Si un espectador no informado asiste hoy a la proyección de Barbarella (Roger Vadim, 1968), pensará que se trata de un largo videoclip realizado por un grupo de hippies a los que se les han indigestado los libros de Isaac Asimov y que, en medio de un viaje de ácido, han decidido volcar todas las obsesiones de su subconsciente en hora y media de alucinada filmación. Para entender el porqué de esta película y comprender el valor que hoy tiene como icono cultural y como fuente de inspiración para los mejores creadores hay que mirar lo que ha ocurrido en el planeta Tierra en estas últimas décadas.
Roger Vadim (1928-2000), al comienzo de los años sesenta, ya era un conocido guionista, productor y director de cine francés. Había estado casado con Brigitte Bardot y ese hecho había contribuido a lanzar su carrera. Su película And God Created Woman (1957), protagonizada por Bardot, y cuyo principal argumento a favor era el descaro con que la actriz francesa explicitaba en pantalla toda la sensualidad que era capaz de sacar de sí, fue un gran éxito tanto en Europa como en América y permitió a Vadim aprender lo que el público masivo realmente quería. Con Barbarella (1968) volvería a utilizar a su entonces pareja (Jane Fonda) para intentar atraer espectadores vinculando temas de actualidad con el entonces más escandalizador (y desconocido) asunto, el de la sexualidad.
En 1960 se supo que más de dos mil mujeres de los Estados Unidos se habían presentado voluntarias para participar como astronautas en los programas de la NASA, pero este organismo espacial no tenía intención de invitar a ninguna fémina a los entrenamientos para llegar a ser tripulantes de vuelo. Jerrie Cobb, que había sido distinguida con el premio a la mejor mujer aviadora de 1959, declaró: «No me dejan participar en los cursos para ser astronauta, pero tengo noticia de que están adiestrando a un chimpancé para llegar a serlo».
La mayoría de los medios escritos de los Estados Unidos protestaron con sarcasmo en sus editoriales acusando a la NASA de querer solo hombres blancos y chimpancés en sus programas espaciales. Justo antes del estreno de Barbarella, Jane Fonda había protagonizado dos escándalos que tuvieron amplia repercusión. En 1965, su cuerpo desnudo había aparecido en un gran cartel en una céntrica calle de la ciudad de Nueva York y un año después, la revista Playboy publicó fotos de la actriz mientras rodaba una escena de cama. En 1967, la revista Newsweek certificaba el estatus de Fonda como icono sexual sacándola en portada con la espalda desnuda y con el título de «La sociedad permisiva».
Roger Vadim fue un maestro a la hora de hacer declaraciones que calentaran sus estrenos. Sobre Barbarella afirmó que «tengo claro que muchos hombres pagaran la entrada con la única intención de ver a Jane Fonda desnuda. Por eso he colocado el desnudo justo al comienzo. Así esos señores no tienen que seguir viendo la película y tragarse un montón de ciencia ficción que viene a continuación». El director se estaba refiriendo a los títulos de crédito del filme que aparecen en pantalla mientras la protagonista se va desnudando en la cabina de su nave espacial. Algunos críticos con mala baba dijeron que esta era, con diferencia, la mejor escena del largometraje.
El universo, en un futuro muy lejano —año 40 000—, vive en perfecta armonía. Barbarella es una mujer del espacio a la que el presiden te de la Tierra encarga encontrar a Duran-Duran, un científico que ha inventado el rayo que puede ser utilizado como arma de destrucción total. Su nave se avería y cae en un planeta desconocido, donde tendrá encuentros sexuales con sus rarísimos habitantes. En la Tierra el coito ya no se realiza, ha sido sustituido por la ingesta de una pastilla y la unión de las palmas de la mano. Barbarella conocerá en su viaje cómo se practicaba el sexo en los viejos tiempos y quedará encantada. Duran-Duran acabará atrapando a nuestra heroína y metiéndola en la «máquina del exceso» para provocarle orgasmos uno tras otro y matarla literalmente de placer. Pero la supermujer derrota a la máquina. ¿Sexo real contra cibersexo? ¿Anticipa el filme lo que internet acabaría trayendo?
Barbarella es considerada hoy, casi sesenta años después, una de las cumbres del cine de serie B y referencia e inspiración para muchos artistas. Sus vínculos con la cultura popular son numerosos: Anita Pallenberg, que interpreta en el film a La Gran Tirana, sería la novia de Brian Jones y de Keith Richards, ambos guitarristas de los ya por entonces famosos The Rolling Stones; uno de los grupos pop más conocidos de los años 80, Duran Duran, tomó su nombre del archienemigo de Barbarella; los trajes que Jane Fonda lucía en la película fueron diseñados por Paco Rabanne, que luego llegaría a ser uno de los modistos más renombrados de París; Kylie Minogue y Paulina Rubio, en los videoclips de sendas canciones de su repertorio, copiaron su indumentaria y el decorado del filme. Y para ter minar con el capítulo de influencias: ¿cuán grande es la deuda que Austin Powers, el inolvidable personaje que interpretó el gran Mike Myers en la trilogía de películas del mismo nombre, tiene con Barbarella?
Jane Fonda venía de hacer Descalzos por el parque (Gene Saks, 1967), película de gran éxito en la que compartió cartel con Robert Redford. Y después de Barbarella rodó Danzad, danzad, malditos (Sydney Pollack, 1969) que le valió una nominación al Óscar como mejor actriz. En los años 70 su carrera dio un bajón encadenando un fracaso detrás de otro. Poco antes había sabido que su madre no había muerto de un ataque al corazón, como le había contado su padre (el también actor Henry Fonda), sino que se suicidó cortándose la garganta con una navaja de afeitar. Jane solo tenía trece años cuando su madre falleció. Todos estos hechos llevaron a la actriz a volcarse en su compromiso político convirtiéndose en la cara de las protestas contra la guerra de Vietnam. Hoy, Jane Fonda, a los ochenta y seis años, continúa siendo una de las mujeres más elegantes y hermosas de Hollywood.
«Hoy, Jane Fonda, a los ochenta y seis años, continúa siendo una de las mujeres más elegantes y hermosas de Hollywood».
Sí. La gallina vieja es la que hace mejor caldo.
Es un texto con mucha información y poco análisis, como escrito en piloto automático, por no decir AI…y conclusiones apresuradas: ¿qué tiene que ver el enterarse de cómo murió su madre y su compromiso político? Elegante creo que si, pero aún hermosa?…cuando sólo es un cúmulo de cirugías plásticas hasta el punto de de estar casi irreconocible…
Jane Fonda, como Barbarella en la ficción, es una superviviente. Sobrevivió al egoísmo de su padre y a la inestabilidad emocional de su madre (y a su suicidio). Sobrevivió a la adicción a las drogas de su hermano (Peter Fonda) y enterró a sus tres maridos, a cuál más narcisista y arrogante. Jane Fonda ha superado el hecho de ser tan guapa y de haber sido considerada «it-girl» en los tiempos más machistas de Hollywood. Jane Fonda ha vencido a las envidias y a la maledicencia de la prensa de la época. Por eso, con toda seguridad,
superará el cáncer que le diagnosticaron en 2022.
Jane Fonda es de lo mejor que ha dado el siglo XX. Y Barbarella, su alter-ego, la demostración de que la cultura pop, con toda su inocencia y todo su descaro, nos permitió/permite olvidar, al menos durante 90 minutos, que la vida es un coñazo.
«Jane Fonda es de lo mejor que ha dado el siglo XX.»
Sólo tiene 86 años. Para mí vale. Yo le animo a que le eche los tejos. Una pasión tan desmedida merece recompensa.
Mis amigos se han follado cosas peores algunos fines de semana.
Vi esta película a mediados de los setenta con quince años. Saqué dos conclusiones. 1- Los muslos de Jane invitan al canibalismo y 2- nunca veré una película peor-mejor. Cincuentas años después me ratifico. La mejor «peor película» de la historia y dios salve a Jane Fonda.
El nombre del malo, interpretado por Milo O’Shea, es Durand Durand.
Lo he investigado: Los primeros dos miembros del grupo Duran Duran, Nigel Taylor y Stephen Duffy, se conocieron en la Escuela Politécnica de Arte y Diseño de Birmingham durante el verano de 1978. Unos días después, Nigel presentó al otro a su amigo de la infancia Nicholas Bates. Antes de empezar a componer canciones, los tres pensaron en un nombre para el grupo. Los nombres sugeridos fueron entre otros: RAF (Royal Air Force), Arabia, Arcadia (que luego se usó en una escisión del grupo) e Industry. Ninguno les convenció.
La noche del viernes 20 de octubre de 1978 se emitió en la BBC (TV pública) la película Barbarella. Al día siguiente, Nigel, fascinado por el film, propuso el nombre del malo de la cinta: Durand Durand. El motivo por el que eliminaron las “d” finales, no lo conozco. Imagino que la casa de discos propuso simplificar el nombre para hacerlo más comercial.
En 1997, el grupo publicó “Electric Barbarella”, su 29th single. La letra dice:
I knew when I first saw you on the showroom floor you were made for me
I took you home and dressed you up in polyester princess of my dreams
Emotionless and cold as ice all of the things I like
The way you look the way you move the sound you’re making
In ultra-chrome, latex and steel