Arte y Letras Filosofía

La palabra orienta la atención

Sueño: horror sereno

Estoy hablando con alguien que maneja un sable, hace un movimiento artístico ante mí y de repente me corta la cabeza en dos partes, de arriba abajo y de un solo golpe hasta la altura del cuello.

Mientras corta, oigo un sonido similar al de un helado crujiente cuando se corta con el cuchillo.

No siento dolor, pero temo que la herida me separe la cabeza en dos, así que busco una cuerda para atármela.

Mientras la busco noto que la cabeza se me desmorona y entonces me despierto.

(Bernardo Ortín, La Eliana, 30 enero del año 2000)

Resulta sorprendente el lenguaje de los sueños. En muchas ocasiones no parece que guarde ninguna relación con lo que estamos viviendo en esos momentos. Y es que es el lenguaje más inconsciente que tenemos. Muchas veces, nos habla de lo que nos falta considerar en la vida, o lo que no dijimos en un momento determinado. Otras veces nos recuerda que prestemos atención a algunas experiencias que pueden amenazarnos. 

Además, su forma de expresarse es previa a la inteligencia racional. Anterior a nuestra dimensión civilizada. Por eso es tan directamente vinculado a lo instintivo. 

No obstante, es interesante que vayamos a un paso previo. Paso que nos servirá como encuadre para el tema que estamos abordando. Me refiero al análisis del impacto de la palabra en nuestro cuerpo y nuestra psique. Porque solemos valorar solamente el significado que tiene para nosotros el mensaje que recibimos. Sin embargo, la palabra dicha u oída tiene otras consecuencias en los interlocutores que participan del diálogo.

Cambios corporales que se producen con el manejo de la palabra

Cuando pronunciamos palabras generamos distintos tipos de impacto en el cuerpo. Y esto ocurre tanto en el que nos escucha como en nosotros mismos. La emisión de la palabra tiene un impacto físico que reorienta la atención de los interlocutores implicados en la conversación. 

Esto ocurre en la conversación con alguien y también con el efecto que nos produce nuestro propio diálogo interno. 

En este sentido el manejo de la palabra produce alteraciones en la velocidad y profundidad de la respiración. Cambios en el tono muscular y en el color de la piel. Así como en la frecuencia del pulso e incluso, en la temperatura corporal.

La palabra también afecta al movimiento rápido de las pupilas, como ocurre en la fase REM del sueño.

En otros momentos se pueden observar cambios en la actividad palpebral, así como cierto aumento del tamaño del labio inferior, e incluso de los poros de la piel.

La acción de tragar saliva puede estar relacionada con el manejo del texto, así como algunos cambios posturales y gestuales más o menos espontáneos y largos como el ladeo de la cabeza más o menos sutil.

El tono y ritmo de la voz también está estrechamente relacionado con el mensaje que estamos pronunciando. 

Fenómenos psicofísicos derivados del impacto lingüístico

Por otra parte, la experiencia transformadora de la palabra tiene que ver con movimientos corporales más o menos significativos provocados por una indicación del mensaje. Lo que se denomina Trance Ideo Motor. También podemos decir que la palabra genera nuevas informaciones sensoriales como imágenes, sonidos o sensaciones corporales conocidas como Trance Ideo Sensorial, hasta llegar a instalar en la mente distintos mensajes sensoriales de impacto positivo o negativo.

Otro fenómeno observable en mayor o menor medida es la catalepsia o pérdida de sensibilidad momentánea en alguna parte del cuerpo. O la levitación involuntaria o preconsciente de un brazo.

El acceso a la memoria también suele estar implicado en estos procesos, ya sea por amnesia o por hipermnesia.

La sensación de alteración de la velocidad del transcurso del tiempo por aceleración o lentificación es otro de los fenómenos comunes relacionados con lo que estamos diciendo. Lo cual ayuda a la percepción de regresión o progresión de la edad.

El manejo de la palabra influye directamente en nuestra proyección de atención asociada a la experiencia que estamos pensando cuando nos percibimos como la cámara que filma la realidad, o disociada de nuestra percepción del mundo cuando lo vemos desde afuera.

Todo esto se relaciona con la búsqueda transderivacional, mecanismo mediante el cual podemos acceder intuitivamente a recuerdos y experiencias vinculadas a la causa profunda de lo que nos ocurre. 

Y las puertas de entrada a estos procesos son el lenguaje de los sueños, la inducción a trance hipnótico y los relatos literarios. 

Tengo el olvido lleno de recuerdos

tengo el acuerdo de no acordarme

tengo un pasado que ya es historia

tengo una historia interminable.

(Néstor Sánchez)

La palabra orienta la atención Ilustración Trinidad Ballester.
Ilustración: Trinidad Ballester.

Propuestas hipnóticas para dirigir la atención

1. Enfocar la atención para acceder a recuerdos:

Mira esta tiza que llevo en la mano…

Ahora lleva tu memoria atrás, muy atrás… y asiste a la primera vez que viste una tiza, la primera ocasión en la que viste a tu maestra escribiendo en la primera pizarra que recuerdas…

¿Qué edad tienes? ¿Con quién estás? ¿Qué pone en la pizarra? ¿Qué dice la maestra? ¿Qué te hace sentir?

(Milton Erickson)

Este patrón de regresión hipnótica rápida está basado en el acceso a un recuerdo global, mediante la observación de un pequeño y sencillo objeto que resulta muy familiar para cualquier persona. Lo concreto lleva implícito la visión del universo. De la imagen de la tiza a la recuperación de la memoria de la infancia.

Atención visual

Centra tu atención consciente en un punto u objeto concreto, míralo, examínalo en detalle. Continúa respirando lenta, profunda y agradablemente. Fija tu atención en el punto y pon todos tus pensamientos en él. No te preocupes si, de tanto en tanto, te pasa por la mente algún pensamiento inconexo.

Cuando te aparezcan otros pensamientos en la mente, déjalos pasar y vuelve a los pensamientos acerca de ‘tu punto’. Continúa respirando profunda, lenta y satisfactoriamente. Comienza a decirte qué bien y relajado te sientes. El centrarte en el punto elegido te ayudará a adelantarte a otros pensamientos.

Comienza a hacerte sugestiones como esta:

«Con cada respiración profunda, relajante y satisfactoria, siento cómo la relajación me va bajando por los hombros, sigue por la espalda y se extiende hasta las piernas y los dedos de los pies. Cuanto más me relajo, mejor me siento».

No importa cuáles sean las palabras exactas que uses. Haz las sugestiones con tus propias palabras. Si tu objetivo (la relajación) está claro y las sugestiones son positivas, se comprenderá tu intención.

Tal vez notes que los ojos te lagrimean y comienzan a parpadear. Hazte sugestiones que te animen a cerrar los ojos. Por ejemplo:

«Cuando mis ojos se centran en el punto que he elegido, tal vez me parezca que estoy cansado. Si los ojos me comienzan a lagrimear y a cerrarse, es como si cuanto más se cierran, más me despejan de toda preocupación, inquietud y ansiedad. Siento el cuerpo relajado y cómodo; igual de cómodos, relajados y a gusto pueden estar mis ojos y mi mente».

Mientras tengo los ojos fijos en el punto que he elegido, puedo decidir en qué momento deseo cerrarlos. Así como por la noche decido en qué momento irme a la cama a dormir, puedo decidir cuándo me resulta más cómodo cerrar los ojos.

En la medida de lo posible, prosigue con la serie de sugestiones de este tipo. Puedes repetir las mismas cosas de muchas maneras. Cambia ligeramente las palabras o el orden en que las dices. Busca maneras diferentes de expresar la misma idea de concentración en el punto, la idea de relajación y el deseo de los ojos de cerrarse.

La repetición de las sugestiones y la monotonía de la concentración en un punto harán que muy pronto sus ojos ‘deseen’ cerrarse. Si, pasados 10 o 15 minutos, aún continúan bien abiertos, no te preocupes, sencillamente puedes decidir cerrarlos suavemente.

Con los ojos ya cerrados, continúa haciéndote sugestiones de que estás relajado y te sientes seguro, confiado y a gusto. Las sugestiones que te hagas pueden ser similares a las que empleas en la relajación progresiva. Incluso cuando ya te sientas muy relajado y cómodo, sigue haciéndote sugestiones para reforzar y generalizar la sensación de relajación por todo el cuerpo.

(Stephen Gilligan)

Enfocar la atención es uno de los mecanismos más importantes implicados en el aprendizaje. La mente inconsciente se pasa el tiempo enfocando la atención a aspectos concretos de la realidad exterior e interior y, por el contrario, expandiéndola a diversos factores simultáneos de la vida. El aprendizaje significativo se basa en la capacidad que tenemos para enfocar y ampliar nuestra atención.

Veamos a continuación, un patrón contrario a lo visto y de estimulación de la atención simultánea.

2. Expandir la atención simultánea. Pensar sin permiso de la conciencia

Patrón de inducción hipnótica: No notamos todo lo que ocurre

Siéntate cómodamente y adopta una actitud relajada e introspectiva. Para ello, puedes cerrar los ojos, relajar tus brazos apoyándolos sobre tus piernas y respirar profunda y satisfactoriamente tres veces, de modo que, cuando sueltes el aire, te cueste el doble de tiempo que cuando lo tomas. Si cuentas hasta tres para inhalar, debes contar hasta seis para exhalar y, cuando lo desees, te contaré lo siguiente:

En este mismo momento y sin que tú lo notes,

la Tierra se mueve

y lo hace en distintos sentidos.

Sobre sí misma,

alrededor del Sol…

y alterando levemente su propio eje.

Si te basas solo en la mirada y en lo que notas, parece que el que se mueve es el Sol frente a nosotros.

Cada atardecer, y sin que nadie lo piense ni otorgue permiso ninguno,

se produce un instante de silencio en los sonidos de la Naturaleza. 

Silencio que solo se puede notar si se presta mucha atención. 

Los sonidos se vuelven a producir instantes después de que el Sol se ponga.

También, con cada atardecer, se produce el ascenso de millones de seres vivos desde los fondos abisales a la plataforma marina. 

Con el amanecer, esos seres marinos, sensibles a la luz, regresan a su zona abisal recorriendo a veces cinco o seis mil metros en vertical.

Las diferencias de temperatura provocan la migración de millones de aves por distintas zonas de la Tierra.

Los cambios de temperatura funcionan como un sensor que hace cantar a las cigarras y a muchos tipos de pájaros.

En el mismo sentido, hay otras cosas sobre las que no tiene conciencia y que, sin embargo, ocurren:

tu propia respiración,

quizá algún proceso digestivo,

la incorporación del oxígeno a los tejidos,

la actividad de los neurotransmisores,

la asimilación del calcio en los huesos,

la integración de multitud de oligoelementos en tu organismo,

los estímulos eléctricos que mueven su corazón.

En este instante, hay aprendizajes que están produciéndose sobre los que tú no tienes conciencia y ni siquiera notas.

Lo que debes hacer es ayudarlos a instalarse en tu inteligencia, en tu mente, aún sin conocerlos.

Sabes cómo mantener el equilibrio de tu cuerpo en estos momentos, pero no sabes cómo lo consigues, qué músculos mueves primero y cuáles después…

Confía en tu propio inconsciente, porque del mismo modo realiza muchos aprendizajes útiles. Así que lo mejor es que confíes en ti mismo y estés en ese estado en el que mejor te funciona todo: tranquilo, seguro y a salvo de todo.

Y cuando te parezca que está todo en orden y a tu gusto… abre los ojos y observa lo que te rodea.

 (Sidney Rosen)

Confiar en que la vida transcurre sin nuestro consentimiento nos permite conectar con lo esencial, a la vez que nos quita tensión y responsabilidad sobre muchos aspectos de la realidad sobre los que pensamos que tenemos responsabilidad. La mayoría de los procesos esenciales ocurren fuera de nuestro control de la conciencia. 

Me gusta…

De la primavera me gusta

la marea de azahar

y el alarde verde

Del verano me gustan

los pies descalzos,

la ropa leve,

la noche

Del otoño, la luz

y el aire fresco

en mi cara

Del invierno me gusta

tu cama.

(Trinidad Ballester, 1992)

De nuevo, la poesía nos sitúa en el papel de espectadores de la realidad, lo que es muy interesante. 

A menudo sentimos mucha responsabilidad sobre nuestros procesos vitales cotidianos. Siempre se espera algo de nosotros en todos nuestros contextos. Si ejercemos como profesionales, se espera que desempeñemos una tarea de calidad, si estamos estudiando que seamos buenos alumnos, en el contexto familiar, se espera que desempeñemos un buen papel de padre, madre, hijo, esposa, marido…

Sin embargo, la mente necesita durante al menos cincuenta minutos al día que vivamos la existencia sin que nada se espere de nosotros. La poesía, entre otras artes literarias, nos ayuda a experimentar esta sensación. Ya que, más que aproximarnos a ella para analizarla, lo interesante es que el poema venga hacia nosotros para que podamos experimentarlo.

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