Tres sucesivos tipos de guerra en la historia de Israel
Desde la creación del Estado, la seguridad de Israel ha quedado marcada por una serie interminable de conflictos y violencias de naturaleza tanto militar como civil. Y los tipos de enfrentamientos en los que ha debido participar su ejército han cambiado de naturaleza a lo largo del tiempo.
Inicialmente se trató de guerras entre Israel y estados árabes asociados a los que Israel disputaba territorio. Las fuerzas armadas habían sido concebidas y desarrolladas adecuadamente, siguiendo las líneas anticipadas y establecidas por David Ben-Gurion desde antes de la fundación del Estado.
Fueron guerras rápidas, de despliegues contundentes y acciones tajantes, que tuvieron lugar en el extranjero y que consiguieron éxitos memorables.
En una fase siguiente apareció un nuevo enemigo, la amenaza terrorista suicida y en consecuencia debieron orientarse a esta nueva situación las capacidades militares, por una parte innovando y por otra siguiendo pautas internacionales de lucha antiterrorista (sobre todo después del 11 de septiembre 2001).
Finalmente el desarrollo y la gran difusión de diferentes tecnologías aplicadas al vuelo no tripulado, ha implicado la apertura de un nuevo ángulo en la vulnerabilidad de la sociedad y del Estado, que afectan principalmente a grandes ámbitos de la retaguardia civil israelita.
Este último tipo de amenaza, que se manifiesta por el aire, se agudiza cuando los ataques se pueden producir, como es el caso, masivamente desde las zonas más cercanas, en primer lugar desde el Sur del Líbano, por parte de la organización chiita Hezbolá, o desde Gaza, por parte de Hamás (y otros grupos sunníes) y, potencialmente, podría acabar produciéndose también (aunque menos verosímilmente) desde Cisjordania. Y a medida que se han ido internacionalizando explícitamente estos últimos conflictos con Israel, misiles y drones llegan así mismo desde Irán y Yemen.
Terrorismo suicida lluvia de misiles
Es pertinente ilustrar la diferente naturaleza y alcance de los efectos del terrorismo suicida clásico respecto de los de esta surgente lluvia de misiles y drones.
Si se compara el caso hipotético de X personas fallecidas, por ejemplo, por una explosión suicida en un autobús urbano, con otro consistente en una ráfaga de cohetes que deja un balance de víctimas mortales idéntico, de otros X ciudadanos, esa diferencia reside principalmente en el grado de paralización de la actividad civil y de la economía en general que el segundo provoca (p.e. llevando intermitentemente a miles de personas a refugios). Así mismo la diferencia reside en la entidad de la destrucción física producida y, también, en caso de su repetición, en la presión ejercida sobre la población civil en cuanto a la necesidad, en su caso, de abandonar «sine die» sus asentamientos y hogares, con el consecuente deber público de albergarlos artificialmente, de forma casi permanente, en otras zonas.
En definitiva: mismo número de muertos en ambos casos pero muy diferente alcance de los respectivos trastornos que afectan a la seguridad del país, siendo el segundo tipo de agresión especialmente colapsante.
La visión israelita de su experiencia en la 2ª Guerra del Líbano
Ni la IDF ni el Gobierno, ni la sociedad judía israelí habían quedado satisfechas de la evolución y el resultado de esta guerra de 2006 en Líbano, que terminó bruscamente cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas resolvió (nº 1701) instar a los beligerantes y consiguió de ellos un alto el fuego (14 agosto 2006) pretendiendo la desmilitarización de la denominada «Zona de la línea azul» en el Sur del Líbano (medida que la milicia chiita Hezbolá habría de incumplir desde el primer momento).
El Gobierno decidió acto seguido designar una comisión de examen de los posibles fallos en relación con este conflicto (Comisión Winograd), la cual produjo el correspondiente informe crítico. Su resultado habría de propiciar la sustitución del General Jefe responsable del frente norte. Y se nombró, para sustituirlo, en octubre 2006 al Teniente General Gadi Eisenkot, sefardí de origen marroquí, como jefe de este sector clave de la defensa de Israel, quien quedó a cargo de mantener, a poder ser, a raya a la muy nutrida capacidad agresora de Hezbolá.
Un grupo de altos mandos militares
Pero previamente a este nombramiento y a la vista de la experiencia acumulada con Hezbolá en la mencionada contienda (julio-agosto 2006), se dibujó claramente que Israel y su IDF se encontraban ante un enemigo cuya definición ya no podía quedar sujeta a cánones clásicos.
En efecto, el mencionado General Eisenkot1, que había sido anteriormente eficaz responsable militar de Judea y Samaria, en colaboración con otros jefes militares, como el general Giora Eiland2 y el coronel en la reserva Gabriel Siboni3, habían elaborado (previamente al nombramiento comentado más arriba) un replanteamiento de la teoría de la guerra más adecuado frente a Hezbolá (pero en su caso también practicable frente a Hamás), que se basaría en el reconocimiento de que el enemigo a combatir no está personificado ni por milicianos miembros de las organizaciones anti-israelitas y ni siquiera por las propias entidades beligerantes.
Y Eisenkot, cuando asumió su nuevo mandato adoptó, y de alguna manera, implantó su nueva teoría de la guerra, enfocada a tratar con mayor brutalidad y eficacia el tipo de amenaza que Hezbolá venía planteando.
La teoría Eisenkot
El razonamiento subyacente de la teoría Eisenkot es el siguiente:
Las organizaciones enemigas actúan desde nidos urbanos donde residen sus milicianos en compañía de los seres cercanos a ellos, a los que utilizan como escudos humanos.
Sus acompañantes no se separan de los milicianos huyendo en defensa propia y ni siquiera en la de sus menores, y esto no se debe a que, en general, se encuentren obligados o forzados a permanecer formando parte de ese entramado humano del escudo. Siguen allí por inercia, por costumbre o quizá porque no tengan otro lugar a donde ir. O bien por la convicción de que en ello debe consistir su contribución a la causa que defienden sus militarizados maridos, parientes o amigos. Se trata, pues, en principio, de escudos voluntarios. Y arrastran a los menores que están a su cargo a los riesgos inherentes a esa militancia civil. Según este nuevo planteamiento todos ellos deberían ser considerados cómplices (¡los mayores y los menores!).
El análisis de estas situaciones prosigue, según la teoría de Eisenkot, así:
El miliciano tiene, en principio, una mujer, su esposa, quién le alimenta y cuida de la prole, que verosímilmente le provee de todas las necesidades vitales que le permiten seguir luchando. Posiblemente le trae información o la lleva, realiza efectivamente funciones de comunicación y correo de naturaleza militar. Y, como ella, así actúan también los familiares mayores y adolescentes, los amigos, los vecinos y por qué no, los habitantes de la vivienda entera, del bloque, o de la zona o del barrio.
Y por ese camino se llega a tres conclusiones que confluyen desde tres planos diferentes: la constatación, la justificación y la disculpa. Por un lado el miliciano no podría hacer lo que efectivamente hace sin el apoyo, voluntario, de su entorno urbano. Por otra parte la protección del pueblo de Israel —según esta doctrina— no se podría asegurar, por lo menos a corto plazo, si fuera preciso salvar a los no milicianos mezclados o implicados (o a la mayor parte de ellos). Finalmente la responsabilidad única de la carnicería generada corresponde exclusivamente al enemigo, que es quien conscientemente utiliza a esos cómplices.
Este razonamiento equivale a negar la existencia de toda una categoría esencial de víctimas consagrada en los usos y costumbres clásicos de la guerra en los tiempos modernos. Así desaparecen del escenario conceptual del conflicto las víctimas colaterales. Ya no existirán. Todo fallecido, sea quien sea, en un contra-ataque masivo de las IDF es una consecuencia inevitable para conseguir la victoria militar, a su vez imprescindible para la subsistencia del Estado. Esta es la nueva definición israelí del enemigo: no cada uno de los milicianos, ni el conjunto de los mismos, ni la organización a la que pertenecen.
El enemigo contra el que hay que luchar es el conjunto del tejido urbano en el que se albergan los miembros de la milicia, sea este, como se ha dicho, un edificio, un grupo de ellos, o un bloque entero de viviendas, o un barrio, se trate de mujeres, de niños, de ancianos, de incapaces o de quien sea, tanto si están sanos como si se encuentran enfermos.
A esta teoría los generales y los altos responsables de las IDF la habían bautizado ya en 2006, precisamente con el nombre «Dahiya», el barrio chiita del sur de Beirut que vemos actualmente en todas las televisiones, durante las últimas semanas, bombardeado de nuevo sin restricción.
Vertiente racional de la nueva doctrina: la eliminación total
Otra aspecto del nuevo enfoque no es conceptual sino pragmático y se refiere a su rendimiento en términos de certidumbre o casi-certidumbre de eliminación de «todos» los milicianos que se encuentren dentro de un área y en un momento determinados.
Los drones podían ser ya suficientes y decisivos para la localización precisa de cada uno de los individuos objetivo (un procedimiento de eliminación más selectivo pero más laborioso y menos inexorable)4.
Pero a pesar de la creciente precisión de los cohetes tácticos, no se conseguía sin embargo, a menudo, esa ansiada certidumbre de eliminación.
Al adoptarse un criterio maximalista y radical como “Dahiya”, bastaba con recurrir a misiles con mayores propulsión, tamaño y potencia explosiva y dirigirlos, por ejemplo, al centro de un bloque, arrasándolo por completo, para asegurarse la muerte de “todos” los milicianos en él localizados, a costa de matar además a todas las personas restantes.
Obviamente esto se conseguiría verificándose al propio tiempo un ratio de víctimas “inocentes” (según el resto del mundo) o “colaboracionistas” (según el ejército israelí) respecto al número de miembros activos de la organización enemiga destruidos en esa operación, mucho más elevado que si se hubieran desplegado olas sucesivas de ataques de precisión con el apoyo de drones (que por el contrario no aseguran la eliminación del total de células hostiles en el área objetivo).
Así, aunque esta fórmula resultara menos presentable frente al mundo, todo sería sin embargo más simple, más eficaz, más resolutivo y más contundente.
Primeros ensayos prácticos de la doctrina
La teoría «Dahiya» se ensayó en alguna ocasión en los años siguientes a 2006 no en Líbano sino en Gaza (2008-2009 y 2014) y cuando esas operaciones de investigación mediante drones en tiempo real de las localizaciones precisas de los milicianos para eliminarlos uno por uno estaba ya en su apogeo.
En 2009 la operación «Plomo Fundido» en Gaza produjo 1.400 fallecidos locales. Estas actuaciones motivaron una investigación por parte de Naciones Unidas y una ola general de críticas que, a su vez provocaron las correspondientes respuestas impenitentes y explícitas por parte de los creadores de la Doctrina Dahiya5.
Pero la verdad es que no se planteó durante este largo periodo entre 2006 y octubre de 2023 ninguna situación límite que pudiera justificar una aplicación de «Dahiya» a gran escala, en la plenitud de su potencial de destrucción, como la que habría de verificarse enseguida.
Inesperadamente, en otoño de 2023, en el trágico escenario de violencia de Gaza, el destino se encargó de colocar a «Dahiya» en el centro de un sumidero truculento de la Historia…
El 7 de octubre 2023
El salvaje atentado cometido por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre 2023 convirtió a todo el país en un único ser humano sobrecogido y firme. El Gobierno, que no había sabido detectar la preparación de este ataque masivo ni había podido, una vez lanzado éste, defender a tiempo a sus víctimas (torturados, asesinados, raptados), estimó inaplazable la organización de una contundente reacción a esa tragedia. Las IDF habían de ser las primeras y principales ejecutoras de esa respuesta y a ellas correspondía proyectarla y presentarla sin dilación al Gobierno. Y en ese momento se encontraba disponible y tácitamente aceptada la comentada nueva prescripción de combate formulada desde 2006.
El concepto «Dahiya» no había conocido (en sus 17 años de existencia) aprobación, publicación oficial o confirmación formal alguna, pero como lo indican sus ensayos previos en 2008-2009 y 2014, estaba presente y había sido asumida por parte del estamento militar. Era el plan de guerra disponible para afrontar objetivos como aquellos que el Gobierno iba precisamente a señalar como consecuencia del horrible atentado del día 7.
Evidencia: Teoría y hechos
Lo que sí constituye evidencia empírica es que la actuación de la aviación, la cohetería y la artillería de la IDF durante el ataque a partir de octubre 2023 al norte de la franja de Gaza corresponde, punto por punto, a la nueva forma de guerra «Dahiya» tal como la habían formulado sus prescriptores entre 2006 y 2008, y que, a lo largo de esta guerra tan duradera, no ha dejado de aplicarse.
Aquella respuesta al atentado —esos devastadores e incesantes bombardeos israelitas de Gaza— nos pudo parecer, al menos a quienes no sabíamos entonces de la existencia de este plan, producto en parte de un rencor incontenible. Ahora se puede pensar en cambio que la reacción ha correspondido a un frío razonamiento previo y a una intención expresa más que a cualquier tipo de resentimiento frente a la inusitada violencia del atentado.
Por otra parte, en una visión retrospectiva, se podrían atar algunos cabos más. Por ejemplo, en la declaración pública de guerra el Gobierno de Israel estableció esencialmente dos objetivos, la recuperación de los rehenes y —textualmente— la «eliminación» (se ha debido entender completa) de Hamás. Este segundo propósito, que no constituyó un deseo sino un compromiso, apuntaría a la necesidad de adoptar intencionadamente un criterio de contrataque maximalista (eliminación completa de la red terrorista en Gaza) que corresponde claramente al plan «Dahiya», aunque ello haya implicado liberarse de cualquier tipo de ataduras en cuanto a la forma admisible de comportarse en una guerra, y haya causado en efecto graves consecuencias para la imagen internacional de Israel.
Finalmente, en el marco del desarrollo de este drama, tiene significación simbólica el hecho de que, una vez iniciada esta guerra, el Presidente del Gobierno Netanyahu decidiera, como así fue el caso, incorporar al General Eisenkot al Gabinete de Guerra para la campaña de Gaza.
Dedicatoria
A las muchísimas víctimas civiles de los históricos bombardeos de Hamburgo, Dresde y Tokio en el siglo pasado y a esos inocentes que han perecido ahora también injustamente en Gaza.
1 Gadi Eisenkot
- Reuters News, “Israel Warns Hezbollah War Would Invite Destruction”, Reuters, last modified October 3, 2008, paragraph 3.
- Gadi Eisenkot, quoted in Reuters News, “Israel Warns Hezbollah,” paragraph 2. Ibid., paragraphs 4-5.
- Public Library of US Diplomacy “IDF Regional Commanders Speak Out In Press Interviews”, 2008 October 15, 13:10 (Wednesday), Canonical ID: 08telaviv2329_a, Current Classification: SECRET.
- Gadi Eisenkot “A Changed Threat? The Response on the Northern Arena”, Military and Strategic Affairs, Volume 2, No. 1, June 2010.
2 Giora Eiland
- “The Third Lebanon War: Target Lebanon”, Strategic Assessment 11, no. 2 (2008): 16.
- “In Gaza, There is No Such Thing as ‘Innocent Civilians”, Ynetnews.com, las modified August 5, 2014.
- Entrevista por Ana Jerozolimski a Gen. Giora Eiland, Semanario Hebreo JAI, 10 junio 2024.
- The Times of Israel, Entrevista radio: “Giora Eiland, a former national security advisor and ex-IDF operations chief, has been bitterly critical of Israel’s response to October 7; here he sets out an alternative approach” by David Horovitz, 12 April 2024.
3 Gabriel Siboni
- INSS Insight 74, October 2, 2008 “Disproportionate Force: Israel’s Concept of Response in Light of the Second Lebanon War”.
- Quoted in Goldstone et , Report of the United Nations Fact-Finding Mission, pág. 254.
4 Journal of Strategic Security, Vol. 7, No. 4, Special Issue Winter 2014: Future Challenges in Drone Geopolitics “Investigating the Relationship Between Drone Warfare and Civilian Casualties in Gaza” by Dr. Ann Rogers, Royal Roads University.
5 Marouf Hasian, Jr. “Israel’s Military Operations in Gaza, Telegenic lawfare and warfare”, Routledge, 2016.
Otras referencias:
- London, Yaron “The Dahiya Strategy: Israel Finally Realizes that Arabs should be Accountable for their Leaders’ Acts”, com, May 10, 2008.
- Amos Harel “Analysis/IDF Plans to Use Disproportional Force in Next War”, Haaretz, last modified October 5, 2008.
- Eli Yishai, quoted in Raanan Ben-Zur, “Yishai: Destroy 100 Houses for Each Rocket Fired”, Ynet News, las modified February 2, 2009.
- Jean-Loup Samaan, “The Dahya Concept and Israeli Military Posture vis-à-vis Hezbollah Since 2006”, Comparative Strategy, Vol. 32, 2013 – Issue 2, pages 146-159, published online by Taylor & Francis, 17 Apr 2013
- Avelet Shaked, quoted in Mira Bar Hillel “Why I’m On the Brink of Burning My Israel Passport”, Independent, last modified July 11, 2014, paragraph 3.
- Avelet Shaked, quoted in William McGowan “The Member of Knesset Who Called For Genocide: Against the Mothers of the Snakes”, Mondoweiss, las modified August 2, 2014, paragraph 4.
- Eduard Farré “De Al Aqsa a Dahiya: La evolución doctrinal del Tsahal”, Publicado en GESI (https://www.seguridadinternacional.es) 9 nov 2017.
- Marei F.G.: Dahiya Doctrine in J.K. Zartman (Ed.) “Conflict in the Modern Middle East: An Encyclopedia of Civil War, Revolutions, and Regime Change”, pp. 75-76, ABC-CLIO.
- Àngel Marrades, “La doctrina Dahiya, la evolución de la estrategia militar de Israel”, Descifrando la guerra, 3 octubre 2024.
Todo esto está muy bien, pero da igual. Sinceramente, creo que la única solución es que las dos voluntades genocidas simétricas se empleen a fondo. El resto de la humanidad estamos allí como convidados de piedra, esperando que las dos religiones se aniquilen mutuamente. Nada importa, salvo su voluntad de matar, el resto son detalles tontos y aburridos; superfluos. Los israelíes son tan nauseabundos como su contrapartida palestina. End.
Tú no lees mucho no.
No sabes de nada, cuñao. End