Tecnología

La IA contra el ser humano

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Ilustración: Andrea Devia-Nuño

«Este hombre futuro —que los científicos fabricarán antes de un siglo, según afirman— parece estar poseído por una rebelión contra la existencia humana tal como se nos ha dado, gratuito don que no procede de ninguna parte (materialmente hablando), que desea cambiar, por decirlo así, por algo hecho por él mismo».

Estas palabras proféticas de Hannah Arendt —escritas en 1958— nos ofrecen el terreno del que surge la inteligencia artificial (IA) como rebelión prometeica. Este «gratuito don de la existencia» se nos da en compañía de otros, por eso la soledad es tan indeseable. Pero el humano actual enfrenta la grave crisis de la soledad, no recurriendo a sus semejantes, sino a la IA hecha por él mismo, de modo que promueve precisamente la soledad que pretende combatir. Esbozo esta tesis en nueve puntos que pretenden mostrar que la IA es un problema político de primer orden, que apuntala la crisis de la soledad.

  1. Contra lo social. El primer contacto significativo de la Humanidad con la IA ha sido el gran experimento de las redes sociales iniciado hace dos décadas. Sus frutos son ya machaconamente reconocidos: pérdida de capacidades cognitivas —memoria, atención, pensamiento—, o crisis de la democracia. Sin embargo, su fruto más inquietante es cómo han ahondado en la crisis de la soledad. En los últimos tiempos quizá nada ha destruido más las auténticas redes sociales que las llamadas redes Este término comercial —«redes sociales»—, ha dificultado la comprensión del propio fenómeno y ha mostrado cómo el acto de nombrar las cosas puede suponer un auténtico engaño colectivo. En todo caso, se empiezan a remediar algunos de estos problemas: así ocurre gracias a la prohibición de los smartphones en las aulas en Francia, Portugal o Italia.
  2. Contra lo La llamada IA generativa permite a cualquiera crear irrealidad. Se falsea la realidad percibida a través de las pantallas. Esta representación de la realidad deja de corresponderse con la realidad, deja de representarla con fidelidad. La imagen o el vídeo verosímil pero ficticio sustituye a la cosa representada, generando así una crisis de la distinción entre el hecho y la ficción. El problema más profundo no es técnico, que podamos eliminar esa distinción, sino que ya no nos importe la diferencia (como señala Michael Sandel en su entrevista para TELOS en el número 122, dedicado a la posverdad). Las redes sociales son el antecedente inmediato que permite socavar la percepción de la realidad en favor de una percepción personalizada del mundo, subjetiva, en la que la distinción entre hecho y ficción resulta irrelevante.
  3. Contra la alteridad. El segundo contacto significativo de la Humanidad con la IA son los grandes modelos lingüísticos que permiten el desarrollo del diálogo ser humano-IA. Esto admite ahondar en el carácter antisocial de las redes sociales al ofrecer un nuevo placebo ante relaciones humanas líquidas, inestables y superficiales. Sin embargo, este nuevo placebo viene a agudizar la crisis de aislamiento, pues el carácter complaciente, sumiso y servicial de los chatbots contrasta con la fricción propia de las relaciones con humanos. Esto nos hace menos capaces de emprender relaciones humanas en las que el otro no se limita a aportar complacencia, sino que nos reta, nos corrige y se contrapone a nosotros. La discrepancia, el desacuerdo, incluso el conflicto, forman parte de las mejores formas de relación humana.
  4. Contra el sexo real. Esta pérdida de alteridad, de contacto con el otro, se pone de manifiesto en otros ámbitos. La pérdida de relación con el cuerpo del otro parece conducir también al deterioro del sexo real en favor del porno digital (hoy totalmente a la carta, gracias a la IA generativa). Higinio Marín ha señalado que el sexo guarda una estrecha relación con el deseo de no estar solo, un deseo que sin duda el porno no puede El sexo, a diferencia del porno, requiere de un otro que se nos contrapone: un otro que tiene un cuerpo real, imperfecto y que no siempre está disponible para uno. Pero si en este ámbito lo que importa es la disponibilidad de cuerpos perfectos —y no el encuentro entre personas—, el sexo real no puede competir con el porno digital. Por eso, es vano el intento de muchos de parecerse a los modelos pornográficos: ahí reside el empeño narcisista de obtener un cuerpo ideal en el gimnasio y en el quirófano —y, por tanto, el rechazo al cuerpo real y personal de cada uno—, que ahonda precisamente en este complejo ante el cuerpo real. Ese cuerpo que, a pesar de los esfuerzos, a uno le acompleja porque envejece, enferma, etc. No es extraño que hoy la gente tenga menos relaciones sexuales a pesar de —o, precisamente, debido a— la omnipresencia del porno en todos los ámbitos de la cultura.
  5. Contra el La IA nos aleja del mundo real, físico, de cosas y cuerpos sometidos al tiempo, cuya entropía y deterioro es inevitable y lo sustituye por un no-mundo de datos y máquinas que no dejan de mejorar y que ofrecen, según el caso, una representación del mundo, una falsificación del mundo o la producción de imaginarios a medida de cada uno. Esto no tendría por qué ser así, la IA podría devolvernos al mundo, pero la IA actual fomenta precisamente ese alejamiento. Ejemplo de esto son las redes sociales que no son una herramienta para el encuentro físico —pero, ¡podrían serlo dentro de otro modelo económico!—, sino que son autorreferenciales y adictivas. No es nada extraño que los grandes tecnólogos inicien también la carrera espacial y propuestas transhumanistas: nuestro mundo y nuestra existencia no les gusta, y hay que emprender la huida del modo en que cada uno pueda.
  6. Contra la acción humana. La IA supone muchas veces infravalorar la acción humana o, al menos, una visión funcional de las acciones Es decir, las acciones no se consideran realidades valiosas en sí, sino que son meramente funcionales, eficaces o utilitarias. En otras palabras: la acción es tarea sustituible. Esta idea de la imperfección humana solo es aceptable con una visión mecanicista de la realidad. Si el mundo es un mecanismo, da igual cambiar un tornillo por otro, con tal de que funcione. Así, la IA asiste, sustituye al ser humano o transforma tareas humanas en otras nuevas. A nivel más concreto, hay numerosas manifestaciones de la IA útiles y moralmente aceptables. Pero, a nivel general, subyace la idea de la imperfección humana frente a la creciente perfección de la máquina. Y, en todo caso, es evidente dónde saltan aquí las alarmas: cuando se quieren reemplazar relaciones que implican vínculos profundos (amistad, ternura, sexo, etc.) por una suerte de “intimidad artificial” con las máquinas.
  7. Contra la La mitad de los ingenieros que trabaja en seguridad de la IA opina que hay un 10 por ciento de posibilidades de que esta suponga la extinción humana. Eso está por ver. En todo caso, la IA otorga poder sin precedentes a los individuos para llevar a cabo tareas distintas o de forma mucho más eficaz. Esto hace, con carácter general, el mundo más disponible y cómodo, pero esta disponibilidad ha llegado a un grado en que constituye también un peligro. La IA —dada su complejidad, velocidad, opacidad y su autonomía— escapa cada día más de las manos del ser humano volviendo el mundo cada vez más indisponible e inseguro. A la IA le son aplicables las palabras de Harmunt Rosa sobre la «vuelta de lo indisponible como monstruo». Sí, hemos hecho disponible el mundo, pero al riesgo de crear un monstruo impredecible que deteriora nuestros ya frágiles vínculos sociales.
  8. ¡Contra el experto! Lo anterior parece legitimar la idea de que el mundo lo gobiernen los técnicos, los ingenieros. Pero, si Eric Schmidt, director ejecutivo de Google 2001-2011, dice que no comprende la IA actual, ¿qué abismo habrá entre el ser humano común y estas cosas? Más aún, ¿qué gobierno de técnicos esperamos si los técnicos ya no saben? La situación parece abocarnos al gobierno de las máquinas.
  9. Contra la deliberación democrática. La IA actual es antidemocrática por diversas razones. La primera y más profunda es que ahonda en la crisis de la soledad, y la soledad es la tierra fértil para que surja cualquier tiranía. Sin vínculos fuertes no hay auténtica democracia. La segunda, muy relacionada, es que las redes sociales, con sus cámaras de eco y, en general, con su selección de contenidos provocativos, fomentan una fuerte polarización política que dificulta la posibilidad de una buena convivencia. La tercera es que las redes, con su deterioro de las capacidades cognitivas o el predominio del éxito, impiden o dificultan seriamente tanto la deliberación democrática como, simplemente, la toma de conciencia de que uno pertenece a una comunidad política y eso importa realmente.

Si nuestra comunidad política quiere todo esto está por ver, creo que la mayoría de nosotros no. Sin embargo, poco importa nuestra opinión si admitimos la falacia del inevitabilismo, que considera la IA una realidad necesaria. En ese caso, nada importa el consenso sobre ella. Pero nada tiene esto de inevitable, pues el avance de la IA no es más que la suma de decisiones humanas. “La única cuestión que se plantea —continúa Arendt— es si queremos o no emplear nuestros conocimientos científicos y técnicos en este sentido, y tal cuestión no puede decidirse por medios científicos; se trata de un problema político de primer orden y, por lo tanto, no cabe dejarlo a la decisión de los científicos o políticos profesionales”. Es decir, somos nosotros los que debemos hablar. La IA es un problema político de primer orden: ni tiene vida propia, ni escapa al uso de nuestra razón, ni a la decisión de nuestra voluntad. Si ahonda en la crisis de la soledad, hay que dejar claro que la IA socava los cimientos de nuestras sociedades, por mucho negocio que hagan algunos con ella, o por mucho que facilite nuestras vidas en otro sentido. En consecuencia, todo lo que cree auténtica comunidad va a ser, entonces, un modo de combatirla.

Bibliografía

Arendt, H. (1993): La condición humana. R. Gil Novales (trad.). Madrid, Austral.

Fernández Vicente, A. (2023): “La calidez de un mundo sin smartphones” en TELOS. Disponible en: https://telos.fundaciontelefonica.com/la- calidez-de-un-mundo-sin-smartphones/

Harris, T y Raskin, A. (2023): “The AI Dilemma” en Your Undivided Attention. Disponible en: https:// open.spotify.com/episode/0KQbUp5WoeSTUSR- YATnKTZ?si=a1MdQCFbTVGwCSu1y4IgHQ.

Este artículo forma parte de la revista Telos 124 «Inclusión digital» que se puede descargar gratuitamente aquí.

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5 Comments

  1. El artículo es muy interesante. Podrá la IA ayudarnos o firmará nuestra sentencia? Muchas gracias

  2. Begoña Santos Martínez

    Estamos tan solos, que por ello buscamos contacto con los animales, nos quieren sin condiciones, no nos critican. Necesitamos acariciar a un ser vivo. Esperemos que esto, como toda la agenda 2030, no triunfen.

    • Listado de los 17 objetivos de la Agenda 2030.

      Fin de la pobreza. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo para lograr la sostenibilidad económica. Más de 700 millones de personas en el mundo viven en la pobreza con menos de 2 euros diarios.

      Hambre cero. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Más de 800 millones de personas están subalimentadas.
      Salud y bienestar. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. Más de 5 millones de niños mueren antes de los 5 años de edad.

      Educación de calidad. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad a la infancia y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. 57 millones de niños no están escolarizados, la mayoría en África.

      Igualdad de género. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Más de 200 millones de niñas han sufrido mutilación genital femenina. Las mujeres necesitan protección contra la violencia de género doméstica.

      Agua limpia y saneamiento. Garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos. Un 30% de la población mundial no tiene acceso al agua potable. Más de 800 millones de personas siguen defecando al aire libre. La escasez de agua potable en el mundo es un problema global creciente.

      Energía asequible y no contaminante. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. Una de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad. Reducción del uso de los combustibles fósiles. Más del 80% de la energía consumida es de origen no renovable.

      Trabajo decente y crecimiento económico. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Casi una de cada diez personas está desempleada. Mejorar el crecimiento económico y la productividad, creando empleos decentes es un reto a conseguir.

      Industria, innovación e infraestructuras. Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación. Los países en desarrollo tienen escasas infraestructuras básicas, que afectan a la productividad de las empresas. Al menos una de cada diez personas no tiene acceso a la banda de ancha móvil.

      Reducción de las desigualdades. Reducir la desigualdad en y entre los países. Hay que prestar atención de las necesidades de las personas más marginadas y desfavorecidas para conseguir la sostenibilidad social. Gana importancia la inclusión de la población independientemente de su origen, sexo, raza, discapacidad, etnia, religión, situación económica o cualquier otra condición.

      Ciudades y comunidades sostenibles. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Se espera un gran crecimiento de la población en las ciudades, sobre todo en barrios marginales. El aire que respiran las personas en muchas ciudades, no cumple las mínimas normas de seguridad.

      Producción y consumo responsables. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Es necesaria una producción que consuma menos recursos naturales y contamine menos. La educación del consumidor tiene que favorecer un consumo más responsable y consciente.

      Acción por el clima. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Se adoptan medidas para frenar el cambio climático. Es necesario el respeto al medio ambiente para mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad ambiental.

      Vida submarina. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos. La contaminación del agua marina pone en peligro a muchos ecosistemas y a más de 3000 millones de personas que viven del mar.

      Vida de ecosistemas terrestres. Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad. Proteger la biodiversidad de las especies, los bosques y reducir la desertificación requiere el esfuerzo de todos los países.

      Paz, justicias e instituciones sólidas. Promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas. Naciones Unidas demanda instituciones eficaces y transparencia. La meta es reducir la corrupción, la delincuencia, la violencia y las políticas discriminatorias, para conseguir una sociedad más pacífica.

      Alianzas para lograr objetivos. Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sustentable. Construir alianzas entre gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Compartir recursos para ayudar a países en desarrollo.

  3. Excelente artículo.

    Sólo falta que se insista en que la IA NO EXISTE. Se trata de algoritmos inductivos que no se ajustan a nuestra definición de inteligencia: a día de hoy le falta pensamiento deductivo (escaso), y abductivo (inexistente).

  4. Ivan FM

    La IA es tan peligroso como las redes sociales, los autos o las armas. Todas construcciones humanas. Al final todo se resuelve con ética.

    La salvación a todos los problemas sociales es una ética a la altura del desarrollo tecnológico.

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