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Gonzalo MilCómics: «Los cómics son un material educativo de primer orden»

Gonzalo MilCómics

Enrique Breccia, uno de los referentes mundiales del mundo del cómic y la novela gráfica, dio una entretenidísima charla en Zaragoza en marzo de 2022. Al maestro lo acompañaban tres comiqueros aragoneses ilustres: el divulgador Juan Royo, el guionista y editor de GP Ediciones Daniel Viñuales y Gonzalo González Verdoy (Zaragoza, 1973), también conocido como Gonzalo «MilCómics» en el mundillo de los tebeos. Gonzalo es uno de los libreros que más cómics vende en España, tanto en su tienda Mil Cómics como por internet y, además de ser un friki de las viñetas, es un empresario intrépido que ha conseguido transformar su pasión por el noveno arte en su forma de vida.

El éxito inicial de Gonzalo MilCómics le debe mucho a las figuras y al «merchan» y, más tarde, a la creación de una comunidad de compra-venta online que no tiene nada que envidiarle a la Mutiny de Cameron Howe y Donna Clark —nosotros también somos frikis—. Después de una pandemia propia de un cómic apocalíptico, Gonzalo tiene que volver a reinventarse para seguir en la vanguardia, así que nos reunimos con él, rodeados de más de mil cómics, para que nos cuente cómo empezó, en qué punto está y hacia donde se dirige un sector que no para de crecer y de darnos alegrías a la vez que se ha convertido en un totum revolutum inabarcable.

¿Cuándo empieza tu afición por los cómics? ¿Recuerdas el primer cómic que leíste?

Que leí, no. El primer cómic que compré sí. Conan Rey, número uno, allá por el año 1984, puede ser, de editorial Forum, actual Planeta.

¿Qué edad tenías entonces? ¿En 1984?

Unos once añitos.

¿Eres del 73?

Sí, sí. Soy mayor ya. Había leído bastantes cómics de superhéroes gracias un tío mío que los coleccionaba. Incluso había leído revistas como Bumerang, en teoría poco apropiadas para mi edad, que me habían encantado, evidentemente, gracias a ese mismo tío aficionado a los cómics. Incluso muchos taquitos de esos de Editorial Vértice con historias de Marvel.

Entonces, ¿empezaste con el cómic americano?

Empecé con el cómic americano porque era lo que llegaba a los quioscos en aquel momento. Creo que estábamos en plena cuesta abajo con las revistas de cómic, que ya casi no quedaban, y lo que había era Mortadelo y Filemón, Astérix, Tintín y los cómics americanos de Vértice y después Bruguera y Forum.

¿Y eras de DC o de Marvel? ¿O todavía no estaba decidido?

Pues todavía no estaba decidido, pero como lo único que recuerdo que se publicaba aquí era Marvel, era más de Marvel. De vez en cuando en una papelería del barrio aparecería algún cómic de Batman que publicaba la Editorial Novaro de México, pero muy poquita cosa. Por lo tanto, claramente era de Marvel.

¿Y tu personaje de Marvel?

Mi personaje de Marvel por aquel tiempo era Spider-Man y, más tarde pasé, como la mayoría, a los X-Men (o Patrulla X) y Lobezno. Después ya llegó la editorial Zinco con DC y descubrí que existía mucha más chicha en las historias de Batman, y no solamente aquellas, casi caricaturescas, de los años 60, 70, que publicaba Novaro, sino que ya la cosa se había puesto mucho más seria con Frank Miller. Ahí ya caí en el lado oscuro, en el lado DC, en el lado de los juguetes que molan.

¿Ahora eres de DC?

Soy más de DC, sí.

¿Y ahora tu personaje de DC? ¿Te has quedado en Batman?

Sí, me temo que me he quedado en Batman.

¿Y qué Batman?

Los Batman de Berni Wrightson o Kelley Jones lo molan absolutamente todo. Pero encuentro cosas chulas en casi cualquier versión. Yo me sigo leyendo todo lo que saca Sean Murphy de Batman: Caballero Blanco. Hay quien dice «¡es que ya es todo igual!», pero a mí me sigue flipando su Batman. Ahora mismo disfruto más las historias autocontenidas, las historias limitadas. Fuera de Batman, dentro del universo DC disfruto mucho con el Rorschach de Tom King y Jorge Fornés. Bueno, en realidad con cualquier cosa que escriba Tom King o dibuje Jorge.

¿Y la peli de Batman? ¿La última te ha gustado?

Vamos a ver. Tengo cuarenta y nueve años. Cuando era pequeño no había nada de cine de superhéroes, así que tener todo el cine de superhéroes que tenemos, y todas las adaptaciones a cine o series de TV de tantos cómics tan variados, es un sueño. Yo voy al cine no a criticar, sino a intentar creerme todo lo que sale en la pantalla, a disfrutar todo lo que hay en la pantalla, y salvo que dé vergüenza ajena me encanta.

Sí, hay cosas que pueden dar vergüenza ajena, pero no es el caso de la última de Batman. The Batman la disfruté muchísimo. Me senté y de repente pensé: «estoy incómodo en el asiento». Y miré el reloj y «ah, es que llevo tres horas de película y ni me he dado cuenta. Eso es que me está gustando». No digo que sea buena o mala, digo que me gustó mucho. Y ya está. A mí me gustan esas pelis. Las disfruto. ¿Volveré a ver The Batman? Pues no lo sé. Igual que no sé si volveré a ver las películas de Marvel. Creo que he vuelto a ver un par. Yo las disfruto en el momento, son los personajes que toda la vida me han gustado moviéndose y haciendo de las suyas en una pantalla. Me encantan, las veo y paso a la siguiente cosa. Y ya está.

Gonzalo MilCómics

¿Hasta 2009 qué es de tu vida?

Hasta 2009 voy dando tumbos. Decido y me equivoco. Me equivoco al elegir estudios, tengo una profesora que me dice «tú lo que tienes que hacer es estudiar literatura, porque tú vales para las letras, eres un tío de 10 en todas las letras, venga, sigue por ahí». Entonces yo digo: «no». Porque creo que nadie me había aconsejado en condiciones. Nadie me aconsejaba, supongo que porque mi padre falleció cuando yo tenía catorce años y bastante hacía mi madre trabajando más horas que el reloj para sacarnos adelante a dos hermanos. El caso es que no tenía alguien en casa que me aconsejara. Fui dando tumbos. Sabía que los ingenieros ganaban mucho dinero y yo quería ganar dinero, así que tiré por ciencias puras con intención de estudiar ingeniería. Y ahí en la universidad pasé de ser un estudiante brillante a pegarme un batacazo importante. Y me fui a la mili. A la vuelta no sabía qué hacer y busqué cualquier trabajo de cualquier cosa donde colocarme rápido. Proyecto de vida, cero. Excepto conocer, afortunadamente, a mi esposa, con la que tengo la suerte de estar desde el 95. Pero al margen de eso, proyecto de vida: cero. 

¿Cómo empieza Mil Cómics en 2009? ¿De dónde surge el nombre?

Llevaba unos años antes trapicheando, lo típico que vas comprando en Estados Unidos, vendes aquí, compras alguna colección europea. Empecé en 2002 o así. Recuerdo estar constantemente comprando, incluso llamando por teléfono a tiendas americanas en los 90, y a partir de 2004 o 2005 también vendiendo a través de eBay, Todocoleccion, y otras plataformas de compra-venta. De hecho, la primera venta en persona no la hice hasta que participé en 2007 en el primer Salón del Cómic que se celebró en el Auditorio de Zaragoza. Ya participé en esa edición con un nombre horroroso que era «Cómics a cascoporro».

¿Eras tú?

Era yo, y era lo peor del mundo absolutamente, una página web infumable, terrible. Pero sirvió para hacer contactos y para conocer gente. Y sirvió para engañarme y pensar que esto era fácil. Esa es la clave, que de repente dices «guau, he vendido todo esto que tenía ahí y no me servía para nada»… y luego te arrepientes de haber vendido un montón de cosas. Pensé: ¡esto es muy fácil, la gente quiere cosas frikis, quiere cómics y quiere figuritas!.

En 2008 falleció mi madre, y tras vender los hermanos su piso, a mitad de 2009 me encontré con algo de dinero y decidí jugármela con lo que me gustaba. Me dije: vamos a vivir el sueño. No un sueño artístico, sino un sueño más «fenicio». Y ahí fue cuando decidimos abrir la tienda online milcomics.com. Y fue una cosa muy rápida, la verdad es que conseguimos un moderado éxito. Porque sí que es cierto que vimos, por ejemplo, que en el tema de Tintín había un agujero importante de venta en internet, y de todo esto hablo en plural porque también estaba mi esposa. Yo tenía mi trabajo, pero ella se había quedado en paro, así que al principio la autónoma fue ella, y yo la ayudaba. El caso es que encontramos que Tintín estaba muy descuidado en cuanto a venta online y allá que fuimos. Fue realmente sencillo hacernos con una muy buena parte del mercado en venta online de Tintín. Las cifras que hacíamos estaban realmente bien. Luego seguimos y decidimos ampliar a otro tipo de muñecos, aparte de los cómics y tal, y nos encontramos con que el éxito del personaje nos tiró abajo el modelo de negocio de Tintín.

Quiero decir, cuando Peter Jackson y Spielberg hicieron la peli de Tintín, la que iba a ser la primera de varias, hubo un boom brutal, y hasta la última papelería de cada barrio tenía llaveros y muñecos y cualquier tienda de regalos comenzó a pedir las figuras de resina de Moulinsart, los propietarios de derechos de Tintín, y a venderlas. Y nos encontramos con que esos comercios no especializados tiraron los precios, ya que era un producto accesorio a su negocio principal. Ahí fue cuando se nos fueron más de la mitad de los clientes que teníamos de Tintín. Y es lógico, porque nosotros teníamos, en aquella época, una estructura modesta, pero con unos gastos que no nos permitía aplicar grandes descuentos. Y llegaron las temidas conversaciones con los clientes en la línea de «si no me haces este descuento que me hacen en esta tienda aquí cerca, voy a dejar de comprarte». Y tuvimos que decir: «adelante, cambia de tienda, porque no voy a ofrecerte ese descuento». Ese fue nuestro primer amargo encuentro con el mundo de los revientaprecios. Ahora ya tenemos mucha más experiencia con eso, desgraciadamente.

Tienes un almacén con algo más de mil cómics. ¿Por qué has hecho una apuesta tan grande por almacenar títulos? ¿Es mejor negocio el descatalogado que la «novedad»?

Quien dice algo más de mil cómics dice algo más de treinta mil, ya ni sé. El descatalogado no es nuestro negocio. Sí que es cierto que, en el mercado del cómic nuevo, del cómic que está vivo en distribución, hay un componente que es la especulación con el stock.  Si pienso que un título se va a vender realmente bien y es posible que en un par de meses se agote la tirada, yo quiero ser el último al que le queden ejemplares de este cómic. Y esto no me interesa para vender ese último ejemplar, sino porque así muchos que no encuentren ese cómic en otros sitios nos descubrirán. Siempre hemos apostado por que el máximo posible de frikis, de los nuestros, nos conozca.

En esa línea de conseguir la máxima visibilidad hemos trabajado mucho. Recuerdo que con el estreno de la película de Peter Jackson contactó con nosotros un cine local, Aragonia, que está en un centro comercial enorme, y nos dijeron «queremos que hagáis una exposición de Tintín». En lugar de decir «no podemos, somos solo dos personas» nos lanzamos. Lo hicimos para que nos conociera más gente. Algo que nos ha diferenciado siempre es que cuando llegábamos a un salón del cómic veíamos las editoriales, las tiendas del cómic y el resto de expositores, y prácticamente nadie llevaba tarjetas para dar masivamente. No digo todos, pero muchos iban simplemente a conseguir el rédito del momento. Cosa que entiendo en el caso de las editoriales, qué más quiere una editorial que ganar un noventa por ciento de margen vendiendo directamente al público. Sin embargo, las tiendas de cómics o merchan, la mayoría, hacían lo mismo. Iban ahí, vendían sus muñecos, sus cómics, sus historias y ya está. Nosotros no. Como resultado de una feria siempre decía «he repartido mil quinientas tarjetas, he repartido dos mil marcapáginas, he repartido novecientas postales». Al final así le has dado tu marca a cuatro mil personas para que sepan que tienes una tienda online en la que pueden mirar.

Gonzalo MilCómics

Has hecho una transición modélica a la venta online. ¿Qué porcentaje de tu negocio tiene ya el canal comercial digital?

Pues estamos actualmente en torno al sesenta por ciento de ventas

Eso es una barbaridad…

Sí. El modelo acabó de darse la vuelta durante la pandemia. 

Si no fuera por los «moñecos», ¿sería rentable el negocio en general de la tienda de cómics?

El merchan es muy importante, sobre todo a la hora de captar nuevos clientes. Quiero decir, mucha gente que ahora está comprando cómics en Mil Cómics no vino por los tebeos, vino por el escudo de Capitán América, o vino porque teníamos una figura de Yoda que no tenía nadie más en ese momento. Vienen por Yoda, pero luego ven que existen y tenemos cómics de Star Wars. En nuestro caso, tener productos novedosos de merchandising nos sirve también como forma de captar clientela de cara a los cómics. La tipología del cliente de merchan se diferencia de la del lector de cómics.  El de merchan quiere, perdóname, su mierda, quiere su dosis, su muñeco de Grogu y le da igual conseguirla en Mil Cómics o en El Corte Inglés si pasa por allí.  El lector de cómic es mucho más fiel que el cliente de merchandising. Por eso siempre hemos tratado de llevar a la gente al cómic a través del merchan. Lo cual no quita que estemos muy presentes en internet para que cualquiera que busque merchan nos encuentre. Porque es una parte importante de nuestro negocio.

Y tan importante que ahora acabáis de abrir MilHéroes. Cuéntanos de qué va la nueva tienda.

Cuando decides que quieres tener el máximo posible de cómics publicados en los últimos quince años en tu librería, tienes que asumir que tal cantidad de producto ocupa mucho espacio. Durante muchos años, Mil Cómics, la librería de San José 15, era maravillosa porque cualquiera venía y decía «quiero tal cómic que he visto en la web» y ahí estaba, «quiero tal muñeco que he visto en la web» y lo teníamos a mano. Todo estaba centralizado en la librería, era maravilloso. Pero claro, llega un momento en el que ya no cabe más. Necesitamos más personal para gestionar envíos, más personal para vender y, en definitiva, no cabemos. No cabemos hasta el punto de que estamos caminando sobre cajas. Entonces hubo que tomar la decisión de separar, desdoblarnos en dos tiendas y un almacén. Y  la decisión lógica, esperemos que acertada, era dejar una sola librería, que además ha quedado preciosa y, por otra parte, la tienda de merchan que es MilHéroes —merchan, juegos de mesa, figuras, etc—. No me cabe a ninguna duda de que en momentos de campaña como durante el Black Friday o Navidad va a ser un éxito total.

¿Cuando las editoriales empiezan a sacar packs de coleccionistas exclusivos de sus webs es el momento de decir que eso de que todos estamos en el mismo barco era bromi?

A ver, sí, ese tuit es mío. Los libreros, muchos libreros, y yo muchas veces me incluyo, parecemos los llorones del mundo del cómic. Siempre estamos quejándonos. A mí me gusta llorar mucho sobre todo a cuenta del Salón de Cómic de Zaragoza que se celebra en plena Navidad. ¿Por qué? Pues porque en el salón las editoriales vienen y venden un montón directamente, en plena Navidad, de lo que nosotros estamos haciendo el esfuerzo de vender todo el año. Que vendan lo mismo que tú las editoriales ya afecta, pero vale, todo tenemos que ganarnos la vida, todos tenemos empleados y muchos otros gastos, te lo compro, aunque se resolvería si las editoriales vendieran en los salones a través de librerías locales. Pero cuando ya no solamente estamos compitiendo en vender lo mismo, con distintos márgenes —la editorial ganando mucho más—, sino que sacan productos en exclusiva… Cuando un lector se dirige en redes a la editorial y les pregunta: «Oye, ese pack, ese cofre que regaláis con el número 6 de esta colección manga en vuestra web, ¿lo puedo conseguir también en mi librería de confianza?» y ellos contestan «no, no, solo en nuestra web». Entonces, los ejemplares que yo he pedido a la distribuidora de ese número no valen nada, no voy a venderlos. Me los voy a comer. Durante la pandemia editoriales y librerías decíamos que estábamos en el mismo barco, que todos teníamos que apoyarnos, pero ahora de repente esto es un sálvese quien pueda.

¿Pero lo están haciendo todas o…?

No todas, afortunadamente.

¿Quieres mencionar alguna en concreto? [risas]

Se está haciendo por parte de algunas editoriales grandes, por parte de otras medianas, por muchas pequeñas… se están haciendo acciones del tipo «pues mira, este cómic lo voy a sacar con esta portada exclusiva de mi web». Bueno, es una portada diferente, podrías estar diciendo «además de la normal, cómprate esta». Puede tener cierta defensa… El lector puede comprar en mi librería la edición «normal» y luego a la editorial la «especial», pero el problema es que ya directamente hay editoriales publicitando que si les compras más de equis euros, en ocasiones más de cien euros, te regalan algo. Y ahí la editorial ya no está buscando notoriedad o que le compren una edición concreta, sino que lo que busca es que mi cliente le compre todo a ella directamente. Hace unos meses una editorial llegó a la desfachatez de publicitar la preventa de un cómic en su web diciendo que se lo compraran a ella para no tener que esperar a que llegara a las librerías. Así que, ¿estamos en el mismo barco o es la guerra?

Tú fuiste de los que aprovechaste los tres días en Marruecos con SD Distribuciones y Panini. ¿Cómo te posicionas al respecto de la critica que hicieron algunos autores de cómics?

Yo te puedo decir que cuando fui lo viví con naturalidad. Quiero decir, una distribuidora a la que le compramos muchos miles de euros al año, que es la principal distribuidora que tenemos en esto del cómic, nos invitó por su aniversario a ir a un viaje. Al principio no me lo creía. Porque no es algo que se haga en este sector. Y, francamente, me encantó como regalo y pensé «jo, qué bien». Sobre la crítica de algunos autores, supongo que lo que hicieron fue aprovechar la ocasión para expresar públicamente que son los que menos se llevan de la venta de un libro, que es muy cierto, y reivindicar su valor dentro del mundo del cómic.

En cualquier caso, estando su reivindicación de que deberían estar mejor pagados y considerados totalmente cargada de razón, ya que sin ellos no existiría el mercado del cómic, creo que la acción de SD es simplemente una acción comercial de un proveedor hacia sus clientes directos. Una que en otros sectores no extrañaría.

Gonzalo MilCómics

¿Se está invirtiendo la importancia de dibujante y guionista de cómics en España?

Eso es lo que quieren las majors americanas, las editoriales grandes. Ya hace años, vamos. Eso está claro. No quieren que sea la etapa del dibujante Jorge Fornés, sino la etapa del guionista Tom King. De hecho, aquí en España, por ejemplo, ECC durante un tiempo estuvo titulando las sagas nuevas de Batman con Batman de Tom King Volumen I, Batman de Tom King Volumen II, etc. Y Panini lo mismo con, por ejemplo, el Thor de Jason Aaron. Esto viene de Estados Unidos, ya veremos si para quedarse. Pero lo que está claro es que quienes cuentan la historia son los dos. Un guionista sin un dibujante que narre bien no puede hacer buenos cómics.

Y qué prefieres, ¿un cómic con un buen guion y un mal dibujo o al revés?

Ahora mismo buen guion, mal dibujo. Sin duda. Quiero disfrutar, quiero que la historia me aporte algo. Disfruto como un loco de un buen dibujo, pero ahora mismo prefiero que la historia que me cuenten guionista y dibujante tenga chicha. 

En España hay menos editoriales de cómics que en Alemania o Italia. ¿Crees que habría que introducir el cómic en la educación? 

Es algo en lo que está trabajando sobre todo la Sectorial del Cómic, que se tenga en cuenta eso. Y me parece un enorme acierto.

Dice Álvaro Corazón Rural que, en su opinión, es muy probable que leer el cómic de Juliet Doucet sobre su relación de pareja haga más por el feminismo que toneladas de inversión de publicidad institucional. ¿Compartes su opinión?

Sí, creo que sí. Sin ninguna duda. Un buen cómic o una buena película te sumergen en el mundo de los personajes. Hay un fenómeno de estos últimos años que es el cómic Us de Sara Soler, un exitazo en el que cuenta su relación con su pareja, Diana, que ahora, después de la publicación del cómic, por fin ha terminado su transición de género. A mí leer ese cómic me ha permitido entender la peripecia de esta pareja. Mucho más que cualquier conversación que hubiera podido tener con nadie. Si alguien me lo explica con detalle, seguramente lo entendería lógicamente, pero lees el cómic y dices guau, que chocante es esta situación, que dura. Ups, ese idiota de esa viñeta podría haber sido yo, posiblemente hubiese metido la pata de esa manera. En el cómic están todos los recursos de narrativa, de elipsis, de humor, de todo lo que quieras, para contar la historia. Entonces sí, creo que los cómics son un material educativo de primer orden. También para hablar de historia, porque ya no solo se trata de conocer los hechos históricos, sino de vivir en esas atmósferas en que se desarrollaron. A mí me pueden haber contado cómo fue la posguerra española, por supuesto que me la han contado, he tenido conversaciones de ello con mucha gente. Más o menos me hago una idea. Pero me la hago en gris o blanco y negro, y de repente llega un cómic como Contrapaso de Teresa Valero, lo abres, lo lees y dices «qué historia más buena y cómo era aquel mundo». Porque te pinta con color, y no porque el cómic sea en color, sino porque te colorea absolutamente como era, por lo menos desde su punto de vista, aquello. Y dices: «Ostras, así que esto era la posguerra española». Te sumerge en ella. 

Zaragoza tiene una gran actividad comiquera, tanto a nivel empresarial como institucional, con ayudas a la edición, asociación de autores y dos salones muy relevantes: el Salón del Cómic de Zaragoza y el Salón hispano-francés de Jaca. ¿Quiénes están detrás de tanta actividad?

Respecto al Salón del Cómic de Zaragoza, durante muchos años se ha trabajado muy bien, se empezó con una pequeña muestra de cómic que luego convirtió en el Salón, se realizaba en un centro cívico, y ya el lugar se quedó pequeñito y hubo que cambiar a la sala multiusos del Auditorio de Zaragoza. Detrás del Salón del Cómic está el área de participación ciudadana del Ayuntamiento de Zaragoza, con lo que eso tiene de bueno y de malo. Porque, aparte de encantarnos los cómics a todos, está el vil metal: nosotros nos ganamos la vida con esto. Ahí chocamos un poquito. Por lo que hemos comentado de que vengan las editoriales a vender lo mismo que nosotros, etc.

Y, sobre todo, el problema principal es que el Salón del Cómic de Zaragoza ha llegado también a su límite de espacio. Ir más allá es complicado, porque tampoco hay un lugar más grande en el que se pueda hacer en la ciudad, pero sí que seguramente si se tratase desde una óptica más privada se hubiese optado por dividir el Salón del Cómic del Salón del Manga. ¿Por qué? Pues porque lógicamente eso permitiría cuidar y hacer actividad de las dos cosas. Seguro que este año el Salón del Cómic va a ser un Salón fabuloso que va traer la misma cantidad de gente que todos los años. Y no está nada mal la cantidad de gente que atrae, es fantástico. Pero si se decide dar más peso al manga, lo que va a ocurrir es que va a ser recortando lo demás. También está el problema de los expositores. Los espacios son terriblemente baratos. Yo propongo que ya que hay problemas de financiación, y el consiguiente recorte de presupuesto para actividades, que suban los precios de los mismos y que bonifiquen a los negocios de la ciudad. Barro para casa, obviamente.

Gonzalo MilCómics

En las ferias del libro de Andalucía tienes preferencia por los estands y un mejor precio si estás agremiado a las asociaciones regionales de editores o de libreros.

Pues en el caso de Salón del Cómic no hay mejor precio para editoriales ni librerías locales. A lo mejor sería más interesante que en lugar de venir una editorial de yo qué sé, Pernambuco, se le diera más espacio a una librería de aquí, y la editorial vendiera a través de ella. Seguramente sería más riqueza para Zaragoza. Qué sé yo, llámame loco. Sí que es cierto que el Salón ha servido para dinamizar y para que gente como yo pensara que se podría ganar la vida con esto porque, evidentemente, yo el primer evento cien por cien cómic en el que estuve fue el Salón del Cómic de Zaragoza. 

¿Cuándo dejó de interesarte Ficómic?

Siempre he computado el gasto de acudir a Ficómic como inversión en publicidad. En el pasado acudía a Ficómic y vendía aproximadamente veinte mil euros y aun así generaba unas pérdidas de tres mil. Gastos de estand, estancia con alojamiento y dietas del personal, traslado del material y el coste del producto… Al final, me tomaba todo como una inversión publicitaria de tres mil euros. Cuando esa inversión publicitaria dejó de salirme a cuenta dejé de ir.

Como aficionado, ¿qué salón te gusta más, el de Zaragoza o el Ficómic?

En el de Zaragoza he estado como aficionado un año. Me gusta más el Saló de los años 2000 de Barcelona, ese me gusta más, como era entonces. Aquello era un bullir de gente… 

¿Qué se vende más en tu tienda, cómics de Labordeta o de Naruto?

Los cómics sobre Labordeta son maravillosos, pero el cómic manga japonés ahí gana por goleada.

De las tres tipologías que hay, americano, europeo y manga, ¿cuál es la que vende más y tiene mayor proyección?

La que vendemos más, de momento, sigue siendo el cómic americano, pero como bien sabes la que más proyección tiene es el manga, absolutamente. 

¿Qué te parece la estrategia de Planeta de proyectar autores de manga españoles? ¿los vendes en la tienda?

La revista Planeta Manga es una gran iniciativa y, además, un gran acierto comercial. Independientemente de que se pague más o menos a los autores, que no sé cuál es la realidad. Sí que sé que en muchos casos hay acuerdos previos, para después publicar en uno o varios volúmenes la mayoría de las historias que van saliendo en la revista por capítulos. Independientemente de eso, la revista funciona porque, como el modelo japonés, es muy barata, y aunque no tiene el alcance que tienen estas revistas en Japón, sirve para mostrar el potencial que hay en España de hacer manga. Está funcionando y la gente está respondiendo. Vendemos un buen número de ejemplares de cada número. 

¿Vendéis libros? ¿E del new weird es el mismo lector que el de manga o es diferente?

En nuestro caso, el weird interesa a un lector más mayor. Quien te compra una novela de Abercombrie o Sanderson suele ser un lector por encima de los veinticinco años, aunque también hay algún chaval de dieciséis años que te pilla un Malaz, de Erikson, que es realmente densito, y le dices: ¡qué haces, loco! Pero te contesta que ya se ha leído los cinco primeros libros de la saga y te deja sentado. Pero en general los lectores de manga y de fantasía o weird suelen ser diferentes.

¿Sigue habiendo aficionados a los juegos de rol o negocio en el rol?

Nosotros tenemos la suerte de que hay un par de asociaciones de juegos con las que mantenemos muy buena relación. Están muy cerquita y eso ayuda, porque somos su referencia para comprar rol y juegos de mesa. Cuando les preguntan «¿dónde puedo comprar rol?» contestan «¡En Mil Cómics!». Ahora mismo en MilHéroes, en realidad, porque hemos trasladado los juegos y el merchan allá. La verdad es que sí que hay mercado. Se vende, no grandísimas cifras, pero sí para que nos merezca la pena tener tres estanterías hasta arriba de rol. 

Con el crecimiento que tiene la tienda, aunque eres aficionado al merchandising, sigues siendo el que tiene que estar al corriente de todas las novedades. 

Muy a mi pesar sigo muy encima de las compras y probablemente sea un error. Voy intentando dejarlo. Las compras de juegos las he delegado al menos al noventa por ciento, pero en cómics me cuesta. Me molesta tremendamente cuando paseo por la tienda, o abro la web, y veo un cómic en stock que ni me suena, me molesta tanto… Leerlo todo es imposible, pero me molesta tanto no estar al corriente de un título que ha salido que pienso que por lo menos los pedidos tengo que hacerlos yo para ver lo que sale. Cuando te conviertes en más gestor y menos librero, porque desgraciadamente es así, a mí al menos me entra un terrible síndrome del impostor. Cuando alguien me pilla en tienda y me pregunta por un cómic y ni me suena porque ese pedido no lo he hecho yo o ese título ha pasado bajo mi radar, me siento tan tonto y tan impostor que no puedo, necesito al menos… tendré que dejarlo, pero en un futuro. Poco a poco dejaré de encargarme de las compras y supongo que será para mejor. 

Hace poco, estuvo Enrique Breccia en Zaragoza, que fue uno de tus dibujantes preferidos. Como aficionado, dejando el cómic americano, cuáles son los autores o autoras de cómic europeo que te ponen…

Paco Roca

Y así no te equivocas.

Porque cuando leo un cómic suyo siempre acabo pensando que, jo, me ha contado algo de un modo aparentemente tan sencillo, con un dibujo aparentemente tan fácil, y me lo he acabado en lo que me han parecido solo diez minutos y me lo he pasado tan bien, incluso aunque me haya removido completamente por dentro… Es que, conmigo al menos, no falla. Disfruto sus tebeos muchísimo. Por algo está ahí arriba.

¿A quién te gustaría traer para firmar en Mil Cómics?

En cuanto a españoles el que más me gustaría sería Jan, el autor de Superlópez. Extranjeros, Tom King, Frank Miller, Junji Ito, así tirando bajo [risas] y. también, como a todos los libreros del mundo. a Alan Moore, aunque tengo claro que es imposible.

¿Es huraño?

Es Alan Moore.

¿Llegarías con tu V de Vendetta de grapa?

Sin duda, y emocionado como un niño pequeño, pero no creo que tenga ocasión de asistir a una sesión de firmas suya. Aunque una vez participé en una charla en la Fundación Caja Rural con Joaquín Reyes...

¿Se puede disfrazar él de Alan Moore?

Soy muy fan de Joaquín Reyes, y hay un sketch genial muy conocido, al menos en el mundo friki, de Muchachada Nui, en el que encarna a Alan Moore. Así que en la charla le dije: me alegro de estar contigo porque sé que es la vez que más cerca voy a estar nunca de Alan Moore. Y lo cierto es que todo el rato me acordaba de cuando hizo de Alan Moore… Alan Moore en nuestra librería sería una cosa de locos. Ya lo fue cuando tuvimos a David Lloyd, el otro autor de V de Vendetta

Recomienda a los lectores de JD algo especial que puedan comprar en Mil Cómics.

[Risas] Ahí me has pillado. ¿Algo? ¿Solo una cosa? ¿Cómics? ¿Muñequitos? ¿Sables láser? Voy a sacar el comodín del Maus de Art Spiegelman.

Gonzalo MilCómics

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