Arte y Letras Literatura

Asimov, Le Guin, Lem (1)

Ilustración de Ciberíada, de Stanislaw Lem. Leguin Asimov
Ilustración de Ciberíada, de Stanislaw Lem.

Tengo al menos dos razones para juntar estos tres nombres, una objetiva y otra personal. La primera y más importante es que constituyen la tríada capitolina del olimpo de la ciencia ficción; la segunda, que tuve el privilegio de ser su editor y prologuista en castellano. En el caso de Isaac Asimov y Stanisław Lem, durante muchos años y muchos libros; en el de Ursula K. Le Guin, la experiencia fue corta pero intensa: una novela, El mundo de Rocannon, y varios cuentos en diversas antologías publicadas por Editorial Bruguera. Eran tiempos predemocráticos (siguen siéndolo, pero menos) y predigitales, por lo que mi relación con elles, dadas mis dificultades de entonces para viajar, fue solo epistolar.

Puede que no todos estén de acuerdo con la primera razón aducida, pues entre los frikis de la ciencia ficción (no lo digo despectivamente, me incluyo entre ellos) hay preferencias muy variadas y a veces antagónicas. Yo, por ejemplo, no soporto —aunque por razones distintas— ni a Robert Heinlein, ni a Ray Bradbury, ni a Harlan Ellison, tres autores de culto entre los fans menos jóvenes, y Lovecraft, que para algunos es poco menos que un dios, me aburre y me repele a partes iguales. Y, por si fuera poco, creo que Philip K. Dick está sobrevalorado, igual que, a otro nivel, Arthur C. Clarke. Pero, al margen de preferencias personales, hay razones de peso para afirmar que Isaac Asimov, Ursula K. Le Guin y Stanislaw Lem están en lo más alto de sus correspondientes vertientes narrativas, que son, respectivamente, la ciencia ficción científica (valga la redundancia), la antropológica/sociológica y la filosófica (la mejor ciencia ficción suele ser las tres cosas a la vez, pero no en la misma medida).

Personas eléctricas y robots acuosos

Hay al menos otra razón objetiva para juntar los nombres de Asimov y Lem en un mismo artículo: su especial interés por los robots como materia literaria.

Aunque algunos consideran que la obra cumbre de Asimov es la saga de las Fundaciones, otros damos prioridad a sus pioneros relatos sobre robots, que acabaron configurando un subgénero propio dentro de la narrativa de ciencia ficción.

Los robots positrónicos de Asimov están programados para cumplir escrupulosamente las Tres Leyes de la Robótica, enunciadas por primera vez en «Círculo vicioso», un relato publicado en 1942:

  1. Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

En 1950, Asimov publicó una primera recopilación de relatos sobre este tema con el título Yo, robot; en ellos se plantean una serie de paradojas, dilemas y conflictos relacionados con la interpretación de las leyes de la robótica en situaciones complejas o dudosas, que a menudo sirven de pretexto para poner en evidencia las contradicciones de los humanos, enfrentados al implacable espejo de una conducta rigurosamente lógica y coherente.

Los robots de Asimov y sus leyes han tenido una gran influencia, y no solo en la ciencia ficción, y el desarrollo de la robótica real ha revalorizado —y utilizado— algunas de sus reflexiones. Aunque el nombre de Asimo, el pionero robot de Honda, es un acrónimo (Advanced Step in Innovating MObility), también es un homenaje al creador de las Tres Leyes de la Robótica.

Con el tiempo, y al introducir en sus relatos robots cada vez más evolucionados, Asimov completó sus tres leyes con una «Ley Cero», que viene a ser una generalización de la Primera Ley (o más bien un salto cualitativo, por la consabida conversión de la cantidad en calidad), puesto que dice que un robot no puede dañar a la humanidad ni, por inacción, permitir que la humanidad sufra daño alguno.

Especial atención merece, en este sentido, el relato de robots positrónicos que el propio Asimov calificó de «definitivo» (luego escribiría, en la misma línea, la novela El hombre bicentenario); me refiero a «That Thou Art Mindful of Him» (1974), que publiqué en castellano con el título «¿Qué es el hombre?», título que, medio siglo después, no sé si fue el más acertado (te invito a leerlo —es fácil encontrarlo en la red, tanto en castellano como en inglés— y a sacar tus propias conclusiones).

Y si en sus relatos Asimov analiza meticulosamente la posible evolución de la robótica y los problemas que podría conllevar la convivencia de humanos y robots, Lem se sitúa mucho más allá, en un universo en el que máquinas inconcebiblemente evolucionadas viven sus extraordinarias aventuras en el marco de lo que a veces parece una civilización de tipo III (o incluso IV) en la escala de Kardashov1 y otras veces recuerda el mundo medievalizante de los cuentos de hadas. Ocasionalmente aparecen los humanos (llamados «acuosos» por los robots), pero solo como comparsas o referentes semilegendarios.

Los relatos robóticos de Lem están reunidos en dos volúmenes: Fábulas de robots (1964) y Ciberíada (1965). Los protagonistas de muchos de estos cuentos son los «robots constructores» Trurl y Clapaucio, a la vez amigos y rivales, capaces de construir las cosas más inverosímiles y disparatadas.

Pero la fama de Lem se debe sobre todo a Solaris, cumbre de la narrativa de ciencia ficción y una de las novelas más singulares del siglo XX.

Solaris ha sido llevada al cine en tres ocasiones, pero ninguna de las versiones le hace justicia, a pesar de que la segunda la realizó Tarkovski (en 1972) y, como todas sus películas, es una obra maestra. Pero la sutil trama psicológica y filosófica de la novela hace que sea muy difícil, por no decir imposible, trasladar al lenguaje cinematográfico su complejo núcleo conceptual.

El planeta Solaris, perteneciente a un lejano sistema binario, está recubierto por un denso océano protoplasmático que parece dotado no solo de vida, sino también de consciencia. Pero todos los intentos de los humanos por comunicarse con el gigantesco ser extraterrestre fracasan, y los efectos secundarios de estos intentos (narrados en primera persona por el protagonista) son tan inverosímiles y perturbadores que llegan a poner en entredicho el concepto mismo de realidad (entre otras cosas se plantea, de una manera especialmente inquietante, la cuestión de la duplicabilidad de un ser humano).

Una antropóloga en Marte

En clara alusión al título —y al contenido—del fascinante libro de Oliver Sacks, podríamos definir a Ursula K. Le Guin como una antropóloga/socióloga que explora otros mundos (que están en este, como nos recuerda Paul Éluard). Y que extrae de sus apasionadas exploraciones, en la línea de su irritante maestro Lévi-Strauss2, profundas reflexiones éticas y políticas, plasmadas, entre otras, en dos obras capitales de la ciencia ficción: La mano izquierda de la oscuridad y Los desposeídos. Pero ese es otro artículo (concretamente, el siguiente de esta serie).

(Continúa aquí)


Notas

(1) En los años sesenta del siglo pasado, el astrofísico soviético Nikolái Kardashov propuso una clasificación de las civilizaciones (hipotéticas) según la cantidad de energía que pueden utilizar. Las de Tipo I son capaces de aprovechar toda la energía disponible en un planeta; las de Tipo II, toda la energía de una estrella; las de tipo III, toda la energía de una galaxia…

(2) «Claude Lévi-Strauss ha sido para mí una gran fuente de fructífera irritación», declaró Le Guin en una entrevista.

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62 Comentarios

  1. Hermoso artículo. No estaré de acuerdo en un 100% pero, vamos, ni siquiera podría estar de acuerdo en un 100% con mi yo de anteayer (se los juro con mi mano izquierda sobre mi colección completa de El Péndulo).

    No me queda otra opción salvo agradecer.

    • Frabetti

      Gracias, Senuf. Me identifico con tu desacuerdo contigo mismo, y creo que es bueno que nos autocuestionemos continuamente.

  2. Oscar Iván Acosta

    Un maravilloso artículo manchado, lastimosamente, con un innecesario, (elle).

    • Frabetti

      Gracias, Óscar, aunque creo que los adjetivos son excesivos: ni el artículo es maravilloso, me temo, ni es innecesario combatir el machismo lingüístico. Admito que lo de las terminaciones en e suena fatal, pero de alguna manera hay que acabar con el masculino inclusivo, que hemos llevado hasta el extremo de decir «el hombre» para referirnos a la humanidad. ¿Alguna propuesta?

      • Juan Miguel

        Si. Dejemos que el tiempo y la gente decida si elle se convierte en uso común, o por el contrario fenece por su desuso.

        Y todes contentos.

        • Gayo Maro

          Será «contentes».
          Es neo-lenguaje de Tip y Coll que manifiesta el desconocimiento político de la filología castellana y el deseo de asimilarlo como sea a las reglas del inglés.
          En español el masculino plural no existe. Sólo existe el neutro.
          España, aunque políticamente fuera patriarcal, antropológica y mayoritariamente, antes de la pujanza de la familia nuclear, fue siempre un matriarcado. Cuando una pareja se casaba la familia paterna “perdía” un hijo que “ganaba” la familia materna, la cual habitualmente era la casa de acogida. Ese uso se expresó en el lenguaje haciendo desaparecer el masculino plural por completo. Cuando nos referimos a “tres hermanos y una hermana” podemos decir indistintamente lo que acabo de decir o, simplemente, decir “cuatro hermanos”. Sólo si fueran cuatro chicas se emplearía el “hermanas”.
          El lehendakari Ibarretxe comenzó con la moda política de “los vascos y las vascas”. Su uso políticamente significativo era filológicamente ignorante, pues implicaba designar dos veces a las vascas, porque no hay un término que designe a los varones estrictamente. Nos vanos al neutro plural nos guste o no. Ni siquiera con “hombres” el artículo subraya el masculino. Nadie dice “les hombres”. Nos vamos a “LOS hombres”. Neutro plural, lo que casa raro con el sustantivo.
          Por otro lado, lo de «el hombre» ya hace décadas que fue sustituido por «las personas» o «los seres humanos».
          Este uso, aparte de una colonización estadounidense de un lenguaje foráneo, es ridículo. Lo anticipó el francés de Tip y Coll. La cama era invención de mounsieur Camé, la empanadilla, por monsieur Empanadillé y el paraguas por Madame Paragué.
          Parece que Frabetti ha asimilado con tantas ganas el poder blando de las barras y estrellas como otros lo hacen con el esperpento de “Halloween”.

          • Frabetti

            El matriarcado antropológico español, eso sí que es ciencia ficción. Parece que algunos han asimilado con ganas el machismo ilustrado, solo en apariencia blando. Se empieza negando la opresión lingüística y se acaba hablando de matriarcado antropológico. O viceversa.

            • Pues sí. Ciencia ficción total. Ni una sociedad en la historia se conoce que haya sido matriarcal, y en antropología lo más cercano, las sociedades matrilineales son patriarcales a través del hermano varón. La antropología sigue siendo una gran desconocida para el gran público y hay gente que todavía tiene concepciones del siglo XIX, pero hay siguen, como las tierras planas, la creación en 7 días y la generación espontanea.

      • Yo, gallo claudio

        «EL» hombre para referirnos a «LA» humanidad. No se, no se, algo me chirría en esta frase. ¿Que exista un genérico femenino de uso común y que incluye a los hombres no debilita su argumento? ¿Y ya puestos, un machista podría exigir que lo llamen persono en vez de persona (otro genérico femenino, por cierto)? Un poco como hetero sapiens en lugar de homo sapiens 😂.

        • Frabetti

          No hay que confundir el género femenino de las palabras con el género de las personas. Que «pistola» sea femenino y «fusil» masculino tiene escasa importancia armamentística. Que «los hombres» equivalga a «la humanidad» tiene una enorme importancia cultural, ética y política.

    • Agradecido artículo. Lástima que se despache a Bradbury y a Dick de esa manera. El primero es de un lirismo que no tiene parangón en la CD; el segundo fue para Lem el mejor escritor de CF americano y para Bolaño el mejor cuentista. Es mi opinión, claro. Tan válida como cualquiera

      • Lamento haber dado la impresión de que los «despacho». Dick me parece sumamente interesante; pero precisamente por opiniones como las que mencionas considero que está sobrevalorado: no creo que sea el mejor cuentista ni el mejor escritor de CF estadounidense. En cuanto a Bradbury, aun reconociéndole grandes méritos narrativos, me echa para atrás lo empalagosamente «nostálgico» y «poético» que resulta a menudo; pero admito que en mis rechazos tienen mucho peso los gustos personales.

    • La «generación de cristal» «ofendidita» por el lenguaje inclusivo.

  3. silvano saucedo

    Como vas a insultar H.P.Lovecraft??…espero seas devorado por los dioses primigenios…igual..me encanta lem..Asimov ..Leguin..pedire que te perdonen y te devoren rapido asi sufris poco..saludos cordiales desde Argentina

    • No lo insulto: solo digo que a mí me aburre y me repele. También me aburren Proust y Joyce, y no niego su importancia en la literatura del siglo XX. En el caso de HPL, también influye el rechazo que me inspira su persona.

  4. Juan Miguel

    Creo que no hay nada mas indicativo de la valia de su artículo, alabanzas a las cuales me sumo, que sus criticos solo sean capaces de referir a sus propios demonios.
    A mi me gustan todos los escritores citados, y convengo en que cada uno tuvo una edad para ser leidos. Lucky Starr, y las cronicas de Ijon inundaron mi infancia y las bóvedas de acero mi adolescencia. El imperio se derrumbo durante mis años universitarios y ahora veo que todo eso no me merece una segunda lectura frente a otra gente nueva para mi como Banks o Cixi.
    Siga usted asi, es un deleite leerlo.

    • Frabetti

      Gracias, JM, creo que has señalado un punto muy importante: la CF ha evolucionado muy deprisa, y en sus lectores asiduos suele producirse una evolución paralela a la del propio género. Es frecuente que alguien empiece leyendo novelitas y cómics de aventuras espaciales y acabe leyendo a Lem o Le Guin.

  5. Andy Robinson

    Es increíble que estos Autores incluso al día de hoy sigan vigentes
    Debido a sus maravillosas obras.
    El artículo cita la importancia de estos, pero no me agrada que se vea
    tan influenciada por la opinión personal del autor del artículo, debería ser más objetivo.

    • Frabetti

      No pretendo hacer una valoración global de la CF, y desde el principio expongo las razones personales de mi elección. Si la objetividad nunca es fácil, creo que en el caso de la CF lo es aún menos, dada la amplia gama de temas y enfoques posibles, lo que hace que cada lector se decante por las vertientes más afines a sus gustos e intereses.

  6. Alberto Balsi

    Estamos de acuerdo al 100% con LeGuin y Lem, Dick es uno de mis favoritos, (edité la primer versión de los volúmenes 4 y 5 de sus «cuentos completos») y aún así concuerdo en parte con que está sobrevalorado, la obra de Heinlein es muy diversa, la mayor parte no es buena, pero tiene notables excepciones. En lo personal Bradbury me gusta, pero si nos ponemos estrictos gran parte de su obra no es CF.
    Sí discrepamos con Asimov, me parece una buena forma para comenzar con el género, pero es un autor muy simple y básico, casi diría infantil para los lectores que hemos avanzado en las complejidades de esta literatura.
    A mucha gente le gusta, lo mismo que LeGuin y Lem, pero en general esas opiniones son excluyentes, nunca había escuchado de alguien a quien le gustaran los tres, pero claro, sobre gustos…

    • Frabetti

      Creo que en Asimov hay de todo: cuentos muy básicos, como dices, otros decididamente juveniles, y otros que plantean cuestiones éticas y filosóficas importantes. Se suele juzgar la riqueza y profundidad de una literatura por la complejidad de sus personajes, lo cual es, ceo, una simplificación. Un Chesterton o un Borges utilizan a menudo personajes esquemáticos que son meros pretextos para exponer ideas (Chesterton, además, lo admite abiertamente), lo cual no va en detrimento de su calidad literaria. A este respecto, contaré en el tercer artículo de esta miniserie una anécdota interesante.

  7. Poner a Asimov en el olimpo de la ciencia-ficción es un poco excesivo, no negaré que fue un autor popular, que disfruté (y lo sigo haciendo) con sus relatos, que hizo mucho para divulgar la ciencia en el ciudadano medio de su época, pero asumamos que sus libros no son una excelencia literaria que se diga, sus historias son simples y sus personajes fríos y envarados, que carecen de complejidad alguna más allá de un burdo maniqueísmo…son más un vehículo para expresar las ideas del autor que auténticos personajes.

    • Frabetti

      Estoy bastante de acuerdo (excepto en lo del burdo maniqueísmo), y por eso no pondría a Asimov en el olimpo de la literatura, pero sí en el de la CF, que no es solo literatura, sino «ficción especulativa», como preferimos denominarla algunos. Y como «especulador» Asimov es de los más grandes.

  8. Alejandro Diaz Sanchez

    Un gran artículo sobre dos de los grandes autores de ciencia ficción. Lamento la Ausencia de Hebert y Niven, entre otros, y su no afición a Ellison y Bradbury. Otra cosa es mencionar, cómo en el caso de Solaris, Asimov tiene la maldición de que todas las adaptaciones en cine y TV han sido poco menos que basura, convirtiéndolas en viles películas de vaqueros espaciales.

    • Frabetti

      Muy cierto, ADS. Con la excepción de «El hombre bicentenario» (no me convence, pero no es mera basura efectista). En cuanto a las ausencias, hay muchas, inevitablemente, y por eso empiezo admitiendo que hay poderosas razones personal para mi elección. En cuanto a Ellison, coincido con Lem en que tras su afición a epatar hay muy poca sustancia.

  9. Juan Carlos Martin

    El idioma español es perfecto y hermoso , sigamos usándolo como lo usamos.

    Actualmente estamos viendo en el desarrollo de la «inteligencia artificial «, comportamientos descritos en las novelas de Asimov; » Bobedas de acero», «el sol desnudo»,» los robots del amanecer» , y la llegada de la ley «cero» razonada por el robor R Danel Olibav en «robots e imperio».

    Magnífico artículo, felicitaciones.

  10. Frabetti

    Gracias, JCM. Sí, creo que se hablará mucho de Asimov en relación con la IA. Y, sí, el español es hermoso, entre otras cosas, por su capacidad autorregeneradora y evolutiva. Su perfección estriba en revisar continuamente sus imperfecciones.

  11. Y que pasa con Flatland de Abbott, Stapledon, R. Matheson, A. Bester, Ch.Finney, R. McKenna, F. Brown, Arno Schmidt, incluso Cirano de Bergerac… Ciencia-ficcion-cientifica no es una redundancia: es un error. Ah, qué ingenuo, me olvidé de H.G.Wells. Y para mí Solaris es la continuación genial de la genial Hacedor de estrellas… leer Vacío perfecto. Ah, y Vonnegut y Ballard… sin mencionar el «género» en castellano… no se cierren tanto: es un movimiento cultural, no el juego de 3 o personajes angloparlantes, es como la invención del cine. Cierto, La invención de Morel..

    • Así es, Tomas, la lista es inagotable y no tiene desperdicio. En cuanto a Solaris, le debe más a Sturgeon (Los cristales soñadores) que a Stapledon (lo comentaré en una próxima entrega).

  12. Yo, gallo claudio

    Me atrevería a proponer convertir esto en un serial más amplio. Dada la experiencia y conocimientos en la materia de Carlo y la pequeña legión de fanáticos del género que por aquí pasamos, estaría bien poder debatir sobre los nombres mencionados y muchos otros, y sobre los temas más candentes (IA, robótica, clonación, etc…) y lo que los autores han propuesto a lo largo de los años. Por ejemplo: ¿Starship troopers es fascista o lo contrario?, quien fue el primer ordenador en rebelarse (¿hal9000?) , ¿está justificado el pánico actual a la IA?, y muchos otros que se nos ocurran. Saludos.

    • Gracias por la excelente sugerencia, YGC, te tomo la palabra y me pongo a ello. El filón es inagotable, y si las/os lectoras/es entran al trapo, la cosa puede ser tan divertida como instructiva.

  13. Muchas novelas y relatos de ciencia ficción me los he leído dos veces y los prólogos de Carlo Frabetti también. Queremos más de lo mismo, aunque sean epílogos.

    Ll, ll, ll, ll, ll, ll. Les elles. Muches elles. Ahora las gerentes firman como «la gerenta». Todavía no le ha dado a nadie por llamarse «el gerento». Y así va la moda.

    • Frabetti

      Es reconfortante descubrir a tantos frikis de la CF (como yo mismo) en este foro. Eso me anima a seguir en la misma línea. Gracias, Jose.
      No hay que asombrarse de «gerenta» cuando se han impuesto «presidenta» o «clienta» (y, del otro lado, «modisto»). El sopor de la razón engendra bodrios.

  14. Aldo Garcia

    Coincido con los comentarios que señalan que el «elle» choca, distrae y pone el foco en un tema ajeno al propósito del artículo (o no). Pretender que se trata de una evolución o de un proceso de «autoregeneración» como deja entrever Frabetti en una de sus respuestas insulta la inteligencia de quienes lo leemos. No estamos frente a una evolución del lenguaje. Por el contrario, se trata de discurso ideologizado e interesado, que se nos quiere imponer a toda costa. A veces por esnobismo o inclusive por aceptación dentro del círculo en el que nos movemos seguimos la corriente sin detenernos a pensar que intereses existen atrás de propuestas aparentemente inocuas. Sugiero se haga un disclaimer o se transparente las razones: son ideológica, hay un activismo político, etc.
    Si realmente quisiste hablar sobre CF lo lograste a medias, pero si querías poner el dedo en la llaga del mal llamado lenguaje inclusivo, lo lograste. Por tu defensa al «elle» que se introdujo sin sentido en un artículo de opinión muy bien escrito, pienso que la intención fue la segunda. Bravo por ti, lo lograste.

    • Frabetti

      Pues no, no era mi intención; pero si, de pasada, contribuyo al debate, lo celebro. Porque algunes consideramos que el insulto a la inteligencia, a estas alturas, es negar el carácter excluyente, por no decir opresivo, del lenguaje, con su milenaria propuesta masculinista aparentemente inocua. Se puede discutir la forma de revertir la situación, pero la necesidad de hacerlo es tan perentoria (aunque no para los privilegiados, claro) como la de respetar de facto los derechos de las mujeres.

    • Insultará la inteligencia de quien se quiera sentir insultado. Un filólogo como Chomsky ya lo dijo bien clarito, el lenguaje lo usamos las sociedades y si pretendemos cambios hay que hacerlo también en el lenguaje. ¿El feminismo es ideología pero lo que había antes no?¿la inclusividad es política y la práctica de la desigualdad no lo es?

  15. Me anoto para el debate que propone YGC. Otras dos cosas:
    1. Creo que a Bradbury no se lo puede juzgar como perteneciente al género CF, al menos no exclusivamente, yo lo considero más como un poeta que escribe cuentos y novelas. Tuve una profesora de inglés que nos hizo trabajar sobre textos de Bradbury. Hace treinta años de eso y aún se lo agradezco.
    2. Con respecto a cuál es mejor, si la película o la novela, en el caso de Solaris, tengo la sospecha de que depende de lo que hayas visto/leído primero. En mi caso fue la película. No es la única vez que me gusta más la película que el libro (cosa que sin embargo no deja de sorprenderme) me pasó también con Stalker, que me gustó más que la novela de los hermanos Strugatsky en la que se basa. Una pregunta, Carlo: yo leí Solaris en inglés traducida del francés (cosa que me pareció extravagante, pero era lo que había), ¿eso significa que no hay traducción directa del polaco? Gracias por este artículo tan prometedor

    • Frabetti

      Gracias a ti, Rafa, por tus siempre interesantes comentarios.
      1. Reconozco que, a no ser que sea sublime, detesto la prosa poética, incluso la de los grandes poetas (como «Platero y yo», que me parece infumable), y Bradbury, con perdón, es un poeta mediocre. Pero admito que tiene algunos relatos muy logrados, aunque, como apuntas, su inclusión en la CF es dudosa.
      2. La edición de Impedimenta está traducida directamente del polaco. Y las obras de Lem que yo edité para Bruguera también, y además fueron asesoradas por el propio autor (con quien el trato no siempre fue fácil).

  16. Es la primera vez que leo un artículo donde un verdadero conocedor de la CF escriba sobre ello. Felicitaciones. Acuerdo totalmente con lo dicho sobre Ray Bradbury, acepto lo de Robert Heinlein pero Harlan Ellison…? Ese hombre tiene los relatos más originales, mejor contados y mejor escritos del género: él literalmente pinta con palabras! Recomiendo el cuento ‘En la pendiente», es absolutamente precioso.

    • Frabetti

      No se puede negar que Ellison es original; pero coincido con Lem en que, bajo su despliegue verbal y sus situaciones extremas, suele haber poca sustancia. En su día me irritaron algunos de sus relatos más famosos, como «No tengo boca y debo gritar»; pero no recuerdo «En la pendiente», voy a leerlo. Gracias, Silvana.

  17. Deseando que sigas con la serie, desde que te descubrí como traductor y tus prólogos en series míticas de la ciencia ficción publicada siempre es un placer leer tus artículos. Asimov forma parte de mi infancia (como Tolkien o Lovecraft), adolescencia y juventud, para mí el divulgador más grande que ha habido, aunque ahora me costaría releerlo. Desconocía la opinión de doña Úrsula sobre Levi Strauss, ¿influencia de su padre?.
    Y con lo del lenguaje inclusivo encantado con que lo uses y lo pongas en evidencia en tus artículos, cuanto más protestan más se delatan los que te lo afean.

    • Gracias, Arryn. Puedo entender la ambivalente actitud de UKLG con respecto a Lévi-Strauss, porque me consta que no somos pocos quienes lo leemos con una mezcla de fascinación (por la profundidad y sutileza de sus reflexiones) e irritación (por algunas de sus valoraciones).

  18. Con respecto al lenguaje inclusivo observo que se utiliza para cosas neutras o positivas, pero las desagradables no son reformuladas. No he visto todavía “les muertes de la guerra” o “les enfermes del hospital”. La evolución del lenguaje es lenta. Habrá que ver en el futuro si se impone, o queda como una mera curiosidad.

    • Es un asunto complejo y de difícil solución, y entiendo a los (y aquí utilizo el masculino porque siempre son hombres) que se irritan ante las terminaciones en e. Como bien dices, el paso del tiempo (es decir, el habla), como siempre, decidirá lo que permanece en el lenguaje y lo que no.

  19. Jorge Flecha

    Gran artículo, cuente conmigo para los siguientes, pese a que me haya dolido leer que Arthur C. Clarke está sobrevalorado. Me adentré en la ciencia ficción a los diez años con ‘Cita con Rama’, así que es casi como si insultaran a alguien de mi familia. Pero no se lo tendré en cuenta. Hay muchos tipos de ciencia ficción y me encantan Lem y LeGuin, pero cuando tengo ganas de ciencia ficción «dura» recurro a Clarke.

    La mayoría de los comentarios de los lectores me parecen muy interesantes, pero ahora tengo ansiedad por la cantidad de autores y obras que no conozco y que siento que debería leer.

    Y termino con una pregunta/petición: ¿Qué autores de ciencia ficción en español tenemos?¿Y concretamente de España? Alguien ha mencionado a Borges pero no sabía que se le considerara un autor de ciencia ficción.

    • Diste en la diana con la petición. Por lo menos tuvimos a Domingo Santos, pero no escritores.
      La ciencia ficción me enamoró con El Eternauta cuando era un niño, en El Globo argentino, pero eso es un comic.

    • Frabetti

      Con respecto a Clarke, repito lo dicho sobre Dick: creo que es muy bueno, pero no el mejor, como sostienen algunos (sobre todo a partir de 2001), y en eso reside la sobrevaloración. Y ten en cuenta que los primeros libros que leemos nos impactan especialmente (a mí me pasó con Robert Sheckley, de quien casi nadie se acuerda).
      La ciencia ficción española (en la que se me incluye a pesar de ser italiano, pues suelo escribir en castellano) es escasa y, en general, de poca entidad, aunque en los últimos tiempos han surgido autoras interesantes, como Elia Barceló y Sofía Rhei. Y, no, Borges no es un autor de ciencia ficción, aunque algunos de sus relatos se acerquen vagamente.

      • Yo, gallo claudio

        ¿SF española? ¿Tal vez, «La saga de los Aznar»? Los jóvenes no lo creerán, pero en los años 50 se publicó una space-ópera española con este título. Yo no la he leído pero comentan que no es tan mala como podría parecer y con títulos irresistibles como «La abominable bestia gris», «Ha muerto el Sol» o «El planetillo furioso» y un clásico: «La rebelión de los robots» A lo mejor nos estamos perdiendo algo bueno, ¡quien sabe!

        • Frabetti

          Yo sí la leí en mi infancia: estaba en los quioscos cuando llegué a España, y en sus páginas encontré ideas tan interesantes como la de una vida basada en el silicio. Sus fans (que aún los hay) celebran una convención llamada «AznarCon».

      • Yo, gallo claudio

        En todo caso, otro buen (y amplio) tema para ese nonato foro de SF que he sugerido. La ciencia ficción NO anglosajona. En Argentina, por ejemplo, creo que hay muchos y muy interesantes autoras/es en lengua castellana.

        • Frabetti

          Muy cierto, y también estudiosos de la ciencia ficción. En los años 70 conocí en Barcelona (a raíz de una divertida anécdota que en otro momento contaré) a Eduardo Goligorsky, fallecido recientemente.

  20. Pingback: Asimov, Le Guin, Lem (2) - Jot Down Cultural Magazine

  21. Me reí bastante cuando el autor cree que afirmar que Asimov, Le Guin y Lem son la «tríada capitolina del olimpo de la ciencia ficción» es una razón objetiva. Qué mala manera de empezar un artículo cuando se revela que no se tiene claro el concepto de objetividad.

    • Qué mala manera de leer un artículo cuando no se pasa del primer párrafo. En el segundo relativizo la afirmación, admito que se puede no estar de acuerdo y la convierto en: «Pero, al margen de preferencias personales, hay razones de peso para afirmar que Isaac Asimov, Ursula K. Le Guin y Stanislaw Lem están en lo más alto de sus correspondientes vertientes narrativas». La objetividad absoluta, salvo al tratar de materias medibles, no existe.

  22. José Antonio

    Hay un pasaje en ‘Retorno de las estrellas’ de Lem donde el protagonista escucha los lamentos, a lo lejos, de robots que están siendo desmantelados. A mí me emocionó, sentí lástima. La ciencia ficción puede ser poética (por decirlo de alguna forma), como algunos capítulos de Crónicas Marcianas de Brabdury, que ya apunta desde su mismo comienzo con El verano del cohete. Aparte de eso, tiene que reinar un poco la maravilla, la posibilidad de ver como podríamos, o actuaríamos nosotros mismos en esos escenarios que leemos. Maravilloso el trío alienígena de Los propios dioses, la complejidad amorosa-nostálgica de Solaris…

    • Frabetti

      Muy de acuerdo con lo que dices, JA. La buena CF nos invita a alejarnos de la realidad, pero no para evadirnos, sino para tomar distancia, para encontrar nuevas perspectivas. Como la buena poesía.

  23. Doña Úrsula no puso en su sitio a Lem. Simplemente se ridiculizó a si misma.

    Por otro lado, forma un trio con Asimov y Lem simplemente por ser mujer, no por estar a la altura, habiendo gente como Pohl, Bradbury, Scott Card o los hermanos strugatski.
    Decir Lem, Asimov y Leguin es como decir Messi, Ronaldo y Ballotelli. :-)

    • Frabetti

      Otros (no solo yo) pensamos que son Asimov y Lem (aun siendo muy buenos) los que no están a la altura de Le Guin. Lo que sí es cierto es que la benefició ser mujer: los oprimidos suelen ver cosas que los opresores prefieren no ver.

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