El duelo: Un asesinato entre caballeros. Por suerte, esta forma a la vez salvaje y civilizada de resolver un conflicto es ya una práctica abandonada en la sociedad. Aunque también hay que dar gracias de que los duelos no hayan desaparecido de nuestro mundo cinematográficamente hablando.
Es normal que los duelos sean un clásico del séptimo arte porque lo tienen todo: dilema, violencia y una resolución clara. Así, a lo largo de la historia del cine ha habido innumerables duelos. Es posible que sea difícil innovar en este ámbito, pero para eso están los genios.
Vamos a analizar qué es lo que hace bueno a un duelo cinematográfico y para ello, hemos seleccionado algunos (no todos) de los mejores para desgranar sus elementos. Queremos comparar lo que tienen en común y descubrir en qué se diferencian los más destacados duelos de todos los géneros: wéstern, spaghetti, de samuráis, wuxia, etc., para poder decidir cuál de todos los siguientes es el mejor de la historia. Hay tantos duelos en el cine como lectores y lectoras tiene esta encuesta. Puede que el mejor haya quedado fuera de la selección, o que todavía esté por llegar a los cines. En todo caso, mientras lo encontramos, disfrutemos de la búsqueda. Pueden votar entre los que están o añadir en los comentarios los que no.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
La causa o el motivo de disputa
¿Hay algo más importante en un duelo que la causa por la que se retan? En ocasiones, es solo el ego. En otras, un motivo de faldas (la mayoría de los duelos, tanto reales como en pantalla son protagonizados por hombres heteros), pero en todo caso, tiene que ser un motivo de peso. Al fin y al cabo, alguien va a morir, tiene que ser por algo importante.
Veamos algunos de estos motivos.
Los celos o el amor tóxico. Un duelo único entre dos que se aman y se odian por igual. Es una escena (probablemente) del gusto de Almodóvar. Representación gráfica de «o conmigo o muerto».
Duelo final entre Jennifer Jones y Gregory Peck en Duelo al sol, King Vidor, 1946.
Que se burlen de tu madre. Barry Lyndon es retado por el hijo de su esposa, lord Bullington, por haberse burlado de ella de tal manera que la volvió loca. Lyndon, descorazonado en general, muestra cierto cargo de conciencia en este duelo contra su hijastro.
Este es solo uno de los tres duelos que componen la historia del protagonista. El primero, el de la muerte de su padre, lo convierte en alguien que tiene que labrarse su propia vida. El segundo, el del lío de faldas, lo define para siempre. Y el tercero y último, lo condena al castigo que se merece.
Kubrick expone su maestría en los tres, pero es en este último en el que decide ubicarse más cerca del protagonista, tanto en la puesta en escena como narrativamente, porque este es el que humaniza a Barry Lyndon.
Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, 1975. Duelo final entre el protagonista y su hijastro.
Que maten a tu hija. Cuando todavía está en el vientre y que sea su propio padre quien lo haga. ¿Hay alguna razón de mayor peso? Seguramente no. Tarantino acompaña esta fuerte razón de venganza con una impresionante secuencia inicial en su cuarta película.
Secuencia inicial de Kill Bill, de Quentin Tarantino, 2003. Esta secuencia no es un duelo, es la representación del motivo de venganza de la protagonista, Beatrix Kiddo, que desencadena todos los duelos de las películas.
El duelo es cosa de dos
Al evocar el duelo en nuestra memoria, seguramente surja John Wayne con su sombrero ladeado, apuntando en posición de ataque a algún malhechor, o quizás lo que nos venga a la mente sean caballeros con sendos bigotes y patillas, con gabardinas abotonadas hasta el cuello, enfrentándose cara a cara a la muerte. Pero lo que está claro es que te vas a encontrar ante un enfrentamiento entre dos hombres (o no).
Así que, por ley, todo duelo tiene que ser de uno contra uno. Sí, sabemos que hay algunos ejemplos que podrían categorizarse como duelos y que son uno contra varios, pero como regla general, el duelo tiene que ser una cosa de dos.
Esto hace que de este estudio sobre los duelos se hayan eliminado prominentes ejemplos que a muchos nos han venido a la cabeza como Solo ante el peligro, con Gary Cooper o Cielo amarillo, con Gregory Peck.
Pero es que si no es uno contra uno, es difícil que se dé una igualdad de fuerzas. Y esta es una de las claves de un duelo. Dos personas enfrentándose en las mismas condiciones, a vida o muerte.
Como ejemplo de un duelo de uno contra más de uno que sí consideramos como tal es la lucha final de Yojimbo. ¿Por qué? Porque los secuaces del antagonista, interpretado por Tatsuya Nakadai, son una simple comparsa. Sanjuro (Toshiro Mifune) y Unosuke, el antagonista, son los dos únicos que importan. De hecho, el duelo empieza con ellos dos y vuelve a ellos dos. Aquí tenéis el ejemplo.
Esta lucha es en definitiva la pelea de Sanjuro contra el bando vencedor, pero también es la de la pistola contra la katana, la de Unesuko contra Sanjuro. Este clásico (que ha influenciado tanto en el cine) tenía que entrar.
El clásico indiscutible del cine, Yojimbo, de Akira Kurosawa, 1961. Si al verla tienes la sensación de haber visto ya esta historia, pero en una película de vaqueros rodada en Almería, que sepas que Yojimbo fue primero.
Otro clásico de los duelos, irónicamente, son los duelos a tres. Es habitual que se refieran a ellos como Mexican standoffs, aunque en esencia no son la misma cosa. Los Mexican standoffs son enfrentamientos en los que se tiene a la vez una ventaja y una desventaja, es decir, se está en una situación privilegiada, pero al atacar/disparar, se pasaría a estar en una situación de vulnerabilidad. Y esto pasa siempre en los duelos a tres. Un ejemplo magnífico es el de Reservoir Dogs, cuya resolución es casi inexplicable.
Si estás atento a los disparos, es posible que no te salgan las cuentas. Reservoir dogs, de Quentin Tarantino, 1992.
Blanco sobre negro
Una de las cosas más importantes en un duelo es que quede claro quién es cada uno. Debido a que la lucha tiene que ser lo más equilibrada posible, los dos duelistas a veces quedan demasiado equiparables en pantalla y eso no es bueno para el espectador. Si no sabe quién es quién, no sabe a quién apoyar durante la pelea, y se encuentra desorientado.
Esto ocurre en gran parte de la justa entre los dos caballeros en El último duelo, de Ridley Scott, 2020. De lejos, las dos armaduras son tan parecidas que no diferencias a Damon de Driver.
Por eso en la gran mayoría de duelos el cineasta siempre opta por diferenciar al máximo a los dos contrincantes. Por ejemplo, los hermanos Coen en La balada de Buster Scruggs no pueden ser más explícitos. Llevan el lema de sombrero blanco vs sombrero negro al máximo. El cantor de San Saba viste un impoluto blanco mientras que su contrincante, The Kid, va de riguroso negro.
Final del primer relato de los seis que componen esta película producida por Netflix. La balada de Buster Scruggs, de Ethan y Joel Coen, 2018.
Un ejemplo por todos conocido es el del duelo emblemático entre padre e hijo de Star Wars. Aunque el traje de Luke Skywalker ha vivido tiempos mejores, este es claro, mucho más blanco que el negro del icónico conjunto de su padre. Además, los sables son siempre de diferente color, el rojo contra el azul, el lado oscuro contra la luz… George Lucas no se la quería jugar y decidió que, en cuanto a los colores, lo quería dejar todo bien claro.
Episodio V de Star Wars, El imperio contraataca, de George Lucas, 1980.
Igualdad de medios
Los duelos los hay de todo tipo, pero quienes luchan, tienen que usar armas equiparables. En torno a esto se vertebra toda la película de Yojimbo, cuando todos tienen armas blancas, Unesuke trae un arma de fuego que tiene otras reglas. Si las armas no son equiparables, todo el duelo versará sobre ello.
Entonces queda claro, el mismo tipo de armas, ¿pero qué armas? Nadie dijo que el duelo tuviera que ser siempre violento, puede ser una estática partida de ajedrez contra la mismísima muerte, como sucede en El séptimo sello, de Ingmar Bergman.
El duelo está dividido en tres partes a lo largo de toda la película. Funciona porque es del todo claro. La muerte va de negro y Max von Sydow es la vida. Se pelean por una prórroga. Al principio es un duelo caballeroso, luego von Sydow lo engaña y la muerte le hace lo mismo.
Cuando la muerte gana, posterga recoger el alma del caballero. La entrega se hace sin luchar en un baile existencialista.
En ocasiones la igualdad de medios no se refiere tanto a las armas en sí, sino a la habilidad de los duelistas. Los duelistas, cuando son retados por alguien con menos capacidades que ellos, intentan evitar el duelo por evitar una muerte, pero si el otro insiste lo deben hacer (no vayan a pensar que son cobardes).
Duelo representación del samurái Kiyuzo contra un bravucón. De Los siete samurais, de Akira Kurosawa, 1954.
Honor y respeto entre contrincantes
Las normas que rigen el duelo son lo que lo diferencia de cualquier otro tipo de pelea o lucha. No es simplemente una batalla a muerte entre dos, sino que es una batalla reglada. Los contrincantes se reconocen el derecho a un arma equitativa y a pelear hasta la muerte. Es como si estas reglas de caballerosidad eliminaran el delito de un asesinato. De hecho, fue este concepto de pacto entre caballeros el que trajo de cabeza a los reguladores del siglo XIX que intentaban prohibir los duelos. El hecho de que en la sociedad se considerara que ambos habían aceptado las reglas, impedía castigar al que mataba o hería a otro, pues podía haber sido al revés y tampoco se tendría que haber hecho nada: era lo que los dos habían acordado.
Por eso, a pesar de no poder llegar a ningún acuerdo salvo el de matarse, los duelistas respetan el honor de su adversario. Un ejemplo claro es el duelo entre Íñigo Montoya y Westley en La princesa prometida.
Mucha caballerosidad, pero no demasiado impresionante. La princesa prometida, de Rob Reiner, 1987.
Luego están los genios que subvierten los conceptos de honorabilidad en uno de los duelos más clásicos del cine. Aquí, el hombre bueno, James Stewart, gana al más repugnante de los villanos, sin ser él quien aprieta el gatillo.
Como no podía ser de otra manera, hablamos de El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford, 1962.
La música
Como en toda película la música (o la ausencia de ella) tiene un papel muy importante. Sirve para contar qué es lo que ocurre por dentro de los personajes, cómo está yendo la batalla, así como para exponer los motivos de la pelea.
El director italiano Sergio Leone tuvo la suerte de poder contar con Ennio Morricone para sus bandas sonoras. El juego de la música (tanto del recuerdo de la hija como el de la banda sonora) hacen de este duelo, un duelo épico.
Duelo final de La muerte tenía un precio, de Sergio Leone, 1965.
Tarantino, fan de Morricone, decide usar la música para contrastar. Así, otorga a una lucha entre samuráis (mujeres samuráis), una canción española, con toque flamenco.
Este duelo de Tarantino (de una película de dos volúmenes llenos de duelos) podrá ser casi un paradigma de los elementos de este artículo, y de cómo se usan bien. La planificación, la coreografía, el honor… Todos son excelentes. Pero teníamos que elegirlo para hablar de un elemento, y hemos optado por la música.
Duelo entre la Mamba Negra y Cotton Mouth. ¿Acaso se puede encontrar en alguna otra película una canción española en un duelo de katanas?
La lucha (en sí)
El duelo, la pelea, es uno de los elementos esenciales (aunque no el que más como expondremos más adelante).
En todo caso, el combate entre los dos contrincantes tiene una gran importancia, sobre todo en aquellos duelos que no son con armas de fuego (en estos la resolución suele ser bastante rápida).
Con la lucha hablamos de la coreografía. El espectador actual es un espectador duro de roer, ha visto tantas películas y series que impresionarlo en un duelo es difícil. Ya hemos visto todas las artimañas habidas y por haber (o eso creemos). Sin embargo, no son pocos los duelos que destacan en el combate o la lucha en sí.
El duelo wuxia de Jackie Chan en Who am I? es un ejemplo perfecto. Esta película, que es una comedia, tiene unos duelos magníficos. El mejor de todos es el siguiente: La razón, pues que es una película de Jackie Chan, toda una estrella en artes marciales. Esta escena se centra en la coreografía, la resolución, los chistes… todo depende de ella, incluso la planificación.
Who am I?, dirigida por Jackie Chan y Bennie Chan, 1998.
En realidad, cinematográficamente no se aleja mucho de escenas como la mítica Tres sombreros de copa, de Fred Astaire y Ginger Rogers porque en este caso también la planificación se debía a la coreografía.
Otros grandes duelos destacan por su coreografía (aunque a los dos los acompaña una buena planificación) como la lucha entre Yu Shu Lien y Jen Yu en Tigre y Dragón. Esta secuencia de duelo de Ang Lee es toda una representación estilizada del género. Todo está llevado a la máxima sofisticación. Es un duelo trepidante y hermoso. Es cierto que gran parte es la coreografía, pero obviamente, también la planificación lo acompaña. Estamos con ellas en la lucha, y nos subraya lo que es más importante.
En Tigre y Dragón, de Ang Lee, 2000, cada una de las duelistas lucha en el estimo propio de sus valores morales.
Elegante y sofisticado, pero en un estilo único, Bodas de sangre, de Carlos Saura, con Antonio Gades, Cristina Hoyos y Juan Antonio Jiménez, es una obra de arte en sí misma. Perteneciente al ciclo de flamenco de Saura, es una obra que adapta al cine el Bodas de sangre de Lorca sin diálogos, solo mediante el baile y el cante. Además, lo hace con recursos mínimos, simbólicos, en un taller de teatro, solo contando con la representación y el baile de los artistas, que son sublimes. Un duelo único.
El duelo de navajas de Bodas de Sangre, de Carlos Saura, 1981.
La planificación
Si hay un elemento que destaca respecto a los demás, es la planificación. Y es que la planificación, la puesta en escena, es uno de los ejes principales en el cine. La configuración de los planos y su montaje es lo que compone una película, y también un duelo.
Una gran coreografía, con una mala planificación, hace a un duelo poco emocionante (como el de La princesa prometida). Obviamente, una película, y un duelo, está compuesto por muchos elementos, y son todos ellos los que lo hacen bueno o malo, o la relación entre ellos, pero la planificación tiene la clave y aquí tenemos algunos ejemplos.
Robert Bresson es uno de los directores más importantes del cine. Su obra se centra en elaborar un lenguaje puramente cinematográfico. Por eso, un duelo hecho por Bresson, es un duelo que se centra en los elementos más propios del séptimo arte.
En Lancelot du Lac, se representa un duelo de justas, como el de El último duelo. Sin embargo, las decisiones que toma Bresson están todas orientadas a lo que él consideraba el lenguaje puramente cinematográfico. Así, es un duelo construido por planos cerrados, casi como un mosaico, pero que juntos, en el montaje, representan la esencia de un duelo de justas mejor que si se hiciera con un gran plano general. Además, Bresson, no solo utiliza los elementos visuales, sino también el sonido. Esto era también gran parte de su teoría.
Parte de la secuencia del duelo de Lancelot du Lac, de Robert Bresson, 1974.
Uno de los duelos más completos de la historia del cine lo compone seguramente este de la película Harakiri, de Masaki Kobayashi. Los dos primeros tercios del duelo están centrados en la coreografía, pero poco a poco, según la resolución está más cerca, los planos se van acercando, de tal manera, que los últimos son dos planos cortos de los contrincantes. El duelo de katanas se convierte en un duelo de miradas y la resolución se cuenta con un zoom y todos entendemos cuál ha sido el desenlace.
Harakiri, de Masaki Kobayashi, 1962.
La resolución
Lo más importante claro, es quién gana, quién queda con vida. Esta pregunta es la que se plantea al inicio de un duelo y la que se tiene que resolver sí o sí.
Todos hemos visto muchas películas en las que la resolución es larga, agónica, exasperante… Pero los mejores duelos tienen finales secos. Muchos de los vistos anteriormente son muestra de ello, pero Vera Cruz es el ejemplo perfecto.
Muchas de las películas con duelo ya han tenido duelos antes, o peleas. Si el duelo es al final, como en este caso, todo el metraje anterior es, de alguna manera, la anticipación a la lucha. Así que solo queda saber quién va a ganar. Robert Aldrich te responde en un abrir y cerrar de ojos (con sorpresa incluida). Lo que es bueno, si breve, dos veces bueno.
Duelo final entre los dos falsos aliados, Burt Lancaster y Gary Cooper en Vera Cruz, de Robert Aldrich, 1954.
Conclusión
La estructura es inamovible. Los duelos son un ejemplo de cine directo y de minimalismo narrativo: dos personajes con objetivos contrapuestos que luchan por obtenerlos hasta que uno de los dos lo consigue.
Así, todos los duelos siempre están compuestos por presentación, lucha y resolución. Y no puede faltar ninguno de ellos. La extensión de cada parte puede ser diferente, pero aunque sea de manera omitida, tienen que estar los tres elementos. Porque no hay duelo si no son dos contrincantes, y para serlo, uno tiene que presentarse, aunque sea con una mirada. No puede faltar la lucha, el duelo, es la esencia (aunque no se vea directamente en pantalla). Y por último, la conclusión. Sin ella, el espectador no quedará satisfecho, porque todo el duelo supone una pregunta: ¿quién ganará? Y esta tiene que ser respondida (aunque la respuesta sea que pierden los dos).
En cuanto al duelo en el cine, pues bien, aparte de que puede ser muy diverso, el análisis de todos los duelos demuestra que la base está en la planificación, es decir, en la puesta en escena y en la yuxtaposición de los planos en montaje. Los duelos en el cine son eso, cine, y por eso también en este caso lo más importante es la planificación. Planificar es uno de los elementos más importantes de las películas junto con la historia y la dirección de actores, pero la planificación es lo único que solo existe en el cine (si incluimos el montaje en la planificación). La misma lucha es épica con una planificación épica y cobarde con una planificación cobarde, véanse como ejemplo las tres versiones del mismo duelo de Rashomon, de Akira Kurosawa, 1950.
Está claro que cualquier director o directora que solo se centre en la planificación hará un duelo mediocre, porque sin la interpretación, la música, la coreografía y demás, no podrá ser perfecto. Todos los elementos tienen su importancia, pero la planificación se subraya como elemento clave y, todos los duelos anteriormente expuestos (todos los buenos) son el ejemplo.
Durante la primera mitad de los duelos lo que rodea a los contrincantes es muy importante. Pero a partir de la segunda mitad el director suele optar por quedarse con los duelistas. Por planificación cierra el encuadre y se convierte en metafórico, porque el buen director conoce la fuerza de la planificación y del montaje. Desde el espectacular Tarantino y el emblemático Kurosawa, cuando se acerca al final del duelo, se ve la última estocada (sin verse cómo golpea al rival), se ve la consecuencia, la reacción y el final. No vemos la coreografía, ya poco importa porque todo está presentado, nos quedamos en lo humano del duelo, en la muerte o en la victoria, y no necesitamos ver mucho más para saber eso.
Después de este análisis, ¿ha cambiado tu opinión sobre qué es lo que hace bueno a un duelo? ¿Cuál de todos los mencionados es tu favorito? ¿Cuál es el que echas ese menos?
Magníficas elecciones y otras ausencias.
Me debato entre el duelo más pacífico e intelectual de los citados (como deberían ser todos) de “El séptimo sello” y el descarnado e irracional que alterna entre el amor y el odio de “Kill Bill” o “Duelo al sol”.
Así que me rindo ante la justicia poética que envuelve al duelo por venganza y me quedo con el siempre entrañable Iñigo Mendoza que llevamos todos dentro.
Raíces profundas. Shane contra tres con una tensión que se masca.
Once upon a time in the West. Charles Bronson contra Henry Fonda. Sergio Leone lo concentra todo. La música , más miradas, los motivos, la venganza en una escena de 7 minutos épica que es toda una película por si sola. Y donde emite su idea de que los ojos azules pueden ser los del malvado.
Yo también elegiría ese, sin duda!
Es indignante que ni siquiera esté en la lista (mientras que sí está «el gran plagiador»: Tarantino). Ya sabíamos la falta de cultura cinematográfica de los espectadores, pero viniendo de una periodista que se supone especializada. En fin…
Ciertamente es el primero que busque en la lista, y sorpresa, no esta.
Puedes hablar de mejores o peores pelis, pero si hablas de duelos, sin duda no puede faltar.
Me gustan varios de ellos que están entre mis favoritos , pero la fotografía y la música de Kill Bill me enamoran.
Buena idea lo de poder clicar y recordar las
secuencias
Hecho en falta alguno de Cyrano de Bergerac quizá tuviera un hueco en lugar de repetir los de algún film, pero en general ha sido buena elección
Saliéndome un poco del tiesto, este artículo me ha traído a la memoria un duelo a puños de la película They Live, de Carpenter, donde los protagonistas se lían a golpes durante lo que parece una eternidad y de forma paródica. Roddy Piper venía de la lucha libre y supongo que se tuvieron que hacer concesiones.
A ver, te falta la película ESENCIAL sobre duelos. «Los duelistas» del primer y magnífico Ridley Scott
Exacto
Es que la esencia de la experiencia personal del duelo es la tensión horrible entre el miedo a morir y la obligación íntima de luchar, esa tensión está maravillosamente reflejada en «Los duelistas». De hecho es el núcleo de la película.
El mundo se divide en dos clases de tipos: los que tienen un arma cargada y los que cavan. Tú, cavas.
Dicho esto, mi voto debería ser para el epígrafe «otros» pero me niego a votar como otros EL duelo.
Y estoy con Casiopeo: no mencionar Los duelistas, en fin, hace que yo esté de duelo
Aunque sigo prefiriendo el de «Once upon a time in the west» (incluso dos: el que abre la película y el que la cierra), que «Los duelistas» no esté en la lista me parece vergonzoso.
Increíble que se dejen fuera el duelo final del episodio tres de star wars. Tres películas para presentar el duelo final y se queda fuera de esta lista…
Hay tantos, y tan buenos, pero a mi este duelo me alucina:
https://www.youtube.com/watch?v=UkkF6Zz67TE
Estupendos duelos pero me faltan las excepciones a las reglas:
«Infierno en el Pacífico» duelo interpretativo -y de los otros- entre Marvin y Mifune. Dos personajes, una pelicula.
«Blade Runner» duelo hombre-replicante; el que gana ¿pierde-muere?
Luego tenemos un «primerizo» que hizo una peli -antes telefilm- llamada «Duel» pero, de acuerdo, ha hecho mejores cosas.
«…El código militar, la etiqueta cortesana, las exigencias de nobleza están en el origen histórico de los duelos y perviven aun cuando los contendientes sean civiles, influidos por cierto idealismo o directamente pobres hombres…».
El duelo de honor, de Casanova a Borges. Alba editorial. -Deliciosa recopilación para interesados-.
Si nos atenemos a ello trasladándolo al medio cinematográfico para plasmar esa suma de sentimientos encontrados, pues no me queda otra que votar a la gran ausencia, intencionada I suposse, pues, como bien se ha apuntado, ¡no trata de otra cosa!.
Te dejaste uno de los más famosos y rápidos, de hecho no existía ni en guión ese final > https://www.youtube.com/watch?v=zf88iK9LB8I
A pesar de mi desapego por Leone, reconozco que el duelo Fonda-Bronson es antológico y se encuadra en el mejor western del romano, lo cual no es mucho decir. Como segunda opción, estoy con Kilgore en que «Raíces profundas», extraordinario film que debo de haber visto como 15 veces desde que lo descubrí de niño en cines de barrio, ofrece un duelo muy diferente al de Sergio, pero tan efectivo en su sequedad y laconismo como el que más. Ahora me ha venido a la memoria el duelo con pistolas antiguas entre Gregory Peck y Chuck Connors de «Horizontes de grandeza» que tampoco es moco de pavo. «Los duelistas» está muy bien, pero creo que es otra cosa, a pesar de que la película es un duelo continuo.
Cierto que Los duelistas también puede verse como un fresco de época sobre las campañas del pequeño corso o el transcurrir de la vida de uno de sus oficiales, importunada obsesivamente por feraud/keitel pero el eje de la peli para mí sin duda son dichos duelos y lo que para cada uno de los contendientes supone; aunque la justa no se resuelva, me parece un buen final , además, oiga, ¡basada en hechos reales!.
Estoy de acuerdo con que la ausencia de «Los duelistas» constituye un olvido imperdonable en este cuestionario.
Por otro lado, y en un filme completamente distinto, el duelo final de «Rob Roy» es un ejemplo maravilloso de esa tensión de la que se habla en el artículo, que hace que el espectador esté al borde del infarto: durante toda la película se ha comprobado el virtuosismo de su antagonista con la espada (genial Tim Roth) y el desarrollo del duelo sigue la secuencia clásica en la que el protagonista va de mal en peor, hasta que un golpe final le hace ganar in extremis.
¡Gran elección, efectivamente!
Además de ser un momento muy «satisfactorio» por la rivalidad que se va creando jejeje
El duelo continuo de «Los Duelistas» de Ridley Scott debiera de estar aquí sin duda:
https://www.youtube.com/watch?v=WYTgHAQ33ow
Y también el duelo de espadas de Rob Roy entre Liam Neesom y un Tim Roth, genial en su papel!!
https://www.youtube.com/watch?v=ERmM5l2ceoY
Demasiado Tarantino, que bebe de las anteriores dos, (no hay duda solo por los actores) y que no le llega a la suela a Harakiri ni a Leone.
Con la excepción de la nunca superada por el propio director Pulp Fiction.
Duelo en la alta sierra, de Peckinpah.
Del reciente cine de acción merece citarse el duelo final de John Wick 4, un prodigio de planificación y realización y una muestra de que batirse con un ciego no tiene por qué constituir un abuso injusto.
Qué extraño que no se incluye «Los duelistas» de Ridley Scott
Se me acaba de ocurrir. Un duelo intelectual: «La huella», con Laurence Olivier y Michael Caine.
Que no se haya incluido el duelo final de «Scaramouche» no tiene perdón de Dios.
Falta el duelo final en «Yakuza» de Paul Schrader, Ken Takakura y Robert Mitchum. Imperdonable su ausencia en esta lista
Para mí no hay nada como el duelo entre la Teniente Ripley y el Xenomorfo.
Me hubiera gustado ver en la lista el de Pat Garret y Billy The Kid, de Peckinpah.
Otro espectacular es el de Samurai Rebellion (1967) dirigida por Masaki Kobayashi
Dos regalos:
Duelo de Titanes
John Sturges.
1957
Los duelistas
Ridley Scott
1977
Sin voto alguno «Los Duelistas». Es ofensivo para los que amamos El Cine.
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solo ante el peligro, por favor
Solo ante el peligro. O Duelo de titanes o Pasión de los fuertes, ambas sobre el tiroteo de OK Corral