Ocio y Vicio Destinos

¿Qué está pasando en Málaga?

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«¿Qué está pasando en Málaga?». Con esta pregunta comienza el primer artículo, escrito por Teodoro León Gross, de esta primera Jot Down Places que le dedicamos a la ciudad y la provincia de Málaga. La pregunta es también el leitmotiv de nuestro primer número, completamente en color, dedicado a destinos y lugares que hay que conocer o redescubrir. El número coordinado por el malagueño Diego Ríos Padrón y con la producción de Silvia Flores tiene cuatro entrevistas y más de treinta artículos en sus 256 páginas. Nuestra Travel and culture magazine es una revista de viajes muy especial donde se escribe, fotografía e ilustran no solo lugares físicos y experiencias si no también el espíritu, el empuje y el corazón del destino. Todo ello con las fotografías de Ana Marielina, Santana de Yepes -autor de la portada-, Pepe Gómez, Ángel L. Fernández y las ilustraciones de Agu Méndez, Danila Miazzo, Cristina Urdiales y Lazarus entre otros.

Os presentamos, seguidamente, el sumario, a modo de paseo por el contenido del número. Comenzamos el viaje visitando el centro cultural La Térmica de la mano de Ana Rosa Gómez Rosal que nos cuenta su trayectoria y proyectos futuros para seguidamente hacer un trayecto de vértigo por El caminito del Rey guiados por Pablo Marineto. Así será toda la ruta, un ir y venir de la cultura al deporte, del arte a la tecnología y de la arquitectura a la política girando, siempre, en torno a Málaga.

«¿Málaga existe? / Fuera de España, y un poquito fuera del mundo, tal vez», escribió el autor madrileño José Bergamín en unos versos de 1926 dedicados a la tierra sobre la que forjó, en buena parte, su voz literaria y con esos versos Bruno Padilla del Valle comienza Porque está escrita, la hija de la espuma existe, un artículo donde destaca a un grupo de escritores y escritoras nacidos o radicados en este punto tan meridional, que, si bien no pertenecen a una misma generación, sí han coincidido en el tiempo y en el particular Zeitgeist cultural, como son Miguel Ángel Oeste, Aurora Luque, Alessandra García y Esther García Llovet a la que entrevista unas páginas después la escritora Sara Mesa.

También entrevistamos a Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga que nos da su visión de la Málaga actual y de la que habrá en un futuro cercano:

«Yo espero que sea una Málaga muchísimo más amable. Más amable desde el punto de vista de la movilidad. Esa es la clave: que el peatón sea el auténtico protagonista, y el vehículo, algo secundario. Creo que es el camino al que tienen que dirigirse todas las ciudades: a crear más espacios libres, más espacios para el disfrute de la ciudadanía. Yo espero que eso se vaya consiguiendo, que el centro de Málaga sea cada vez más para el peatón, y que además se creen nuevos pulmones, importantes áreas libres, grandes parques en la ciudad de Málaga. Considero que estos son los dos hitos que necesita Málaga».

Y a Francisco de la Torre, alcalde de Málaga con una apuesta clara, en política, por el consenso:

Nosotros avanzamos consensuando y el éxito crea consensos. Con la calle Larios al principio hubo resistencia de algunos comerciantes, pero recuerdo que ya la inauguración fue una fiesta para todos. Ahora queremos ampliar esa área.

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Manuel Arias Maldonado publica una Teoría de Málaga donde se cuestiona la extraordinariedad de su ciudad «habrá quien proteste diciendo que a Málaga no se le ha perdido nada en —pongamos— la lista de la revista Monocle, donde no está ni se la espera. Pero, si uno se molesta en comprobar cuáles son las variables que deciden las posiciones relativas de cada ciudad en ese tipo de clasificaciones, quizá llegue a la conclusión de que tampoco es tan mala idea que Málaga aspire a ser reconocida como legítima contendiente en esa disputa global: hablamos de urbes modernas y civilizadas en las que el indígena y el cosmopolita conviven en paz sin que la novedad destruya la tradición ni la tradición constituya un freno para la novedad».

Juan Luis Pinto describe La ciudad que no paró de soñar, a la verita de Málaga, recogiendo entre otras palabras la de su alcaldesa Margarita del Cid «El verdadero desarrollo de Torremolinos como ciudad surge a partir de la independencia de Málaga, a la que pertenecía como una barriada más». Y qué hacen en esta ciudad cientos de rockabillies de Bélgica o Alemania o Algeciras. Nos lo cuenta Esther García Llovet:

Playa del Remo, Torremolinos. Diez de la mañana de un febrero sureño a veinte grados que los jubiletas aprovechan para su caminata matinal entre quinceañeras en microtanga y camareros de chiringuito fumándose el quinto piti. Sentado en el borde de una barquita de espetos rebosante de arena negra y ceniza blanca, un tipo calvo con un enorme sombrero Stetson color marfil, chaqueta impecable color marfil, botas de puntera y corbata tejana mira el móvil. A su lado, una pelirroja de peinado lacado, gafas mariposa de pasta y enaguas almidonadas bajo el vestido de flores habla en danés con un sesentón en camisa de piloto, con gafas de piloto de los años cincuenta. Están de bendita primera resaca del Rockin’ Race Jamboree.

Málaga es una ciudad poliédrica y sus habitantes también. Eme de Paz nos descubre Tres Málagas de la mano de Cristina Urdiales, Marta Garín y Verónica Ruth, tres mentes brillantes que son parte de la Málaga cultural, vanguardista y tecnológica que requiere de una actitud inconformista. En el ámbito de la ciencia y la innovación Antonio Diéguez nos cuenta sobre La Málaga tecnocientífica y Antonio Ortiz sobre Bits y tejeringos antes de que Rocío Moltó nos explique que es La fiebre verde. Diego Ríos entrevista al emprendedor Joaquín Cuenca que nos recibe en sus oficinas de Freepik y Martín Sacristán escribe como Desde cualquier lugar de la Tierra llegan a Málaga los nómadas digitales.

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Seguimos viajando por la provincia, en esta ocasión acompañados por el incansable e inconformista viajero Alfonso Vila Francés que, por breves instantes, cambia las estaciones abandonadas y los trenes regionales para recorrer Túneles y puentes junto al mar: la Senda Litoral. Seguimos visitando lugares fascinantes de la provincia con Salga el sol por Antequera de Laura Mínguez y Debilidades y fortalezas del Puente Nuevo de Ronda de Octavio Domosti.

José Antonio Montano hace un Elogio al extranjero que no se integra: «Viven sin ningún problema. Lo prueba el hecho de que no hayan necesitado aprender el idioma. Son un contrapunto exótico que nos vuelve exóticos a nosotros también. «¿Cómo nos verán?», nos preguntamos de tarde en tarde. Para los malagueños que nacimos en los años sesenta, con el boom turístico en marcha, han formado parte de nuestra vida. Y Dolores González Pastor sube a las cubiertas de la catedral de Málaga -acompañada de Montano- para contarnos la historia de La manquita que mira al cielo. ¿Conoces La batalla de Pekín? Sanz Irles nos hace la crónica de una victoria inverosímil, una victoria de Málaga.

El templo del videojuego se erige en Málaga. Se llama OXO y Ángel Luis Sucasas lo recorre para el lector acompañado de su impulsor y director Santi Bustamante. Y de pronto, todo el país comenzó a hablar como un solo hombre. Diego Cuevas nos habla de dos periodos históricos a.C -antes de Chiquito- y d.C -después de Chiquito-. Denostado en su momento por los elitistas, acabó siendo galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y nombrado hijo predilecto de Málaga, la ciudad de la que Luis Ruiz Padrón nos cuenta su historia. Bajamos al Paseo marítimo de Málaga con Carlos Font y allí Marcos Pereda nos cuenta sobre Esos barquitos fenicios: jábegas y regatas.

El 28 de mayo de 1932, en un edificio ubicado en la calle Calzada de la Trinidad del barrio malagueño de La Trinidad, nació Gregorio Sánchez. Desgraciadamente, la suya no fue una infancia cargada de risas: vivió en una familia de clase media y cinturones apretados donde pasaba «más hambre que el sastre de Tarzán». Cuando sumaba tan solo seis veranos se vio huérfano de padre y abandonó el colegio de manera muy prematura. A los ocho años, aquel niño decidió trepar a los escenarios para no apearse de ellos de ahí en adelante. Pero, en esos inicios, la vocación artística del chaval no apuntaba hacia los senderos del humor, sino hacia los recovecos y los ecos del cante flamenco. Adoptando el apodo de Chiquito de la Calzada, en referencia a su temprana edad y a la calle donde fue alumbrado, ejerció de cantaor desde crío, formando parte de la compañía Capullitos Malagueños para animar bodas, farras y eventos de todo tipo.

Teresa Galarza describe La estructura de un sentimiento, un sentimiento post posmoderno recorre Europa: el metamodernismo y Jose Moreno nos habla de otro sentimiento, que está en la antípodas del anterior, el de Los guiris de la Rosaleda. Emilio J. Rodríguez participa en el número Redescubriendo la evolución en el museo Picasso. Jelena Arsic nos muestra Lagunillas, el arte en la calle y María Campos escribe Vine para desarmar el mito —o cuántas librerías malagueñas es usted capaz de visitar en un solo día—. 

Como en todo viaje hay que hacer altos en el camino para comer, beber y conocer, Carlos Mateo nos cuenta la provincia de Málaga en 80 bocados y Carmen Alcaraz nos narra La poesía de los fogones.

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12 Comments

  1. Francisco Javier

    Lo que está pasando en Málaga es que se la están cargando. Málaga para los mercaderes. Málaga sólo para el turismo. Málaga y el alcalde del PP expulsando a sus ciudadanos porque no pueden pagar un alquiler decente. Málaga para cruceristas y su centro histórico lleno de bares y franquicias. Málaga sin apenas zonas verdes en sus barrios más poblados. Málaga para especuladores con la connivencia del PP. Eso es Málaga.

    • M. Carmen Ruiz Nieto

      Totalmente de acuerdo con este comentario. Málaga morirá de éxito y de pésima gestión. Se ha convertido en una ciudad invisible y la ciudadanía tiene que expandirse hacía afuera y se está formando una burbuja inmobiliaria haya en los pueblos de interior.
      Esto es pan para hoy y hambre para mañana

  2. Pues en Málaga pasa como en todas las ciudades costeras en España:
    – Proliferación de Airbnb’s, tiendas y bares para turistas y bares de copas.
    – Expulsión de las clases populares del centro y de la ciudad.
    – Gran cantidad de empleo estacional y relacionado con la industria del turismo.
    Un modelo envidiable, oiga, el del parque de atracciones para turistas.
    Y encima hay que dar las gracias porque la economía se mueve y los guiris están contentos.

  3. francisco clavero farré

    Yo soy de Málaga, aunque ya mucho no vivo allá. La última vez que fui alquilé un Airbnb en pleno centro. Literalmente el centro es un espacio desalmado, sin alma; la poca gente real son personas muy mayores y que se extinguirán pronto. Turistas entre turistas y sus servidores. Bares feos, sin ningún espíritu. El mercado aún funciona como tal. Museos y más museos, hoteles y más hoteles. Un parque temático. Los malagueños y Málaga siguen existiendo en los barrios allende el Guadalmedina.
    Lo más raro es que el centro de no es bonito ni monumental; pero a los turistas parece darles igual.

  4. ¡VEGAN!

    Muy de acuerdo con los comentarios. Habia perdido la esperanza, pero parece que todavía hay quienes piensan en esta ciudad.
    Málaga es una ciudad principalmente compuesta por lumpens-fascistas, canis, chonis y guiris. Es una ciudad sucia, ecocida, culturalmente un desierto, exceptuando el capillismo y el chusmerio-si, aqui, el chusmerio se ha convertido en cultura-. Un parque temático para los turistas como ya han mencionado. Gentrificada y expandiendo dicha gentrificacion fuera del centro. Una ciudad hostil para personas progresitas y de izquierdas.

    • Francisco Clavero Farré

      En fin, no quería ser muy duro; soy malagueño del centro. Las distintas administraciones remozaron y mejoraron muchos lugares en un centro histórico muy descuidado y desertado desde mucho: Alcazabilla, Alameda Principal, convertida de nuevo en paseo y no en autopista, Museo Picasso, etc. La cuestión es que no hay habitantes fijos en el centro, muy pocos; en Málaga se nota mucho, pero pasa en casi todos los cascos históricos. Sobrevive Atarazanas, me emociono ante Casa Aranda, la librería Ancora y algún comercio de verdad; no obstante casi todo ya mira al visitante ocasional, al turista. No se me ocurre cómo revertir este proceso, uno piensa en Venecia, centros de Roma, Madrid, Barcelona y más, y más…En verdad el misterio es de dónde salen tantos turistas y cómo este negocio se volverá insostenible. Quizás entonces el centro de Málaga recobre el alma.

      • yorch

        La solución es relativamente sencilla, al menos en España:
        – El uso del suelo está regulado por ayuntamientos. Los inmuebles en Airbnb no están dedicados a uso residencial sino a una actividad económica, para lo cual requieren licencia de actividad, como un bar o una zapatería. Como en cualquier otra actividad económica, la falta de licencia acarrea consecuencias. Los ayuntamientos lo tienen sencillo: entren en Airbnb, hagan inventario, contrástenlo con las licencias que hayan dado, vayan al Registro o al catastro y multen a la gente sin licencias. Cuando se soliciten licencias, limiten el número o, si la actividad es perniciosa para los vecinos, el barrio o la ciudad -como es el caso-, no se da la licencia y punto. Lo mismo con negocios cuyo aporte al barrio vaya a ser nulo, pienso en el enésimo bar de tapas con paella a 14.95 €.
        – Los ayuntamientos pueden comprar inmuebles situados en estas zonas para hacer VPO, con precios asequibles para el común de los mortales. Se generaría una población interesada en que su barrio fuera un barrio, con negocios más allá de la cerveza y la tapa a precio de oro.
        El problema es el que has mencionado: como las zonas solían estar degradadas y ahora lucen bien para disfrute del turista-consumidor, sólo podemos que dar las gracias de que haya una mejoría aparente y toda crítica a un modelo que hace ricos a Airbnb y a los cuatro de siempre se encuentra con una pared de incredulidad: «¿Tú sabes cómo estaba el centro antes? ¡Daba miedo!»

        • francisco clavero farré

          Sí, creo que son buenas ideas. El centro de Málaga, de mis veinte años, era hasta peligroso. A ver si poco a poco vamos ganando, no sólo malagueños sino también residentes de larga estancia, el centro. En verdad sería algo hermoso.

  5. Asqueada de esta uta ierda de vida

    No se los demás, como malagueña, llevo toda mi vida trabajando (40 años) para dedicarme a pagar impuestos de todo tipo y elevadisimos para mantener todo esto para que vengan otros a disfrutarlo, destrozarlo, vandalizarlo, etc… con borracheras y mala educación y yo limitarme a trabajar y a seguir pagando impuestos sin poder permitirme ni dar un paseo relajada y tranquila. La verdad, una pena y mucho asco. Torremolinos más de lo mismo. Asqueamiento total.

  6. Álvaro

    Málaga es fantástica y cada día es un poco mejor. Parece que sólo comenta gente resentida que despotrica de todo lo que pasa porque no es de su gusto y que añora una Málaga que jamás existió, sólo en su imaginación. El mundo cambia, los que detestan el turismo son turistas varias veces al año en otras ciudades. Y el centro de Málaga, y toda Málaga, es un lugar real, habitado y visitado por gente real, aunque parece que hay gente que se arroga el derecho a decidir quién y quién no debe residir y pasear por una ciudad. No les hagan caso y disfruten Málaga tal y como es, y tal y como está evolucionando hoy día.

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