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Javier Gómez: Las tres revoluciones

La única persona a la que he oído menospreciar el dinero desde un estrado fue un profesor de Economía en la facultad: “No sirven para nada los billetitos, eso es papel. ¿Y quién quiere tanto papel? A mí dame máquinas, que sí sirven para algo”. Con su innegable mirada mecánica y teutona del mundo, aquel tipo con predilección por las camisas de cuadros y la dicción taquicárdica entendió lo que España no: de poco sirve acumular riqueza si no tienes con qué seguir produciéndola. A los Reyes Católicos y sus descendientes ya se les escapó este detalle, frente a las innovadoras y comerciales monarquías protestantes. Pero mi profesor, en el fondo, estaba equivocado.

Él era un hombre del siglo XX. No eran las camisas de cuadros, que esas siempre vuelven, sino esa adoración por las fábricas, a las que miraba como un Marinetti embelesado. Su “dame máquinas”, todavía en vigor, ha sido sustituido en el siglo XXI por el “dame conocimiento”: todavía más etéreo que los papelitos, pero con mucho más futuro que los tornillos. España apostó por una tercera vía: el “dame cemento”.

Toda una metáfora: en la era fugaz, metimos los pies en la cementera. Ya no gira, vale, pero a nuestros líderes se les quedaron los pies dentro. No entienden nada. Y, todavía peor, no entienden por qué no entienden nada.

En el fondo, daba algo de penica Soraya el otro día en Moncloa, en plena rueda de prensa, sin saber que la prima había llegado ya a 600. Con su pasado de notazas, de apuntes subrayados con colores, que le pega, sus huevazos para mandar a sus señorías midiendo menos de 1,70, y no caer en que algún llevacarpetas de esos que luego terminan dirigiendo periódicos le hubiera puesto un iPad con la actualización de la prima de riesgo. A Cristóbal Montoro, a su lado, nadie le avisó de que Valencia ya había pedido el rescate estatal. No perciben a qué velocidad gira el mundo. Seguro que por las mañanas les siguen dando dossieres de prensa grapados. No pueden adelantarse a unas coordenadas que no entienden. Llamémosle cementera mental.

Hay una triple revolución en marcha: cómo se produce, cómo se gobierna y cómo se narra. Los que manejan en España no se han enterado de ninguna de ellas. Las tres esferas, economía, política y comunicación, siguen esquemas diferentes a los que ellos conocieron. Se sabían de memoria los apuntes y ya no les valen para nada. Ni siquiera subrayados con colores.

Los que mandan miran por sus balcones como los viejos se apostan en el banco con vistas a la carretera comarcal, apoyados en la garrota no sea que el progreso pase demasiado rápido. 

No entiende Mariano Rajoy por qué no le funciona el truco de la baraja, por qué nunca adivina la carta elegida por los mercados, ni gastando las 40 del taco. Toda la vida usando chaquetas azules con botones dorados y ahora no le obedece la Bolsa. El presi debe de ver los telediarios con el mismo ceño granítico con el que mi abuela escudriñaría Matrix en un cine 3-D. Qué gran virrey del Perú habría sido, firmando actas y gestionando las parcelas, los poderes, la Iglesia, los dineros. Lo de toda la vida.

No entienden los sindicatos, Laurel y Costello, Abbott y Obélix, Astérix y Hardy, que los encabronados protesten por su cuenta, con dos megáfonos y un par, sin esperar consignas, cánticos impresos y las pancartas todas monas en rojo y blanco.

No entiende Alfredo Pérez Rubalcaba, y ese PSOE que soñó con Anthony Giddens y  despertó con Elena Valenciano, que el PP se vaya consumiendo como una falla y ni siquiera les caigan las cenizas de la intención de voto, cuando eso fue lo que hizo Rajoy: esperar durante ocho años con las palmas abiertas. Siempre bajó el vecino y subían tus siglas. Ahora se ha jodido la polea parlamentaria.

No entienden los directores de los periódicos por qué la gente, ávida de información, no pasa por ellos. Antes se gastaban 140 calas en el kiosko y ahora les bastan 140 teclas y  sin salir a tomar el aire. Por qué ya no pagan su euro y pico, ni aunque les regales la batamanta que se pone Doña Sofía por las noches para esperar a que llegue Don Juan Carlos, que si no le cuesta coger sueño.

No entienden que necesitan respuestas y actitudes diferentes para problemas diferentes. Que nuestro país no tiene credibilidad alguna. Y ellos, menos. Que se fueron al fútbol diciendo que la crisis estaba resuelta. Que Arenas y Montoro postergaron unos presupuestos en los que nos iba la vida para ganar sus elecciones en el ‘sembrao‘. Que salen con su laca socialdemócrata a sacudirse el polvo de un país en el que fueron regalando cheques de 400. Que toca desnudar la mentira institucional, bancaria y bursátil de la que han trincado. No valen para esto. Y por fin nos hemos dado cuenta todos: en el bar de Puerto Hurraco y en el BCE.

No es que los políticos, dirigentes y demás pensantes carezcan de respuestas para la situación económica. Es que no entienden que el mundo que les rodea no es el mismo en el que fueron escalando posiciones. Son los de la Transición, que supieron echarle café a una Constitución y ahora no saben cómo echarle Omega 3 a la democracia. Como si a Fernando Alonso, llegado a Ferrari, le hubiesen puesto a competir con astronaves. Ni por mucho que narrara Lobato

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17 Comments

  1. Muy interesante. Pero ay, si fuese un problema de lo rápido que gira el mundo. Abogo por lo contrario. Lo que a esta gente le falta es sabiduría…y ya sé que ambas cosas no tienen por qué estar reñidas. Pero creo que en este caso, es más importante esto.

    Buen artículo :)

  2. Isaac Davis

    Articulo genial. Devuelves la fe en el periodismo.

  3. Genial, unas cuantas palabras, algún adjetivo y toda una lección en la cara…

    Tal vez por eso que cuentas uno nunca tiene que fiarse del inteligente de la clase, sino del listo, del que tiene cintura.

    De lo mejorcito -que ya es decir- que he leído por estos lares.

  4. Fawkes

    Felicidades por el artículo, aunque discrepo de la idea de fondo, en mi opinión no es un problema de anacronismo, sino de estupidez, que es seguramente el rasgo humano menos anacrónico. De hecho, y ya que menciona la Transición, dudo que estuviéramos en las que estamos si los que mandan ahora tuvieran la mitad de talla humana y política que los que dirigían entonces.

  5. Muy buen artículo. Claramente, estos no se dan cuenta de lo que ha cambiado el mundo.

  6. luisgeria

    Muy buen artículo, pero creo que no es que esta gente no se de cuenta (no creo que sean tan tontos…) de que ha cambiado el mundo, es que no lo quieren ver, en este otro mundo cambiante, igual no estarían donde están ahora, y eso el lo que no quieren, bajarse del carro, aunque no sepan, ni siquiera imaginen hacia donde les lleva..

  7. El problema es que en realidad los políticos, al menos los nuestros, no gobiernan, no mandan, no hacen política; se parecen más a una ristra de cansados analistas financieros, esperando a que cambie la pantalla, sin darse cuenta de que la pantalla no cambia por ellos, sino por extramuros que se les escapan del magín… si es que algo les quedó después de comparar sus emolumentos con los de sus compañeros de promoción, que esa es otra…

  8. Iceman

    Gran articulo, interesantes reflexiones, enhorabuena

  9. Muy buen artículo, la verdad, pero sinceramente no creo que el problema sea tan fácil como cambiar las caras de los que nos gobiernan. El problema es este país en si, que no es otro que el que ha elegido lo que tenemos.

    Si nuestros políticos no cambian, es porque la mayor parte de la sociedad (la que no lee más allá de la prensa deportiva, la del corazón, y se conforma con 15 míseros días de vacaciones al año) no quiere. Y los que queremos, pues a jodernos, porque de momento somos minoría.

    Y para seguir…

  10. Muy buen artículo, pero no hay que olvidar que con todo este desaguisado, con aires de revanchismo (que se jodan), se mantienen unas condiciones en las que los de siempre estan expoliando todo un país para hinchar sus cuentas particulares.

  11. Yo en cambio creo que sí saben lo que hacen; su objetivo es desmantelar el estado del bienestar construido en las últimas décadas. Las excusas: la crisis, es lo que hay, el mercado dixit… La metodología: hacerse el sueco y poner cara de que no se enteran. Y mientras les criticamos el rodillo no para.

  12. alberto

    Certero, claro y a la vez triste, por ser verdad. Por eso te sigo a diario en Twitter. Grande Javier, viva el periodismo del futuro.

  13. Pingback: Blog de Notas » Blog Archive

  14. Berbelento

    ¿El llevacarpetas no será Paco Marhuenda?

  15. ramón luis

    la verdad, echo mucho de menos que haya gente que escriba columnas con categoría para hacerlo. lo intentas, chaval, y lo que dices está bien, pero joder, que estilo…

  16. Pingback: La imagen de Mariano Rajoy « Anotaciones

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