incluso más en libro.
Pingback: Anónimo
Buenafuente habla como un vendedor de colchones.
Ya podéis cerrar los comentarios.
Pechá de reír, amigo.
Montar una empresa si se dispone de capacidad de invertir y gestionar gente, una buena idea etc…es de las mejores formas de sacarle jugo a la cosa esta que se llama vivir y tal. Lo óptimo en países prósperos es hacerlo en libre competencia. Lo pésimo en paises argentinizados como el nuestro es crecer a la sombra del poder. Me da igual que sean gurús socialdemócratas que se jactan de su trostkismo o bandoleros con cilicio y misa diaria. Y negar la evidencia de que el de este hombre es el enésimo caso de crecer a la sombra del poder….es asombroso. Que el haya querido y podido hacer es normal. Que se lo hayan permitido…explica la imparable argentinización de este país.
¿Qué sería la argentinización señor, si me lo explica? La mirada de un país con un oceáno de por medio, a veces, está demasiado influenciada por los medios periodísticos que consume en su propio país. Pero trate de explicarse, sino es simple estigmatización.
el showman mas inteligente y elegante que ha tenido ninguna televisión en españa.¿Como es posible que ninguna cadena le dé 2 horas en prime time?.
Y ahí están todas las porquerías de tele 5 con audiencias millonarias.
No entiendo nada
Las retratos que ilustran la entrevistan me parecen buenos. Felicidades al fotógrafo.
A mi me parece que seguir haciendo chistes del tamaño de Rita Barberá es denigrante, y anula cualquier comentario buenrollista que haga. En mi opinión está agotado, y eso que en TV3 creó algunos momentos impagables, era una verdadera estrella. Pero creo que Berto, que sí tiene una gracia natural, le ha adelantado a toda velocidad.
Buenafuente, en este país mucha gente piensa que ser empresario es ser un hijo de puta, sí. En gran parte es debido a la visión del mundo que transmite la gente como tú.
Es interesante lo contradictoria que pueden ser algunas personas en sus planteamientos.
Mientras BF observa con buenos ojos «a la gente muy innovadora» que «casi siempre tiene la incomprensión de sus contemporáneos», en el caso de Gaudí; se echa para atrás cuando de hablar de las nuevas tecnologías se trata y, en concreto, de la regulación de la propiedad intelectual.
Si entiendes que muchas veces los más innovadores e incomprendidos de un tiempo suelen dar genios en otra, tendrías que reconocer que a lo mejor los más innovadores ahora son los que hablan de una producción cultural comunal y no privativa, como hasta ahora.
Es que los productos culturales ya han dejado de ser productos (parte de una industria y mercado) para pasar a ser inmateriales en la red.
A lo mejor a los que señala como inquisidores, cuando habla del movimiento anti-Sinde, son precisamente esa vanguardia incomprendida que después resulta en genialidad.
Pero, claro, el es empresario y «la pela es la pela».
PS: Disculpen por el estereotipo peyorativo pero es que me venía de perlas.
El Andreu muy falso, como casi siempre.
http://youtu.be/js6V1eJ3QFI
A partir del minuto 5:10 (aproximadamente) pueden ver a Andreu refiriéndose al «diario» Marca como «periódico extranjero». Entonces Andreu era bastante separatista; al menos bailaba lentos con Mikimoto tratando de no pisar ningún callo. Hoy quiere mucho a los murcianos, está muy lejos de burlarse de ellos como se burlaba de los rancios españoles en su querida tv3.
Cómo hemos cambiado, Andreu.
Como buen catalán se cree sus propias mentiras.
«Tot per l´imatge».
Dinero, dinero…dinero vil metal. (Serrat)
(O lo escribió el malogrado El Fary?)
Preocúpate, porque no entiendes que el trabajo de un cómico consiste en bromear.
Ah, que estaba bromeando… Por eso todos los catalufos lo aplaudían a rabiar.
Preocúpate tú que sigues pastando con el rebaño sin cuestionarte ni lo más básico, nene.
Y para mí un cómico es un Groucho o un Gila.
Estos paniaguados sólo son graciosillos de boda.
Nene.
¡Qué gran momento en la televisión de Catalunya! Miquel Calzada Olivella, Mikimoto, uno de los tres mejores comunicadores mundiales y adalid de la independencia catalana, sentado en la misma mesa con otro de ellos, un emergente Andreu Buenafuente Moreno, que ya apuntaba grandes maneras en su programa radiofónico de Radio Barcelona con El terrat. El tercer mejor comunicador era Xavier Sardà Tàmaro, antes de ponerse al frente de esa defecación llamada Crónicas marcianas en la que enterró toda su credibilidad para siempre. Eso sí, con el riñón cubiertísimo. Este programa, que se llamaba Personas humanas, era y es, de lo mejor que se ha emitido jamás en este país, incluyendo a España en la comparación. En la actitud entre divertida y cautelosa de Calzada, se advierte su comprensión de que una recién llegada supernova (Buenafuente) había aterrizado con el fín de disputarle parte del pastel.
Pero Xavier $ardà es bastante peor, la cosas como son.
No sé, parece tener un poco más de sensibilidad.
Qué buena entrevista para reafirmarme en mi opinión: Buenafuente es más falso que un duro de cuatro pesetas. Un impostador.
(y el entrevistador, mu güeno: no ha querido pisar ningún callo)
Andreu, «diatriba» no significa «cruce de caminos», «elección» o algo por el estilo uso pretendido según se deduce del contexto de la entrevista. Una diatriba es un discurso hiriente, injurioso o violento contra alguien.
Pues eso, que habla como un vendedor de colchones.
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La entrevista genial, como era de esperar. Pero, a ver si cuadran las fechas: si nació en 1967, no podía tener 17 años en 1982. Algo falla, je je jé.
Pues Buenafuente, el cual he «conocido» más de cerca con esta entrevista, me parece un tipo bastante más cabal de lo que pensaba. Un gran tipo que parece no estar vendido a ninguna opción política, bravo por él.
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aunque larga, es reveladora de quién este notable y divertido humorista
y transgresor de los contenidos y clisés de la la televisión ,
a la que consigue convertir en inteligente y divertida
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