How I Met Josh Radnor.
Es inevitable el paralelismo entre Zach Braff y Josh Radnor: ambos proceden de series de comedia (Braff de la desquiciada Scrubs y Radnor de la sitcom Como conocí a vuestra madre) y ambos se atreven a dirigir, guionizar y protagonizar su propia película (el primero en 2004 con Algo en común y el segundo en 2011 con HappyThankYouMorePlease), pero mientras Braff firmaba una película notable con sus marcianadas, Radnor afina menos con su film de aires intimistas.
El problema no es la apuesta por un estilo visual cercano al cine independiente (un formato obvio para resultar maduro tras venir de la comedia), sino la falta de un registro emocional que conecte con el espectador.
Narra la vida de diferentes neoyorquinos treintañeros (un escritor que considera normal secuestrar/adoptar a un niño perdido, una camarera, una chica alopécica y una pareja) y sus desastrosas relaciones amorosas. Pero el guión, pese a alguna replica ingeniosa y un par de destellos interesantes, camina sin llamar mucho la atención. Hasta tal punto que no todos los personajes interesan lo suficiente. Y cuando tienes un reparto coral y a mitad de metraje te da lo mismo lo que ocurra con la mayoría de personajes, algo chirría y patinas irremediablemente.
Josh Radnor, padre absoluto de la criatura, pese a las buenas intenciones (que las tiene y se le notan, hay cierta dulzura omnipresente), no logra inyectar a la obra ese «algo» especial que la haría destacar.
Quizá en su siguiente largometraje pueda demostrar que tiene algo importante que decir, aunque por ahora lo único que tenemos claro es que tiene las ganas.