En la batalla final de Endgame hay un momento en el que el Capitán América, después de haber alzado por primera vez el Mjölnir, cae al suelo con el escudo roto. Delante se encuentra Thanos, que como buen villano explica su futuro plan mientras vemos a sus espaldas plantarse un ejército inexpugnable. Seres de otros mundos que caen sobre la tierra para disponerse como un muro. Ahí el Capitán América, más Steve Rogers que nunca, asegura el escudo sobre su antebrazo y se pone en pie dispuesto a caer derrotado una última vez. Es entonces cuando se escucha la estática de una radio y la voz de alguien preguntando si se le oye. Después surgen tres palabras que hacen hormiguear nuestro estómago.
«Por la izquierda».
En ese instante el Capitán se gira y vemos un punto que se abre en el aire. Se dibuja despacio un círculo que se expande para ser ventana a otro lugar. En su interior tres siluetas alargadas que se aproximan lentamente hacia la batalla. Caminar seguro y altivo. Caminar tranquilo que se completa con un plano de aproximación al rostro de un hombre que mira fijamente al Capitán América. Los ojos de Pantera Negra se muestran húmedos, como llegados de otro mundo. El héroe renacido asiente ligeramente para mostrar que ya han vuelto. Que no iba ser todo tan sencillo para los malos. Tras unos instantes de silencio la pantalla se completa con un orgasmo visual en la que surgen superhéroes por todas partes. Tras esto Pantera Negra comienza a gritar para activar a sus huestes. Y el mundo de nuevo recobra sentido. Caes pegado a la silla expectante por lo que va a pasar.
Esa escena hoy, tras el fallecimiento del actor que da vida a Pantera Negra, adquiere un significado profundo y distinto. Chadwick Boseman no solo detiene su mirada en Steve Rogers, nos la presta también a nosotros para que pensemos en lo que estaba viviendo bajo ese traje. Menudo billete a la conciencia en esos ojos. Nos hace transitar hacia quién fue él y en la valiente decisión que tomó de no contar nada a nadie para seguir adelante con la vida. Vivir como única razón para vivir como único motivo.
Si centramos el foco en Pantera Negra encontramos un superhéroe peculiar en su modo de comportarse con el enemigo. Más allá de su agilidad y fortaleza física lleva encima un traje que le permite capturar la energía de los impactos recibidos para luego utilizarla a su favor. Se moldea y adapta. Como una campana que tras recibir un golpe decide que su trabajo es dejarnos completamente sordos. Pam. Quizá se sorprenda si le digo que el sonido de la campana y el cáncer tienen una relación inesperada.
Como bien sabrá, el cáncer no es una enfermedad sino muchas. Del mismo modo, el tratamiento para todas las diversas apariencias que posee dispone de distintas rutas y formas. Como Thanos, el cáncer también tiene un ejército repleto de alimañas. Cada enemigo un pronóstico y para cada enemigo unas armas. En el momento actual muchas de las formas del cáncer disponen de abordajes que permiten la curación y la supervivencia en un elevado porcentaje de pacientes. El cáncer se ha convertido así en una palabra de la que se habla con punto y seguido. Eso no evita que en ocasiones su curación se convierta en un instrumento rodeado de parafernalia. En España, por ejemplo, se diagnostican aproximadamente mil nuevos casos de cáncer al año en la infancia. De diverso tipo, pero con predominio de los tumores cerebrales y cánceres hematológicos. De todos ellos se curan al menos ocho de cada diez niños. Los números son útiles sobre todo cuando los leemos sin sentirnos parte de ellos. Porque de esos diez quedan dos. Y esos dos son mucho más que demasiado. Pensando en los que no se curan es cuando empezamos a percibir el siniestro sonido de la campana.
En muchos centros hospitalarios las unidades de oncología han visto florecer campanas. Es la metáfora de una sociedad que sabe celebrar cuando hace pie, pero teme andar cuando desaparece el suelo. El procedimiento es simple. Cuando un paciente se cura se acerca a la campana y hace que esta vierta su tañido. Es la firma que subraya haber cruzado la frontera. El sonido que grita que ya tenemos otro paciente al otro lado del Muro. Ahí en la pared, a veces con una placa explicativa debajo. Para que el mundo alrededor sepa que la enfermedad ha dimitido. Momento de alegría plena para aquellos que hacen sonar el metal. Momento de silencio para los que se saben distantes de ese ruido. Momento de dolor porque intuyen que ellos pueden que nunca la vayan a tocar. Se nos da bien celebrar la alegría de los que suenan, pero no podemos olvidar la pena de los que escuchan dado que siempre hay alguien que solo podrá escuchar.
Como decíamos, Chadwick Boseman decidió no contar lo que sufría. La gente, ignorando lo que había detrás de la distancia y el maquillaje, disfrutó de sus películas. En esa misma ignorancia también se llegó reír cuando se distribuyeron imágenes de él en los meses previos a su muerte. ¿Un nuevo personaje o una adicción? Nos da igual preguntarnos los motivos si tenemos algo delante sobre lo que volcar prejuicios. En la vida de otros el contexto lo es todo, en la vida del enfermo terminal solo le importan a él y quienes le quieren, solo importan sus motivos. Chadwick sabía que la vida y vivir son términos que cada uno acota con fronteras propias. Él apostó por el silencio de los que eligen añadir sentido a las horas. Se evitó que el resto se otorgará la capacidad de enumerar malabares sobre lo que debería o no hacer. Se sabía lejos de la campana e ignoró ese tañido injusto para los que solo tienen carretera cortada y perciben que hasta ahí queda de viaje. Viajar es lo que haces, no el sitio al que llegas. En un mundo en el que para ser ejemplo necesitas llenar Instagram de fotografías resulta esperanzadora la actitud de los que eligen no contar nada. Ser ellos en silencio, con la humildad del que sonríe con los que más quiere porque está repleto de coherencia y motivos. El vaso medio lleno porque haces lo que deseas y estás con los que amas.
Regresando a Endgame, hay un momento en el que Pantera Negra toma el guantelete creado por Tony Stark. Salta, golpea y gira. Se convierte en un relevo que no cesa y permite al grupo lograr que ese único futuro posible se haga realidad. Recoge los impactos que se suceden sobre su cuerpo para devolverlos multiplicados. A su alrededor una onda expansiva se abre paso dejando a los enemigos en el suelo. Ese personaje fue su campana y lo que escuchamos en nuestros tímpanos cuando resuena es su legado. Al ver esa escena se puede transitar desde la mirada de Pantera Negra tras reaparecer en pantalla hasta su vida en el mundo real. Y puede uno percibir a Chadwick Boseman dándonos una lección sobre cómo tañir para siempre. Debajo de ese traje habita su manera de entender de qué va en realidad la vida. Porque no va de tirar de un cordel y dejar que miren los que no lo harán nunca. No va de hacer fiesta solo a los que triunfan. Esto va de saber que aunque nunca suene la campana nosotros también podemos elegir ser una.
Bibliografía
«Is it time to stop ringing the cancer bell?» – American Society for Radiation Oncology (ASTRO) – American Society for Radiation Oncology (ASTRO) [Internet]. ASTRO. 2020 [cited 27 September 2020]. Available from: https://www.astro.org/News-and-Publications/News-and-Media-Center/News-Releases/2020/Is-it-time-to-stop-ringing-the-cancer-bell
Williams PA, Hu J, Yang D, Cao S, Jennelle RL. The Cancer Bell: «Too Much of a Good Thing?» Int J Radiat Oncol Biol Phys. 2019 Oct 1;105(2):247-253. doi: 10.1016/j.ijrobp.2019.06.012. Epub 2019 Jun 13. PMID: 31300336.
Lakhtakia R, Burney I. «For Whom the Bell Does Not Toll: The invisible saga of cancer caregivers». Sultan Qaboos Univ Med J. 2019 Nov;19(4):e275-e276. doi: 10.18295/squmj.2019.19.04.001. Epub 2019 Dec 22. PMID: 31897309; PMCID: PMC6930036.
Qué bonito. La peli es bastante truño, pero me ha gustado tu escrito.
Hermoso artículo. Le da un justo sentido a todos los que no podrán salvarse del cáncer o directamente de la muerte
Gracias de todo corazón por esas palabras.
Gran artículo y emotiva referencia a Chadwick Boseman. Pantera Negra siempre será mi vengador favorito. Wakanda forever!
Artículo Chadwick Boseman