El escritor Javier Marías (Madrid, 1951) ha alcanzado ya una cierta inmortalidad. La editorial británica Penguin le ha incorporado a su colección de «modern classics», en la que figuran solo otros cinco autores en lengua castellana (Borges, García Lorca, García Márquez, Octavio Paz y Neruda), pertenece desde 2006 a la Real Academia de la Lengua y es, además, rey del mágico Reino de Redonda. Vive solo en un piso amplio del viejo Madrid, sin ordenador pero con miles de libros y de objetos curiosos. Es un hombre reflexivo, amable y formal. Esta conversación se desarrolla en su casa, entre cigarrillos y refrescos.
¿Cuándo fue la última vez que te acordaste de tu padre, el filósofo Julián Marías?
Me acuerdo a diario, igual que suelo acordarme de todas las personas que han muerto y que han sido muy queridas. El hecho de que alguien haya muerto no es razón suficiente para no tenerle en cuenta. Ahora se cumplirán veinte años de la muerte de Juan Benet, que era un amigo, aparte de un escritor al que admiré mucho. Durante muchos años, cuando veía en una librería de viejo algún libro que le podía gustar a algún amigo, si tenía dinero y me lo podía permitir, se lo compraba. Y aún ahora a veces me viene el impulso de decir «esto para Juan», aunque son solo unas décimas de segundo. En ese sentido, recuerdo a diario a mi padre. Recientemente, la editorial Fórcola ha hecho una reedición de un texto suyo de 1980 que estaba muy bien. Me mandaron ejemplares de esa pieza, que se llama La Guerra civil, ¿cómo pudo ocurrir? A mí no me atraía todo lo que escribía mi padre; tiene libros sobre el cristianismo que nunca me han interesado, pero ese texto está realmente bien. Además han reproducido algunas fotos suyas vestido de soldado republicano, y por ese motivo lo he recordado en particular.
Vivíais los dos como una pareja de solteros.
Sí, durante unos años, por decirlo así, compartimos piso. La casa era lo bastante grande como para que después de mis años de vagabundeo por diferentes países —sobre todo Inglaterra, Estados Unidos e Italia— y de que él enviudara en 1977, con mis hermanos ya casados, viviéramos juntos. Cada uno llevaba su vida y tenía sus zonas, coincidíamos normalmente para el almuerzo. En alguna entrevista de esa época yo ya decía que vivíamos como dos solteros o dos viudos, como prefieras. Él era viudo y yo era soltero. Bueno, lo sigo siendo, he tenido mis parejas pero no me he casado.
Sigues haciendo vida de soltero.
Sí, quitando los períodos que paso con ella, que vive en Barcelona. A estas alturas ya estoy demasiado acostumbrado para otra cosa.
¿Es por voluntad tuya o de ella?
En gran medida viene impuesto por las circunstancias, pero a estas alturas, cuando ya he cumplido sesenta años, llega un momento en el que hay que pensar que dado que cosas parecidas me han ocurrido con diferentes relaciones a lo largo de mi vida… tuve novias que estaban en Estados Unidos y yo aquí, o en Inglaterra. En los setenta sí que conviví plenamente, tenía una pareja de Barcelona y me trasladé durante tres años. Pero es la única vez, desde entonces no he convivido permanentemente con nadie. Siempre ha sido por las circunstancias, pero me temo que hay un denominador común que soy yo, así que a lo mejor algo de elección semiinconsciente sí ha habido.
¿Juan Benet o Sir Peter Russell son para ti figuras paternas?
Son más que eso. Tienen algo de figuras paternas, pero además eran dos personas, cada una con su estilo distinto, muy extraordinarias, cultísimas, inteligentísimas… además de figura paterna han sido personas de las que yo he aprendido mucho; sobre todo con Benet, más que con Russell. Russell es una figura extraordinaria pero lo traté mucho menos. Lo traté los dos años que estuve en Oxford en los ochenta y luego ya más por carta, solo nos veíamos de vez en cuando. Con Benet tuve una amistad continuada de más de veinte años. Siempre he sostenido que Benet es de esos escritores que no admiten a los seguidores. En cuanto uno intenta seguirlo se convierte en parodia, como sucede, por ejemplo, con Kafka. Es curioso que haya tantísimos kafkianos cuando es de esos autores a los que cuando uno intenta seguirlo se convierte en epígono. Y Benet pertenece a esa categoría. No es tanto que su literatura me haya influido, aunque sí que he aprendido cosas, sobre todo de tipo técnico. Fue sobre todo un maestro vital: una persona que te enseñaba a mirar, que te enseñaba a razonar, que tenía un oído finísimo para la música, que tenía un ojo extraordinario para la pintura… sabía enseñarte a ver y oír. Además era muy divertido, a pesar de la fama de adusto que le ha quedado. Cuando salía en televisión, que salía pocas veces, se enfurruñaba y le gustaba hacerse el arisco, pero a la hora de la verdad era una persona encantadora. Era risueño, muy juvenil, gamberro, malicioso en el buen sentido de la palabra, aunque no tenía la mala uva que se da tanto en España. Era muy estimulante en todos los sentidos.
¿Qué encontrasteis el uno en el otro? Porque la diferencia de edad era grande.
Sí, él me llevaba veinticuatro años, me parece. Supongo que lo que pasó fue que Benet, sobre todo a raíz de la publicación de Volverás a Región en 1967, fue para muchos jóvenes una especie de banderín. Era un tipo de literatura española distinta de la habitual y predominante. En 1967 yo era muy joven, aún estaba en el colegio, pero fui muy precoz y empecé a leerlo. Quizá a este pequeño grupo de admiradores jóvenes nos fue viendo la gracia, a cada uno por un motivo, y yo tuve la suerte de que mi primera novela le gustó —cuando él era muy estricto y casi nada de lo que se hacía le gustaba, pudiendo ser bastante brutal en sus críticas—. Pero esa novela le cayó en gracia. A veces tengo la sensación de que yo le divertía, le caía bien, lo que iba haciendo le gustaba con sus más y sus menos (el último libro mío que leyó fue Corazón tan blanco) y me tenía estima literaria. Y para mí era como un regalo, a pesar de la diferencia de edad podía ser más gamberro que los más jóvenes que él, de manera que nunca fue lo que antiguamente se llamaba «un señor». Podía serlo ocasionalmente, como cuando oficiaba de ingeniero, en lo que según tengo entendido era muy competente. Recuerdo que una vez le dieron una medalla de la Escuela de Ingenieros y se empeñó en que todos los amigos literarios fuéramos al acto, aunque nos daba igual y nos traía sin cuidado, porque él le daba importancia a eso.
Hablando de tu precocidad, ¿cómo se maneja eso de ser casi un niño prodigio y luego ir ganando años? ¿Hay alguna sensación de extrañeza o todo fluye naturalmente?
En septiembre cumplí sesenta, y tuve la sensación de «pero esto… ¿cómo ha ocurrido?». Supongo que le pasa a cualquier persona, se dedique a lo que se dedique. Sí es verdad que como empecé muy joven y publiqué la primera novela con diecinueve años fui durante mucho tiempo, quizá más de la cuenta, el más joven de la generación porque lo que yo consideraba mi generación eran más bien mayores: Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, toda esa gente. Y luego, durante muchos años, supongo que fui considerado un joven escritor o promesa… bueno, creo que aún se me considera promesa por parte de mucha gente, hay ahí una cosa rara. Quizá se hereda esa especie de sambenito y perdura más tiempo del que toca, pero con cuarenta años ya se es un hombre y un autor más o menos maduro, si no es que uno ha empezado a escribir a los treinta y cinco, como Conrad o el propio Pérez-Reverte, que debió de empezar a escribir novelas hacia esa edad. El otro día recibí un libro que ha sacado Oxford University Press de un estudio llamado Javier Marías debt to translation, que es un estudio sobre la traducción de mi obra. Es muy gordo y pienso: ¿da para todo eso? Ese tipo de cosas me parecen chocantes y me da la sensación de que todo ello es una exageración y no se compadece bien con la idea que yo sigo teniendo de que lo que voy haciendo lo hago de la misma manera que hice las primeras novelas: de una manera muy tentativa, sin saber lo que va a salir, muy inseguro… Es algo que he comentado en muchas ocasiones, es un poco desesperante, y supongo que pasa con otros oficios artísticos. Llevo cuarenta años en esto y una persona que lleve cuarenta años en un oficio determinado, sea de profesor o de carpintero, sabe que la mesa la va a hacer bien o que va a dar la clase bien… o incluso quizá la crónica del corresponsal, supongo que llega un momento en el que…
No te creas.
Sí, quizá eso es más… pero bueno, da un poco de rabia, por lo menos en mi caso, que cada vez que empiezas una novela, en el supuesto de que las anteriores hayan estado bien o así lo haya dicho un cierto número de gente, no te sirva de nada. Pongamos que esta novela y la anterior hayan salido bien; eso no me garantiza que la que estoy empezando ahora vaya a salir bien.
Cabe sospechar que sí.
Desde fuera sí. Cuando empiezo una novela nueva y digo que se me hace una montaña o que me he dado cuenta de que no sé hacer novelas no es coquetería, es que me parece inverosímil haber hecho otras.
Tú construyes las novelas sin demasiados planes previos.
Si, de esa manera extraña que he contado varias veces. Pero me doy cuenta de que no sé hacerlas. Cuando lo digo la gente cercana me toma a guasa y me dice que tiene la seguridad de que mi novela saldrá bien, pero esa confianza que tienen ellos es la que yo puedo tener en esas personas porque sé que hacen muy bien lo suyo; esas personas, a su vez, tienen inseguridad en lo que hacen. Y a mí no me sirve de nada que me digan que luego saldrá, porque mientras no sale lo paso mal. En este sentido, contestando a la pregunta que me hacías, la cosa ha cambiado demasiado poco. Por mi propio interés y tranquilidad me encantaría haber llegado a ser uno de esos escritores, que los hay, que se sienten segurísimos de lo que hacen. Es más, hay algunos que llegan a convencerse tanto de que ellos son Fulano… «Soy Thomas Mann», por ejemplo.
Es un buen comienzo.
No, no me refiero a que alguien crea que es Mann, sino que Thomas Mann, por lo que sé de él a través de la lectura de sus diarios y correspondencia, debió de interiorizar que era Thomas Mann. Más allá de quién era él, era Thomas Mann, que tiene esa figura pública, a quien otorgaron un premio Nobel bastante joven… Supongo que hay gente que, igual que Mann estaba muy convencido de su valía, piensan que, puesto que sale de ellos, lo que sea que escriban va a ser bueno. Hay gente así, lo percibes. Y a mí me encantaría ser así, porque debe de dar una tranquilidad enorme.
En España no creo que haya un escritor con el que los críticos babeen tanto como contigo.
Más fuera de España que aquí. No es por hacerme el modesto, insisto. Lo sé pero no lo siento, no lo acabo de interiorizar. A la hora de ponerme con un texto nuevo no me ayuda mucho; al revés, pienso que han exagerado, se han equivocado… es un poco inevitable tener una cierta sensación de farsante. Si he logrado hacer esto no tenía tanto mérito, porque como uno lo ha hecho ya parece cosa más fácil. Imagino que es como en el fútbol, una vez que se ha ganado un partido el partido parece más fácil de lo que era. Lo difícil es lo no he hecho todavía.
¿Te resulta cómoda la disciplina del artículo semanal o es una condena?
Depende de las semanas. Ahora llevo ya nueve en El País Semanal y antes había estado ocho en El semanal. Son diecisiete años haciendo una columna semanal todos los domingos y hay días en los que piensas que has hablado ya de todo lo habido y por haber, pero como la realidad es muy repetitiva, te repites.
Hay ritos anuales muy celebrados: el artículo de Manuel Vicent sobre los toros, el tuyo sobre la Semana Santa…
Este año no he hecho el de la Semana Santa porque en verano ya había hecho uno sobre la visita del papa. Hay veces en las que tiene uno la sensación de que se repite, aunque luego probablemente no tanto. Hay semanas en las que te sobran los temas y otras en las que te sientas ante la máquina cuando ya toca y te preguntas de qué diablos vas a hablar. Alguna vez me he sentado ante la máquina porque había que entregar al cabo de unas horas y me he puesto a mirar alrededor, por si en la habitación encuentro un tema. Recuerdo una vez en El semanal, había dormido fatal, estaba medio groggy, y tengo por ahí una carta mecanoscrita de Dashiell Hammett que compré hace tiempo y una foto suya que creo que es inédita y hablé de eso. Traduje parte de la carta y creo que titulé el artículo La carta del hombre delgado. Hablaba también de la foto… a veces con algo de tu propia habitación o estudio sales del paso.
Uno se pone a mirar lomos de libros y algo sale.
Sí, algo sale. Lo que tiene para mí de saludable es que me obliga a estar atento a lo que sucede, a la calle y al resto de las personas. Los novelistas corremos el riesgo de vivir temporadas largas absortos en nuestras novelas. Si yo hiciera solamente mis novelas y un artículo de prensa cada dos meses, como hacía antes, estaría menos atento. Creo que es saludable estar obligado a no perder de vista las cosas que pasan de toda índole, sean de fútbol, de literatura, de cine, de política, de la lengua, de la vida cotidiana… eso es bueno. Prefiero verme obligado a eso que encerrarme demasiado en mis mundos. Siempre he dicho que en la ficción se descansa. Una de las razones por las que escribo novelas es porque en la ficción uno descansa del resto.
De lo que no es ficción.
Sí, es una verdadera evasión si uno quiere. Un antiguo comunista diría: «¡Pero esto qué es, escapismo!». Sí.
Tú fuiste comunista.
Mi paso por la clandestinidad fue breve. En el primer curso de universidad pertenecí a un grupúsculo que estaba a la izquierda del partido comunista.
¿El Partido Comunista Internacional?
Sí. Y duró ese año porque, como pasaba a menudo, se descubrió que uno de los jefecillos era un infiltrado de la policía, con lo cual hubo una desbandada y durante una temporada volvía a casa tarde y miraba si había algún coche aparcado que pareciera sospechoso. Te hablo de mis diecisiete años. Era antifranquista y militar era la manera organizada de hacer algo, pero realmente nunca me convenció mucho. Ahora acabo de escribir un artículo que me pidieron sobre la Eurocopa en el que digo que en las circunstancias actuales de España, más que la victoria en sí misma, lo que importa es que la selección supere fases porque mientras dure la Eurocopa habrá un poco de opio, lo cual no viene mal.
¿Qué le ha pasado a España estos años? Yo me fui y ahora la encuentro distinta, peor.
¿Respecto a cuándo?
Pongamos veinte años.
Desde el 92, entonces. Pues no sé qué ha pasado. Tengo una sensación bastante frustrante, desesperante y rara; y es que dio la impresión en los ochenta y primeros noventa de que el país podía cambiar respecto a lo que habíamos conocido.
Sí, que se había roto un círculo vicioso.
Había un cierto afán de mejorar en todos los sentidos, no solo en democracia, sino que la gente tenía cierto afán por ser más educada, cultivada, guapa… recuerdo que a final de los años ochenta escribí un artículo por encargo que titulé La edad del recreo previendo que esos tiempos parecían un poco banales, pero que los íbamos a echar de menos. La gente se dedicó a acicalarse bastante, a tener mejor aspecto y a cuidarse. Era algo generalizado y de pronto, coincidiendo en parte con los años de Aznar, hubo una especie interrupción de todo eso y de regresión a cosas que recuerdan al franquismo. Si en los ochenta y primeros noventa la gente parecía decidida a saber más y a ser más instruida en el mejor sentido de la palabra, ahora es como si surgiera un cansancio frente a eso y la gente se dijera: «Pues mire, sí, somos brutos, y a mucha honra. ¿Y?». Esa es la sensación muy frustrante que tengo en los últimos años, bastantes ya. Estamos viviendo una especie de enorgullecimiento de la ignorancia, de la bruticie, del «déjennos ustedes en paz porque lo que nos gusta es esto». El otro día lo comentaba con Pérez-Reverte. Le dije: «¿No te das cuenta de que, cuando nos toque, nos vamos a morir y este país no va a haber cambiado esencialmente del que conocimos cuando nacimos en 1951, en pleno franquismo?». Sobre todo teniendo en cuenta que venimos de una dictadura. Los que vivimos parte de la dictadura teníamos la esperanza de que cuando acabara sería distinto. Y parecía que lo iba a ser, pero ahora uno tiene la sensación de que no es muy distinto. Durante el franquismo un alcalde, un ministro o la policía podían cometer una arbitrariedad y no había nada que hacer, había que aguantarse. Ahora es un poco lo mismo. Existe la posibilidad de votar distinto, pero lo cierto es que se vota lo que se vota y durante los cuatro años de mandato los que mandan se comportan como si nada tuviera consecuencias. Es lo que ocurre con el presidente del Consejo del Poder Judicial: se denuncia al que le ha denunciado. Eso retrotrae a épocas de dictadura. No digo que haya una dictadura, en absoluto, pero la sensación es de impotencia. Tampoco se puede culpar solo a la clase política, porque la gente también tiene parte de culpa. Y digo culpa entre comillas. Esa palabra la empleo yo, pero probablemente la mayoría de mis conciudadanos diría: «¿Cómo que culpa? A mucha honra, somos así».
Tú el franquismo lo viviste dentro y fuera, porque de muy pequeño acompañaste a tu familia a Estados Unidos.
Sí, pero era muy pequeño. La primera vez tenía meses, por lo que no me quedan recuerdos; y la segunda fue con cuatro o cinco años, muy niño. Yo esencialmente estuve en Madrid, mi infancia es de niño madrileño.
Pero fuiste vecino de Nabokov.
Poco antes de instalarnos en Massachusetts supe que Nabokov había estado en el mismo edificio, pero no coincidimos por un par de años. Vivíamos en la casa de Jorge Guillén, porque mi padre era su sustituto.
Vídeo realizado por Javier Vilabrille
Volviendo a lo de antes del desánimo: tanto Arturo Pérez-Reverte como tú podríais vivir donde os apeteciera, y ambos elegís vivir en Madrid.
Quizá ahí la edad sí cuenta un poco. Llega un punto en el que no es tan fácil hacer un traslado en regla y decir: «Me llevo veinte mil libros…»
Tienes unos cuantos, sí.
En este piso y en otro, abajo, que también alquilo, donde trabajo a veces y donde desde hace unos pocos meses una amiga me hace alguna labor de secretariado, por así decir (ella maneja ordenador, cosa que yo nunca he hecho, y así ya se me pueden enviar e-mails), tengo mucho libro. Deben de ser cerca de veinte mil. Y luego supongo que también hay un elemento raro: yo me siento muy cómodo en Inglaterra y en Italia porque he vivido en ambos países, me siento a gusto y hablo las respectivas lenguas. Cada uno a su estilo, me siento muy a gusto, pero para un traslado… Hay miles de cosas que no me gustan y que me sacan de quicio de mi país y mi ciudad, pero también cuenta el hecho de que soy de aquí. Si por algo me distingo es por no ser nada patriota, pero es la fuerza de la costumbre. Supongo que uno echaría de menos durante demasiado tiempo incluso cosas que a uno le desagradan. Tú has vivido mucho más tiempo que yo fuera y no sé si te pasa algo parecido.
Yo, si pudiera, me iría otra vez.
Quizá es el hábito de estar fuera.
Cambio de tema. Hace años, lo que más me gustaba de los partidos Madrid-Barça eran los artículos enfrentados que publicabais en El País tú y Manolo [Vázquez Montalbán].
A mí, casi desde que murió él, ya no me encargan que escriba sobre esos partidos.
Eres autor de una obra clásica sobre fútbol.
Tengo ese librito que recoge lo que he ido publicando a lo largo de los años. Hace no mucho en un artículo explicaba que ya no es igual. Con eso no contaba, pensaba que una de las cosas que se me quedarían intocadas sería el fútbol, y no. Lo de Mourinho lo llevo muy mal. Cuando gana el Madrid me alegro momentáneamente, porque es la costumbre de toda la vida, pero al cabo de dos minutos pienso: «Sí, pero…»
¿Eso es solo por Mourinho?
Sí, en gran medida. También por la política del club. En el fútbol hay un factor sentimental importante, y cuando a la gente del club no se le deja llegar al primer equipo… No porque los que vengan te parezcan mercenarios y esas tonterías que dice la gente, pero por no remitirnos a la Quinta del Buitre, hasta hace muy poco jugaban tres o cuatro como Casillas, Raúl, Guti… Ahora no queda casi nadie que venga de la cantera.
Y que sepa realmente qué es el Real Madrid.
Y que tenga una cierta conciencia sentimental más que histórica. Pero bueno, sobre todo lo de Mourinho me es muy difícil. El fútbol pertenece más al terreno de la ficción que a otra cosa, tiene mucho que ver con una novela o una película. Como además es algo que casi todo el mundo comienza a vivir en la infancia, y por eso es tan intenso y se mantiene a edades casi provectas, quien más quien menos quiere creer que los de su equipo son los buenos, los nobles, los que ganan con caballerosidad y pierden con elegancia, los que no hacen trampas… Los madridistas siempre hemos tenido esa idea, quizá equivocada desde el punto de vista de un culé o de un colchonero, de que el Madrid gana mereciéndolo o procura que sea así. De pronto, en las actuales circunstancias, te das cuenta de que es imposible pensar que los del Madrid son los buenos. Es tan evidente que son los malos… No lo digo por los jugadores, que son buenos jugadores y en su mayoría deben de ser buenos chicos, pero resulta evidente que Mourinho es el villano de la función.
¿Y esto no formará parte del guion?
Mourinho es muy mal actor, se le nota la falsedad en todo: cuando hace como que se alegra, cuando hace como que se cabrea… probablemente está todo muy estudiado y se le nota. ¿Por qué un club admite tener a un villano oficial como máximo representante cuando su tradición es, con razón o sin ella, la contraria? Por poner un ejemplo de ficción, es como si el Capitán Trueno en un momento dado de sus aventuras se hubiera convertido en un malvado, un chulo y en alguien que maltrata sin razón en lugar de defender a los débiles.
Con Valdano hablamos de una cosa que vi hace unos años en Beirut. Era una de esas semifinales de Champions entre el Barça y el Madrid. Tuvo que venir la policía a separar a dos libaneses que se pegaban por el partido. Valdano me decía que es un público planetario y que el seguidor tradicional se está convirtiendo en una parte menor del negocio, que viene de Asia y de las televisiones.
Sí, da esa impresión, pero al mismo nunca me ha interesado mucho lo que está fuera de la cancha.
Cuando se escribe de fútbol se escribe de lo que está fuera.
Sí, pero a partir de cosas que pasan en el campo. Si hablamos de los presidentes de los clubs, desde la óptica del espectador, son todos horrorosos. Si uno empieza a fijarse en los presidentes mal vamos, se acaba el entretenimiento. Hay que hacer caso omiso. Yo tengo muchos amigos que son del Atlético de Madrid y en los años de Jesús Gil les preguntaba cómo podían seguir siendo colchoneros. Y me decían: «Bueno…» Es cierto, esas cosas están al margen de lo que importa. Todos esos negocios asiáticos tampoco existirían si no siguiera habiendo la base de la gente de la ciudad. Al fin y al cabo los equipos son de las ciudades.
Tu antiguo compañero enfrentado, Manuel Vázquez Montalbán, reinventó al Barcelona, y ha tenido un éxito enorme, porque su reinvención ya se asume como realidad.
Él veía al Barça como un club melancólico, de moral quebradiza, frágil, representado por futbolistas como Martí Filosia, gente que se deprimía fácilmente… y desde hace bastantes años eso no es el Barça. Estaba un poco desesperado de que tuviera esas características y en cierta manera envidiaba la firmeza del Madrid.
Sí, pero hablamos de principios de los setenta, que es cuando él empieza a desarrollar su teoría del Barça como ejército desarmado de Cataluña. Esa fragilidad y carácter quebradizo era también el de la oposición, el de muchos catalanes que sabían que Cataluña había sido franquista y existía algo así como un pecado que había que purgar. Y a partir de ahí se ha establecido como hecho que el Barça encarnó la oposición al franquismo. Le preguntas a un socio del Barça y te dirá: «Claro».
Sí, a un socio del Barça sí.
Pero es que lo asume como cierto.
Ahí también habría mucho que decir. En un artículo que escribí, que se llamaba Real Madrid republicano, reivindicaba algo que no me inventé yo, porque lo decía gente que lo sabía por edad, como Eduardo Haro Tecglen, que además no era sospechoso de no ser de izquierdas, y es que el Real Madrid tenía fama de republicano y que después de la guerra, los perdedores preferían el Madrid. No digo que el Madrid haya sido de izquierdas, pero el Atlético era de Aviación, sus jugadores tenían privilegios dados por el franquismo…
Tuvo un momento puramente fascista.
Sí, claro. Y en esa época el Madrid era preferido por la gente liberal o de izquierdas que quedaba, que no era mucha. Luego el Madrid tuvo los éxitos que tuvo y en una dictadura; si Franco iba al palco, ¿qué iba a hacer la gente? La dictadura se aprovechó mucho del Madrid, del que se ha dicho que era el equipo del régimen, y lo dirán siempre los del Barça y los del Atlético, pero no fue así.
El régimen utilizaba a Barça y a Madrid para fomentar el entretenimiento. Cuando pudo ayudar al Barça lo ayudó, como con el Camp Nou.
Pero en fin, eso son cosas ya un poco pasadas. Es curioso porque en los últimos años ha habido una especie de trasvase de valores e incluso de psicología. El Madrid ha tenido unos cuantos años en que ha sido frágil y quebradizo.
Hay madridistas que se reconocen más en el Barça actual que en el Madrid.
En algunos aspectos sí. Los madridistas de siempre, los de cierta edad, vemos a Guardiola como propio del Madrid. Está más cerca de un Molowny, de un Del Bosque o de un Valdano de lo que lo está Mourinho, que no tiene nada que ver con esas figuras que para nosotros son el entrenador educado, como Pellegrini hasta hace poco. El pobre, no le dejaron llegar al segundo año, cuando creo que habría seguido mejorando, pese a que ya lo hizo bien el año que estuvo. Ese tipo de individuo es el que el Madrid clásicamente ha tenido. Guardiola le pega al Madrid. No creo que él lo piense así, pero bueno.
No creo.
Me refiero a la manera de ser. Es muy catalán, pero pertenece a la estirpe de Molowny, Del Bosque y Valdano: gente muy educada, comedida, que no ha querido destacar, que no se ha impuesto por encima de los jugadores… eso lo tiene Guardiola y no Mourinho.
Por cierto, ¿cómo va tu Reino de Redonda?
Bueno, va. Hace poco hemos dado el premio anual, que no sé cuánto más va a durar, porque la verdad es que en esta época de crisis… Es un dinero que sale de mi bolsillo. Llegaron a ser seis mil quinientos euros y hemos ido bajando. Ahora está en dos mil euros, mas el nombramiento como duque. Lo ha ganado un autor que no he leído, Philip Pullman.
No lo conozco.
Tiene una trilogía que se llama La materia oscura, medio fantástica. Es un hombre simpático. Cuando le informé del asunto… porque claro, cada vez que hay un ganador hay que informarle y siempre temo que no tenga ni idea de quién soy y se diga: «¿Pero qué locura es esta que me cuentan sobre un premio del reino de un chiflado?». Hasta ahora han contestado todos bien y han entendido el carácter del asunto, de broma y juego.
¿El rey de Redonda no abdica nunca?
Sí, el anterior abdicó a mi favor. Así que, aunque solo sea por ese precedente, algún día tendré que empezar a pensar en alguien. Deberá ser escritor, pero puede proceder de cualquier país. Los anteriores habían sido más bien ingleses. De hecho, creo que en Internet, cuando se produjo la abdicación a mi favor del anterior, John Wynne-Tyson, hubo alguna reacción del tipo: «¡Lo que nos costó expulsar a los españoles del Caribe y ahora entregan Redonda a un español!». Esas cosas locas de la gente.
Pues está para hablar de enorgullecimiento de la ignorancia quien se enorgullecía de no haberse conectado jamás a internet.
Primero, Marías nunca se ha enorgullecido de eso, simplemente expresó que no se sentía cómodo ni necesitado de navegar por internet. Pero insisto, no manifestó ningún orgullo por ello.
Segundo, ¿crees que alguien que no usa internet es ignorante? Por esa regla de tres la única fuente de conocimiento es la red y eso, amigo mío sí que sería preocupante. Aplicando tu razonamiento, hay muchos más seres humanos que no han pisado jamás una biblioteca y no por ello los puedo calificar de ignorantes.
Y por último: Javier Marías, académico de la Real Academia Española desde 2006. Escritor desde los 19 años. Ganador de innumerables premios de crítica y público tanto en España como en el extranjero. Políglota. Él, ¿ignorante?
Esa regla de tres «la única fuente de conocimiento es la red» es pobre y demagoga. En ningún momento DexterMorgan insinúa eso.
El que usa internet no es sabio o ignorante por ese hecho, pero la red es un medio muy bueno, seguramente el mejor a día de hoy, de información. Hay que saber usarla desde luego, o puedes caer en informaciones falsas.
A mi que cada cual haga lo que le de la real gana, pero me parece un error no usar internet teniendo la posibilidad y capacidad de hacerlo. Y ese tío la tiene.
Por otro lado, me parece grave que un académico de la RAE use un palabra que no aparece en su diccionario: bruticie. Salvo que sea una licencia del redactor.
Si se asume como premisa principal que DexterMorgan realiza un paralelismo claro entre ignorancia y ausencia de uso de la red, se observa claramente que descalifica a Marías restándole valor y atacándolo por el hecho de no ser usuario de la red. Vuelvo a reiterar que llevo siguiendo a este autor muchísimo tiempo y él jamás se jactó ni se enorgulleció de no haber empleado internet y decidir posteriormente no hacerlo.
No veo demagogia en ningún sentido, sólo sigo las normas formales del logos para llevar a cabo mi argumentación, es puro razonamiento. No soy el único, por otra parte.
Y si hay algo digno de crítica, desde luego sí será el uso de un término que no figura en el diccionario. Me fío bastante de la fidelidad de Enric a la hora de transcribir las palabras aunque, como bien dice usted, eso nunca lo sabremos. Probablemente quiso decir «bruteza», más que «brutalidad», cuya semántica encaja mejor en su afirmación. Desde luego, nunca «bruticie».
Pero qué burros sóis todos…!
A mí me suena fatal no sólo «bruticie» sino «enorgullecimiento de la ignorancia». Es un enunciado demasiado largo y feo.
A lo largo de la entrevista he leído varias palabras y expresiones que crujen o que son engoladas. Creo que complica innecesariamente el lenguaje y retuerce bastante las frases. No «a lo Benet», sino más bien a lo Fray Gerundio. En fin. Vivat Academia, vivant profesores.
Pero hombre por favor, no hagas el ridículo. Y como ya te han dicho, lee la puñetera entrevista.
Estar todo el día conectado a internet no te hace ni más sabio ni más ignorante, depende de a que te conectes no? Internet es una medio como cualquier otro aunque eso si tremendamente potente y pederoso pero un medio al fin y al cabo. Leer muchas revistas del corazón no te hace mas culto no?
Tenías ganas de destacar y con la burrada que has soltado lo has conseguido.
Gracias por esta entrevista. Para los que seguimos semana tras semana a Marías y, además, disfrutamos de sus novelas, es un placer poder leerlo de nuevo a través de Enric.
Que buenas preguntas son esas que dejan hablar al entrevistado y son solamente una guía para que siga hablando.
Completamente de acuerdo. ¡Qué difícil es encontrar hoy en día un entrevistador que siga esta norma! Mis felicitaciones para Enric González y, ya puestos, para Gonzalo Merat por sus magníficas fotos.
Bueno, al menos matiza su disparatada opinión habitual sobre Mourinho, la razona un poco. Pero qué decir, si añora la cantera y más españolidad, y a la vez añora a Di Stéfano. Lo que añora es su juventud, pero esa ya no volverá.
Muchas gracias a JotDown por regalarnos, literalmente, esta entrevista, que por cierto venía esperando desde la publicación de la foto de estos dos titanes hace unas semanas. He llegado al final casi con la esperanza de encontrar un «continuará».
Hace varios años reconocí a J. Marías paseando, él, por la Dehesa de Soria. Entonces yo ya sabía por sus artículos que iba por allí de vez en cuando, y alguna vez pensaba que me lo podía encontrar. Me pareció una persona amable y tranquila. No mostró signo de estar siendo molestado ni prisa. Aquello fue en 2006. Me contó, casi sin preguntarle, que había ido a Soria a descansar de Madrid, donde cuidaba de su padre, que fallecería un mes después, y al que leía en voz alta porque el hombre ya no veía. Realmente aquello me emocionó y es un encuentro que recuerdo con mucho cariño.
Gracias de nuevo.
Supongo que a los segidores de este hombre les habrá gustado la entrevista, a mi me ha aburrido un poco, pues solo un párrafo tenía algo que ver con el titular. Un poquillo falso para atraer algún que otro click por el calentón social que hay actualmente. Es la única queja que tengo, que me has engañado.
Muy de acuerdo con los comentarios sobre Mounrinho. El Real Madrid está abducido por un personaje cuyos valores y forma de ser son completamente opuestos a los del madridismo. Mientras gente como Del Bosque, Camacho etc. están fuera del club. En cualquier caso para mi el responsable nº1 es Florentino Pérez, que es quien lo contrató y quien lo mantiene.
Marías me gusta, pero Los enamoramientos me decepcionó. Supongo que va en gustos… y que todas las obras de un escritor no pueden ser grandes obras o que te lleguen de igual forma, claro.
Curiosamente le dan el premio de la crítica a esta novela cuando deberían habérselo dado antes, por la trilogía de Tu rostro mañana o Corazón tan blanco, por ejemplo.
Espléndida entrevista con espléndidas imágenes. Felicidades al fotógrafo. Celebro que JD abandone el efectismo pueril, facilón y meramente técnico –al alcance de cualquier novato–, del desenfoque por sistema y la nula profundidad de campo. Un recurso tan trillado y primerizo que no era de recibo en una revista de este vuelo y aspiraciones.
Soy lector de sus artículos. De sus novelas sólo he leído Corazón tan blanco. Siempre me ha parecido un tipo estupendo y que no ha tenido necesidad de militar en ninguna trinchera, algo que le ha granjeado inquinas por parte de gente de todo tipo. Le entrevista me ha gustado mucho, además de rebelar datos, de una forma muy pueril y sin ánimos de solemnidad, que pertenecen a su intimidad.
¡Que siga!
se escribe «revelar»
Un tío interesante. Alguien que se inventa un mundo ficticio y le da el honor de formar parte de él a otros pensadores (y dándoles una generosa retribución) es alguien que tiene algo que contar al mundo,está claro. Otra cosa es que pueda importarle a alguien o no,pero las intenciones ahí están.Respecto a España pues le doy parte de razón y con el Madrid otra parte.Lo del Madrid fascista es una verdad a medias como dice pero esa contundencia a la hora de calificar a Mourinho no la comparto.Un escritor mejor que nadie debería saber que los personajes (o las personas,o ambos) no son sota,caballo,rey.Pero es una buena entrevista porque además el entrevistador (colega de redacción) es un gran periodista.
Rectifico,parece que la idea de ese Reino es de un escritor inglés y que la pasta no la pone él directamente.No obstante,eso no cambia lo dicho.
Siempre me ha parecido Marías una persona en conflico eterno consigo mismo y sus monstruos familiares, con una gravedad exagerada e innecesaria, y una obra buena pero muy muy exagerada convenientemente por una cierta industria literaria española. La entrevista la veo en esa línea.
Comparto tu opinión sobre la exageración de la obra de Marías, que pertenece al aparato mediático de Prisa, es decir, una multinacional bastante sectaria en lo referente a la cultura, entre otros sectarismos. Enseñé en universidades de Estados Unidos y la obra de Marías hasta hace bien poco no era objeto/sujeto de estudio y de tesis doctorales. En España, cualquier cosa que escribe Marías es considerada obra maestra por ciertos profesores de su órbita, que a su vez publican sus reseñas en Ínsula, Revista de Occidente, etc, tal como le plantea el entrevistador, pero JM hace un quiebro, pues siempre se está quejando. Si se examina con atención su prosa se pueden encontrar barbaridades gramaticales que esos reseñistas y críticos no se las toleran a un autor con menos horas de vuelo publicitario y mediático. Pero,… supongo que es parte de la «bruticie». Sobre la valoración de los años de Aznar, mis amigos extranjeros piensan lo contrario, da igual que sean suecos, alemanes o de Virginia. Y no son/somos precisamente cercanos al ideario político-económico de Aznar. En ese aspecto me recuerda a lo más ignorante de lo que él critica. Marías siempre se ha albergado de/en la amistad/sombra de Benet y de su paso por prestigiosas instituciones universitarias a las que llegó por lo que representaba intelectualmente su padre y su red de amistades (el famoso networking en los States) para que se le reconozca un valor añadido (Muñoz Molina & wife están en lo mismo, con esas poses impostadas desde NY), pero si se hubiera presentado a un puesto de trabajo como los demás con un blind cv, la situación sería diferente. Pero,… Lamentablemente, escritores como JM, siempre en la prensa, como Mourinho —en su valoración estoy de acuerdo con JM—, no dejan espacio para otros, menos mediáticos (no sólo por lo mencionado anteriormente), pero con mejor uso de la lengua española. Sin ir más lejos: Gonzalo Hidalgo Bayal, por mencionar un solo ejemplo. En fin, seguiremos leyendo sus novelas y sus columnas, pues a pesar de lo aquí escrito no quita para leer con curiosidad sus ficciones (la única autoficción escrita por JM es ‘Negra espalda del tiempo’). Sigamos leyendo, con criterios.
tus amigos extranjeros pueden decir lo que quieran, pero lo expresado por Marías sobre los años de Aznar reflejan muy bien lo que ha ocurrido en este país, una reivindicación de la España franquista… tus amigos no han conocido esa España.
Se me ha hecho corta!
Buena entrevista.
Coincido con Paz. Muy buen escritor, el mejor en lengua española de largo. Pero «Los enamoramientos» me ha decepcionado.
¡Qué tipo más triste! Representa todo lo contrario de lo que aprecio y, creo, que necesitamos. En mi opinión no es un buen escritor, su éxito (comercial y de premios, ¡ya sabemos cómo funcionan las concesiones!) creo que se debe principalmente a tener amigos (la confortable órbita de PRISA, bajo cuyo amparo siempre ha estado) y una buena propaganda (tipo ‘¡eh¡, que aquí también tenemos buenos escritores…miren si no a este joven, etc.’, ‘hay que mostrar que después del páramo cultural del franquismo (sic) -por cierto, instructiva la lectura del artículo de su padre, él sí antifranquista, ‘La vegetación del páramo’- los escritores, entre ellos este hombre, vuelven a escribir obras maestras después de la larga noche franquista’). Completamente justificada su inseguridad respecto de su talento como escritor, al fin y al cabo es un mal escritor, pero no un hombre imbécil.
«P: En España no creo que haya un escritor con el que los críticos babeen tanto como contigo.
R: Más fuera de España que aquí. (…)» Evidentemente, en España todo siempre es peor, ¿no? La gente no «babea» lo suficiente, somos tan brutos que no nos encorvamos lo suficiente ante tales muestras de genialidad…Pobre Paz, que se compró el mamotreto de los enamoramientos y la decepcionó (si es que la publicidad de PRISA es muy buena, como la del PSOE)
y sigue «No es por hacerme el modesto, insisto. Lo sé pero no lo siento, no lo acabo de interiorizar. A la hora de ponerme con un texto nuevo no me ayuda mucho; al revés, pienso que han exagerado, se han equivocado… es un poco inevitable tener una cierta sensación de farsante.» Ay, la mala conciencia no se puede acallar con nada por mucho tiempo.
Lo de Aznar y el franquismo ya es de coña. Comentario que ya refleja el nivel intelectual y político de este hombre.
Uno de los grandes males de la España contemporánea ha sido la influencia nocivísima de los comisarios culturales del grupo PRISA. Y la mesocracia intelectual, con mueca bobalicona, cuya formación intelectual se reduce a leer EL PAÍS, y alguno de los libros de sus editoriales que promocionan, comprando su buena conciencia…
Por cierto, tiene este ‘luchador antifranquista’, de lo que se deduce de la entrevista, al menos dos pisos en Madrid (que no es precisamente una ciudad barata). Uno donde vive, y otro alquilado…O sea que es un rentista. No lo digo peyorativamente, pero que luego no nos venga con sus sermoncillos dominicales. En resumen, un personaje absolutamente nefasto para España, que estando comodísimamente instalado en el sistema sigue jugando a la pose rebelde -como todos los progres- ¡Pero hombre si tienes 60 añazos, ya es edad para ir tapándose un poco las vergüenzas!
Toda su crítica es respetable aunque nazca más de la inquina hacia el grupo Prisa que de ninguna otra parte. Le recuerdo que el señor Marías ha sido siempre bastante independiente, no en vano escribió 8 años para otro grupo de prensa de ideología opuesta.
Insisto, toda su crítica merece todo respeto. Pero decir que Marías es un mal escritor es como negar las cualidades de Messi como futbolista superlativo.
Puede no gustar, pues desde luego su estilo no es válido para las grandes masas, pero su pluma se confunde con tal maestría con un bisturí con el cual diseccionar la realidad que resulta vergonzante leer que es un mal escritor.
No sé si mi comentario nace de la inquina a PRISA -sólo pienso que su extraordinaria influencia, conseguida en parte gracias a su ayuntamiento al Poder, ha sido letal para España-, o de la hartura de ver a tipos como éste que lo han tenido todo a su favor (Colegio Estudio, publicar a los 19 exitosamente, tener los mecenazgos necesarios, contactos, diversos premios, estancias en universidades extranjeras -Oxford y USA-, artículo semanal en el diario más comprado, poltrona en la RAE, etc.) quejarse continuamente, estar con esa pose de perdonavidas y con esa cara de «uff, aquí el ambiente es irrespirable, qué cutre es España, si no me exilio es por pereza». Cuando ves a tanta gente así, que lo tiene todo (hasta varios pisos), y encima son unos miserables desgraciados, sale decir, como los ingleses: Enough is enough! Lo que a mí me molesta es no es esto, sino el efecto destructor, desmoralizante, de su discurso entre muchos españoles. La influencia cultural y política, podríamos decir.
En el fútbol es poco discutible reconocer que Messi es el mejor. Yo soy del Madrid y lo reconozco, lo que no me priva de defender a Cristiano cuando los hooligans verbales saltan sobre él a despedazarlo. Pero la literatura es inmensamente discutible: en los manuales de literatura sobran escritores malos y faltan algunos realmente buenos que cada cierto tiempo son rescatados por gente inteligente con influencia editorial. «(…) pero su pluma se confunde con tal maestría con un bisturí con el cual diseccionar la realidad que resulta vergonzante leer que es un mal escritor.» Ejem, parece que Marías va creando escuela. Pero si los opinadores, columnistas, y periodistas en general, no saben casi nada de Historia, Política, Economía, Psicología, en fin los rudimentos para poder decir algo con sentido sobre la realidad política. Es como las reacciones pavlovianas: Aznar – Caca, Facha, Franco…; Bancos – malos, ladrones, etc. Sí, vale pero ¿sabes por qué? No lo explica, porque no lo entiende, de ahí esta omnipresente afición a la retórica, a la escritura ampulosa y huera. Vale.
Sólo comentar que me parece que has entendido mal. Cuando Javier Marías dice que «el piso de abajo, que también alquilo» , entiendo que paga el alquiler, y no que lo cobre.
No es que si lo hiciera no fuera igualmente respetable, pero ya que se le ataca, que sea con argumentos ciertos.
Por lo demás, habrá cosas en las que tengas razón, por ejemplo, en que venir de una familia muy culta le habrá facilitado las cosas. No creo que sea culpa suya.
En todo caso a mí me ha gustado lo que he leído de él.
Javier Marías ha dejado entrever en varias ocasiones que es partidario de vivir de alquiler, con lo cual estoy bastante seguro de que los dos pisos de los que habla probablemente son de otros dueños a los que él paga un alquiler. De ahí lo de decir «también tengo alquilado otro piso», en referencia a que ese piso en el que trabaja su secretaria es de alquiler de la misma manera que lo es su vivienda habitual.
A cualquier cosa llama usted bisturí…
Que mala es la envidia! el pecado nacional. Qué no veáis el talento, no quiere decir que no lo tenga. Además, no lo veis, porque no os deja la mala leche.
Mi lectura ha sido otra:
No es que «en España sea peor»porque aquí babeemos poco. Creo que Marías no niega la mayor, sino que quiere hacernos saber que en el Universo Mundo se babea más. Esto es, si en España se babea muchísimo por Marías, «fuera»se babea en grado superlativo.
«No es por hacerme el modesto»: excusatio non petita, accusatio manifiesta.
Creo que es usted ingenuo al pensar que Marías tiene una pobre opinión de sí mismo. Pienso que tiene un gran concepto, por el contrario. Tan grande que se ve como un excepcional genio humilde y modesto.
Cada vez se parece más, físicamente , a Borges. Supongo que no es casual, ese rictus que se le ha quedado dice mucho. La máscara del personaje revela su egocentrismo, su soledad y su vitriólica mirada hacia el mundo exterior.
A mi tambien se me ha hecho corta. Me ha gustado mucho.
genial la entrevista, creo que marias es una de las voces mas lucidas de nuestro pais.
alguien me dice cual es la pieza musical que suena de fondo en el video?
Gracias
Las cuatro estaciones – invierno
Las 4 estaciones, de Vivaldi : «Invierno».
Desde Argentina, envío mi mensaje de admiración hacia este escritor que me ha emocionado con su arte; y el anhelo de algún día poder conocerlo personalmente. Es la ilusión de devolver con aunque sea un minuto de nuestra presencia y gratitud, algo de todo lo que hemos recibido, a través de la lectura de sus obras.
Siempre me sorprende la rabia que se vislumbra en algunos de los comentarios o criticas, sobretodo en este medio tan poco expuesto como es la red.
A mi me parece un personaje bonito y sincero, sin animo de agredir, culto y sin duda buen escritor.
Mi admiración y gratitud a ambos y a toda persona que se esfuerza por hacer las cosas de forma consistente, educada y culta.
Gracias
¿Qué Javier Marías es un escritor comercial y sobrevalorado? Quienes dicen eso no han leído por ejemplo Tu rostro mañana. Nada más exigente y menos comercial que esa maravillosa novela (que no es una trilogía como se empeñan una y otra vez en decir críticos y lectores)
¿Que Javier Marías tiene respaldos y premios regalados? No hay un escritor español de esa calidad con menos premios y reconocimientos en su país que Javier Marías. Uno lee la lista de los que han obtenido, por ejemplo, el Nacional de Narrativa (Marías nunca lo ganó: ni ahora que no los acepta, ni antes, en tiempos remotos, cuando nada decía al respecto) y en según que casos no puede evitar una cierta vergurenza ajena.
Marías es, en mi opinión, uno de los mejores creadores (no digo ya escritor, sino creador; es decir, dueño de un universo propio) de nuestra época. Y esta entrevista así lo refrenda.
Yo no he escrito que su escritura sea comercial -que escriba condicionado para vender el mayor número posible de ejemplares (capítulos breves, no muchas subordinadas largas, vocabulario accesible, evitar cultismos, acción frecuente, etc.)- sino que tiene éxito comercial y que éste se debe principalmente al marketing de Alfaguara, vía EL PAÍS, la SER, y en general todos los medios (pues también le hacen publicidad gratuita EL MUNDO, ABC y los demás).
Creo que está sobrevalorado, de ninguna manera lo incluiría en el panteón de los grandes escritores en español, por mucho que Penguin lo incluya. A ver, escribe mejor que Almudena Grandes, Manuel Rivas y todos ésos, pero es que ésa es su división y éstos, perdido el favor mediático creo que no perdurarán, no al menos entre los grandes. En este sentido, y dado el ridículo entuasiasmo que levanta, digo que está sobrevalorado.
De acuerdo con que el sistema de concesión de premios puede producir vergüenza ajena. Sin ir más lejos sólo hace falta leer los ganadores de los Premios Nobel para comprobarlo. El problema está en suponer que lo que se premia es el talento y la buena obra. No, hay demasiados intereses empresariales, de influencia, de tejer redes de apoyo, saldar deudas, campañas de propaganda para aúpar a uno u otro candidato (por ejemplo, con el Nobel de la Paz a Obama, que era una mezcla de espectáculo cortesano para rendir pleitesía al Emperador, dar un manotazo al Partido Republicano, hacer propaganda y mandar un mensaje tipo «nosotros, la aristocracia sueca, sabemos dónde tenemos que estar»). No divinicemos, no son «creadores», como Dios Padre, sólo son escritores más o menos buenos, que nos divierten o aburren, hacen pensar o te estafan.
Esta claro que si sostienes que la literatura de Javier Marías se caracteriza por ‘capítulos breves, no muchas subordinadas largas, vocabulario accesible, evitar cultismos, acción frecuente, etc.’ es que no lo has debido de leer mucho, por lo que tus críticas pierden bastante efecto…
que problemón de compresión lectora… Esa lista son características de la escritura comercial.
Y antes de la lista dice: »Yo no he escrito que su escritura sea comercial».
De nada
Pero el Premio Nacional de Traducción sí que lo recibió. Se ve que entonces no vendía tanto y los leuros de entonces ( las pesetas) le vinieron muy bien.
Ya en leuros-leuros se quedó sin replicar con el Ciudad de Madrid.
¿Entonces, qué, señor Marías? ¿En plena crisis y con la cultura por los suelos-fue el primer presupuesto recortado al máximo-pretende que el resto de los escritores, que no ha tenido su suerte, no le quepa aspirar a esa lotería?
Es un fiera.
Sí. El secreto del fluir de su coco se refleja en su sintaxis. Cada día -durante los últimos cinco años- dedico un rato al análisis comparativo de su sintaxis (con diagramas invertidos) y la de Muñoz Molina: ¡alucinante! Ya os pasaré las conclusiones.
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Una crítica original de la obra de Javier Marías, que se sale del elogio habitual de sus amigos: https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:W4LVEP-E0bgJ:www.lafieraliteraria.com/PDF/estafa.pdf+criticas+javier+marias&hl=es&gl=es&pid=bl&srcid=ADGEESjUajGx-asBwJP9eYRqWgAM5lKLO_G9LEz9Gg4qhY8yKJvyA7ZMGFMA3JaKSNR1ChpbpuXpKWD9mFyL0tLgPwk8SBoG_QDZT9xkzjR2MEDq4qH-kqcX2dbVOFctaSAMiM_mtpXN&sig=AHIEtbRdoqEgrT72I4f1WuFKcymkDiNvMw
Más que salirse del «elogio habitual de sus amigos», como afirmas, se trata de una difamación infundada. Javier Marías, como su padre, Julián, siempre despertó el más acérrimo espíritu de crítica destructiva entre sus envidiosos detractores.
Efectivamente difamo (en la segunda acepción del DRAE: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=difamar). ¿Infundada? Es una crítica de 22 páginas, la mayor parte de abundantes ejemplos de su torpe -para un escritor tan premiado- uso de la lengua española. Todo el mundo que lo lea puede comprobar que no es la típica acusación general, sin ejemplos concretos.
Por cierto, me temo que Julián Marías, brillante ensayista y patriota español, nada tiene que ver, en cuanto a calidad literaria, rica profundidad de pensamiento y prudencia política, a su mucho más celebrado hijo Javier. Los héroes que elegimos, como los villanos, efectivamente nos definen. Una élite intelectual y política en quiebra, moral y económica, queda retratada al tener como gurú a alguien como Javier Marías.
Infundada infamia porque nada dicen esas 22 páginas que, con sumo cuidado, he leído. Lo que denominas «ejemplos concretos» no son más que un listado de supuestos malos usos de la lengua española. ¿Julián Marías patriota español? ¿De qué patria hablamos? ¿De la republicana-democrática o la subyugada al régimen del Caudillo? Y, por último, si el exponente de nuestra élite intelectual fuera el Sr. Marías (Javier, se entiende, ojalá su padre también pudiera optar a serlo en nuestros días), quizá la vida pública de esta país ganara en riqueza y diversidad.
Estoy leyendo el pdf que has puesto. Iré por la tercera página. Una crítica es que escribe en primera persona, lo que delata falta de capacidad. ¿Sabe usté lo que es la autoficción? Otra nue repite expresiones («Como si fuese yo quien las recordara, pero no es posible que las recuerde, me resulta imposible recordar») injustificadamente. Córcholis, ¿ha leído «Dinero» de Martin Amis, por ejemplo? No hay recurso más viejo. En fin, sigo leyendo y le digo.
Ya lo he terminado: me he reído con algunas cosas (es verdad que tiene tics algo cansinos, como cuando le da por los paréntesis), pero tampoco lo veo para tanto.
Eso de «no lo veo para tanto» lo dices del autor que es considerado por muchos el mejor escritor español.
Lo más curioso de sus defensores es que si lo criticas con datos eres «un tiquismiquis, un profesor de bachillerato o te corroe la envidia». Supondrás que el nivel intelectual de la discusión ante ataque «ad hominem» cae al inframundo.
alguien debería decirle que esa sensación de que se repite se debe simplemente a que se repite.
su personaje gruñón me resulta más que aburrido y esa visión de España tan demodé es de señor de noventa años.
en fin, veo que enric gonzález debe ser muy amigo suyo porque la entrevista ha quedado totalmente «no nos chupemos las pollas . . . todavía»
j
Recuerdo de la primera vez que leí esa crítica hace ya varios años que me sorprendió su exhaustividad, lo cual es desde luego muy elogiable. Sin embargo, cae por su propio peso en muchos de sus dardos insidiosos pues emplea recursos de crítica formal mal utilizados. Hace hincapié en las fórmulas de repetición de Marías, señalándolas como torpezas del autor, cuando cualquier lector con un conocimiento normal de la lengua castellana sabe que es una fórmula presente en todas sus novelas a modo de anáfora, otras veces como aliteración y, en los menos casos, como polisíndeton. Para los lectores que conocemos su obra, nos es frecuente encontrarnos inicios de oraciones del tipo «No he querido saber pero he sabido…» Eso no es una repetición injustificada, es un recurso del escritor que acentúa el ritmo de la narración y, a su vez, consolida la sentencia que viene después. También busca sospechas de escritor mediocre en su uso reiterado de subordinadas, así como en la ausencia de pronombres a la hora de empezar oraciones. Si esto es una crítica aguda y certera, entonces estamos condenados a sufrir la literatura más pobre y menos elaborada.
Podría seguir revirtiendo todas esas críticas una tras otra. No es nada difícil para cualquiera que haya estudiado Literatura o las normas básicas de sintaxis y gramática y, además, conozca la obra de Marías. Es curioso que la mayoría de sus críticos no conocen su obra; es más, algunos ni siquiera han leído alguno de sus libros.
Me parece vulgar, propio de tertulia de torrezno y vermú de grifo, despreciar la previa disposición que tuvo Marías desde su infancia, apadrinado por los Benet o Russell de la época, como si el hecho de haber nacido donde ha nacido y haber dispuesto del empujón literario inicial tan necesario gracias al nombre de su padre lo anulasen como escritor y negasen la honrosa validez de sus títulos. Estar bien colocado en el panorama literario no sirve de nada si un libro no aguanta el tiempo y la crítica por su propio mérito.
No creo para nada en que la publicidad de Alfaguara o El País sacudan el árbol de las ventas y menos aún en un escritor que lleva en esto cuarenta años. Más que nada porque Marías se hace completamente espeso e insufrible para cualquiera que no disfrute ni entienda su literatura, y su estilo es una constante en todas sus obras, por lo que no cabe esperar giros argumentales ni dosis de acción en su obra. Por ello, aquel que cayese en la trampa de comprar un ejemplar y «sufrir» su literatura, creo que quedaría escarmentado para la siguiente oportunidad, por más que toda esa maquinaria editorial que usted ve intentará convencer al lector de que Marías merece una vez más la compra.
Marías es lo que es, no hay en él cabida para las dobleces ni el engaño. Le aseguro que el valor de sus obras no depende de ningún tipo de galardón. Su independencia está más que demostrada en su trayectoria como escritor y columnista. Un ciego lo ve.
Por favor, remarque su opinión, insista en lo que crea conveniente, reitere su desapego hacia el escritor. Es enriquecedor diferir en gustos, mostrar distintos matices de opinión. Pero le recomiendo que deje de gastar su tiempo en intentar convencer a los que lean estos comentarios de que Marías es una estafa y un subproducto editorial, porque por muy dormida que esté la conciencia colectiva, no hace falta ejercitar mucho la neurona que quede aún en forma para saber, con certeza y premura, que Javier Marías es ya un nombre insigne en la Literatura Española, le pese a quien le pese.
Podría, al igual que ha hecho usted con su ejemplo de crítica, empapelar los comentarios de cientos de muestras que defienden su valor como escritor, de todas las ideologías, de todos los medios, incluso extranjeros y en distintos idiomas.
Y si no, un ejercicio más sencillo. Abra un libro de literatura de 2º de Bachillerato. Acérquese a las páginas finales. Busque entre los Eduardo Mendoza, Juan Manuel de Prada, Ana María Matute, etc. A ver a quién encuentra. Y no me diga ahora que Anaya, Santillana, Edebé, Bruño y Oxford también le comen el tarro a los chavales para que compren un Marías en la Feria del Libro.
Bruticie. Hermoso neologismo, vive Dios. Dícese de la situación en la que se mezclan brutalidad y barbarie. O burricie, según convenga. O burricie y barbarie, quizá ambos términos den como hijo a la bruticie, es otra opción. O un trío, que cochinillas son las palabras.
Genial, Bigote
Yo le conocí un día en un café de la Plaza de Oriente en una presentación para la prensa de unas recopilaciones de artículos sobre cine y demás. No sé si le encantaba escucharse y autopaladearse o era la miopía (la suya, yo voy con gafas porque no soy tan coqueto). También la pose antitecnológica y antipopular (una anécdota tonta fue que alguien mencionó al grupo Duncan Dhu y él dijo: «no conozco a ese señor») era algo cansina, como que sus novelas casi siempre estén en primera persona. Pero bueno, algunos artículos son muy acertados, como los consagrados al Madrid olímpico, y sus cabreos con Querejeta, divertidos. Siempre me lo imagino con Pérez-Reverte, de parranda, el otro soltando burradas y éste intentando controlarle algo azorado. Por cierto, Rafael Reig le dio unos palos memorables. Claro que otros le quieren proponer para el Nobel. Gente extranjera, ya se sabe…
vaya con los abueletes, sólo ha quedado que hablen de lo caro que está hoy el pan y que antes sí que hacia frío en enero, no como ahora. Y luego lo de que presumir que ni tiene ni ha tenido ordenador… ¡¡¡con 60 tacos!!! Pero eso quiere decir que con 40 ya andaba con la pose de Diógenes!!!
En fin, sigo ignorando qué aporta este hombre y me asusta -retóricamente, claro- pensar que, oye, tiene sus adeptos, entre ellos el entrevistador. Pues al final van a tener razón y estas entrevistas podrían llegar a demostrar que la cosa va mal si no fuera porque las leemos 4; el resto ya se sabe: no saben leer y se lo pasan refocilándose en su bruticie.
No entiendo por qué se pone “groggy” cuando en español se escribe grogui.
Hombre, el «grogui» español, viene del inglés «groggy», que ha tomado demasiado «grog», siendo ésto una bebida mezcla de ron, agua y azúcar que tomaban los marinos británicos.
DexterMorgan, no seasignorante tú, zote; no por conectarte a internet más o menos, eres más culto o más necio. Primero: es muy influyente en ello, tus preferencias y gustos para buscar o ver unas cosas u otras. Tengo un amigo que se pasa el día, literalmente el día, conectado a internet y no tiene ni pajolera idea de nada: yo le he visto poner mal su nombre, que tiene delito. Y segundo: internet está en nuestras vidas desde hace 15 o 17 años apróximados. Entonces todos los que hemos nacido mucho antes, cómo hemos accedido a la información? Somos todos unos ignorantes? Nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y demás generaciones todo lo atrás que te quieras remontar en el tiempo hasta la publicación de La Enciclopedia, eran ignorantes? Es que nunca has visto una enciclopedia en papel? O un periódico, dominical, revista, gaceta, etc. en su edición impresa? Que tengas preferencia por obtener información o cultivarte de cultura y educación por conducto de medios en papel y no a través de una pantalla, no quiere decir que seas un analfabeto ignorante que no se entera de nada. Quizá, el único inconveniente que pueda llegar a tener, es que implica dedicar más tiempo en ello, que con la rápidez y comodidad que te ofrece el mundo cibernético. Nada más.
Esta bien, pero que muy bien, que haya gente que no quiera caer bien, simpática, ser «enrollada» que se dice.
Otro gallo nos cantara si tuviéramos más gruñones y menos «alabadores».
A los que me dan siempre la razón no los aguanto; a los que les encuentro «peros» en lo que dicen, les presto atención.
Por lo demás es un novelista extraordinario, sí, extraordinario, entre los 10 mejores del mundo.
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Estimado Javier internet es un espejo de la realidad, de ese caos que es la realidad, y sí tiene sus peligros pero ¿acaso la realidad no los tiene? Por supuesto internet no es la realidad,esto es lo que mucha gente olvida y en muchos aspectos opera casi como si formara parte de una conspiración contra ella, ése es el peligro mayor de internet, pero en mi opinión no tiene marcha atrás y la verdad es que todos los nuevos medios han participado de esa conspiración, el cine, la televisión…
En este pais, la gente que es buena en lo suyo despierta muchas envidias. Si además tiene exito fuera de nuestras fronteras, el terreno está abonado para que los difamadores sean legión. Un auténtico placer la lectura de sus obras. Larga vida a J. Marias
No está un poco gastado el argumento de la envidia. Y si pongo en tus palabras
«A Franco lo que le tenían es envidia por ser el jefe de estado»
o
«A Belén Esteban le tienen envidia por salir en televisión y ser rica»
Tu argumento, como ves, vale para cualquier persona.
Los debates son de argumentos, no de envidias.
«[…] mientras dure la Eurocopa habrá un poco de opio, lo cual no viene mal.» Pues yo pienso que de opio estamos más bien sobrados. Lo que no nos vendría mal sería un poco de algo que nos desadormeciera.
A mi la entrevista me ha gustado. Mucho. Y no me ha parecido en absoluto hagiográfica, muy al contrario. Hay varias preguntas incisivas: acerca del mimo recibido por parte de la crítica, mientras el hombre no hace más que quejarse, la puntualización sobre que cuando se habla de fútbol (como pienso que de todo, menos de uno mismo y muchas veces ni así) en realidad se habla de lo que hay alrededor, del paisaje y de como este conforma el detalle. Basta con haber leído regularmente al señor Gónzalez para atisbar la sorna, el lígero malestar atónito ante, y siento decirlo así, tanta impostura por parte del señor Marias. En cambio el personaje -porque no otra cosa me ha parecido siempre el entrevistado, nunca he visto al hombre tras el escritor y para mi gusto eso penaliza muchísimo- me produce reparos; ni una pizca de humor, habitualmente engolado hasta el paroxismo, teniéndose como parte de la historia de la literatura. Y probablemente lo sea, aunque desde luego no de la que a mi me interesa.
Qué maravilla de diálogo. El rato en el que hablan de fútbol y lo pcoo de Redonda es mágnifico…
Me gusta como escribe y el razonamiento que hace de los clubes Madrid y Barcelona. Está genial!
Quería felicitar al periodista y a la publicación por la estupenda entrevista con Javier Marías. Me ha permitido conocer un poco más a un genial escritor. Se ve que entrevistador y entrevistado se conocen desde hace tiempo y comparten conversación, comentarios y datos que normalmente no se comparten ni se conocen. Por ejemplo, desconocía que no estaba casado.
Las fotos también me han parecido muy buenas. Escasean buenas fotografías en publicaciones y en Internet, más aún. Felicidades al fotógrafo.
Personalmente, las novelas de Marías me gustan mucho. No todas; algunas me parecen de una prosa muy buena, pero no he conectado con la historia y el mensaje. Creo que este escritor es de una talla significativa en el panorama actual y en el extranjero, donde no suelen «dorarnos la píldora», lo valoran mucho. Como a todos los escritores, el tiempo los juzgará mucho mejor que estos debates tan polarizados y subjetivos.
Lo que me ha resultado curioso es que algunos comentarios traten de demostrar que no es un buen escritor, o que por que haya trabajado para un grupo editorial su currículum, premios y calidad ya esté bajo sospecha.
Este escritor, español, tiene el premio estatal austriaco de literatura europea 2011 y en Alemania, de su obra Corazón tan Blanco se han vendido más de un millón de ejemplares.
Todo escritor tiene sus seguidores y detractores, pero muchos de estos comentarios, me parecen más próximos a lo personal que a lo literario y sinceramente, después de leer la entrevista, me cuesta entender que se dedique tiempo a convencernos a los demás de que este escritor no es «tan» bueno…
Buena entrevista… mejores fotografías. Acabo de descubrir joydown. Enhorabuena y ánimo!
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Dos de mis tipos favoritos,y ! son tan pocos!
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Comencé la lectura con bastante optimismo, al cabo encontré poca sustancia. Deriva en conversación de amigos que no sostiene el interés general. Criticando la «bruticie» y a la vez hablando de fútbol? ‘Groupthink’ es lo vuestro.
Como esputaría orgulloso vuestro amigo Reverte, ha sido un «coñazo». Por cierto, le habéis sugerido alguna vez que resulta cutre que sea tan grosero en sus ‘artículos’?
Postdata: «Sin ordenador pero…» con un montón de mandos a distancia sobre la mesa.
Olvidé mencionar el comienzo, claro que lo había olvidado después de tanto tostón :-)
«Me acuerdo a diario, igual que suelo acordarme de todas las personas que han muerto y que han sido muy queridas.»
O es un fantasma como sus queridos muertos, o ellos son muy pocos, o no hace otra cosa en el día.
Tiempo de absentia
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el español es ignorante pero exigente al mismo tiempo, es decir, por el hecho de ser español se piensa que se lo merece todo y que la cultura cae del cielo. Así tenemos esta cultura empresarial de no quere a nadie «que no tenga experiencia» que no venga sabido de fábrica, no le demos una oportunidad al talento porque si no tiene experiencia no nos saca las castañas del fuego a la voz de ya.
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Una de las mejores entrevistas que he leído en muchísimo tiempo. Realmente humana. Gracias, Enric. Gracias, Marías.
Demasiados comentarios inútiles, Aca en Venezuela leemos con respeto a un Escritor que ganó el Premio de Novela Romulo Gallegos con su novela «Mañana en la Batalla Piensa en Mi» el año 1995 y me permito señalar, que personalmente como lector, lo ubico entre los posibles ganadores de un Nobel muy cercano, pues están por edad, Corman Mc Carthy de EEUU, Philip Roth EEUU y Amos Oz de Israel. Gracias.
a ver qué cultura puede cultivar un país sin trabajo, lobotomizado por las élites.
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