Viene de «Futuro Imperfecto #25: La inteligencia artificial, y no la sequía, nos matará de sed (2)»
Aragón, retrato de nuestro futuro colectivo
Un año más estamos viendo cumplida la profecía que Rachel Carson hizo en su libro Primavera silenciosa (1962), donde imaginaba un mundo sin apenas pájaros ni insectos —sin ruido—. Y donde el agua estaría contaminada por químicos. En 2024 el número de aves e insectos ha descendido drásticamente, e ingerimos a diario microplásticos, nitritos y metales con el agua potable. Ello pese a la adopción de políticas de protección del medio ambiente y de la salud y seguridad humanas, que en parte deben su existencia a la repercusión que tuvo el texto de Carson.
La bióloga dejó además una honda huella en los escritores, especialmente en Frank Herbert, que imaginó en Dune una fantasía sobre los retos de una sociedad tecnológicamente muy avanzada ante un medio ambiente hostil. El planeta protagonista de esa novela cuenta con la mayor fuente de riqueza del universo, la especia, pero sus beneficios van a parar a aristócratas extranjeros, en lugar de aprovecharse para reverdecer la tierra desértica de sus habitantes. En muchos sentidos nuestro país comienza a parecerse a esa fantasía de ciencia ficción, porque el agua y la energía son nuestra especia, y la carrera de las grandes tecnológicas por acapararlas para sus centros de datos ya ha comenzado. Y en ningún lugar se ve tan claramente este retrato de la realidad como en Aragón.
Mientras realizaba este reportaje, Amazon anunció su inversión de 15 700 millones de euros para desarrollar los tres centros que ya tiene en funcionamiento en esa comunidad, y para construir otros cuatro adicionales. No es casual que haya elegido la región con el tercer río más largo y caudaloso de España tras el Tajo y el Duero. Pero en este caso el agua se suma a otros factores igual de relevantes.
Durante las dos últimas décadas Aragón ha cumplido su objetivo de convertirse en uno de los centros logísticos más importantes en el sur de Europa. Actualmente empresas fabricantes y de distribución libran una carrera por instalarse en sus polígonos industriales. Especialmente las de alimentación, moda rápida, y las que distribuyen a gigantes como Shein o Temu. Todas dependen de una compleja logística, que a su vez necesita la computación en la nube operada en los centros de datos.
Aragón genera además, gracias a las renovables, el 150 % de la energía eléctrica que necesita. En ello ha tenido un papel protagonista la empresa aragonesa Forestalia, que apostó por las energías verdes cuando casi nadie creía en ellas. Llegó bien posicionada para aprovechar el Pacto Verde Europeo, y hoy es dueña del 72 % de los parques eólicos y solares aragoneses. Cuando se concreten todos los proyectos en tramitación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2022-2030 (fondos europeos), la empresa habrá instalado el 41 % de los 8000 MW previstos. Y cuadruplicado la actual potencia eléctrica renovable de Aragón.
Un escenario ideal para la implantación de industrias con gran necesidad de energía, como los hipercentros, pero con importantes sombras. Forestalia se ha ganado fama de presionar a los vecinos de zonas despobladas para que cedan el uso de sus tierras agrícolas, y lucha por instalar cada vez más líneas de alta tensión que permitan trasladar el excedente eléctrico a comunidades limítrofes. Incluso atravesando espacios naturales protegidos. Además la concentración de parques en determinados lugares supone que muchos municipios tengan su territorio copado por placas y molinos. En sus paisajes no se ve otra cosa.
Tan importante es Forestalia, que Amazon acaba de comprarle 147.8 hectáreas para sus centros de datos, y la multinacional de Jeff Bezzos ha tenido muy en cuenta la capacidad actual y futura de las renovables en Aragón. La primera amenaza que suponen los centros de datos para cualquier país, incluso por encima del agua, es su consumo eléctrico. Un hipercentro necesita tanta electricidad como una ciudad pequeña como Toledo, Santiago de Compostela, o Sant Cugat del Vallés. Y todos los expertos en computación coinciden en que el uso de la inteligencia artificial multiplicará por cien esta demanda, y también la de agua.
Pero a diferencia de centros como el de Meta en Talavera de la Reina, los AWS (Amazon Web Services) aragoneses no emplean agua potable, sino lo que la empresa ha denominado, en sus comunicados públicos, aguas grises. Es un término impreciso, porque técnicamente se refiere solo al agua residencial procedente de duchas, bañeras y lavabos (no fecales, ni de cocinas o lavadoras). Como esa separación no se hace en el residencial español, lo que emplean en realidad los AWS son aguas regeneradas, procedentes de las depuradoras aragonesas, cuyo uso no está permitido para el consumo humano ni para la industria alimentaria. Agua extraída del caudal de los ríos Gállego y Ebro, o de los afluentes y manantiales que los alimentan. Sometidas a procesos más simples y baratos que los de potabilización, para riego de jardines y cultivos, entre otros usos.
La pregunta, como en el resto de centros de datos mundiales, es cuánta agua usarán. Y una vez más nos topamos con la opacidad que empresas y gobiernos emplean en todo el mundo para ocultar el consumo hídrico de estas instalaciones. Preguntado al respecto, Amazon responde que ese dato no lo hace público para proteger sus estrategias empresariales de la competencia. En cuanto a los datos publicados, el estudio de impacto ambiental aprobado por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y autorizado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en 2020, aprobó 36 millones de litros de consumo anual para cada uno de los centros.
Pero esa cifra está muy lejos de los 666 millones de litros que necesitaría cualquiera de los tres para funcionar un año a toda potencia. Al menos si calculamos la cifra en función de la potencia eléctrica instalada en los AWS, que también figura en los informes del INAGA, 739,9 GWh. Amazon publica este dato en su web corporativa, especificando que precisa 0.19 litros de agua por kilovatio hora de electricidad consumida. Como los kilovatios totales miden la potencia máxima de la instalación, y los kilovatios hora el consumo puntual, para gastar solo 36 millones de litros los centros de datos aragoneses de Amazon tendrían que estar operando a solo un 5 % de su capacidad.
No parece creíble que se lance semejante inversión para un aprovechamiento tan bajo. Pero si se está haciendo un uso mayor, la cantidad de agua consumida también tiene que serlo. ¿Cuántos millones de litros por año? Consultadas las administraciones públicas (aragonesas y ministerio) todas remiten a los datos publicados. Y la empresa a su política de confidencialidad. Lo que lleva a preguntarse si no estamos ante otro caso como los que se han repetido en todo el mundo. En Uruguay un proyecto de hipercentro de Google fue modificado, y en Países Bajos otro de Microsoft anulado al descubrirse que consumían mucha más agua de la publicada en los expedientes que aprobaron su instalación.
Para poner las cifras en contexto, la depuradora de Villanueva de Gállego, Zaragoza, uno de los pueblos sede de un centro Amazon, produjo el pasado año 2310 millones de litros de agua regenerada. Si el centro AWS operase a plena potencia, necesitaría acaparar un tercio de esa cantidad. Que además se extrae directamente de los manantiales y afluentes que alimentan el caudal del río Ebro, o directamente del río, que este año se encuentra al 59.1 % de su capacidad. Muy por debajo de los registro de la última década. Tanto es así, que la campaña de los agricultores de Riesgos del Alto Aragón se han iniciado con restricciones. Y a principios de mayo se calculó que el cultivo de secano aragonés puede perder este año el 50 % de su producción. Aragón tiene un grave problema de escasez de agua, pero celebra la instalación de siete hipercentros de datos.
Desde RAPA Aragón, la agrupación de asociaciones aragonesas en defensa del agua, José Sampériz nos explica, sin usar ese término, que su comunidad lleva mucho tiempo convertida en una gran zona de sacrificio. Debido a la implantación de energía eólica y solar, a la concentración de la actividad de Forestalia, y a los reiterados intentos de privatizar la gestión del agua en Aragón. Los centros de datos no están, de momento, entre las mayores preocupaciones de RAPA. Lo que se explica en parte por el gran número de frentes abiertos en diferentes regiones aragonesas, y porque allí la planta de Stellantis y la industria papelera consumen muchísima más agua que todos los centros actuales y futuros de AWS. Tampoco hay que olvidar que los centros de datos procuran implantarse lejos del debate público, especialmente en España, donde, a diferencia de otros países de Europa, aún no ha surgido un movimiento de oposición a los mismos.
Un aspecto muy relevante de estos centros, y en el que insisten los colectivos de RAPA, es la depuración. El hecho de que el agua empleada para refrigerar se devuelva a los caudales de los ríos contaminadas por partículas metálicas y otros desechos químicos ni siquiera está en el debate. Tampoco lo está reparar la red de abastecimiento. Somos uno de los países europeos que menos invierte en renovarla, según refleja en sus informes la Agencia Europea de Medioambiente. Lo que nos hace perder grandes cantidades de agua debidas a las fugas en la red. Amazon anuncia que está contribuyendo a evitar esto en Aragón, en los municipios donde tiene sus AWS, reparando fugas, y acercándose así a su objetivo de devolver tanta agua como consume en 2030. Así que a la locura de no saber cuánta agua precisan los centros de datos, tenemos que añadir la cesión de un mantenimiento que debería competir a los gestores públicos. Por nuestro propio interés.
Nuestro futuro es árido
No es solo Talavera de la Reina, Aragón, ni el resto de territorios con muchos centros de datos, como Madrid. España es, hoy, uno de los países europeos con menos agua disponible por persona. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente dentro de seis años, en 2030, el 40 % de los españoles vivirá en zonas con escasez hídrica. Veinte años después, en 2050, sufriremos las megasequías recurrentes que se anuncian para toda Europa. Y si el crecimiento de uso de la inteligencia artificial, y la implantación de centros de datos en nuestro país sigue a este ritmo, tendremos que alimentar además a una industria con una inmensa demanda de agua.
Quizá sea hora de democratizar una sed que nos afectará a todos. Porque, no lo olvidemos, las máquinas inteligentes también beben.
Muchas gracias por el artículo, muy interesante.
Como dice Jorge Dioni, la materia prima de España es España y los españoles.
Sobre el tema del agua en Aragón:
Aznar tuvo la pretensión de hacer un plan hidrológico en el que se iban a construir muchas presas en el Ebro y sus afluentes, para llevar a otras partes de España ese agua. No voy a entrar si el plan de Aznar era una buena idea o no, lo que digo es que Aragón si quisiera podría hacer muchas presas, no para llevar el agua a otros sitios, sino para autoabastecerse.
En el plan de Aznar se decía explicitamente que sólo se mandaría a otras regiones excedentes, pero en la práctica había un problema ¿quien decide lo que son excedentes?¿con que criterios? Si en otras regiones hiciese falta agua para la agricultura, y Aragón necesitase agua para sus centros de IA ¿que necesidad sería prioritaria?
Al final el plan de Aznar no se aprovó. Pero en una cosa sí tenía razón Aznar: Aragón tiene potencial para embalsar mucho agua.
Sobre el tema de la IA yo quiero hacer una aportación:
Una de las cosas «extrañas» de España es que tenemos más de 2 millones de parados pero escasez de mano de obra en muchas profesiones. Por ejemplo, de todos es sabido la escasez de médicos y otros profesionales sanitarios en la Sanidad Pública, y la principal razón es que no hay mano de obra. Pero por desgracia esto es un problema que va más allá de nuestras fronteras: escasean los médicos casi en todas partes, pero en otros países los médicos están mejor parados. El resultado es que muchos médicos españoles se van al extranjero.
Se podría pensar en subirles el sueldo para que no se vayan, y para incentivar que más españoles estudien medicina, pero en 1er lugar no sé que salarios sanitarios se puede permitir la sanidad pública.
En 2º lugar que la escasez de profesionales casi independientemente del salario se da en muchas otras profesiones. El problema parece que muchos jóvenes de hoy en día fracasan en los estudios. Hay otros empleos como el trabajo en la agricultura que no exigen muchos estudios, pero son muy duros y mal pagados, motivo por el cual hay que recurrir a extranjeros, pero la opinión pública por lo menos en muchos países se está poniendo cada vez más en contra de que entren «demasiados» inmigrantes. Escribo esto cuando todavía no se conocen los resultados de las elecciones europeas. No sé cuanta gente va a votar a la extrema derecha.
Yo no veo más solución que la IA. Hay que conseguir que con menos mano de obra, y sin subir los salarios más de lo que nos podemos permitir, se produzca más. Históricamente eso se ha conseguido principalmente a base de máquinas.
Perdón, en otros países los médicos están mejor PAGADOS
Quiero añadir otra aportación.
He leído que las IA de Google y Microsoft ¡no dicen quien ganó las pasadas elecciones presidenciales de EEUU! Yo lo entiendo aunque no lo comparto: muchas empresas no quieren meterse en política para no meterse en líos. Defienden sus intereses aunque sea manipulando sus productos.
Algunos han escrito acerca del peligro de que una IA podría rebelarse contra la humanidad como en Terminator. Yo he visto por la tele a alguien diciendo que no es posible, que las IA siempre estarán sometidas a sus creadores. Creo que este es el peligro más probable.
Dependencia tecnológica. Ya hemos visto que algunas empresas que podrían convertirse en las dominantes dentro del sector de las IA, manipulan a sus IA porque esos son sus intereses. Más que Terminator, lo que podría pasar es que acabásemos dominados por las empresas que fabriquen esas IA.
Se ha hablado de usar IA por ejemplo para agilizar los juicios. ¿Se imaginan que el poder judicial acabe de hecho en manos de Microsoft, por ejemplo?
Otros 2 problemas de la IA que se agravarían si el juez encargado de juzgar fuera…una IA de la misma empresa juzgada.
1. Hay quien ha propuesto usar IA para agilizar la sanidad. Supongamos que se denuncia a una IA por negligencia médica. ¿Van a multar, etc, a la máquina que cometió la negligencia? Sólo tendría sentido sancionar a un ser humano o una empresa gobernada por seres humanos.
Por otra parte estudié medicina y nos dijeron que todos podemos equivocarnos. La sanción sólo cae si se demuestra que hemos actuado como unos ignorantes, de ahí el nombre de negligencia. Pero si en el juicio se demostrara que la IA había sido negligente, los programadores podrían defenderse que aquello fue un fallo fortuito y difícil de preveer. Sería difícil demostrar que actuaron como ignorantes. Y si se denuncia a la empresa de IA, los ejecutivos podrían decir lo mismo: que la negligencia en todo caso fue de los programadores y a ellos que les dejen tranquilos.
2. También se podrían utilizar IA en una guerra y podrían surgir problemas parecidos si una IA es acusada de haber cometido un crimen de guerra.
¿Soluciones?
Propongo crear un organismo público independiente que sepa leer los códigos fuentes de las empresas de IA. Las empresas podrán decir que si cualquiera puede leer sus códigos, es como si perdieran su propiedad intelectual que podría ser leída por cualquiera. Es algo parecido a lo que alegó Microsoft cuando se la acusó de delitos contra la ley antimonopolio. Si las personas de ese organismo que propongo tuvieran prohibido por ley dedicarse a otra cosa que tuviera que ver con la informática, y se pusieran limitaciones a lo que pudieran revelar en los juicios o los medios de comunicación, se podría solventar una alegación semejante.
Sería algo similar a las leyes de incompatibilidad.
También sería necesario que los juicios por este tema los hicieran obligatoriamente jueces humanos. Y también sería una buena idea que en los juicios por IA se pudiera apelar a jueces humanos asesorados por ese organismo que propongo.
Pingback: Jot Down News #24 2024 - Jot Down Cultural Magazine
Pingback: Hay un sábado de común denominadores | Sursiendo
Me pregunto si la evolución de las sociedades desde la revolución industrial, es básicamente la mejora de la vida individual (una vida confortable) a costa de lo universal (medio ambiente) y si todo esto es simplemente un paso más. Si le dijeran a un minero del siglo XIX que sus tataranietos estarían recibiendo paquetes de amazon mientras teletrabajan desde su casa supongo que alucinaría, pero igual no tanto como al decirle no se puede bañar en el rio de su pueblo porque ya no existe, o está contaminado.