Una herramienta de sospecha hecha caricatura por sus propias fórmulas
Ni siquiera internet las puso de moda; es muy probable que ya existiese alguna teoría conspirativa sobre la red antes de que ésta se implementara. Se puede definir de un modo sencillo a las teorías conspirativas como explicaciones —muy al estilo de las leyendas urbanas, aunque existen algunas muy sofisticadas— de acontecimientos pasados, presentes o futuros que surgen del escepticismo hacia las estructuras de poder y sus medios de comunicación, vamos, el folclore de nuestros días. Este folclore, como nos cuenta Miguel Ibáñez en su libro Pop Control, está relacionado estrechamente con el surgimiento de la MEDIASFERA — el ecosistema de los medios de comunicación—como entorno de la vida diaria de la mayoría de la población. Es en este terreno donde se dan las condiciones ideales para el rumor, esta tierra de nadie en que se funde la realidad y la ficción, las generalizaciones, las estigmatizaciones, en fin, nuestras tan mitificadas teorías conspirativas de la modernidad.
¿Es necesario conocer teorías conspirativas?
¿Una teoría conspirativa te llevará a algún tipo de conocimiento/verdad?
Uno de los problemas de las teorías de la conspiración es que tienden a pecar de lo mismo que critican: una fe ciega en la información, pero que en este caso es alternativa a la institucional u oficial. Esta fe en cualquier información que se adjudique como fuera del sistema, esta credulidad basada fundamentalmente en que los grandes poderes (políticos, empresariales, etc) tienen muy buenas razones para querer controlarnos como sea y ocultarnos sus verdaderas estrategias y mecanismos de manipulación masiva, nada que como concepto general suene rebuscado: todos sabemos de sobra que esto de la transparencia no es nuestra principal característica, y menos cuando nos traemos algo entre manos.
Tenemos derecho a sospechar
Y el conspiranoico (conspiración + paranoia) siente que es la única herramienta que posee para defenderse del mundo
Otro problema de las teorías de la conspiración es que tienden a ordenar los acontecimientos de un modo simplista, la idea del bien y del mal. Los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. A partir de definir moralmente a los protagonistas se argumenta para reafirmar esta definición, este orden casi perfecto en que se suceden las cosas. Todo está planeado, definido: causas y efectos. No existen los accidentes, las inoperancias, los errores, las ineptitudes, los cálculos mal sacados, los desbordes, las causes múltiples sin conexión.
Su fácil asimilación las hace accesibles para cualquiera
Explicaciones de cuál es el verdadero enemigo o los verdaderos enemigos de la sociedad, por dónde van los tiros de las futuras organizaciones multinacionales, los planes para los países más pobres, las razones de por qué se ponen de moda ciertos problemas del medio ambiente, confabulaciones de empresas que combaten enfermedades que ellas mismas crean, cómo aquellos que “dominan el mundo” solucionarán el desabastecimiento de ciertas energías combustibles, las estrategias para justificar algunas guerras e invasiones, asesinatos de líderes relevantes, ocultación de información sobre objetos voladores no identificados, conspiradores que crean conspiraciones para estigmatizar a una raza, y así hasta el infinito. Es nuestra versión no autorizada de los sucesos mediáticos, y es sencillo entender por qué: debido a la parcialización de la información, que condiciona la percepción de los hechos, tanto la propaganda, la publicidad, los noticieros, estudios académicos, por nombrar algunos, suelen deliberadamente proteger intereses (comerciales, por ejemplo). Y aunque idealmente el periodismo debiese ser un contrapoder, se ha vuelto un tipo de poder sin contrapesos. ¿Qué le queda al resto? revelarse ante esto con sus propias versiones de la realidad.
Las conspiraciones han existido siempre según nos cuenta la historia tradicional
Desde izquierdistas extremos a derechistas pro-nazis, recibimos aportes teóricos/conspiratorios y no está de más resaltar que algunas teorías de la conspiración están indiscutiblemente ligadas a creencias religiosas que destacan el fin de los tiempos. Generalmente religiones que no creen en la estructura de poder actual y en todo este sistema de (des)organización mundial. Es así como contrastan las políticas reinantes con sus propias utopías post-apocalípticas.
Las teorías conspirativas vienen tomando fuerza como parte de nuestra cultura pop desde la primera mitad del siglo XX
Las teorías de la conspiración deberían venir etiquetadas con la siguiente advertencia: pueden provocar extraños sentimientos de alivio, como le contaba Jonathan Vankin en una entrevista a R. U. Sirus, editor de Mondo 2000: “la visión conspiratoria del mundo es, para cierta gente, confortadora”. Al no aceptar que la realidad muchas veces puede ser un cúmulo de mediocridades que se producen a través de inoperancias y equívocos, que posteriormente son utilizados por algunos oportunamente para sus beneficios, como opina Julio Patán, autor del libro Conspiraciones: “es preferible creer que existe una fuerza más allá de nosotros mismos que lo ordena todo, así sea oscura y maligna, a aceptar que no hay un plan, que el mundo es caótico y que estamos solos en él . Es menos angustiante creer que existe Dios y un destino establecido.”
¿Eso significa que deberían desaparecer las teorías de conspiración? NO. Porque:
1.- Algunas teorías de la conspiración han demostrado ser ciertas o, al menos, no estar mal encaminadas. Por poner un ejemplo, el proyecto MK-ultra (un programa de investigación secreto de la CIA que trataba de descubrir métodos para controlar a la mente).
2.- Algunas teorías de la conspiración resaltan puntos ciegos en las interpretaciones comunes u oficiales de los eventos.
3.- Algunas teorías de la conspiración invitan al debate donde para contrarrestarlas se deben entregar o subrayar argumentos más contundentes que los que se informaron en una primera instancia. Como la famosa teoría de que el hombre no llegó a la luna.
4.- Algunas teorías de la conspiración son más divertidas que algunas novelas. Son un género narrativo en sí mismas.
5.-Podríamos decir que es un montón de información-basura no clasificada que podemos reciclar para cuestionar los paradigmas establecidos institucionalmente.
Para los iniciados que quieran algunas pautas simples para poder discriminar mejor entre tantas teorías las que podrían resultar más atractivas de profundizar, les recomiendo que busquen los consejos que da al respecto Michael Shermer de la revista Skeptic; entre ellos sugiere internalizar el siguiente concepto: “ la correlación no es causa”.
“Obviamente no creo que existan las conspiraciones perfectas pero eso no hace menos auténticas o factibles las conspiraciones reales.
Nadie puede engañar a todo el mundo todo el tiempo
Las teorías de la conspiración, en cierto modo, realizan un análisis opuesto al institucional. Les invito a usar la imaginación, necesaria y poderosa, sin olvidar el sentido crítico y una ausencia de fe en la información que llega a nosotros. Como proponía Miguel Ibáñez: “más que dar respuestas la invitación es a formularse preguntas”.
si el comisario encargado de la investigación de un delito con 200 muertos se encarga de destruir sistemáticamente TONELADAS de pruebas, si ese mismo comisario es ascendido y premiado por el presidente de un gobierno. podemos decir que ¿la teoría de la conspiración es una tontería?
Podemos decir que algunos periodistas deberían dejar de tomar ketamina
Las conductas más agresivas no son las de los conspiranoicos –mucho menos las de aquellos que se limitan a poner negro sobre blanco la inconsistencia de las versiones oficiales–, sino las de los oficialnoicos. Sé de lo que hablo. Son incluso violentos.
El oficialnoico está más cercano a la fe del carbonero que el conspiranoico. Es capaz de creerse las mayores estupideces con tal de que no alteren su creencia, su fe.
EL NEGOCIO DE LAS TEORIAS DE CONSPIRACION O POR QUÉ LA GENTE CREE O FINGE CREER EN CONSPIRACIONES
Según dicen algunos las teorías de conspiración suponen un negocio para los que las promueven vendiendo libros. Por supuesto que los que escriben libros o hacen conferencias contra las teorías de conspiración lo hacen gratis, ¿o no?
Como bien dicen los lameculinoicos, no existen las conspiraciones. La conclusión obvia es que las personas que han sido condenadas por los Tribunales por conspiración han sido víctimas de un error judicial.
Y ahí radica otro de los negocios de las teorías de conspiración. Es precisamente este negocio lo que explica el auge de las teorías de conspiración y que tantos magufos (profesores de Derecho Penal, jueces, fiscales, etc.) digan que existen las conspiraciones (de las que, por cierto, han hecho su medio de vida).
Cuando se pone en marcha el negocio de las teorías de conspiración, a los malvados conspiranoicos que se lucran de él no les importa el perjudicar a personas inocentes. Para mantener este negocio, los legisladores de muchos países incluyen en sus códigos penales la figura de la conspiración. Con esto dan comienzo a este lucrativo e inmoral negocio. Los profesores de Derecho Penal mienten diciendo que existen las conspiraciones y explican a sus alumnos en qué consisten. Estos profesores incluso escriben libros de Derecho Penal hablando de las conspiraciones. Libros que, con su venta, suponen un ingreso para ellos. Otros que se lucran con las teorías de conspiración son, por tanto, las editoriales y los libreros, sobre todo si están especializados en Derecho. En su avaricia, no les preocupa mentir ni estafar ni perjudicar a inocentes. A las Facultades de Derecho de las Universidades podríamos llamarlas «Escuelas de Magufos Conspiranoicos».
Los policías muchas veces acusan a personas de conspiración y los ponen a disposición judicial. Los fiscales acusan a muchas personas de conspiración. Los jueces han condenado a muchas personas por conspiración. No termina ahí la cosa. Luego de la sentencia, los funcionarios de prisiones tienen a su cargo la custodia de las personas injustamente condenadas por conspiración.
No existen las conspiraciones. Pero hay muchas personas que se lucran con este negocio: legisladores, profesores de Derecho Penal, libreros, fiscales, jueces, policías, funcionarios de prisiones, etc. No es extraño, por tanto, que surjan teorías conspiratorias que en algunos casos (afortunadamente no siempre) terminan en la condena de un inocente. Porque todas esas personas antes citadas han hecho de las teorías de conspiración su medio de vida.
Además, todos estos magufos conspiranoicos (legisladores, profesores de Derecho Penal, fiscales, jueces, policías, etc.) creen que Elvis está vivo.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— George Bush hablando de los atentados del 11-S.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Nerón hablando del incendio de Roma.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Adolf Hitler hablando del incendio del Reichstag.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Adolf Hitler hablando de Auschwitz.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Adolf Hitler hablando de… bueno, ¡hay tantas coas!
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Jorge Rafael Videla hablando de los desaparecidos.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Felipe Gónzalez hablando del GAL.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Dirigente de ETA hablando de la desaparición de Pertur.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Stalin hablando de la muerte de Trostky.
Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
— Stalin hablando de la Masacre de Katyn.
Nunca toleraré vergonzosas teorías de conspiración.
— Santiago Carrillo hablando de las Matanzas de Paracuellos.
Nunca toleraré vergonzosas teorías de conspiración.
— Acusado en un juicio donde le acusaban de conspiración. No le sirvió de nada esta alegación. El juez le condenó igual. Es la mala suerte de que le tocase un juez magufo.
Buen intento. Todos podemos teorizar, pero el vacío en el contenido aquí se hace muy evidente. ¿Qué sabes realmente acerca de conspiraciones? Lamentable.
¿De qué quería que se tratara el artículo? Quizás no queda bastante claro y debí explicarlo más explícitamente: la versión oficial de los hechos está, la mayoría de las veces, parcializada y/o manipulada (y parece más bien un acto publicitario que realmente periodístico), la cuestión que proponía con el texto simplemente ser crítico con todo: la versión oficial, la versión conspiranoica.
Y por cierto, yo no soy periodista.
Pues yo sé varias cosas sobre las conspiraciones en general (no voy a hablar de esta o aquella conspiración concreta):
1º Las conspiraciones no existen.
2º Las personas condenadas por los Tribunales por conspiración han sido víctimas de un error judicial.
3º En los libros de Derecho Penal dicen que las conspiraciones existen. De esto se deduce que los juristas dedicados al Derecho Penal, o son unos paranoicos o unos caraduras que fingen creer en conspiraciones para hacer negocio.
4º La mentira de las conspiraciones se mantienen porque sirven de negocio para: jueces, fiscales, policías, funcionarios de prisiones, profesores de Derecho Penal, etc.
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En un mundo que ha conocido el Holocausto, el GAL, la red Echelon, el escándalo Watergate, el Irangate, entre otras cosas, hace falta ser un paranoico o un chiflado para desconfiar de un gobierno.
Desconfiar de un gobierno sería algo razonable si alguna vez hubiesen hecho algo malo. Pero ese no es el caso.